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Criar hijos es una responsabilidad muy grande - 2 Samuel 14:1-24a

Basado en 2 Samuel 14:1-24a (Versión Reina Valera 1960)

Conociendo Joab hijo de Sarvia que el corazón del rey se inclinaba por Absalón, envió Joab a Tecoa, y tomó de allá una mujer astuta, y le dijo: Yo te ruego que finjas estar de duelo, y te vistas ropas de luto, y no te unjas con óleo, sino preséntate como una mujer que desde mucho tiempo está de duelo por algún muerto; y entrarás al rey, y le hablarás de esta manera. Y puso Joab las palabras en su boca. Entró, pues, aquella mujer de Tecoa al rey, y postrándose en tierra sobre su rostro, hizo reverencia, y dijo: ¡Socorro, oh rey! El rey le dijo: ¿Qué tienes? Y ella respondió: Yo a la verdad soy una mujer viuda y mi marido ha muerto. Tu sierva tenía dos hijos, y los dos riñeron en el campo; y no habiendo quien los separase, hirió el uno al otro, y lo mató. Y he aquí toda la familia se ha levantado contra tu sierva, diciendo: Entrega al que mató a su hermano, para que le hagamos morir por la vida de su hermano a quien él mató, y matemos también al heredero. Así apagarán el ascua que me ha quedado, no dejando a mi marido nombre ni reliquia sobre la tierra. Entonces el rey dijo a la mujer: Vete a tu casa, y yo daré órdenes con respecto a ti. Y la mujer de Tecoa dijo al rey: Rey señor mío, la maldad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas el rey y su trono sean sin culpa. Y el rey dijo: Al que hablare contra ti, tráelo a mí, y no te tocará más. Dijo ella entonces: Te ruego, oh rey, que te acuerdes de Jehová tu Dios, para que el vengador de la sangre no aumente el daño, y no destruya a mi hijo. Y él respondió: Vive Jehová, que no caerá ni un cabello de la cabeza de tu hijo en tierra. Y la mujer dijo: Te ruego que permitas que tu sierva hable una palabra a mi señor el rey. Y él dijo: Habla. Entonces la mujer dijo: ¿Por qué, pues, has pensado tú cosa semejante contra el pueblo de Dios? Porque hablando el rey esta palabra, se hace culpable él mismo, por cuanto el rey no hace volver a su desterrado. Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver a recogerse; ni Dios quita la vida, sino que provee medios para no alejar de sí al desterrado. Y el haber yo venido ahora para decir esto al rey mi señor, es porque el pueblo me atemorizó; y tu sierva dijo: Hablaré ahora al rey; quizá él hará lo que su sierva diga. Pues el rey oirá, para librar a su sierva de mano del hombre que me quiere destruir a mí y a mi hijo juntamente, de la heredad de Dios. Tu sierva, pues, dice: Sea ahora de consuelo la respuesta de mi señor el rey, pues que mi señor el rey es como un ángel de Dios para discernir entre lo bueno y lo malo. Así Jehová tu Dios sea contigo. Entonces David respondió y dijo a la mujer: Yo te ruego que no me encubras nada de lo que yo te preguntare. Y la mujer dijo: Hable mi señor el rey. Y el rey dijo: ¿No anda la mano de Joab contigo en todas estas cosas? La mujer respondió y dijo: Vive tu alma, rey señor mío, que no hay que apartarse a derecha ni a izquierda de todo lo que mi señor el rey ha hablado; porque tu siervo Joab, él me mandó, y él puso en boca de tu sierva todas estas palabras. Para mudar el aspecto de las cosas Joab tu siervo ha hecho esto; pero mi señor es sabio conforme a la sabiduría de un ángel de Dios, para conocer lo que hay en la tierra. Entonces el rey dijo a Joab: He aquí yo hago esto; ve, y haz volver al joven Absalón. Y Joab se postró en tierra sobre su rostro e hizo reverencia, y después que bendijo al rey, dijo: Hoy ha entendido tu siervo que he hallado gracia en tus ojos, rey señor mío, pues ha hecho el rey lo que su siervo ha dicho. Se levantó luego Joab y fue a Gesur, y trajo a Absalón a Jerusalén. Mas el rey dijo: Váyase a su casa, y no vea mi rostro…

Si hay algo difícil, es el asunto de criar hijos. No hay nada de fácil en esto. El tener hijos sucede muchas veces de distintas formas, o por distintas razones. Y la gran mayoría de las veces, se tienen por las razones equivocadas, y por eso que la mayoría de las veces, se vuelven en un desafió aún más grande al transcurrir de los años. Hay personas que tienen hijos por cumplir deseos personales, o porque siente que es una etapa de la vida que se debe cumplir, como una lista de tareas. Hay esposas que tienen hijos con la idea de arreglar problemas matrimoniales. Hay personas que tienen hijos porque desean sacar provecho de alguna manera de ellos. Hay personas que los tienen por supuesto por accidente, aunque todos sabemos que no es un proceso accidental, sino todo lo contrario, muy deliberado. Y hay pocas personas que los tienen hasta por un acto de violación. Los hijos finalmente vienen por todos tipos de razones.

Entonces, ¿Cuál es la razón correcta? Para poder llegar a la razón correcta, es necesario de que ambos padres (porque un hijo solo debe traerse al mundo dentro del vínculo del matrimonio, a no ser que sea por adopción), tengan una relación en orden delante de Dios. ¿Por qué? Porque todo finalmente debe ser hecho para poder cumplir la voluntad de Dios, para Su gloria. Si hay otra razón, entonces no es algo acertado, ni siquiera si se hace por amor entre dos personas, porque hasta en esa circunstancia, aunque luzca correcto, no lo es, porque se hace por carnalidad. Y de acuerdo con la Palabra, todo lo que es sembrado en la carne siega corrupción. No obstante, sea como sea que venga un hijo, son finalmente herencia de Dios, o sea una gran responsabilidad, y debe ser tomado como tal. Esto dice la Palabra: He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Salmo 127:3-4. Los hijos pueden ser como saetas, pero una saeta puede usarse a tu favor o en tu contra. Todo depende que dirección tenga. Este fue el problema del rey David, quien tuvo muchos problemas con sus hijos, y tales que hasta un hijo (Amnón) violó a su media hermana (Tamar), y Absalón mató a su hermano Amnón por su vil hecho. Y aunque Absalón fue traído de vuelta como leímos hoy, el mismo Absalón se volvió en el enemigo de David, quien usurpo el reino y busco matar a su padre. Absalón finalmente también murió, y lo mato nada menos que Joab, el mismo que uso a esta mujer de Tecoa para traerle de vuelta a David, para mejorar su ánimo, porque el reino se estaba hundiendo por su dolor.   

No importa cual haya sido tu razón o las circunstancias en las cuales tuviste hijos, tienes una increíble responsabilidad divina, y Dios va a pedirte cuentas. En realidad, nos va a exigir cuentas por todo, pero especialmente por lo hijos, como está escrito: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres... 2 Corintios 5:9-11a. Y esto manda el Señor: Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Proverbios 22:6. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Deuteronomio 6:4-7. Ahora, ¿haciendo esto, habrá garantía de un buen resultado en este mundo temporal? Puede que si, como puede que no. Lo que más te debe importar es lo que Dios piense de ti, y que tengas el apoyo del Señor cuando las cosas se pongan difíciles. Así que, ¿Glorificás a Dios con la manera que crías a tus hijos? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La Ley y la Fe son interdependientes - Hebreos 10:1-27

Basado en Hebreos 10:1-27 (Versión Reina Valera 1960)

Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.

¿Hay contradicciones en la Palabra de Dios? ¿Hay cosas dentro de ella que se apoyan en un lugar y en otro no? Puedo decirles muy confiadamente en el Señor que no hay tales contradicciones, y lo puedo decir tanto por estudiarla ya por muchos años, pero principalmente, en conjunto con la revelación del Espíritu Santo, porque sin el Espíritu Santo, no se puede entender la Palabra ni Su revelación. Pero debe estar también a la misma vez en conjunto el intelecto con el esfuerzo porque todo debe unirse, lo cual es parte del punto de este corto mensaje.

Para comenzar, unos de los errores más grandes que se cometen es cuando se forman enseñanzas y doctrinas basadas en ciertos pasajes de la Palabra, en vez de comprobar tales cosas, viéndolo en conjunto con lo demás, o tratando de ver el panorama completo. Por ejemplo, sí, hay detalles muy importantes que son el eje de ciertas enseñanzas, pero una enseñanza debe armonizar con todo el consejo de Dios, y no solo con ciertas cosas, para que una enseñanza sea válida. El más claro ejemplo que les puedo dar es el poder conocer a un ser humano. ¿Podemos conocer a una persona solo al enfocarnos en una mano, o en su pelo, o en sus ojos? Es imposible. Para poder saber cómo es una persona, es necesario verle de cierta distancia para ver todo el conjunto, por decir. Y también, para poder conocer su apariencia aún mejor, no solo se puede ver el frente, sino también todos sus ángulos, o sea, verlo por detrás, por los lados, etc. Y así todo, ¿podemos decir que conocemos a alguien, aunque veamos toda su apariencia física? Obviamente, no. Porque un ser humano es más que su cuerpo, sino que también tiene mente, corazón, y alma. Y para poder conocer a alguien y esos aspectos, es imposible conocerle en un momento, porque lo interior de una persona se conoce con el tiempo, y en distintas condiciones o eventos. ¿Una esposa puede decir que conoce a su esposo al 100%, y viceversa? No, aunque hayan vivido toda una vida juntos. Cada persona es un mundo, y cada uno es lo que es dependiendo de las circunstancias. El verdadero amor no se ve sino al final, cuando ya no hay más belleza, cuando ya no hay más atenciones, cuando ya no se puede dar nada más, sino todo lo contrario, cuando se pone difícil la vida. Ahí es cuando se conoce quién realmente es quién. El que está contigo, a diario, en los momentos difíciles, es el que te ama.  

De una manera similar es que se puede comprobar las verdades de la Palabra de Dios, viéndolo con un vínculo espiritual, y tratando de siempre verla no de un solo ángulo o a través de ciertos pasajes nada más, ni aún menos, tratar de buscar que apoyen cosas a nuestra conveniencia humana. Para que pueda ser tomada como verdad una enseñanza o doctrina, debe ser aplicativo aquí o en cualquier otro lugar, como también, aplicativo al pasado, en el presente, y en el futuro. La verdad de Dios siempre es, porque la Palabra de Dios es Dios, y Dios es: el YO SOY. Para que algo pueda ser tomado como sana doctrina, debe alternar de la misma manera como Dios alterna con la realidad. Y si una persona siente que hay alguna contradicción en la Palabra, la explicación más sencilla es que algo falta por verse, o algo no se está entendiendo como corresponde.

Ahora bien, el Señor no vino a abrogar o a destruir la ley. El mismo dijo: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Mateo 5:17. Entonces, si vino a cumplirla, ¿quiere decir que la ley queda obsoleta? No. Imposible. ¿Por qué? Porque la ley es la Palabra de Dios. El Señor cumplió lo temporal de la ley para hacerlo perpetuo, como los sacrificios, al morir en la cruz, pero eso no quiere decir que hay que ignorar el resto de la ley, porque entonces tendríamos que olvidar lo que Dios mismo mandó a través de la ley, como el Señor mismo lo reitero: Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:37-40. La ley es la instrucción de Dios, las advertencias de Dios (porque toda Su Palabra es condicional), lo que nos enseña Su voluntad, y si no cumplimos Su voluntad literalmente, no importa cuanta fe una persona diga que tiene, si no hace la voluntad de Dios, no tendrá entrada en Su reino. Escrito esta: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 5:21. La voluntad de Dios comienza con la fe, sigue con la obra como fruto de la fe, y ambas deben estar fundadas sobre el amor hacia Dios, lo cual se debe vivir hasta el último aliento. Dios fue fiel hasta la muerte, y muerte de cruz. Para ser salvo, es necesario también serle fiel hasta la muerte, lo cual es el conjunto de la fe, la ley, y la obra. Así que, ¿Amas al Señor por sobre todas las cosas a través de la fe y el cumplimiento de la ley en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Nosotros perdemos cuando no seguimos al Señor - 2 Reyes 25:1-21

Basado en 2 Reyes 25:1-21 (Versión Reina Valera 1960)

Aconteció a los nueve años de su reinado, en el mes décimo, a los diez días del mes, que Nabucodonosor rey de Babilonia vino con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitió, y levantó torres contra ella alrededor. Y estuvo la ciudad sitiada hasta el año undécimo del rey Sedequías. A los nueve días del cuarto mes prevaleció el hambre en la ciudad, hasta que no hubo pan para el pueblo de la tierra. Abierta ya una brecha en el muro de la ciudad, huyeron de noche todos los hombres de guerra por el camino de la puerta que estaba entre los dos muros, junto a los huertos del rey, estando los caldeos alrededor de la ciudad; y el rey se fue por el camino del Arabá. Y el ejército de los caldeos siguió al rey, y lo apresó en las llanuras de Jericó, habiendo sido dispersado todo su ejército. Preso, pues, el rey, le trajeron al rey de Babilonia en Ribla, y pronunciaron contra él sentencia. Degollaron a los hijos de Sedequías en presencia suya, y a Sedequías le sacaron los ojos, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia. En el mes quinto, a los siete días del mes, siendo el año diecinueve de Nabucodonosor rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán, capitán de la guardia, siervo del rey de Babilonia. Y quemó la casa de Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y todas las casas de los príncipes quemó a fuego. Y todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia, derribó los muros alrededor de Jerusalén. Y a los del pueblo que habían quedado en la ciudad, a los que se habían pasado al rey de Babilonia, y a los que habían quedado de la gente común, los llevó cautivos Nabuzaradán, capitán de la guardia. Mas de los pobres de la tierra dejó Nabuzaradán, capitán de la guardia, para que labrasen las viñas y la tierra. Y quebraron los caldeos las columnas de bronce que estaban en la casa de Jehová, y las basas, y el mar de bronce que estaba en la casa de Jehová, y llevaron el bronce a Babilonia. Llevaron también los calderos, las paletas, las despabiladeras, los cucharones, y todos los utensilios de bronce con que ministraban; incensarios, cuencos, los que de oro, en oro, y los que de plata, en plata; todo lo llevó el capitán de la guardia. Las dos columnas, un mar, y las basas que Salomón había hecho para la casa de Jehová; no fue posible pesar todo esto. La altura de una columna era de dieciocho codos, y tenía encima un capitel de bronce; la altura del capitel era de tres codos, y sobre el capitel había una red y granadas alrededor, todo de bronce; e igual labor había en la otra columna con su red. Tomó entonces el capitán de la guardia al primer sacerdote Seraías, al segundo sacerdote Sofonías, y tres guardas de la vajilla; y de la ciudad tomó un oficial que tenía a su cargo los hombres de guerra, y cinco varones de los consejeros del rey, que estaban en la ciudad, el principal escriba del ejército, que llevaba el registro de la gente del país, y sesenta varones del pueblo de la tierra, que estaban en la ciudad. Estos tomó Nabuzaradán, capitán de la guardia, y los llevó a Ribla al rey de Babilonia. Y el rey de Babilonia los hirió y mató en Ribla, en tierra de Hamat. Así fue llevado cautivo Judá de sobre su tierra.

¿Quién es el que pierde cuando no seguimos al Señor, Dios o nosotros? Uno de los problemas más grandes que tiene el hombre hoy es la percepción de la realidad. Tan sencillamente, el hombre en general comete el error de pensar que la verdad es relativa o aún peor, subjetiva a su persona. Pero si entendemos tan solo lo grande y expansivo del universo, entenderíamos que no es lógico pensar que tenemos algún tipo de poder sobre la realidad, o si la realidad depende de nosotros de alguna manera. Hay demasiadas cosas que suceden a todo nuestro alrededor que nos enseña muy claramente que nada depende de nuestra persona, y que somos realmente insignificantes en la existencia. Hasta el palpitar de nuestros corazones, el aire que respiran nuestros pulmones, y las funciones involuntarias de nuestra mente y cuerpo nos indica que somos seres muy dependientes.

Preguntémonos lo siguiente: ¿Tenemos algún tipo de control sobre las galaxias y los billones de billones de estrellas que existen en nuestro universo? En nuestra galaxia, la Via Láctea, estiman que hay entre 100 y 400 billones de estrellas. ¿Ejercémos algún dominio sobre los planetas de nuestro sistema solar, o sobre el sol mismo? Y con referencia a nuestro planeta, ¿Su girar lo controla el hombre de alguna manera? ¿Es nuestro intelecto que hace girar este planeta en su eje que es invisible a nuestros ojos? ¿Los días y las noches están a cargo de nosotros? ¿Nosotros somos responsables por la gravedad? ¿La lluvia cae porque así lo diseñamos nosotros? ¿Ván entendiendo el punto, y lo insignificante que somos?

Y ahora veamos, ¿Quién hizo todo esto? ¿Dios o el hombre? Muchos desean creer que todo esto es el producto de un accidente cósmico que sucedió hace aproximadamente 13,8 billones de años. Y entiendo porque desean tanto eso, porque esto les justifica su ateísmo y crea dentro de si la ilusión de que no dependen, ni le deben nada a un ser como Dios. Esa es su realidad, porque no hay otra razón para su incredulidad. Y deciden no entender que el relato de Genesis principalmente centra en la creación y el diseño de nuestro planeta, y no del universo. Dios (Elohim – la Trinidad) sencillamente ordenó las cosas con el sonido de voz, haciendo posible la existencia a través de Su Palabra. Esto mismo nos relata de que ya existían muchas cosas en el universo, e inclusive nuestro planeta, como está escrito: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Genesis 1:1-2. Solo Dios sabe cuánto tiempo paso entre lo que se dice en el versículo uno y el dos, pero la tierra ya existía de alguna manera antes de los siete días de la creación. Pero lo que más nos habla de que Dios hizo todo esto posible, es su increíble diseño y orden. No es posible, aunque pase tanto tiempo, que un accidente produzca tanto orden y estructura. Esto dice la Palabra: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20.

Así que, si entendemos lo básico que expusimos recién, ¿quién es el que sale perdiendo cuando el hombre no sigue al Señor, Dios o el hombre? La respuesta debe ser muy obvia, pero nuestro pecado hace que no podamos ver hasta lo más obvio de la magnificencia de Dios y nuestra gran dependencia en El. Dios no pierde absolutamente nada cuando desobedecemos, cuando no seguimos Su Palabra. Hoy leímos que Judá fue destruido, a su rey le sacaron los ojos y fue encarcelado, sus hijos muertos, y hasta el templo del Señor destruido, todo por rebeldía. Uno puede decir: Dios salió perdiendo porque Su templo fue destruido. Pero ¿qué importa el templo si es el Rey sobre toda existencia? Escrito esta: Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová… Isaías 66:1-2a. Pero El también dijo esto: …pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra. Isaías 66:2b. Entonces, tan sencillamente, somos nosotros los que perdemos, y si no hacemos como El nos indica, perderemos a nuestra alma por siempre. Necesitamos que El nos mire con gracia y compasión siempre. Así que, ¿Seguirás al Señor como lo que El es por tu propio bien eterno? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Nosotros sabemos el final - Apocalipsis 22

Basado en Apocalipsis 22 (Versión Reina Valera 1960)

Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios. Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

Creo que todos podemos estar de acuerdo de que este mundo no es perfecto, que está realmente muy lejos de la perfección. Puede que tengamos ciertos momentos agradables en esta vida, pero en general, no importa donde vivas; pero has tenido, tienes, o tendrás muchos desafíos. Hay personas que el hambre y la pobreza le es un desafío. Para otros, puede que sean los problemas de salud en familiares o en amistades, o hasta en ellos mismos es un desafío. Otros tienen problemas de soledad. Otros tienen problemas con delincuencia o violencia. Pero no importa donde vivas, y cuanto tengas, siempre hay algo o algunas cosas, y no es fácil lidiar con aquello. Y esto no tiene nada que ver con no agradecer todo lo que Dios nos da, porque hay que agradecerle todo, como lo dijo Job: ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? Job 2:10b. Pero el Señor mismo dijo: …En el mundo tendréis aflicción… Juan 16:33b. Y si leemos como fue la vida del Señor aquí, aún antes de experimentar el sacrificio de la cruz, y todo lo que anticipo ese evento, nos daríamos cuenta de que el propio Dios no tuvo una vida fácil. Conspiraron matarle al nacer, y en otras ocasiones también, fue un hombre pobre, perseguido, atribulado, siempre viviendo confrontaciones con las autoridades religiosas, despreciado, y sintió cansancio y hasta dolor, como cuando lloró por su amigo Lázaro que había muerto. El tuvo una vida muy difícil. Y si esto le paso a El, ¿Qué podremos esperar para nosotros?

Ahora bien, ¿Por qué es este mundo así? Por el pecado. El pecado corrompió todo, hasta la misma naturaleza y la vida del hombre. Por eso que sufrimos todo lo que sufrimos hoy. Se me pregunto el otro día: ¿Por qué hay enfermedades en lugares donde la comida es supuestamente más sana que en otros lugares, ya que la comida se piensa que es la raíz de muchos de nuestros males físicos? Y le respondí: Por el pecado. Puede que una persona no este experimentando una enfermedad por algo malo que hizo directamente, aunque todos, sin excepción somos pecadores, e inclusive aquellos de nosotros que tratamos de seguir legítimamente al Señor. Pero, el pecado está en el ambiente, a todo nuestro alrededor, y claro, muy dentro de nuestro ser. Así que, el pecado echa todo a perder el presente. Por eso que hasta los niños mueren, seres que son totalmente inocentes, porque pecan sin total conciencia de su maldad. Y aunque el Señor fue perfecto aún en Su estado carnal (porque El nunca peco), sufrió toda la consecuencia que acarrea el pecado en esta tierra: el hambre, la sed, el dolor, el quebranto, la tristeza, el cansancio, etc., porque el pecado está en todo lugar y afecta todo.

Ahora, ¿qué podemos sacar en limpio con todo esto? Bendito sea el Señor por todo lo que El ha hecho, hace, y hará en el futuro por aquellos que deciden amarle a pesar del pecado, a pesar de la corrupción, a pesar de todo lo que experimentan al momento. Como leímos hoy, sabemos a través de la fe, que todo este mundo presente que es temporal y corrompido pasará a la historia en algún momento. Toda la decadencia que experimentamos al vivir en este tiempo, algún día terminará, y recibiremos del Señor la eternidad, según nuestra fe y amor por El. Entendemos muy claramente lo que nos pasa hoy, pero también sabemos y tenemos la certeza en Cristo que esto no es eterno. Puede que hoy tengas problemas, sufrimientos, pruebas, y hasta tribulación, pero pasará. Y lo más importante, es que sabemos cómo es que todo culminará. Los que hemos decidido amar al Señor genuinamente, tenemos la convicción del mundo venidero. Sabemos cómo termina la historia. Nuestra historia no culmina con enfermedad, sufrimiento, dolor, tristeza, o en tribulación. Y cuando morimos, no es el final, sino todo lo contrario, es el principio de una vida eterna incorruptible, después de pasar el gran juicio de nuestro Dios. Esto leemos: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Apocalipsis 21:1-5. Por eso que el verdadero cristiano no vive en si para este mundo, ni define la dirección de su vida así. Sino más bien, vive por la fe, con los ojos puesto en Cristo, buscando hacer Su voluntad, con la mira en el futuro, como está escrito: …Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1:17b. Así que, ¿Vives de una manera como si el futuro con Cristo es lo más importante? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Consiguiendo lo que quieres puede ser un problema - Genesis 13

Basado en Genesis 13 (Versión Reina Valera 1960)

Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot. Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro. Y volvió por sus jornadas desde el Neguev hacia Bet-el, hasta el lugar donde había estado antes su tienda entre Bet-el y Hai, al lugar del altar que había hecho allí antes; e invocó allí Abram el nombre de Jehová. También Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. Y la tierra no era suficiente para que habitasen juntos, pues sus posesiones eran muchas, y no podían morar en un mismo lugar. Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra. Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano izquierda, yo iré a la derecha; y si tú a la derecha, yo iré a la izquierda. Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera. Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré. Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.

La gran mayoría de las veces, muchos de nosotros tomamos decisiones en base a lo que vemos, a nuestro parecer, cuando algo nos luce bien. Y muchas veces, oramos de acuerdo con este sentir, pidiéndole a Dios que conteste nuestras oraciones de acuerdo con lo que queremos. Pero si vemos la vida de Lot, entenderíamos que lo que queremos o deseamos al momento, o lo que nos parece bien, no siempre es lo más acertado. Y muchas veces, si conseguimos lo que queremos, puede ser un problema más grande después. Debemos tener mucho cuidado con nuestras decisiones, y aún más exacto, con la intención detrás de nuestras decisiones.

Para empezar, vemos el ejemplo, o más bien, el mal ejemplo de Lot, a pesar de que Lot no era una persona mala. La Biblia dice e inclusive que era hombre justo, como está escrito: Y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos). 2 Pedro 2:7-8. Entonces, si Lot era justo, y así tomo malas decisiones, ¿Cuánto más nosotros debemos tener cuidado con nuestras decisiones? Debemos siempre entender que en la gracia aún teniendo libre albedrio, Dios no nos va a forzarte a hacer nada. El Espíritu Santo no viene a imponer Su voluntad sobre nosotros. Así que, este asunto de que algunos piensan que a la hora que llegaste a Cristo, que todo va a salir bien, es un error. Todo en nuestra vida va a caminar según cuanto nos sometemos a Dios y nos disponemos a hacer Su voluntad. Y la única manera que todo obrará para nuestro bien es si escogemos amarle como corresponde, como está escrito: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. Entonces, la condición de amar a Dios debe estar presente en el creyente para que todas las cosas le ayuden a bien. Pero, si una persona toma decisiones sin que la intención de su corazón sea amar a Dios, sencillamente va a vivir las consecuencias que Dios permita, pero sin ningún beneficio. Por eso que debemos tener mucho cuidado, especialmente si estamos en el Señor, porque somos responsables por nuestros hechos, y podremos sufrir consecuencias irreversibles si escogemos mal, y sin amor. Siempre debemos tener en cuenta que Dios todo lo ve, todo lo sabe, y que recibiremos no según nuestras apariencias, sino según nuestra intención, como dice la Palabra: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10.

Ahora bien, ¿Cuál fue el error de Lot? Como la gran mayoría de nosotros (porque nadie lo hace bien siempre todo), no buscó la dirección de Dios. Uno podría decir: ¿Cómo podía, si era tan poco el contacto entre Dios y el hombre en aquel entonces? Debemos entender el panorama completo, y no olvidarnos de los detalles. Abram (después conocido como Abraham) salió de su tierra y de su parentela obedeciendo a Dios, y Lot tenía que saber que la razón por lo cual Abraham empezó tal viaje fue todo basado en la Palabra de Dios. Esa fue la única razón por lo cual salieron de donde estaban. Así que, no consultar o tomar el parecer al Señor fue el primer y más básico problema. Y como consecuencia, siguió el segundo paso, que fue, guiarse por sus ojos, porque vió que la llanura del Jordan era de riego, algo que tenía sentido humano. Y para empeorar el asunto, puso sus tiendas hasta Sodoma, y ya se sabía que: …los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera. Entonces, puso su confianza y baso su decisión en lo que le parecía bien, y poniéndose justo al lado de lo que era desagradable a Dios. Y ¿cuál fue su consecuencia? La historia nos cuenta de que tuvo que salir huyendo de Sodoma y Gomorra, con su esposa y sus hijas. Salió con lo puesto, y nada más. Todas sus pertenencias y riquezas fueron consumidos por el fuego. Y para peor, luce que su mujer era de esa tierra (porque no dice la Escritura de que salió de su tierra con su esposa, como lo vemos en Abraham con Sara. Entonces, se puede asumir que se casó con una residente, y por eso que la mujer miro hacia atrás, porque era de allá. Y, como punto final, sus dos hijas eran depravadas, que por temor de pensar que ya no había más hombres en la tierra y que querían tener hijos, decidieron dentro de si emborrachar a Lot para poder concebir hijos de él. Lot, aunque era hombre justo, cometió tales errores que todo le costó. 

¿Cuál es la respuesta para evitar tales cosas, de perder cosas sin ningún propósito divino? El Señor mismo nos da la respuesta, como El mismo nos enseñó a orar: Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Mateo 6:9-10. Si buscamos la voluntad de Dios en todo, puede que tengamos perdidas y desafíos en el presente, pero tendrán propósitos divinos que nos darán recompensas eternas. Todo lo que hacemos para el Señor tiene su valor y recompensa, especialmente si lo hacemos todo por amor a El. Esta fue la gran diferencia entre Abraham y Lot. Dos hombres justos, pero uno que buscó hacer la voluntad de Dios en vez de dejarse llevar por su propia opinión. Y Dios no solo lo bendijo antes, sino que lo sigue bendiciendo hasta hoy, como el padre de la fe que es. Su decendencia sigue creciendo, porque cuando adoptamos la fe en Cristo, venimos a ser hijos de Abraham. Así que, ¿Sigues buscando lo que quieres, o buscas hacer la voluntad de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Las consecuencias de la práctica del pecado - 2 Reyes 10:1-11

Basado en 2 Reyes 10:1-11 (Versión Reina Valera 1960)

Tenía Acab en Samaria setenta hijos; y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria a los principales de Jezreel, a los ancianos y a los ayos de Acab, diciendo: Inmediatamente que lleguen estas cartas a vosotros los que tenéis a los hijos de vuestro señor, y los que tienen carros y gente de a caballo, la ciudad fortificada, y las armas, escoged al mejor y al más recto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre, y pelead por la casa de vuestro señor. Pero ellos tuvieron gran temor, y dijeron: He aquí, dos reyes no pudieron resistirle; ¿cómo le resistiremos nosotros? Y el mayordomo, el gobernador de la ciudad, los ancianos y los ayos enviaron a decir a Jehú: Siervos tuyos somos, y haremos todo lo que nos mandes; no elegiremos por rey a ninguno, haz lo que bien te parezca. Él entonces les escribió la segunda vez, diciendo: Si sois míos, y queréis obedecerme, tomad las cabezas de los hijos varones de vuestro señor, y venid a mí mañana a esta hora, a Jezreel. Y los hijos del rey, setenta varones, estaban con los principales de la ciudad, que los criaban. Cuando las cartas llegaron a ellos, tomaron a los hijos del rey, y degollaron a los setenta varones, y pusieron sus cabezas en canastas, y se las enviaron a Jezreel. Y vino un mensajero que le dio las nuevas, diciendo: Han traído las cabezas de los hijos del rey. Y él le dijo: Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta hasta la mañana. Venida la mañana, salió él, y estando en pie dijo a todo el pueblo: Vosotros sois justos; he aquí yo he conspirado contra mi señor, y le he dado muerte; pero ¿quién ha dado muerte a todos estos? Sabed ahora que de la palabra que Jehová habló sobre la casa de Acab, nada caerá en tierra; y que Jehová ha hecho lo que dijo por su siervo Elías. Mató entonces Jehú a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, a todos sus príncipes, a todos sus familiares, y a sus sacerdotes, hasta que no quedó ninguno.

Uno puede que diga: ¡Que horror lo que hizo Jehú, de hasta degollar a los hijos del rey Acab! No obstante, era la voluntad de Dios. ¿Cómo puede ser la voluntad de Dios algo así? Y como muchas cosas que hace y manda el Señor, puede que nos suenen duras, crueles, o hasta injustas, pero El siempre esta correcto porque tiene razones irrefutables. Para comenzar, el hombre no tiene ni el derecho, ni tampoco la más mínima facultad para creerse más justo o bueno que Dios. Es imposible. Dios es perfecto y recto en todos Sus caminos, y nosotros somos lo opuesto, totalmente imperfectos, pecaminosos, y malos, por muy bueno que nos creamos. Por eso el que se crea ser bueno, y de tal modo que se siente con el derecho de juzgar a Dios, no tiene ni siquiera ni una idea del mundo en que vive, ni aún menos, ninguna percepción de su propio mal. Esta totalmente ciego, y si permite que su ceguera siga guiando su vida, lo llevará a la perdición eterna. Y allí sabrá perfectamente, sin falta de ningún detalle, como llego allí, y que esto fue toda su responsabilidad, como también sabrá la perfección de Dios, pero será muy tarde en aquel entonces, lo cual hará su condena aún más intolerable, y por toda la eternidad. Es un precio muy alto que se paga por atentar condenar a Dios, y totalmente evitable, si solo usamos un poco de raciocinio, porque hay muchas cosas que se pueden entender si solo se tiene un poco de sinceridad e inteligencia.

Para comenzar, siempre debemos ver el punto de vista de Dios, porque es el único que realmente importa, porque de El depende toda la existencia, y aún más importante para nosotros personalmente, nuestro destino eterno. El es el que decide no solo lo que vivimos en el presente, sino aún más importante, lo que pasará con nosotros en la eternidad. Como lo dijo el propio Señor: Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10:28. Viendo el punto de vista de Dios, entenderíamos que nosotros fuimos los que primero lo ofendimos. El hombre fue el que peco en contra de Dios y nunca Dios en contra del hombre. ¿Cuál fue el mal que Dios le hizo al hombre? ¿Crear al hombre? ¿Darle la vida? ¿Darle toda la tierra para que se enseñoreara de ella? ¿Darle una existencia sin corrupción y muerte? ¿Ese fue el mal que Dios le hizo a la humanidad? Puede que digan: Yo no estuve en aquel momento, por lo tanto, no soy responsable. Y puede que sea así, pero ¿Qué has hecho desde que naciste? ¿Buscaste de Dios y de hacer Su voluntad? ¿Has vivido agradeciéndole el diario existir, todo lo que tienes, todo lo que El te da y hace por ti cada día, y a cada momento? ¿Le has puesto a El por sobre todas las cosas y amado más que a cualquier otra persona? Si eres sincero, admitirás que nada de esto lo has hecho. Pero no estás solo, si todos somos honestos, todos hemos sido muy ingratos. Y si no bastara con eso, todos hemos ofendido a Dios con nuestros pecados, devolviendo con mal el bien que El nos hace. Eso es lo que pasa cada vez que pecamos, sea poco o mucho. Todos hemos sido, y todavía somos, muy ingratos y ofendemos a Dios todo el tiempo. Así que, es imposible justificarnos de alguna manera, y ni aún menos, atrevernos a juzgar a Aquel que es perfecto, recto, y bueno para con nosotros, como dice la Palabra: Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Mateo 5:45.  

Ahora bien, ¿Qué fue lo que hizo el rey Acab? Pudiéramos decir mejor, ¿que no hizo de mal el rey Acab? Su maldad fue muy grande, y su rebelión en contra de Dios aún peor, que hasta él y su mujer Jezabel adoraron a falsos dioses y a los ídolos, y trataron de exterminar a todo quien seguía al Señor, hasta al profeta Elías, y así corrompiendo a la nación completa. Y él nunca se arrepintió de sus males, y murió él en su pecado, y tal como cumplió Jehú el castigo de Dios, la consecuencia de su pecado cayó sobre toda su familia y hasta sobre todo quien estaba relacionado con Acab.

Puede que algunos digan: Yo no soy como Acab. Hoy tenemos la dispensación de la gracia de Dios a través de Jesucristo, lo cual nos da más amplia entrada a Su reino que antes, pero a la misma vez, trae consigo aún más responsabilidad, como está escrito: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31. Y también dice: Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. Filipenses 2:12. Así que, no nos dediquemos a pecar porque tenemos hoy Su gracia, porque el que no cuida su salvación con temor y temblor se expondrá a un juicio aún más grande tanto aquí, y aún peor, en la eternidad sino se arrepiente antes que sea muy tarde. Así que, ¿Vives para hacer la voluntad de Aquel a quien todo le debes, o sigues estancado en tus pecados, viviendo para hacer tu voluntad? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Necesitamos abandonar la hipocresía - Mateo 16:1-12

Basado en Mateo 16:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue. Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos.

Lo más difícil de aceptar para cualquier persona es la verdad. Puede que suene extraño, pero es la tendencia general. Hay algunos que puede que digan: A mí me gusta la verdad. Ahondemos más en el asunto. Cuando cierta verdad tiene que ver con otra persona o grupo de personas, muchas veces, nos agrada cierta verdad, cuando es la verdad que confronta a otros. Pero, a la hora que la verdad se dirige a nosotros, y especialmente de una manera más personal y directa, ahí es cuando ya no nos agrada tanto. Ahí es cuando se siente desagradable, y especialmente cuando nos sentimos confrontados con ciertas verdades que denuncian nuestros males, cosas que sabemos que no están bien, pero aún peor, que no hemos comprendido todavía que debemos dejarlas ir, o dejar de hacerlas. Este era el problema que el Señor siempre tuvo, especialmente con aquellos que todavía no habían entendido, o que sencillamente no querían abandonar tal mal, como los religiosos. Ahora, es muy fácil juzgar a los religiosos en la Biblia porque francamente son un blanco muy fácil. Pero, no seamos tan prontos de hacerlo porque todos tenemos males similares, nada más que varía un poco, pero, no obstante, todos tenemos cierto nivel de hipocresía, y todos mentimos. Así que, sé que esto será difícil para todos, si en realidad dejamos que esto penetre, como lo necesitamos, pero es necesario ser transformados para hacer la voluntad de Dios, tanto como por hecho como por intención.

Lo primero que debemos entender es que la verdad es totalmente necesaria. Nada sacamos si no nos exponemos a la verdad, ni dejamos que la verdad obre en nuestras vidas. Entiendo que muchos tratan de decir la verdad de una manera placentera, tratando de evitar la confrontación, pero si el mensaje no se lleva con la claridad y el tono necesario, también se hace un mal. No debe ser dado el mensaje con hostilidad y con buscar ofender, porque esto también es malo, sino que hablar las cosas con transparencia, y de tal modo que una persona se dé cuenta y que la verdad haga lo necesario. Sin verdad no hay libertad, especialmente la libertad eterna de la cual Dios nos habla. Y la verdad no es relativa como muchos creen. La verdad es Dios, y lo que El dice. Esa es la única verdad que realmente importa. Otras aparentes verdades o perspectivas no producen libertad, ni aún menos, vida. Esto dijo el Señor: Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Juan 8:32. La verdad de Dios es suprema, universal, y trae tanto libertad espiritual como también físicamente. La verdad de que todos somos pecadores, duele, pero es necesario saberlo. La verdad de que no nacimos naturalmente siendo hijos de Dios, sino todo lo contrario, hijos del diablo, también es muy desagradable, pero es necesario saberlo. La verdad de que Cristo fue torturado y muerto sobre una cruz por nuestros pecados, y que todos somos responsables por lo que sucedió, también es duro de escuchar, pero necesitamos entenderlo. Y la verdad de que todos seguimos siendo mentirosos e hipócritas, aún después de venir a Cristo, también es muy duro de aceptar, pero es necesario, para saber de donde es que comenzamos. Esto dice la Palabra: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Jeremías 17:9. Pero, lo bueno de la verdad de Dios es que no solo nos confronta con nuestras realidades, sino también, nos da la manera de cómo resolverlas. Pero, tenemos que obedecer la verdad para que haga lo que necesitamos, porque si no obedecemos de una manera practica y genuina, no ganamos nada tampoco con saber la verdad. Esto dice también la Palabra: Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:10.

Ahora bien, ¿Qué podemos hacer para remediar nuestra hipocresía y deshonestidad? Lo primero: exponernos a la verdad, aunque duela, y aceptarla. Finalmente, las cosas son lo que son, y si deseamos lo eterno de Dios, es necesario aceptar la verdad. Segundo, arrepentirnos y convertirnos, o darle la espalda completamente a nuestros pecados y cambiar de dirección, y esto aplica para la conversión a Cristo como también para lo que sigue haciendo Dios en nuestras vidas, después de venir a El. Tercero, aceptar de que somos incapaces por nosotros mismos remediar nuestros males. Necesitamos no solamente creer en el Señor, sino hacerlo nuestro Dios y Señor literalmente, que El sea nuestro dueño y que El sea el que mande nuestras vidas completa y literalmente. ¿Por qué? Por qué necesitamos al Dios del universo a que cambie nuestra condición y no solo a un maestro, o a un hombre bueno, o a un profeta, o hasta a un salvador, sino que es Dios quien debe mandar. Ya vimos lo que conseguimos al nosotros estar al mando; solo vacío, corrupción, y como producto final, la muerte eterna. Y si no vez esto, todavía estas muy lejos de la verdad. Y lo último, y posiblemente lo más difícil, disponerte para hacer lo que Dios manda, porque Dios no va a forzar a nadie. Todo lo podemos hacer a través de Cristo, pero solo si alineamos totalmente nuestras vidas con El, si nos enyugamos con El. Esto dice la Palabra: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2. Todo esto es voluntario, pero absolutamente necesario hacerlo. La fe se vive, y se debe vivir por dentro y por fuera, dejando nuestras hipocresías y mentiras, buscando del Señor no solo para resolver nuestros problemas cotidianos, sino lo que más importa, para hacer Su voluntad, porque los únicos que obtendrán entrada libre en Su reino son aquellos que fielmente hacen Su voluntad. Esto finalmente nos dice Su Verdad: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. Hebreos 4:12-13. Así que, ¿Vives una vida de hipocresía y mentira, o vives la Verdad de Dios para estar listo para el juicio venidero? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Vivir para Cristo en cualquier estado que estes - 1 Corintios 7:10-24

Basado en 1 Corintios 7:10-24 (Versión Reina Valera 1960)

Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.

Una de las primeras cosas que podemos ver a través de este pasaje es que el Señor es Dios de orden, de estructura, y que, para poder honrar y glorificar Su nombre, debemos buscar vivir a Su manera. Y esto es uno de los grandes beneficios que Dios trae a nuestra vida a través del arrepentimiento y la conversión (porque este es el fundamento del Evangelio de Dios a través de Cristo: Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado. Hechos 3:19-20). Dios a través del poder del Espíritu Santo y la sabiduría de Su Palabra, no solamente viene a ordenar nuestra vida espiritual, sino también lo físico. El busca obrar tanto en lo eterno como en lo temporal, porque así es que lo eterno comienza a tomar forma en nosotros. Sin el orden carnal, no puede haber orden espiritual. Antes de venir a Cristo, nuestra vida estaba destruida y sin sentido, sin forma, con un solo destino; camino al infierno. Nuestra vida era un desastre antes de Cristo, y con rumbo a un peor y eterno estado. Estábamos igual como nuestro planeta, antes que Dios pronunciara las Palabras que cambiaria todo, como esta escrito: Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Genesis 1:2.

Lo creado, hasta todo lo que vemos hoy, es precioso y admirable, precisamente por ese orden que Dios estableció a través Su palabra. Y a pesar de la corrupción del pecado en el mundo, hoy tenemos cosas bellas que admirar y disfrutar, gracias al orden de Dios, como las montañas, los ríos, los valles, los animales, los árboles, las flores, y tantas cosas más, todas son lo que son y están en su sitio, y cumplen su función, gracias al orden que Dios estableció. La maravilla del cuerpo humano y sus funciones, todo funciona como Dios lo designo, todo tiene su sitio, todo tiene su valor, en el cual tenemos lo físico como también lo espiritual, lo temporal como lo eterno. Entonces, el orden y la estructura que Dios ha creado no fue hecho para atormentar al hombre, ni para hacer difícil la vida, sino todo lo contrario, tan bueno fue lo que hizo Dios que aún dentro de este caído, corrupto, y temporal mundo, podamos hacer contar todo para lo que realmente vale la pena, para lo invisible (al momento) y lo eterno. Veamos bien a nuestro verdadero enemigo. Nuestro enemigo no es ni Dios ni lo que El establece, sino más bien, el pecado y la muerte, los cuales van mano en mano con el enemigo, con Satanás. Dios trae orden para que haya vida, y Satanás desordena para que la muerte prevalezca. Por eso que este asunto de que, si una persona nace de una manera, pero siente que debe ser otra cosa, no proviene de Dios, sino de otra cosa, como resultado del desorden que el enemigo ocasiona para destruir lo que Dios ha hecho, y como tal, llevar al hombre a destruirse a sí mismo, no solamente temporalmente, sino que eternamente. ¿Por qué? Porque el enemigo busca tener mucha compañía en su condena eterna. Dios no hizo necesariamente el fuego eterno para el hombre, sino que la Palabra dice esto: Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Mateo 25:41. Dios no manda a las personas al infierno necesariamente, sino más bien, las personas deciden su propio destino cuando escogen por su propia voluntad seguir el desorden que el enemigo incita a través de la tentación. En el día del juicio, el Señor solo hará realidad los deseos de cada uno: al que decidió amar más a Dios que todo lo demás, le dará vida eterna con El, pero al que amó más al mundo y a las tinieblas, le dará también la consecuencia que eso trae, el pasar toda la eternidad con el enemigo y sus demonios.

Ahora bien, Dios a través de Su Palabra nos enseña que debemos hacer para poder volver a Su orden, a finalmente hacer Su voluntad. En el pasaje nos enseña cuales son algunas cosas que los matrimonios deben seguir, para el beneficio de ambos. Debemos aclarar aquí de que muchas veces se malinterpreta la palabra “separación” con “divorcio”. El separarse puede ocurrir dentro del mismo hogar, o también vivir en distintos lugares, pero no es sinónimo al divorcio. Y la única justificación para el divorcio ante Dios es cuando hay adulterio, y el que sufrió la ofensa tiene el derecho de rehacer su vida, si así lo escoge, con otra persona que no allá cometido adulterio. Esto dijo el Señor: Y yo os digo que cualquiera que repudia [le da divorcio] a su mujer, salvo por causa de fornicación [el acto del adulterio], y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. Mateo 19:9. Si hay algo en gran desorden hoy, especialmente dentro de nuestras iglesias, es el matrimonio. Dios creo el matrimonio, y se debe respetar como tal, y si no se lleva como Dios manda, traerá gran desorden a su vida y a su familia. Y ya vimos quien es el que incita al desorden.

Finalmente, y lo más importante, es que sea cual sea nuestra situación o condición, si deseamos serle agradables a Dios a través del Señor Jesucristo, debemos buscar cumplir lo que El nos indica a través de Su Palabra, tratar lo mejor posible dentro de nuestros medios de vivir para el Señor, considerándole a El en todo aspecto de nuestra vida. Para esto fue para lo que murió el Señor, como está escrito: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:7-9. Y también dice: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Así que, ¿Contemplas la voluntad del Señor en todo aspecto de tu vida, para hacer como El dice, por tu propio bien eterno? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Las prioridades de Dios - Lucas 6:1-11

Basado en Lucas 6:1-11 (Versión Reina Valera 1960)

Aconteció en un día de reposo, que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían, restregándolas con las manos. Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo? Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino solo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él? Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo. Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle. Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie. Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal?, ¿salvar la vida, o quitarla? Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús.

¿Dios tiene diferentes prioridades entre Sus propios mandamientos, que algunos son más importantes que otros? Según las Escrituras, la respuesta es: Sí. Para comenzar, debemos establecer ciertos hechos para poder entender porqué a Dios le es más apremiante algunas cosas más que otras, y El mismo crea ciertos eventos donde se pueden hacer excepciones. Para comenzar, lo primero que debemos entender por nuestro propio bien, y para poder serle agradable a Dios a través de Cristo, aún cuando pecamos por error, es esto: que lo más importante para Dios es que el fundamento de nuestra fe, y por lo tanto de nuestra vida, la razón de nuestro existir siempre debe ser el primer mandamiento, como está escrito: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:29-30. Tan sencillo, si la razón por lo cual vivimos y hacemos todo lo que hacemos no es solo por la razón de amar a Dios, entonces, aunque guardemos todos los demás mandamientos, e inclusive el amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, no nos sirve de absolutamente de nada. Para Dios, no servimos para nada si no le amamos. Este fue el error de los religiosos en aquel entonces, y es el grave error de muchos hoy, e inclusive de muchos creyentes.

La Biblia es muy explicita en esto. Todo lo escrito nos lleva a este punto tan primordial, a lo esencial, que debemos amar a Dios, y que eso debe ser el todo de nuestra vida. El debe ser la razón por lo cual amamos a nuestro prójimo, la razón por lo cual cumplimos los mandamientos, la razón por lo cual amamos a nuestras familias, e inclusive, la razón por lo cual amamos hasta a nuestros enemigos. El debe ser la razón por lo cual estudiamos o trabajamos, la razón por lo cual crecemos y ascendemos, la razón por lo cual compro y vendo, la razón por lo cual hacemos todo en nuestra vida. Así es como hacemos contar todo lo que hacemos para nuestro crédito ante el Dios de los cielos, hasta las cosas más insignificantes. De esto se trata el hacer la voluntad de Dios. Y esto es lo que debemos pasar toda nuestra vida aprendiendo, desde que venimos al conocimiento de la salvación. Escrito esta: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-13. De este amor al Señor y por el Señor es del cual habla este pasaje. Y si no se tiene este amor, hagas lo hagas, para Dios, no sirve de nada. Por eso que El mismo mandó esto, lo cual sigue muy vigente hasta hoy: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6:4-9. Estudia toda la Palabra, lo cual es bueno, pero, siempre repasa esto, todos los días, de que el todo nuestro, la razón por lo cual hacemos todo lo que hacemos debe ser porque amamos a nuestro Señor.

Podemos ver muy claramente en las Escrituras que el creer no es suficiente. Es más, hay muchos creyentes que tienen malas intenciones, como mismo vemos en este pasaje: Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre. Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Juan 8:31-44a. ¿Cómo pudieron estos religiosos creer en Cristo, y ser hijos del diablo a la misma vez? Porque vemos que la fe o el creer, si no tiene buenas intenciones, si no hay amor por el Señor, de nada sirve. ¿Cuántas personas solo buscan de Dios para que Dios les sirva, y nada más? Escrito esta: Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. Santiago 2:19. Así que, el creer no es suficiente. Hacer cosas religiosas o hasta buenas tampoco es lo que convence a Dios.

Entonces, lo que justificó a los discípulos, e inclusive cuando no cumplían ciertas cosas de la ley, no solamente era su fe en Cristo, sino que también, era el hecho que estaban haciendo las cosas con la venía del Señor del día de reposo. Cristo mismo cuando hizo milagros en el día de reposo, no lo hizo porque le pareció nada más, sino para hacer la voluntad del Padre. Y, la voluntad del Padre es: Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. Oseas 6:6. Así que, ¿Estás viviendo tu vida en base a las prioridades de Dios, amándole como se lo merece, y haciendo Su voluntad? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Un cambio de curso - 2 Corintios 5:12-21

Basado en 2 Corintios 5:12-21 (Versión Reina Valera 1960)

No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón. Porque si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros. Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos. De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Como cristianos, ¿debemos seguir el curso del mundo, o nuestro propio curso, o seguir a Cristo? Para poder razonar cual es el que más nos conviene, debiéramos ver que es lo que en realidad ganamos con cada uno. Pero primero, hay que contemplar el aspecto del tiempo, porque eso es lo que ayuda a entender el valor de las cosas. Contemplando el beneficio de algo y para “cuando” es útil nos ayudará aún más a entender lo que realmente vale la pena. La gran mayoría de las personas, e inclusive, la mayoría de los supuestos creyentes viven para el mundo presente, por el aquí y el ahora. Puede que muchos creyentes nieguen este hecho, pero su propio estilo de vida y hasta sus oraciones reflejan o toman en cuenta más el presente que lo eterno. Es más, la gran mayoría de los creyentes vienen a Dios solo para poder resolver sus problemas y necesidades presentes, y hasta allí llega el asunto. No hay una mira, ni un sentir, ni un propósito para lo eterno, solo para el presente. Y la Biblia dice esto al respecto: Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1 John 2:16-17. El mundo presente, especialmente nosotros mismos solo duraremos cierto tiempo, y esto nos lleva a nuestro próximo punto.

Todo en esta vida tiene una fecha de expiración, por decir, o cierta duración, e inclusive nosotros mismos. Nada de lo que esta basado en este mundo temporal y pasajero durará para siempre. El dinero pierde su valor o cambia de forma. El poder humano hoy es y mañana será otra cosa. En referente a la fama, una persona puede estar en la cima hoy, y mañana, volverse en un ser desconocido e insignificante a los demas. Y ¿qué podemos decir de nuestros años aquí? ¿Cuánto es que dura esta vida? La Biblia dice: Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años… Salmo 90:10a. Esto es lo que pasa en general, y hay ciertas excepciones, pero serán acaso unos pocos años más, en algunos casos. Y por esto mismo que ni siquiera nuestras relaciones más significativas duran mucho. Por naturaleza, los padres casi siempre parten primero. Y hay mas circunstancias hoy donde los hijos parten antes que los padres. Y en los casados, siempre parte uno antes que el otro, y a veces dura un matrimonio varios años, pero otros menos. Pero, todo matrimonio enfrenta más tarde o más temprano una separación.

Habiendo dicho esto, veamos ahora este asunto. ¿Vale la pena seguir el curso del mundo, o hasta nuestro propio curso? Ya que hemos visto que todo en esta tierra pasa, y que lo que mas puede durar algo es el largo de nuestra vida, pero que todo esto tiene su fin, ¿Podremos justificar el seguir la voluntad del mundo, o hasta nuestra propia voluntad? ¿Tiene sentido o lógica poner tanto enfoque en un mundo que hoy es y mañana es otra cosa, y nuestras propias vidas que pasan cambiando hasta que llega a su final? ¿Qué ganamos del mundo o de hacer las cosas a nuestra manera? Podremos tener ciertos beneficios, y hasta gozar de ciertas cosas en el presente si luchamos por obtenerlas, pero ¿Cuánto dura? Y, ¿Existe algo en este mundo que nos asegure la eternidad? Podemos concluir que ni este mundo, ni aún el hacer nuestra propia voluntad tiene algún valor, ni aporte para el futuro, sino solo Dios. Y esto nos lleva a la conclusión, la cual espero que sea vuestra conclusión también.

El Apóstol Pedro hizo esta declaración: Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Juan 6:68-69. Esta es la realidad que verdaderamente vale la pena, especialmente considerando la realidad de que existe una eternidad, y que solo el Señor es la respuesta para poder obtener esa realidad. No hay nada en este mundo que pueda darnos esto. Y es imposible que nosotros lo podamos conseguir por nosotros mismos, hagamos lo que hagamos. Por lo tanto, ¿De qué sirve estar enfocado tanto en el presente, y dedicarse solo a lo temporal? Y ¿Para qué dedicarse a cosas que solo duran cierto tiempo? El Apóstol Pablo dijo lo siguiente: Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo. Filipenses 3:7-8. Y como resultado de esto mismo, también dijo esto: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:7-9. Cristo vino a cambiar el curso de nuestras vidas, para que ya no nos enfoquemos en lo temporal, en lo pasajero, en lo que no sirve para la eternidad. ¿Por qué? Porque nada de esto nos ayuda para la eternidad. Podemos pedirle ayuda a Dios por nuestras necesidades, pero consideremos esto: El Señor resucitó a Lázaro de los muertos, lo cual constituye el milagro más grande que físicamente se puede hacer. Pero Lázaro no está vivo hoy físicamente, sino que murió después. Entonces, si hasta algo tan grande como la resurrección física también no dura para siempre, ¿De qué sirve entonces enfocarse tanto en aquello? Y si la resurrección física es mas significativa que un trabajo, o una casa, o los bienes materiales, etc., entonces, ¿Tiene algún sentido ponerles tanta atención a estas cosas, y aún peor, buscar de Dios solo para resolver cosas temporales? Esto dijo el Señor: Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará. Lucas 9:23-24. Si cambiamos de curso, y decidimos vivir para Cristo, tendremos lo más preciado, lo que vale más la pena que todo lo que podamos imaginar. Pero, si no decidimos cambiar de curso, y seguimos viviendo para hacer la voluntad del mundo, o nuestra propia voluntad, perderemos lo presente algún día, y peor, perderemos lo eterno, y no hay otra oportunidad después. Hoy es la oportunidad. Mañana es incierto. Así que, ¿ha cambiado tu vida de curso, para seguir a Cristo, o sigues el curso que solo te llevará a la perdición eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Nuestra fe debe producir fruto - Lucas 13:6-9

Basado en Lucas 13:6-9 (Versión Reina Valera 1960)

Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.

La salvación solo se alcanza a través de la gracia de Dios, cuando nos arrepentimos y convertimos de todos nuestros pecados, y por fe, reconociendo y aceptando que Jesús murió por nuestros pecados y que fue resucitado por Dios Padre al tercer día, y recibiéndole como nuestro Señor y Dios. Esto es el pleno mensaje del Evangelio para salvación. Pero, cuando una persona toma esta decisión, ¿queda algo más por hacer? Después de esto, ¿Puede una persona solo vivir para sí, para hacer su propia voluntad, y esperar vivir eternamente? O, ¿Debe haber algo que se produzca como resultado de esta fe?

Muchos creyentes hoy en día piensan que después de aceptar a Cristo o de convertirse a Cristo, que ya todo está hecho, y que no queda nada más por hacer, y lo basan en ciertos pasajes esparcidos por el Nuevo Testamento para fundamentar esta creencia o doctrina. Muchos creen que, ya que la salvación no se alcanza por obras, entonces, creen que las obras después de convertirse ya no tienen ningún valor. Pero, viendo un panorama mucho más grande y amplio de las Escrituras, que va mucho más allá de ciertos versículos, entenderíamos que cuando nacemos de nuevo, o nos convertimos a Cristo, es solo el comienzo. A través de muchas de las enseñanzas del propio Señor, entendemos que la voluntad de Dios es que nosotros rindamos un producto a raíz o como resultado de nuestra fe, y si no producimos ese fruto que Dios espera o vivimos para hacer Su voluntad, tal como lo hemos leído, nos cortará y nos sacará de Su viña.

Lo primero que debemos entender es que no podemos aceptar enseñanzas como completas, solo con ciertos versos y nada más. La Palabra de Dios se apoya en sí misma, y en múltiples lugares para poder completar un principio. Por ejemplo, hay cuatro evangelios escritos por cuatro distintas personas, que existieron en distintos tiempos. E increíblemente, dos de ellos fueron escritos por personas que no vieron al Señor físicamente, como Marcos y Lucas. Entonces ¿Quién es responsable o el autor de las Escrituras, el hombre o Dios? Escrito esta: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia. 2 Timoteo 3:16. Entonces, ¿Para qué Dios inspiró que fuesen escritos cuatro distintos evangelios por diferentes personas, y por dos que ni siquiera vieron al Señor? ¿No bastaría solo un libro, y que fuere escrito por un solo escritor, y por la persona más cercana e íntima del Señor? Si fuere así, el único evangelio que importaría sería el Evangelio de Juan. Pero, no es así como Dios hizo las cosas. El permitió y diseño que fueren distintas personas para dar distintas perspectivas, y hasta el complementarse el uno para con el otro para demostrar la plenitud de la deidad de Cristo, tanto el relato de la persona que más cerca estuvo del Señor en la tierra durante Su ministerio (Juan) como el más lejano y removido de la vida física del Señor, como Lucas, quien escribió su evangelio entre 50 a 70 años después de la muerte del Señor. ¿Qué nos enseña esto? Que es Dios el que inspiró y dió sus relatos a través del Espíritu Santo, y también, que debemos ver más allá de solo unos versos por allí y por allá para completar principios divinos que deben ser observados y seguidos como parte de la fe en Cristo.

Otro punto que podemos discutir es el asunto de que, si una persona se convierte al Señor, ¿ya no debe preocuparse de nada más? A la hora que una persona se convierte, ¿comienza a funcionar el Espíritu Santo como un tipo de piloto automático (como algunos piensan), dentro de nuestras vidas? Volviendo a las Escrituras, si fuere así, que una persona ya no se tiene que preocupar de nada después de convertirse al Señor, solo asegurarse que allá una conversión genuina, entonces, ¿Para qué estudiar las Escrituras? Vayamos más allá. ¿Qué punto tendría Dios inspirar tal libro como la Santa Biblia, que no es un libro corto, producto que tomo siglos en producirse a través de muchos escritores? ¿Para que gastar tanto esfuerzo y sacrificio si solo con el Espíritu Santo tenemos para hacer todo lo que necesitamos hacer? ¿Qué importaría las Escrituras si ya estamos en un sendero sin salida ni desvió, por decir? Es imposible pensar que las Escrituras fueron hechas y escritos como pérdida de tiempo. Si vemos el universo, todo lo que Dios ha hecho, todo lo que proclama Su grandeza, desde lo más pequeño e invisible a nuestros ojos, como hasta lo más grande y expansivo del espacio, absolutamente todo tiene su propósito. Y si es así el asunto, ¿Dios no tendría un propósito aún más grande con Su Palabra, que hasta a través de ella, El hizo todo lo que hoy es y lo que permanece eternamente? Dios uso la Palabra, el Verbo, para crear lo visible y lo invisible, lo físico y lo espiritual, lo temporal y lo eterno. Como está escrito: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3.   

Entonces, ¿cuál es el propósito de la Palabra? Dios nunca quitó o canceló el libre albedrio del hombre, ni lo hizo antes de Cristo, ni mucho menos, después de Cristo. La Biblia enseña que todo está sujeto al libre albedrio, a lo que el hombre decide hacer dentro de las cosas inconmovibles de Dios. La Biblia nos enseña que hay cosas ya plenamente establecidas por Dios, pero dentro de todo eso, El dá lugar a que el hombre pueda decidir qué hacer con su vida, y así, dar lugar para juicio. Es imposible que allá juicio si somos simples marionetas o robots de Dios sencillamente. Cada uno de nosotros es responsable ante Dios por lo que hacemos, y seremos juzgados como tal. El Señor mismo hablo mucho del juicio venidero, y que todos, hasta los creyentes daremos cuenta por lo que hicimos. Esto dice la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Si el Apóstol Pablo se incluyó en tal juicio, nosotros estaremos también incluidos.

Así que, debemos entender que nuestra fe debe tener fruto, o sea debemos hacer con nuestra fe lo que Dios manda que hagamos. Debemos estudiar y vivir la Palabra para poder hacer la voluntad de Dios. Este es el propósito por lo cual fuimos salvados, para hacer la voluntad de Dios voluntariamente, convencidos de Su verdad, y por amor a El. Esto dijo el Señor: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Juan 15:1-2. Así que, ¿Tu fe está produciendo el fruto que tanto anhela ver Dios en ti? O ¿no estás produciendo nada, y así, corriendo el riesgo de ser removido por Dios para siempre? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Nuestro caminar con Cristo es personal - Zacarias 10

Basado en Zacarias 10 (Versión Reina Valera 1960)

Pedid a Jehová lluvia en la estación tardía. Jehová hará relámpagos, y os dará lluvia abundante, y hierba verde en el campo a cada uno. Porque los terafines han dado vanos oráculos, y los adivinos han visto mentira, han hablado sueños vanos, y vano es su consuelo; por lo cual el pueblo vaga como ovejas, y sufre porque no tiene pastor. Contra los pastores se ha encendido mi enojo, y castigaré a los jefes; pero Jehová de los ejércitos visitará su rebaño, la casa de Judá, y los pondrá como su caballo de honor en la guerra. De él saldrá la piedra angular, de él la clavija, de él el arco de guerra, de él también todo apremiador. Y serán como valientes que en la batalla huellan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque Jehová estará con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados. Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y guardaré la casa de José, y los haré volver; porque de ellos tendré piedad, y serán como si no los hubiera desechado; porque yo soy Jehová su Dios, y los oiré. Y será Efraín como valiente, y se alegrará su corazón como a causa del vino; sus hijos también verán, y se alegrarán; su corazón se gozará en Jehová. Yo los llamaré con un silbido, y los reuniré, porque los he redimido; y serán multiplicados tanto como fueron antes. Bien que los esparciré entre los pueblos, aun en lejanos países se acordarán de mí; y vivirán con sus hijos, y volverán. Porque yo los traeré de la tierra de Egipto, y los recogeré de Asiria; y los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, y no les bastará. Y la tribulación pasará por el mar, y herirá en el mar las ondas, y se secarán todas las profundidades del río; y la soberbia de Asiria será derribada, y se perderá el cetro de Egipto. Y yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová.

Hoy mas que nunca sufre el pueblo de Dios por mala instrucción, porque se enseñan cosas erradas, como si fueren verdad. Y no debiera ser sorpresa para nosotros porque la Palabra nos advirtió que esto sucedería aún más en los últimos tiempos. Esto dice la Palabra: Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 2 Timoteo 4:3-4. También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita. Porque de estos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también estos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 2 Timoteo 3:1-8. Esto es lo que estamos experimentando hoy dentro de muchas de nuestras iglesias, y por desgracia, en muchos de los llamados siervos y líderes. Debemos tener mucho cuidado, y debemos estudiar lo que se nos dice, no solo aceptarlo como verdad porque alguien de cierta posición lo está enseñando. No debemos tomar las cosas por asentadas.

Entonces, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo es que podemos protegernos de tales cosas, de evitar aprender mentiras, o cosas erradas? Por la gracia de Dios, hoy tenemos dos cosas qué son primordiales. Lo primero es: cuando somos redimidos por Dios a través de Cristo, por la fe recibimos al Espíritu Santo en nuestras vidas. Dios nos ha dado el Consolador a través de la salvación para que precisamente nos pueda guiar, para que podamos aprender Su verdad directamente. Escrito esta: Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Juan 16:13. Nosotros como cristianos no necesitamos intermediadores humanos. Es bueno tener a alguien que nos guíe para aprender la palabra de Dios, y todavia hay personas temerosas de Dios, como este ministerio, que tratamos por todos los medios de no comprometer la verdad de Dios (sé darán cuenta que siempre todo está basado en la Palabra). Pero, de lo que más debemos depender es de nuestra propia relación con Dios a través de la oración continua y al dedicarnos a estudiar la Palabra, diariamente, y viendo si es verdad o no lo que nos enseñan o nos predican.

Puede que diga alguien: Yo no se suficiente, o no tengo el conocimiento necesario para poder distinguir. Escrito esta: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Santiago 1:5. Y tambien dice esto:  Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?  Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? Lucas 11:9-13. La buena, perfecta y agradable voluntad de Dios es que le pidamos de Su guía y sabiduría continuamente, así que, El indudablemente responderá.

Y, la segunda cosa es que debemos buscar toda respuesta en la Palabra de Dios, la Santa Biblia. Toda enseñanza, prédica, doctrina, etc., debe ser comparada a lo que Dios dice en las Escrituras. Esto dicen las mismas Escrituras: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timothy 3:16-17. No hay otra fuente más directa de Dios que Su Palabra, desde Génesis hasta Apocalipsis. Por esto mismo que muchos naufragan en su fe, o se desvían, porque no se toman el tiempo de buscar por ellos mismos la Verdad, de comparar y verificar si es verdad lo que se les dice. Esto dice la Palabra: Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Oseas 4:6. Tenemos el privilegio más grande hoy, de tener a nuestro alcance la Palabra de Dios. En tiempos antiguos, como durante el tiempo de Óseas, casi nadie podía tener su propia copia de las Escrituras. La Palabra estaba al cuidado de los sacerdotes y escribas. Y así todo, Dios dijo que Su pueblo fue destruido, porque desecharon Su Palabra. Si Dios juzgó de esa manera a Su pueblo, ¿Cuánta más responsabilidad tenemos ahora nosotros?

Lo mejor del asunto es de que nuestra relación con el Señor es personal, y que podemos depender plenamente en El. Si tenemos buenos instructores de la Palabra, bien. Pero, si no tenemos personas confiables, no importa, porque tenemos más de lo necesario, disponible. Y también, debemos tener en cuenta que todos, sin excepción, daremos cuenta delante de Dios por todo lo que hacemos. Así que, ¿mantienes tu propia relación a diario con Cristo? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Porque los cristianos deben apoyar a Israel - Romanos 11

Basado en Romanos 11 (Versión Reina Valera 1960)

Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo: Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme? Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal. Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. ¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos; como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy. Y David dice: Sea vuelto su convite en trampa y en red, en tropezadero y en retribución; sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y agóbiales la espalda para siempre. Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos. Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo. Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados. Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, así también estos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.

Como cristianos debemos apoyar a Israel. Pero por desgracia, son solo algunos que lo hacen, y las razones pueden ser, o porque ignoran las Escrituras, como las que leímos hoy, o porque no entienden todavía la gracia que se le ha sido otorgada, o porque no entienden el plan de Dios, o porque todavía permanecen en oscuridad, del cual, si no se arrepienten, nunca obtendrá entrada al reino de Dios. No obstante, tenemos razones avasallantes de porque debemos apoyar y bendecir a Israel.

El primer asunto por el cual el cristiano debe apoyar a Israel es porque Dios dice que debemos hacerlo. Este debiera ser la razón más obvia, y la más relevante. Entendamos o no las razones de Dios, no importa, porque el entendimiento no es requisito para la obediencia. Hay muchas cosas en esta vida que solo aceptamos y hasta ponemos nuestras vidas en ellas sin entender porque son y como trabajan. Es más, hay una increíble cantidad de cosas que no entendemos y no obstante, dependemos a diario de ellos, sin ni siquiera saberlo. Cuando vemos lo expansivo del universo, y las complejidades de nuestro planeta, hay demasiadas cosas que no tenemos la capacidad de entender. Y usamos tal cosa como la fe, (y bendito sea Dios que nos ha dado esa capacidad, o habilidad), porque o si no, nada nos podría ser posible. Pero, en fin, esto dice Dios, de los descendientes de Abraham, el padre de la fe: Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Genesis 12:3. Así que, si deseas la bendición de Dios, bendice a Israel. Y si no lo bendices, entonces eres del grupo opuesto, porque hay solo dos caminos en esta vida, el hacer la voluntad de Dios, o el hacer la voluntad de Satanás. No existe el gris, o un lado medio. Y así, si no lo bendices, entonces traes sobre ti mismo la maldición de Dios. Por tu propio bien; piénsalo, medítalo, y pésalo.

Ahora bien, como gentiles que creemos en Dios, entenderíamos a través de este pasaje que la oportunidad de la salvación se nos otorga solo por la falla de Israel. Y Dios permitió que fallarán en general (porque no todos han despreciado la salvación de Dios) para que el gentil, nosotros los que estábamos totalmente ajenos a las promesas de Dios, pudiéramos tener la oportunidad de ser salvos. Toda nuestra oportunidad viene en relación a la intervención de Dios en el creer del judío para que pudiéramos tener la opción a través de Cristo. Debemos siempre recordar que la salvación vino a través de los judíos. El Señor era judío de judíos carnalmente, Hijo de David, y el evangelio llego a nosotros a través del pueblo judío. Todo lo que Dios hizo por nosotros fue a través de Su pueblo Israel, tanto Su propio Hijo, como los Apóstoles. Todo como cristianos se lo debemos a Dios, pero también a los judíos porque fue lo que Dios uso. Y nosotros hemos sido añadidos al pueblo creyente judío. No hay dos grupos de personas para Dios, sino uno a través de Cristo, una sola iglesia. Y a través de la fe, venimos a ser tanto hijos de Dios como hijos de Abraham. Escrito esta: Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación. Efesios 2:13-14. Si no amamos a los judíos, como cristianos, entonces, nos estamos despreciando a nosotros mismos, y desobedeciendo Dios. Así que, ¿Eres de los que bendicen a Israel para tu propia bendición, o de los que traen maldición sobre sí mismo? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Necesitamos estudiar la Palabra de Dios - 2 Pedro 1:16 – 2:3

Basado en 2 Pedro 1:16 – 2:3 (Versión Reina Valera 1960)

Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

Es necesario para todos los que deseamos alcanzar la vida eterna a través de Jesucristo, que entendamos bien lo que es y lo que no es la voluntad de Dios, lo que es verdad y lo que es mentira. Contrario a lo que se predica hoy muy comúnmente, la vida eterna, la salvación no solo se alcanza a través del arrepentimiento y conversión de pecados, y no solo se alcanza a través de confesar a Jesús como Señor, sino que es necesario como producto de ese arrepentimiento y conversión, y también de la fe en el Señor, el vivir para Cristo hasta nuestro final en la carne, haciendo así la voluntad de Dios. Y esto lo puedo decir muy afirmativamente a través de la Palabra de Dios, que es la suma autoridad del universo.

Para comenzar, el seguir a Cristo y permanecer en El es tan importante en nuestra fe como lo que lo inicia. Nunca debemos olvidar que somos salvos por la gracia de Dios a través del Señor Jesucristo, pero para Su propósito, y no para nuestros propósitos. Esto dice la Palabra: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Y también dijo el Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Por lo tanto, una persona puede llegar a arrepentirse y convertirse, puede llegar hasta confesar a Jesús como el Señor, pero si no busca hacer la voluntad de Dios como corresponde, ni nunca se dispone a buscar el deseo de Dios para su vida, sencillamente no llegará a la meta. ¿Por qué? Porque la verdadera fe en Cristo no solo se dice, sino que se vive, y se debe vivir hasta el final, como también está escrito: Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 24:13.

Pero ¿Qué pasará con una persona que solo busca hacer lo que desea, y aún peor, busca de Dios solo para que Dios supla sus necesidades y cumpla sus deseos? ¿Tal fe podrá salvarle? De acuerdo con las Escrituras, no es posible que una persona que hace eso alcance la salvación. Ya no es cuestión de que si una persona fue salva o perdió su salvación, sino el simple hecho de que nunca llevo a cabo la voluntad de Dios. Y por desgracia, la gran mayoría del supuesto pueblo de Dios vive de esta manera. Y por eso que son arrastrados por enseñanzas y doctrinas que aparentan ser verdad, porque la mentira suena mucho como la verdad, y también, porque suena muy atrayente, porque apela a sus deseos carnales. ¿Es malo pedirle ayuda al Señor? ¿Es malo depender del Señor? Por supuesto que no. El desea que nos demos cuenta de que dependemos totalmente de El, pero nuestra voluntad nunca debe ser la prioridad. Esa debe ser la diferencia. Nuestra prioridad siempre debe ser Su deseo. El Señor mismo nos dejó esta oración como ejemplo, lo cual muchos conocen y hasta lo tienen memorizado: …Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierraMateo 6:9b-10. Entonces, si una persona nunca pide por la voluntad de Dios en su vida, o nunca escoge hacer lo que Dios desea que haga, ¿Cómo llegará a hacer Su voluntad? Y ya vimos, que, si no hace la voluntad de Dios, podrá decir mucho: Señor, Señor…, pero no entrará en el reino de los cielos.

Ahora bien, ¿Cómo llegamos a conocer la voluntad de Dios? Primordialmente, a través de Su Palabra, la Santa Biblia, desde Genesis hasta Apocalipsis. Si Dios ha comprometido tanto esfuerzo y sacrificio para que tengamos Su Palabra como tal, ¿Podremos pensar por un momento que Dios aceptará que nos dejemos llevar por nuestras opiniones y parecer? No. Es más, es ofensivo a Dios que ignores Su Palabra, tal obra maestra que ha hecho, para que lo ignores y te dejes aconsejar por tus propias ideas, o aún peor, por las ideas y conceptos del mundo y de la sociedad. Todo reino en este mundo se ha levantado y ha caído, pero la Palabra de Dios permanece firme hasta hoy, y vivimos y existimos en base a ella, lo quieran aceptar o no. Desde el momento que Dios dijo: Sea… es que tenemos todo lo que tenemos hoy. El universo fue hecho a través de la Palabra de Dios. Pero si ignoras la Palabra de Dios, ¿podrás tener vida eterna? Imposible. Esto dice: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17.

Finalmente, es para nuestro propio bien el estudiar Su Palabra lo más posible. Siempre debemos recordar, Dios no pierde nada. Somos nosotros los que salimos perdiendo, y perdiendo eternamente si no nos aferramos a Su Verdad por completo. La Palabra de Dios no es un menú donde uno escoge lo que quiere y nada más. Debemos entender lo que el enemigo más trata de hacer es que sigas la mentira. Envía falsos profetas, falsos maestros, y usa hasta ciertas partes de la Palabra de Dios para tratar de hacerte que sigas la mentira, cosas que suenan como la verdad. ¿Por qué? Porque él es toda maldad, es parte de su carácter corrompido que lo hace ser como es. Ahora, Dios permite que hallan tales cosas para que lo genuino, los que le amamos lleguemos a estar listos para lo que viene. Este mundo temporal y corrompido es solo un lugar para ver quién es quién. Lo eterno es lo que importa, y por eso que debemos ser probados, tentados, y hasta atribulados, para que los que desean más hacer su propia voluntad, se terminen filtrando por ellos mismos, pero los que aprendemos a amar a Dios sobre todas las cosas, hasta sobre nuestras propias vidas, logremos a través de Cristo obtener lo que Dios solo puede dar. Escrito esta: Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará. 2 Timothy 2:11-12. Así que, ¿buscas hacer la voluntad de Dios según toda Su Palabra para que puedas obtener Su supremo premio? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El cumplimiento de las profecías - 2 Timoteo 3

Basado en 2 Timoteo 3 (Versión Reina Valera 1960)

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita. Porque de estos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también estos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquellos. Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; más los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

No debe haber ninguna duda en que estamos viviendo los últimos tiempos. Ya llevamos un tiempo viendo el cumplimiento de estas profecías que anunciaban de estos postreros días. Una de las cosas principales que nos dicen que ya llevamos tiempo en esto, es el pueblo de Israel, desde que sucedió lo impensable cuando Dios trajo a su pueblo de vuelta y lo volvió a establecer en 1948, como lo dicen estos pasajes: Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Isaías 11:11. He aquí que yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo e indignación grande; y los haré volver a este lugar, y los haré habitar seguramente; y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios. Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma. Porque así ha dicho Jehová: Como traje sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de ellos hablo. Jeremías 32:37-42. Como nota, el que apoya la destrucción de Israel trae sobre si la maldición de Dios.

Y después, muchos de nosotros hemos presenciado y disfrutado la profecía que el Señor dijo que el Evangelio seria predicado hasta los confines de la tierra, como está escrito: Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. Mateo 24:14. En 1950, comenzó la Billy Graham Evangelistic Association donde el Dr. Billy Graham comenzó grandes cruzadas, que después se hicieron mundiales. Por ejemplo, en Seúl, Corea del Sur, desde el 30 de mayo hasta el 3 de junio, 1973, se estima que hubieron más de 3.2 millones que vinieron a escuchar el Mensaje. Y en el servicio final, se estima que hubieron más de 1.1 millones de personas, donde se tuvo que predicar al aire libre en una pista de aviones (Yoi-do Plaza) para acomodar esa cantidad de público. En conjunto con esto, se alcanzaban a millones de personas a través de los distintos medios como la televisión y la radio. En Marzo de 1995, basado en San Juan, Puerto Rico, se transmitió el mensaje de salvación via satélite a 185 países, traducido a 116 lenguajes (a más de 1 billón de personas), donde todos escuchando en su lenguaje el camino a la vida cristiana, el Evangelio: 1) confesión y arrepentimiento, admitiendo el pecado y volviéndose de aquello, 2) recibiendo a Cristo por fe, invitándole a ser Señor y Salvador quien vive en el corazón a través del Espíritu Santo, y 3) obedeciendo y creciendo, lo cual envuelve un seguir a Cristo por toda la vida, comprometido con oración y el estudio de la Palabra de Dios, y exhibiendo el fruto del Espíritu en la vida de uno. Y esto fue lo que Dios hizo a través de un solo hombre, con la ayuda de una multitud de personas (por supuesto). Somos muchos más los que hemos dedicado nuestras vidas a ayudar a cumplir esta profecía mundial.

Y ahora, ¿Qué vemos? El cumplimiento del pasaje que leímos al comienzo. El mundo ha sido evangelizado, y ahora muy desgraciadamente, estamos presenciando la decadencia de ese gran tiempo de predica, tal como lo escribió el Apóstol Pablo a Timoteo, inspirado por el Espíritu Santo. Estos pecados que vimos antes no solo están en los incrédulos, sino y aún peor, están muy presentes en la gran mayoría de aquellos que se llaman ser pueblo de Dios o creyentes en Dios. Hoy vemos que se aman más a sí mismos que los demás, donde la gran mayoría piensa muy egoístamente, sin importarles los problemas de los demás. Y ¿qué podemos decir de lo siguiente: …avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios…? Y esto no solo lo vemos dentro de nuestras iglesias, sino aún peor, en el liderazgo de muchas iglesias por todo el mundo. Esta es una de las grandes razones por lo cual muchos resisten asistir a una iglesia, porque temen encontrar cosas aún peores en lugares donde debiera estar la presencia de Dios y Su bondad. En vez de encontrar paz, encuentran altivez y dureza de corazón. En vez de hallar ayuda, se encuentran malas intenciones. Estamos viviendo tiempos malos que solo se pondrán peores. Y si deseamos llegar a lo prometido, no podemos dejar llevarnos precisamente por las mentiras que se predican en muchos lugares. Debemos tener puestos los ojos en el Señor y seguir fielmente Su Palabra. No podemos tomar nada por asentado, ni lo que escuchamos, ni lo que hacemos personalmente, pase lo que pase, nos cueste lo que nos cueste (porque el seguir a Cristo sí tiene un precio). Esto dice la Palabra: Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, este será salvo. Marcos 13:12-13. No les voy a mentir, ni menos predicarles un evangelio falso de paz y prosperidad, porque temo a Dios. Vienen tiempos más difíciles, pero debemos perseverar hasta el fin para ser salvos, tal como está escrito. Lo global está escrito y se cumplirá, pero nuestras vidas aún están siendo escritas delante de Dios, y todo será juzgado por El al final. Así que, ¿De qué lado del cumplimiento de las profecías estas? ¿Para los que alcanzarán gracia ante Dios o los que se perderán por seguir la corriente del enemigo? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Sometiéndonos a Dios - 1 Pedro 5:5-11

Basado en 1 Pedro 5:5-11 (Versión Reina Valera 1960)

Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

La Biblia habla de humillarnos, tanto como humillarnos ante ciertas personas dignas de respeto en el Señor, o sea, no los ancianos de edad necesariamente (aunque debieran ser de estima), más los ancianos en el caminar del Señor, como también, nos enseña aún mayormente a humillarnos bajo la poderosa mano de Dios. ¿Qué significa realmente este asunto de humillarnos? ¿Significa rebajarse o descender de alguna manera como muchos lo interpretan?

El humillarnos, en sí, no implica un rebajarse o descender de estatus, por decir, sino que, se usa para ayudarnos a entender que nuestro modo de pensar debe cambiar, y por nuestro propio bien, adoptar un razonamiento más apropiado considerando ciertas realidades. Con relación a la persona que es anciana en el Señor, la persona que lleva tiempo y madurez como lo manda la Palabra, el respetarlas es sencillamente un reconocimiento de una realidad, de que ellos a través de su relación con el Señor, han logrado cierta experiencia que los hacen más crecidos y semejantes a Cristo. Esto dice por ejemplo la Palabra: Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 5:18-20. Debemos por lo tanto saber valorar ese caminar o ancianidad en el Señor. Y como leímos, no se trata de conocimiento (porque nadie sabía más que los fariseos y escribas), sino más bien, de vivir la ley, la Palabra de Dios. Por eso que los que son dignos de honra no son necesariamente ni las posiciones ni títulos que muchos presumen, sino los que han aprendido, practicado, y hasta sufrido por el Evangelio. Este es sencillamente un ejemplo: Hay una gran diferencia entre un creyente que fue a un seminario y que pastorea una iglesia con ciertas comodidades a un hermano o hermana que ha sido perseguido o a sufrido por el evangelio, y ha sacrificado bienes y hasta relaciones, libertades, etc. por amor a Cristo. Los Apóstoles eran claros ejemplos de esto. Y este fue precisamente la corrupción que surgió en la iglesia de Corinto, que ellos maltrataron a Pablo, a raíz del engreimiento, falta de madurez, y falta de respeto de estos.

Pero vayamos a lo más importante. ¿Es en realidad humillarse ante Dios el sencillamente comenzar a entender quien El es, y de lo que El es digno? Se usa la Palabra ‘humillaos’, pero es simplemente un comenzar un aceptar, una realidad, y tanto, porque Dios es digno, como también para nuestro beneficio. Y aún más, si una persona no comienza a dedicarse a entender quién es Dios y todo lo que le debe, puedo decir muy seguramente fundado en la Palabra, que nunca encontrará ni gracia, ni perdón ante Dios sin este reconocimiento y aceptación, y por muchas razones muy lógicas. Veamos este pasaje: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Salmo 8:3-4. Toda la creación proclama quien es Dios, Su poderío, Su dominio, y Su autoridad. El Señor no necesita ni una campaña publicitaria, ni marketing. Se trata de solo usar nuestros sentidos y raciocinio para poder comenzar a entender quién es Dios. Y esto también dice la Palabra: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. El hombre no necesita absolutamente nada más, solo dedicarse a observar las cosas, y hasta su propia existencia, para poder llegar a saber y llegar a creer en quien es Dios. Dios mismo dice que no tienen excusa, indiscutiblemente. Así que, la persona que no quiera aceptar esto, no es por falta de pruebas, sino porque no quiere creer, se rebela a Dios totalmente consciente de esta realidad. Enoc no tuvo nada escrito para poder llegar a creer y honrar a Dios. Noe tampoco necesito nada de eso, ni tampoco Abraham. Ellos fueron hombres que alcanzaron la gracia de Dios con solo observar lo creado y creer en Dios como era necesario.

Nosotros le debemos todo a Dios. La Biblia dice así: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Y dice esto también: Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya. Salmo 150. Toda la existencia, y aún nosotros mismos, todo depende de Dios. La realidad es que hasta nuestros pulmones respiran por el aire que Dios nos da, nuestros corazones palpitan solo porque Dios lo permite, y nuestro cuerpo funciona solo a través de Su persona. Por eso que dice que todo lo que respira alabe a JAH, no por humillación, sino como aceptación de una realidad irrefutable. ¡Oh si! La ciencia puede explicar ciertas cosas, y decirnos cómo funcionan, pero explicar algo es una cosa, pero otra cosa es crearla, hacerla, y sustentarlo todo. Y de nuevo, si no lo creen, no es porque no pueden creerlo, sino porque rehúsan, se rebelan a creer. Cuando Dios enfrenta a Job, ¿Qué le pregunto? Esto dice: Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me contestarás. ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular? Job 38:1-6. Entonces, ¿Será perdonado el hombre por una supuesta o autoimpuesta ignorancia? Si Dios dio testimonio de Job diciendo: …que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, fue enfrentado por Dios con estas verdades, ¿Qué quedará para nosotros si no valoramos toda Su obra, especialmente lo que hizo en la cruz a través de Cristo? ¿Se perdonará tal pecado de tomar tantas cosas por asentadas? Escrito esta: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Proverbios 1:7. Si no aprendemos a temerle, lo cual consiste de respetarle y honrarle como se lo merece, siempre seremos insensatos, y como tal, no alcanzaremos ninguna gracia de Dios. Así que, ¿Vives sometido a Dios y a Su voluntad para obtener la salvación que El solo puede darte? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Decisiones y consecuencias - Hechos 26:24-32

Basado en Hechos 26:24-32 (Versión Reina Valera 1960)

Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos; y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión ha hecho este hombre. Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César.

Si una persona hace la voluntad de Dios, ¿Le saldrá todo bien en este mundo? ¿Le salen las cosas mal a una persona porque no tiene suficiente fe o porque desobedeció a Dios? ¿Dios tiene favoritos y es por eso que a algunos les va mejor que a otros? ¿Es señal de obediencia y bendición cuando a una persona le salen bien las cosas, como también, es señal de desobediencia y de castigo cuando salen mal las cosas? ¿Pablo se equivocó en apelar a Cesar? ¿Era la voluntad de Dios que Pablo muriera, o fue a consecuencia de una mala decisión? Todo en esta vida envuelve decisiones y consecuencias. Hay decisiones que traen buenas consecuencias, y hay decisiones que traen malas consecuencias. Y hay decisiones que afectan nuestra vida aquí en este mundo, y hay decisiones que impactan nuestra eternidad. ¿Qué es lo que realmente debiera importar?

Para comenzar, responderemos a las preguntas en base a lo que entendemos en la Palabra de Dios, porque las circunstancias y las consecuencias no deben ser lo que dicta lo que está bien o mal, sino más bien, lo que dice Dios. Entendemos a través de los hechos escritos en la Palabra que el hacer la voluntad de Dios no garantiza un buen resultado en este mundo. Tenemos a los profetas que hasta representaron a Dios en este mundo, y a la gran mayoría de ellos, les fue muy mal, humanamente hablando. Ellos fueron maltratados por su propia gente, y no eran ni ricos ni prósperos, sino todo lo contrario. Juan el Bautista, el mayor de los profetas vivió muy pobremente y murió decapitado por decir la verdad. De esta misma manera, podemos entender que la fe no necesariamente tiene algo que ver de cómo van las cosas en el aquí y ahora. Los profetas tenían tal fe que hasta conversaban con Dios, y ¿para qué hablar de los increíbles prodigios que Dios hacia a través de ellos? Esto dice la Palabra sobre la fe: Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:36-40. También entendemos a través de la Palabra que Dios no necesariamente tiene favoritos, por decir, sino que, los que agradan a Dios encuentran favor ante El, pero como ya vimos, eso no quiere decir que todo les va a ir bien, como le paso a Abraham, a Jose, a David, a los apóstoles, y a tantos otros. Leemos que a pesar de que Esteban era casi como un ángel y vió al Señor en el cielo sentado a la diestra del Padre, murió apedreado, y todo por decir la verdad.

Ahora, ¿fue un error de Pablo apelar a Cesar? Lo más esencial que debemos entender es que las decisiones más acertadas son las que se ven los beneficios a largo plazo y no en lo inmediato. Al momento, le hubiera convenido a Pablo no haber apelado a Cesar, pero al ver el trascurrir del tiempo en la vida de Pablo a raíz de esa decisión, Dios lo uso grandemente porque pudo estar en lugares y hacer cosas que no hubiera hecho si hubiera tomado otra decisión. Fue de tal bendición, por lo tanto, la voluntad de Dios, que hasta hoy tenemos el provecho más grande de lo que decidió Pablo, porque Pablo escribió mucho de lo que tenemos hoy en la Biblia desde su arresto y hasta su muerte. Dios uso hasta la cárcel y la tribulación en la vida de Pablo para producir las bendiciones más grandes que tenemos hoy, cientos de años después de los hechos.

Y, ¿Por qué Pablo pudo ser tan acertado? Pablo siempre estaba mirando hacia adelante, hacia el futuro, lo que viene después de este mundo temporal y pasajero. Pablo no estaba pesando, por decir, sus circunstancias al presente como más importantes que el futuro venidero. ¿En qué pensaba Pablo, y en que debemos pensar más todos nosotros, si deseamos conseguir la vida eterna y las recompensas eternas de Dios? Debemos siempre pensar en la opinión de Dios y en Su gran juicio al final donde todo lo que hacemos aquí será visto y juzgado no según nuestras opiniones, ni aún menos, según las opiniones del mundo y la sociedad, sino según el estándar de Dios. Y esto debe poner en perspectiva lo que realmente nos debe interesar, si somos sabios. Esto dice la Palabra: De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Romanos 14:12. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Finalmente, Pablo buscaba solo hacer la voluntad del Padre porque sabía que iba ser juzgado solo en base a eso y por nada más. Entonces, si esto es lo único que realmente importa, ¿debemos darle tanto valor a todo lo demás, especialmente a este mundo, al bienestar, a la comodidad, a todo lo que busca el hombre que no conoce a Dios? No. Si nos va bien o mal aquí y ahora, debe comenzar a ser irrelevante. Esto mismo enseño el Señor de cómo debemos orar: Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Mateo 6:9-10. Y esto también enseño: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. En esto tenía la mira Pablo, y también debemos tener la misma meta: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:7-9. Nuestras decisiones, hasta las más pequeñas, deben siempre contemplar la voluntad de Dios y lo que El desea que hagamos, sin importar las circunstancias o las consecuencias, porque todo en este mundo terminará algún día, pero los que buscamos hacer la voluntad del Padre, viviremos para siempre disfrutando del fruto de nuestros hechos, si decidimos correctamente ante los ojos de Dios. El que busca hacer su propia voluntad en este mundo perderá su alma (garantizado), no importa la fe que profese tener. Así que, ¿Decides por Cristo y por hacer la voluntad del Padre, sin contemplar las consecuencias que se pudieran sufrir ahora? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El necio - Proverbios 26:1-12

Basado en Proverbios 26:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

Como no conviene la nieve en el verano, ni la lluvia en la siega, así no conviene al necio la honra. Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa. El látigo para el caballo, el cabestro para el asno, y la vara para la espalda del necio. Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él. Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión. Como el que se corta los pies y bebe su daño, así es el que envía recado por mano de un necio. Las piernas del cojo penden inútiles; así es el proverbio en la boca del necio. Como quien liga la piedra en la honda, así hace el que da honra al necio. Espinas hincadas en mano del embriagado, tal es el proverbio en la boca de los necios. Como arquero que a todos hiere, es el que toma a sueldo insensatos y vagabundos. Como perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su necedad. ¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él.

La necedad o el necio es mencionado mucho en este pasaje. Enseña que no conviene la honra al necio. Dice que la vara o el castigo es para el necio. Dice que debemos responderle al necio como merece su necedad. Advierte que no debemos confiar nuestra comunicación a través de un necio. También dice que el proverbio o pensamientos sabios no sirven de nada en la boca del necio, y que son como espinas hincadas o enterradas en la mano del borracho. Y finalmente, compara las necedades repetidas como el vomito de un perro. Por lo tanto, deberíamos poder entender a través de lo escrito que nada bueno se saca de la necedad. Toda necedad es mala y hasta repulsiva ante Dios.

Entonces, ¿Qué define a una persona como necia? La Biblia dice esto: Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; no hay quien haga bien. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno. Salmo 53:1-3. Así que, el necio es la persona que cree en su corazón que no hay Dios y la necedad que hace como resultado o el producto de esa incredulidad es la maldad. Notemos el siguiente detalle: Dice el necio en su corazón: No hay Dios. ¿Cuál es la importancia de esto? Que, en el centro de la persona, en su intimidad, escondido e invisible a los demás, esto es lo que realmente cree. Puede que proclame tener fe en Dios, y puede que no todo lo que haga es necedad o maldad, pero dentro de sí existe tal incredulidad. Y esto dice la Palabra al respecto: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Las personas pueden tratar de engañar a los que lo rodean, y hasta a sí mismo, pero es imposible engañar a Dios porque Dios todo lo ve y lo sabe. Y, ¿Qué importancia tiene esto? Que Dios, como el dueño y Señor que es de todo, un día va a juzgar a todo ser humano, sin excepción, tanto por lo que hace como por lo que tiene dentro de su corazón. Esto dice la Palabra: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Apocalipsis 20:11-15. Y para los que creen que nosotros los cristianos no seremos juzgados, esto dice la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Todos, tanto el incrédulo como el creyente, el necio como el sabio, seremos juzgados por nuestros hechos e intenciones. ¿Por qué? Porque Dios así lo ha establecido, no importa cuanto el necio quiera creer otra cosa. Dios ha decretado tal cosa como la responsabilidad como resultado del libre albedrio que le ha otorgado al hombre.

Dios nos enseña que El es el que establece en la tierra toda autoridad, como la autoridad que El es, y por lo tanto debemos respetarlas, nos guste o no, estemos de acuerdo o no, y él que se rebela en contra de ellas están yendo en contra de Dios mismo. Escrito esta: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Romanos 13:1-7. Por lo tanto, Dios ve como necio al que desafía la autoridad. Podrán decir: Están equivocadas las autoridades, o están mal. Y puede que sea así, pero dos males no hacen un bien, y Dios juzgará a toda persona por lo que hace, no importan las circunstancias. Tengan en mente que cuando Pablo, inspirado por el Espíritu Santo escribió este pasaje a los Romanos, estaba Cesar Nerón en el poder, uno de los emperadores más crueles y malos del Imperio Romano, el cual persiguió y mato a muchos cristianos. Así que, si Dios demandaba respeto a las autoridades durante tal reinado, ¿Qué quedara para nosotros?

El fin del asunto es: Dios sí existe, y sí juzgará todas las cosas al final de todo, por lo tanto, no debemos tener puestos nuestros ojos tanto en este mundo temporal, pasajero, y corrompido. Debiéramos ser sabios y siempre pensar en el día del juicio que está muy cerca, y que opinión Dios tiene de nosotros. Para evitar la necedad, debemos seguir esto: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Proverbios 1:7. Todos sabemos que Dios existe y no tenemos ninguna excusa con pensar otra cosa, como también está escrito: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Por lo tanto, aférrate a la gracia de Dios, arrepiéntete de todos tus pecados, cree en el Señor Jesucristo como lo que es: Dios; y busca ser hallado sabio ante El, porque al final, serás juzgado por El. El sabio busca ser aprobado por Dios, pero el necio trae sobre si su propia condena eterna. Así que, ¿Eres sabio o eres necio? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Buscando a Dios - Salmo 88

Basado en Salmo 88 (Versión Reina Valera 1960)

Oh Jehová, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti. Llegue mi oración a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor. Porque mi alma está hastiada de males, y mi vida cercana al Seol. Soy contado entre los que descienden al sepulcro; soy como hombre sin fuerza, abandonado entre los muertos, como los pasados a espada que yacen en el sepulcro, de quienes no te acuerdas ya, y que fueron arrebatados de tu mano. Me has puesto en el hoyo profundo, en tinieblas, en lugares profundos. Sobre mí reposa tu ira, y me has afligido con todas tus ondas. Selah. Has alejado de mí mis conocidos; me has puesto por abominación a ellos; encerrado estoy, y no puedo salir. Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; te he llamado, oh Jehová, cada día; he extendido a ti mis manos. ¿Manifestarás tus maravillas a los muertos? ¿Se levantarán los muertos para alabarte? Selah. ¿Será contada en el sepulcro tu misericordia, o tu verdad en el Abadón? ¿Serán reconocidas en las tinieblas tus maravillas, y tu justicia en la tierra del olvido? Mas yo a ti he clamado, oh Jehová, y de mañana mi oración se presentará delante de ti. ¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma? ¿Por qué escondes de mí tu rostro? Yo estoy afligido y menesteroso; desde la juventud he llevado tus terrores, he estado medroso. Sobre mí han pasado tus iras, y me oprimen tus terrores. Me han rodeado como aguas continuamente; a una me han cercado. Has alejado de mí al amigo y al compañero, y a mis conocidos has puesto en tinieblas.

Diferente a la gran mayoría de los Salmos, este no fue escrito por David sino por Hemán ezraíta. ¿Quién era este hombre? Se cree que Hemán era descendiente de Levi, uno de los nietos del profeta Samuel. El rey David lo hizo uno de los tres músicos principales para dirigir la adoración musical en el templo, dirigiendo el coro del templo y experto en muchos instrumentos. El era reconocido como un profeta, el cual David consultaba. El también era conocido por su sabiduría, y cuenta la historia que su sabiduría era comparable a la de Salomon. Este hombre no era cualquier persona, sino alguien muy especial por su familia, por sus dones y habilidades, y por su servicio a Dios y a su nación.

No obstante, este Salmo que escribió Hemán es uno de los Salmos que más expresa lamentación, soledad y sufrimiento, describiendo un tiempo donde se siente abandonado por Dios, por sus amigos, y conocidos. Y uno podría decir, si este hombre era tan especial ¿Cómo pudo sentirse de esa manera? Las razones por lo cual escribió el Salmo no son conocidas del todo, por lo tanto, solo podemos guiarnos por el Espíritu y discernir. Por lo que leemos, Hemán habla de los terrores y las iras de Dios, así que, podemos asumir que algo paso en su vida donde él siente que el dolor que experimentó es consecuencia de algún o algunos males que hizo ante Dios, porque todos sus males los atribuye a Dios. Y si era hombre sabio, no estaba culpando a Dios de balde, sino que pudieran haber surgido algunas razones.

Ahora bien, ¿podemos decir que las personas que pasan males o tienen sufrimientos son peores o más malos que los otros? La Biblia responde de esta manera: Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos… Eclesiastés 9:2-3a. Entonces podemos concluir que al que le sale todo bien, por decir, no es mejor o tiene más favor de Dios que la persona que vive grandes sufrimientos, y esto difiere con algunas malas enseñanzas que hay hoy. Las supuestas bendiciones no necesariamente son producto de buena conducta o favor delante de Dios, ni tampoco la enfermedad o el sufrimiento personal son necesariamente consecuencias del pecado directo de una persona. Si lo ponemos a la escala de Dios (la única escala que importa), todos somos pecadores, hasta los que hemos llegado a Cristo y recibimos Su perdón, porque mientras estemos en este estado carnal, seguiremos pecando hasta el día que muramos. Unos más y otros menos, pero todos seguimos pecando, por lo tanto, delante de Dios, no hay nadie mejor. Y porque a una persona le va mejor que a otra, tampoco no es necesariamente un asunto de falta de fe, como muchos creen erróneamente hoy. Esto leemos: ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:32-40. Entonces, nos debe quedar muy claro el asunto de que nuestras condiciones al presente, buenas o malas, no son necesariamente señal ni de bendición ni de castigo.

Algunos pueden alegar, ¿Qué saco yo entonces con creer y seguir a Dios fielmente si me puede ir mal? ¿De qué sirve si a lo mejor me puede ir hasta peor que a los demás? Nuestros sufrimientos siempre son a raíz del pecado, sea por nuestros hechos directos, o por el pecado ambiental (por decir), porque vivimos en un mundo corrompido. Y es posible que Dios cambie nuestras circunstancias para mejor, sea por nuestro arrepentimiento o por Su bondad, como también, puede que todo siga igual, o hasta peor a pesar de nuestra fidelidad a Dios (y tenemos a los Apóstoles como ejemplo). Y con esto no digo que no se pida por ayuda. ¡Ora por la ayuda de Dios con fe, sea cual sea tu situación, como lo hizo Hemán! Pero, lo que más le importa a Dios es lo que decidimos hacer dentro de nuestras circunstancias aquí y ahora, si buscamos seguir arrepintiéndonos, si buscamos Su voluntad, a pesar de las circunstancias. Aquí es donde la buena obra o el hacer la voluntad de Dios tiene todo el sentido del mundo. Escrito esta: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Por eso que importa lo que hacemos aquí y ahora, especialmente dentro de las dificultades, y a raíz de nuestra fe. Todos daremos cuenta ante Dios. Y también dice: …porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Lucas 12:48a. A Dios le importa lo que hacemos, especialmente después de venir a Cristo. Todos fuimos creados, hechos, y salvos por Cristo para servirle, sea cual sea nuestra condición, y especialmente si Dios nos ha dado más que a otros. Con toda bendición hay responsabilidad, y hay gran recompensa cuando somos fieles en el dolor. Así que, ¿Buscás a Dios para hacer Su voluntad? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Cuidado con doctrinas destructivas - 2 Pedro 2

Basado en 2 Pedro 2 (Versión Reina Valera 1960)

Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme. Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor. Pero estos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta. Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

Ya llevamos mucho tiempo con el cumplimiento de esta profecía, el asunto de las malas doctrinas en la mayoría de nuestras iglesias, cosas que suenan como verdad, pero que llevan muy sutilmente a la perdición eterna. Y si no tenemos cuidado con ellas, seremos arrastrados por las mismas, o en lo más mínimo, seremos cómplices. Y para Dios, el cómplice es tan culpable como el que hace el mal, como está escrito: Quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Romanos 1:32.

Para comenzar, hay que entender lo que realmente es el Evangelio o la sana doctrina para saber detectar la mala doctrina. Hay tres cosas fundamentales que forman parte del Evangelio, lo cual son: 1) Una persona tiene que arrepentirse y convertirse de todos sus pecados (Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado. Hechos 3:19-20), 2) tiene que aceptar y recibir al Señor Jesús como su efectivo y literal Señor (Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 10:8-9), y tiene que vivir para hacer la voluntad del Señor (Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:8-9. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21) Este es el Evangelio. Estas cosas son los que nos dan acceso a la vida y las recompensas eternas a través del Señor Jesucristo. Y cualquier cosa que se desvíe de estas cosas forman parte de estas doctrinas destructivas.

Ahora bien, algunos pueden alegar que hay enseñanzas que están basadas en las Escrituras, por lo tanto, no pueden estar erradas. Y el asunto es que el diablo trata de usar ciertas partes de la Palabra para tentarnos. Si trató de tentar al propio Hijo de Dios con Su propia Palabra, ¿cómo no lo va a hacer con nosotros? Sí, es verdad que corto, añadió, e hizo distintas cosas con el pasaje que usó con el Señor, pero, no obstante, eran partes de las Escrituras. Y ¿a qué apela el diablo para poder tentarnos, hasta usando lo sagrado? El trata de apelar a nuestro lado pecaminoso. Por ejemplo, ¿A quién le gusta admitir sus pecados, y a tener que cambiar de estilo de vida para seguir al Señor? Casi a nadie. La gran mayoría quieren llegar al cielo, pero sin dejar el pecado. Por eso que algunas falsas doctrinas te dicen que Dios te acepta tal como tú eres, y que no hay necesidad de arrepentimiento y que solo tienes que creer. Otra cosa es: ¿No desea la mayoría que su voluntad sea hecha en vez de la de Dios? Por eso mismo te dicen: Dios quiere hacerte feliz, y quiere concederte los deseos de tu corazón, como el buen Padre que es. Y sí, podemos pedirle ayuda al Señor, pero siempre sujetos a una cosa, como oró el Señor diciendo: Hagase Tu voluntad... Dios no es nuestro siervo, por lo tanto, no debemos tratarlo como tal. Y también te dicen: Si las obras no te podían salvar, entonces, tampoco importan después de recibir a Cristo. Y el problema con esto es que esta enseñanza invalida todo el propósito por el cual el Señor te creo y después, te salvó. Somos salvos para buenas obras, para hacer Su voluntad. Esto enseña la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. La sana doctrina es para tu salvación. Por lo tanto, si deseas obtener lo que Dios tiene reservado solo para aquellos que escogen amarle; por tu propio bien, reten la sana doctrina y desecha todo lo demás, apartándote de los que toman la piedad como fuente de ganancia para evitar ser cómplice de ellos (1 Timoteo 6:5). Así que, ¿Estás siguiendo la sana doctrina para salvación u otras cosas que suenan como verdad que te llevarán a la perdición eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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