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Necesitamos estudiar la Palabra de Dios - 2 Pedro 1:16 – 2:3

Basado en 2 Pedro 1:16 – 2:3 (Versión Reina Valera 1960)

Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

Es necesario para todos los que deseamos alcanzar la vida eterna a través de Jesucristo, que entendamos bien lo que es y lo que no es la voluntad de Dios, lo que es verdad y lo que es mentira. Contrario a lo que se predica hoy muy comúnmente, la vida eterna, la salvación no solo se alcanza a través del arrepentimiento y conversión de pecados, y no solo se alcanza a través de confesar a Jesús como Señor, sino que es necesario como producto de ese arrepentimiento y conversión, y también de la fe en el Señor, el vivir para Cristo hasta nuestro final en la carne, haciendo así la voluntad de Dios. Y esto lo puedo decir muy afirmativamente a través de la Palabra de Dios, que es la suma autoridad del universo.

Para comenzar, el seguir a Cristo y permanecer en El es tan importante en nuestra fe como lo que lo inicia. Nunca debemos olvidar que somos salvos por la gracia de Dios a través del Señor Jesucristo, pero para Su propósito, y no para nuestros propósitos. Esto dice la Palabra: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:8-10. Y también dijo el Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Por lo tanto, una persona puede llegar a arrepentirse y convertirse, puede llegar hasta confesar a Jesús como el Señor, pero si no busca hacer la voluntad de Dios como corresponde, ni nunca se dispone a buscar el deseo de Dios para su vida, sencillamente no llegará a la meta. ¿Por qué? Porque la verdadera fe en Cristo no solo se dice, sino que se vive, y se debe vivir hasta el final, como también está escrito: Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 24:13.

Pero ¿Qué pasará con una persona que solo busca hacer lo que desea, y aún peor, busca de Dios solo para que Dios supla sus necesidades y cumpla sus deseos? ¿Tal fe podrá salvarle? De acuerdo con las Escrituras, no es posible que una persona que hace eso alcance la salvación. Ya no es cuestión de que si una persona fue salva o perdió su salvación, sino el simple hecho de que nunca llevo a cabo la voluntad de Dios. Y por desgracia, la gran mayoría del supuesto pueblo de Dios vive de esta manera. Y por eso que son arrastrados por enseñanzas y doctrinas que aparentan ser verdad, porque la mentira suena mucho como la verdad, y también, porque suena muy atrayente, porque apela a sus deseos carnales. ¿Es malo pedirle ayuda al Señor? ¿Es malo depender del Señor? Por supuesto que no. El desea que nos demos cuenta de que dependemos totalmente de El, pero nuestra voluntad nunca debe ser la prioridad. Esa debe ser la diferencia. Nuestra prioridad siempre debe ser Su deseo. El Señor mismo nos dejó esta oración como ejemplo, lo cual muchos conocen y hasta lo tienen memorizado: …Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierraMateo 6:9b-10. Entonces, si una persona nunca pide por la voluntad de Dios en su vida, o nunca escoge hacer lo que Dios desea que haga, ¿Cómo llegará a hacer Su voluntad? Y ya vimos, que, si no hace la voluntad de Dios, podrá decir mucho: Señor, Señor…, pero no entrará en el reino de los cielos.

Ahora bien, ¿Cómo llegamos a conocer la voluntad de Dios? Primordialmente, a través de Su Palabra, la Santa Biblia, desde Genesis hasta Apocalipsis. Si Dios ha comprometido tanto esfuerzo y sacrificio para que tengamos Su Palabra como tal, ¿Podremos pensar por un momento que Dios aceptará que nos dejemos llevar por nuestras opiniones y parecer? No. Es más, es ofensivo a Dios que ignores Su Palabra, tal obra maestra que ha hecho, para que lo ignores y te dejes aconsejar por tus propias ideas, o aún peor, por las ideas y conceptos del mundo y de la sociedad. Todo reino en este mundo se ha levantado y ha caído, pero la Palabra de Dios permanece firme hasta hoy, y vivimos y existimos en base a ella, lo quieran aceptar o no. Desde el momento que Dios dijo: Sea… es que tenemos todo lo que tenemos hoy. El universo fue hecho a través de la Palabra de Dios. Pero si ignoras la Palabra de Dios, ¿podrás tener vida eterna? Imposible. Esto dice: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17.

Finalmente, es para nuestro propio bien el estudiar Su Palabra lo más posible. Siempre debemos recordar, Dios no pierde nada. Somos nosotros los que salimos perdiendo, y perdiendo eternamente si no nos aferramos a Su Verdad por completo. La Palabra de Dios no es un menú donde uno escoge lo que quiere y nada más. Debemos entender lo que el enemigo más trata de hacer es que sigas la mentira. Envía falsos profetas, falsos maestros, y usa hasta ciertas partes de la Palabra de Dios para tratar de hacerte que sigas la mentira, cosas que suenan como la verdad. ¿Por qué? Porque él es toda maldad, es parte de su carácter corrompido que lo hace ser como es. Ahora, Dios permite que hallan tales cosas para que lo genuino, los que le amamos lleguemos a estar listos para lo que viene. Este mundo temporal y corrompido es solo un lugar para ver quién es quién. Lo eterno es lo que importa, y por eso que debemos ser probados, tentados, y hasta atribulados, para que los que desean más hacer su propia voluntad, se terminen filtrando por ellos mismos, pero los que aprendemos a amar a Dios sobre todas las cosas, hasta sobre nuestras propias vidas, logremos a través de Cristo obtener lo que Dios solo puede dar. Escrito esta: Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará. 2 Timothy 2:11-12. Así que, ¿buscas hacer la voluntad de Dios según toda Su Palabra para que puedas obtener Su supremo premio? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El cumplimiento de las profecías - 2 Timoteo 3

Basado en 2 Timoteo 3 (Versión Reina Valera 1960)

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita. Porque de estos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias. Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también estos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquellos. Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; más los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

No debe haber ninguna duda en que estamos viviendo los últimos tiempos. Ya llevamos un tiempo viendo el cumplimiento de estas profecías que anunciaban de estos postreros días. Una de las cosas principales que nos dicen que ya llevamos tiempo en esto, es el pueblo de Israel, desde que sucedió lo impensable cuando Dios trajo a su pueblo de vuelta y lo volvió a establecer en 1948, como lo dicen estos pasajes: Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Isaías 11:11. He aquí que yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo e indignación grande; y los haré volver a este lugar, y los haré habitar seguramente; y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios. Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma. Porque así ha dicho Jehová: Como traje sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de ellos hablo. Jeremías 32:37-42. Como nota, el que apoya la destrucción de Israel trae sobre si la maldición de Dios.

Y después, muchos de nosotros hemos presenciado y disfrutado la profecía que el Señor dijo que el Evangelio seria predicado hasta los confines de la tierra, como está escrito: Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. Mateo 24:14. En 1950, comenzó la Billy Graham Evangelistic Association donde el Dr. Billy Graham comenzó grandes cruzadas, que después se hicieron mundiales. Por ejemplo, en Seúl, Corea del Sur, desde el 30 de mayo hasta el 3 de junio, 1973, se estima que hubieron más de 3.2 millones que vinieron a escuchar el Mensaje. Y en el servicio final, se estima que hubieron más de 1.1 millones de personas, donde se tuvo que predicar al aire libre en una pista de aviones (Yoi-do Plaza) para acomodar esa cantidad de público. En conjunto con esto, se alcanzaban a millones de personas a través de los distintos medios como la televisión y la radio. En Marzo de 1995, basado en San Juan, Puerto Rico, se transmitió el mensaje de salvación via satélite a 185 países, traducido a 116 lenguajes (a más de 1 billón de personas), donde todos escuchando en su lenguaje el camino a la vida cristiana, el Evangelio: 1) confesión y arrepentimiento, admitiendo el pecado y volviéndose de aquello, 2) recibiendo a Cristo por fe, invitándole a ser Señor y Salvador quien vive en el corazón a través del Espíritu Santo, y 3) obedeciendo y creciendo, lo cual envuelve un seguir a Cristo por toda la vida, comprometido con oración y el estudio de la Palabra de Dios, y exhibiendo el fruto del Espíritu en la vida de uno. Y esto fue lo que Dios hizo a través de un solo hombre, con la ayuda de una multitud de personas (por supuesto). Somos muchos más los que hemos dedicado nuestras vidas a ayudar a cumplir esta profecía mundial.

Y ahora, ¿Qué vemos? El cumplimiento del pasaje que leímos al comienzo. El mundo ha sido evangelizado, y ahora muy desgraciadamente, estamos presenciando la decadencia de ese gran tiempo de predica, tal como lo escribió el Apóstol Pablo a Timoteo, inspirado por el Espíritu Santo. Estos pecados que vimos antes no solo están en los incrédulos, sino y aún peor, están muy presentes en la gran mayoría de aquellos que se llaman ser pueblo de Dios o creyentes en Dios. Hoy vemos que se aman más a sí mismos que los demás, donde la gran mayoría piensa muy egoístamente, sin importarles los problemas de los demás. Y ¿qué podemos decir de lo siguiente: …avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios…? Y esto no solo lo vemos dentro de nuestras iglesias, sino aún peor, en el liderazgo de muchas iglesias por todo el mundo. Esta es una de las grandes razones por lo cual muchos resisten asistir a una iglesia, porque temen encontrar cosas aún peores en lugares donde debiera estar la presencia de Dios y Su bondad. En vez de encontrar paz, encuentran altivez y dureza de corazón. En vez de hallar ayuda, se encuentran malas intenciones. Estamos viviendo tiempos malos que solo se pondrán peores. Y si deseamos llegar a lo prometido, no podemos dejar llevarnos precisamente por las mentiras que se predican en muchos lugares. Debemos tener puestos los ojos en el Señor y seguir fielmente Su Palabra. No podemos tomar nada por asentado, ni lo que escuchamos, ni lo que hacemos personalmente, pase lo que pase, nos cueste lo que nos cueste (porque el seguir a Cristo sí tiene un precio). Esto dice la Palabra: Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, este será salvo. Marcos 13:12-13. No les voy a mentir, ni menos predicarles un evangelio falso de paz y prosperidad, porque temo a Dios. Vienen tiempos más difíciles, pero debemos perseverar hasta el fin para ser salvos, tal como está escrito. Lo global está escrito y se cumplirá, pero nuestras vidas aún están siendo escritas delante de Dios, y todo será juzgado por El al final. Así que, ¿De qué lado del cumplimiento de las profecías estas? ¿Para los que alcanzarán gracia ante Dios o los que se perderán por seguir la corriente del enemigo? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Sometiéndonos a Dios - 1 Pedro 5:5-11

Basado en 1 Pedro 5:5-11 (Versión Reina Valera 1960)

Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

La Biblia habla de humillarnos, tanto como humillarnos ante ciertas personas dignas de respeto en el Señor, o sea, no los ancianos de edad necesariamente (aunque debieran ser de estima), más los ancianos en el caminar del Señor, como también, nos enseña aún mayormente a humillarnos bajo la poderosa mano de Dios. ¿Qué significa realmente este asunto de humillarnos? ¿Significa rebajarse o descender de alguna manera como muchos lo interpretan?

El humillarnos, en sí, no implica un rebajarse o descender de estatus, por decir, sino que, se usa para ayudarnos a entender que nuestro modo de pensar debe cambiar, y por nuestro propio bien, adoptar un razonamiento más apropiado considerando ciertas realidades. Con relación a la persona que es anciana en el Señor, la persona que lleva tiempo y madurez como lo manda la Palabra, el respetarlas es sencillamente un reconocimiento de una realidad, de que ellos a través de su relación con el Señor, han logrado cierta experiencia que los hacen más crecidos y semejantes a Cristo. Esto dice por ejemplo la Palabra: Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 5:18-20. Debemos por lo tanto saber valorar ese caminar o ancianidad en el Señor. Y como leímos, no se trata de conocimiento (porque nadie sabía más que los fariseos y escribas), sino más bien, de vivir la ley, la Palabra de Dios. Por eso que los que son dignos de honra no son necesariamente ni las posiciones ni títulos que muchos presumen, sino los que han aprendido, practicado, y hasta sufrido por el Evangelio. Este es sencillamente un ejemplo: Hay una gran diferencia entre un creyente que fue a un seminario y que pastorea una iglesia con ciertas comodidades a un hermano o hermana que ha sido perseguido o a sufrido por el evangelio, y ha sacrificado bienes y hasta relaciones, libertades, etc. por amor a Cristo. Los Apóstoles eran claros ejemplos de esto. Y este fue precisamente la corrupción que surgió en la iglesia de Corinto, que ellos maltrataron a Pablo, a raíz del engreimiento, falta de madurez, y falta de respeto de estos.

Pero vayamos a lo más importante. ¿Es en realidad humillarse ante Dios el sencillamente comenzar a entender quien El es, y de lo que El es digno? Se usa la Palabra ‘humillaos’, pero es simplemente un comenzar un aceptar, una realidad, y tanto, porque Dios es digno, como también para nuestro beneficio. Y aún más, si una persona no comienza a dedicarse a entender quién es Dios y todo lo que le debe, puedo decir muy seguramente fundado en la Palabra, que nunca encontrará ni gracia, ni perdón ante Dios sin este reconocimiento y aceptación, y por muchas razones muy lógicas. Veamos este pasaje: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Salmo 8:3-4. Toda la creación proclama quien es Dios, Su poderío, Su dominio, y Su autoridad. El Señor no necesita ni una campaña publicitaria, ni marketing. Se trata de solo usar nuestros sentidos y raciocinio para poder comenzar a entender quién es Dios. Y esto también dice la Palabra: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. El hombre no necesita absolutamente nada más, solo dedicarse a observar las cosas, y hasta su propia existencia, para poder llegar a saber y llegar a creer en quien es Dios. Dios mismo dice que no tienen excusa, indiscutiblemente. Así que, la persona que no quiera aceptar esto, no es por falta de pruebas, sino porque no quiere creer, se rebela a Dios totalmente consciente de esta realidad. Enoc no tuvo nada escrito para poder llegar a creer y honrar a Dios. Noe tampoco necesito nada de eso, ni tampoco Abraham. Ellos fueron hombres que alcanzaron la gracia de Dios con solo observar lo creado y creer en Dios como era necesario.

Nosotros le debemos todo a Dios. La Biblia dice así: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Y dice esto también: Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya. Salmo 150. Toda la existencia, y aún nosotros mismos, todo depende de Dios. La realidad es que hasta nuestros pulmones respiran por el aire que Dios nos da, nuestros corazones palpitan solo porque Dios lo permite, y nuestro cuerpo funciona solo a través de Su persona. Por eso que dice que todo lo que respira alabe a JAH, no por humillación, sino como aceptación de una realidad irrefutable. ¡Oh si! La ciencia puede explicar ciertas cosas, y decirnos cómo funcionan, pero explicar algo es una cosa, pero otra cosa es crearla, hacerla, y sustentarlo todo. Y de nuevo, si no lo creen, no es porque no pueden creerlo, sino porque rehúsan, se rebelan a creer. Cuando Dios enfrenta a Job, ¿Qué le pregunto? Esto dice: Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me contestarás. ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular? Job 38:1-6. Entonces, ¿Será perdonado el hombre por una supuesta o autoimpuesta ignorancia? Si Dios dio testimonio de Job diciendo: …que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, fue enfrentado por Dios con estas verdades, ¿Qué quedará para nosotros si no valoramos toda Su obra, especialmente lo que hizo en la cruz a través de Cristo? ¿Se perdonará tal pecado de tomar tantas cosas por asentadas? Escrito esta: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Proverbios 1:7. Si no aprendemos a temerle, lo cual consiste de respetarle y honrarle como se lo merece, siempre seremos insensatos, y como tal, no alcanzaremos ninguna gracia de Dios. Así que, ¿Vives sometido a Dios y a Su voluntad para obtener la salvación que El solo puede darte? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Decisiones y consecuencias - Hechos 26:24-32

Basado en Hechos 26:24-32 (Versión Reina Valera 1960)

Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos; y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión ha hecho este hombre. Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César.

Si una persona hace la voluntad de Dios, ¿Le saldrá todo bien en este mundo? ¿Le salen las cosas mal a una persona porque no tiene suficiente fe o porque desobedeció a Dios? ¿Dios tiene favoritos y es por eso que a algunos les va mejor que a otros? ¿Es señal de obediencia y bendición cuando a una persona le salen bien las cosas, como también, es señal de desobediencia y de castigo cuando salen mal las cosas? ¿Pablo se equivocó en apelar a Cesar? ¿Era la voluntad de Dios que Pablo muriera, o fue a consecuencia de una mala decisión? Todo en esta vida envuelve decisiones y consecuencias. Hay decisiones que traen buenas consecuencias, y hay decisiones que traen malas consecuencias. Y hay decisiones que afectan nuestra vida aquí en este mundo, y hay decisiones que impactan nuestra eternidad. ¿Qué es lo que realmente debiera importar?

Para comenzar, responderemos a las preguntas en base a lo que entendemos en la Palabra de Dios, porque las circunstancias y las consecuencias no deben ser lo que dicta lo que está bien o mal, sino más bien, lo que dice Dios. Entendemos a través de los hechos escritos en la Palabra que el hacer la voluntad de Dios no garantiza un buen resultado en este mundo. Tenemos a los profetas que hasta representaron a Dios en este mundo, y a la gran mayoría de ellos, les fue muy mal, humanamente hablando. Ellos fueron maltratados por su propia gente, y no eran ni ricos ni prósperos, sino todo lo contrario. Juan el Bautista, el mayor de los profetas vivió muy pobremente y murió decapitado por decir la verdad. De esta misma manera, podemos entender que la fe no necesariamente tiene algo que ver de cómo van las cosas en el aquí y ahora. Los profetas tenían tal fe que hasta conversaban con Dios, y ¿para qué hablar de los increíbles prodigios que Dios hacia a través de ellos? Esto dice la Palabra sobre la fe: Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:36-40. También entendemos a través de la Palabra que Dios no necesariamente tiene favoritos, por decir, sino que, los que agradan a Dios encuentran favor ante El, pero como ya vimos, eso no quiere decir que todo les va a ir bien, como le paso a Abraham, a Jose, a David, a los apóstoles, y a tantos otros. Leemos que a pesar de que Esteban era casi como un ángel y vió al Señor en el cielo sentado a la diestra del Padre, murió apedreado, y todo por decir la verdad.

Ahora, ¿fue un error de Pablo apelar a Cesar? Lo más esencial que debemos entender es que las decisiones más acertadas son las que se ven los beneficios a largo plazo y no en lo inmediato. Al momento, le hubiera convenido a Pablo no haber apelado a Cesar, pero al ver el trascurrir del tiempo en la vida de Pablo a raíz de esa decisión, Dios lo uso grandemente porque pudo estar en lugares y hacer cosas que no hubiera hecho si hubiera tomado otra decisión. Fue de tal bendición, por lo tanto, la voluntad de Dios, que hasta hoy tenemos el provecho más grande de lo que decidió Pablo, porque Pablo escribió mucho de lo que tenemos hoy en la Biblia desde su arresto y hasta su muerte. Dios uso hasta la cárcel y la tribulación en la vida de Pablo para producir las bendiciones más grandes que tenemos hoy, cientos de años después de los hechos.

Y, ¿Por qué Pablo pudo ser tan acertado? Pablo siempre estaba mirando hacia adelante, hacia el futuro, lo que viene después de este mundo temporal y pasajero. Pablo no estaba pesando, por decir, sus circunstancias al presente como más importantes que el futuro venidero. ¿En qué pensaba Pablo, y en que debemos pensar más todos nosotros, si deseamos conseguir la vida eterna y las recompensas eternas de Dios? Debemos siempre pensar en la opinión de Dios y en Su gran juicio al final donde todo lo que hacemos aquí será visto y juzgado no según nuestras opiniones, ni aún menos, según las opiniones del mundo y la sociedad, sino según el estándar de Dios. Y esto debe poner en perspectiva lo que realmente nos debe interesar, si somos sabios. Esto dice la Palabra: De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Romanos 14:12. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Finalmente, Pablo buscaba solo hacer la voluntad del Padre porque sabía que iba ser juzgado solo en base a eso y por nada más. Entonces, si esto es lo único que realmente importa, ¿debemos darle tanto valor a todo lo demás, especialmente a este mundo, al bienestar, a la comodidad, a todo lo que busca el hombre que no conoce a Dios? No. Si nos va bien o mal aquí y ahora, debe comenzar a ser irrelevante. Esto mismo enseño el Señor de cómo debemos orar: Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Mateo 6:9-10. Y esto también enseño: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. En esto tenía la mira Pablo, y también debemos tener la misma meta: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:7-9. Nuestras decisiones, hasta las más pequeñas, deben siempre contemplar la voluntad de Dios y lo que El desea que hagamos, sin importar las circunstancias o las consecuencias, porque todo en este mundo terminará algún día, pero los que buscamos hacer la voluntad del Padre, viviremos para siempre disfrutando del fruto de nuestros hechos, si decidimos correctamente ante los ojos de Dios. El que busca hacer su propia voluntad en este mundo perderá su alma (garantizado), no importa la fe que profese tener. Así que, ¿Decides por Cristo y por hacer la voluntad del Padre, sin contemplar las consecuencias que se pudieran sufrir ahora? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El necio - Proverbios 26:1-12

Basado en Proverbios 26:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

Como no conviene la nieve en el verano, ni la lluvia en la siega, así no conviene al necio la honra. Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa. El látigo para el caballo, el cabestro para el asno, y la vara para la espalda del necio. Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él. Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión. Como el que se corta los pies y bebe su daño, así es el que envía recado por mano de un necio. Las piernas del cojo penden inútiles; así es el proverbio en la boca del necio. Como quien liga la piedra en la honda, así hace el que da honra al necio. Espinas hincadas en mano del embriagado, tal es el proverbio en la boca de los necios. Como arquero que a todos hiere, es el que toma a sueldo insensatos y vagabundos. Como perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su necedad. ¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él.

La necedad o el necio es mencionado mucho en este pasaje. Enseña que no conviene la honra al necio. Dice que la vara o el castigo es para el necio. Dice que debemos responderle al necio como merece su necedad. Advierte que no debemos confiar nuestra comunicación a través de un necio. También dice que el proverbio o pensamientos sabios no sirven de nada en la boca del necio, y que son como espinas hincadas o enterradas en la mano del borracho. Y finalmente, compara las necedades repetidas como el vomito de un perro. Por lo tanto, deberíamos poder entender a través de lo escrito que nada bueno se saca de la necedad. Toda necedad es mala y hasta repulsiva ante Dios.

Entonces, ¿Qué define a una persona como necia? La Biblia dice esto: Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; no hay quien haga bien. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno. Salmo 53:1-3. Así que, el necio es la persona que cree en su corazón que no hay Dios y la necedad que hace como resultado o el producto de esa incredulidad es la maldad. Notemos el siguiente detalle: Dice el necio en su corazón: No hay Dios. ¿Cuál es la importancia de esto? Que, en el centro de la persona, en su intimidad, escondido e invisible a los demás, esto es lo que realmente cree. Puede que proclame tener fe en Dios, y puede que no todo lo que haga es necedad o maldad, pero dentro de sí existe tal incredulidad. Y esto dice la Palabra al respecto: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Las personas pueden tratar de engañar a los que lo rodean, y hasta a sí mismo, pero es imposible engañar a Dios porque Dios todo lo ve y lo sabe. Y, ¿Qué importancia tiene esto? Que Dios, como el dueño y Señor que es de todo, un día va a juzgar a todo ser humano, sin excepción, tanto por lo que hace como por lo que tiene dentro de su corazón. Esto dice la Palabra: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Apocalipsis 20:11-15. Y para los que creen que nosotros los cristianos no seremos juzgados, esto dice la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Todos, tanto el incrédulo como el creyente, el necio como el sabio, seremos juzgados por nuestros hechos e intenciones. ¿Por qué? Porque Dios así lo ha establecido, no importa cuanto el necio quiera creer otra cosa. Dios ha decretado tal cosa como la responsabilidad como resultado del libre albedrio que le ha otorgado al hombre.

Dios nos enseña que El es el que establece en la tierra toda autoridad, como la autoridad que El es, y por lo tanto debemos respetarlas, nos guste o no, estemos de acuerdo o no, y él que se rebela en contra de ellas están yendo en contra de Dios mismo. Escrito esta: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Romanos 13:1-7. Por lo tanto, Dios ve como necio al que desafía la autoridad. Podrán decir: Están equivocadas las autoridades, o están mal. Y puede que sea así, pero dos males no hacen un bien, y Dios juzgará a toda persona por lo que hace, no importan las circunstancias. Tengan en mente que cuando Pablo, inspirado por el Espíritu Santo escribió este pasaje a los Romanos, estaba Cesar Nerón en el poder, uno de los emperadores más crueles y malos del Imperio Romano, el cual persiguió y mato a muchos cristianos. Así que, si Dios demandaba respeto a las autoridades durante tal reinado, ¿Qué quedara para nosotros?

El fin del asunto es: Dios sí existe, y sí juzgará todas las cosas al final de todo, por lo tanto, no debemos tener puestos nuestros ojos tanto en este mundo temporal, pasajero, y corrompido. Debiéramos ser sabios y siempre pensar en el día del juicio que está muy cerca, y que opinión Dios tiene de nosotros. Para evitar la necedad, debemos seguir esto: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Proverbios 1:7. Todos sabemos que Dios existe y no tenemos ninguna excusa con pensar otra cosa, como también está escrito: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Por lo tanto, aférrate a la gracia de Dios, arrepiéntete de todos tus pecados, cree en el Señor Jesucristo como lo que es: Dios; y busca ser hallado sabio ante El, porque al final, serás juzgado por El. El sabio busca ser aprobado por Dios, pero el necio trae sobre si su propia condena eterna. Así que, ¿Eres sabio o eres necio? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Buscando a Dios - Salmo 88

Basado en Salmo 88 (Versión Reina Valera 1960)

Oh Jehová, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti. Llegue mi oración a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor. Porque mi alma está hastiada de males, y mi vida cercana al Seol. Soy contado entre los que descienden al sepulcro; soy como hombre sin fuerza, abandonado entre los muertos, como los pasados a espada que yacen en el sepulcro, de quienes no te acuerdas ya, y que fueron arrebatados de tu mano. Me has puesto en el hoyo profundo, en tinieblas, en lugares profundos. Sobre mí reposa tu ira, y me has afligido con todas tus ondas. Selah. Has alejado de mí mis conocidos; me has puesto por abominación a ellos; encerrado estoy, y no puedo salir. Mis ojos enfermaron a causa de mi aflicción; te he llamado, oh Jehová, cada día; he extendido a ti mis manos. ¿Manifestarás tus maravillas a los muertos? ¿Se levantarán los muertos para alabarte? Selah. ¿Será contada en el sepulcro tu misericordia, o tu verdad en el Abadón? ¿Serán reconocidas en las tinieblas tus maravillas, y tu justicia en la tierra del olvido? Mas yo a ti he clamado, oh Jehová, y de mañana mi oración se presentará delante de ti. ¿Por qué, oh Jehová, desechas mi alma? ¿Por qué escondes de mí tu rostro? Yo estoy afligido y menesteroso; desde la juventud he llevado tus terrores, he estado medroso. Sobre mí han pasado tus iras, y me oprimen tus terrores. Me han rodeado como aguas continuamente; a una me han cercado. Has alejado de mí al amigo y al compañero, y a mis conocidos has puesto en tinieblas.

Diferente a la gran mayoría de los Salmos, este no fue escrito por David sino por Hemán ezraíta. ¿Quién era este hombre? Se cree que Hemán era descendiente de Levi, uno de los nietos del profeta Samuel. El rey David lo hizo uno de los tres músicos principales para dirigir la adoración musical en el templo, dirigiendo el coro del templo y experto en muchos instrumentos. El era reconocido como un profeta, el cual David consultaba. El también era conocido por su sabiduría, y cuenta la historia que su sabiduría era comparable a la de Salomon. Este hombre no era cualquier persona, sino alguien muy especial por su familia, por sus dones y habilidades, y por su servicio a Dios y a su nación.

No obstante, este Salmo que escribió Hemán es uno de los Salmos que más expresa lamentación, soledad y sufrimiento, describiendo un tiempo donde se siente abandonado por Dios, por sus amigos, y conocidos. Y uno podría decir, si este hombre era tan especial ¿Cómo pudo sentirse de esa manera? Las razones por lo cual escribió el Salmo no son conocidas del todo, por lo tanto, solo podemos guiarnos por el Espíritu y discernir. Por lo que leemos, Hemán habla de los terrores y las iras de Dios, así que, podemos asumir que algo paso en su vida donde él siente que el dolor que experimentó es consecuencia de algún o algunos males que hizo ante Dios, porque todos sus males los atribuye a Dios. Y si era hombre sabio, no estaba culpando a Dios de balde, sino que pudieran haber surgido algunas razones.

Ahora bien, ¿podemos decir que las personas que pasan males o tienen sufrimientos son peores o más malos que los otros? La Biblia responde de esta manera: Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos… Eclesiastés 9:2-3a. Entonces podemos concluir que al que le sale todo bien, por decir, no es mejor o tiene más favor de Dios que la persona que vive grandes sufrimientos, y esto difiere con algunas malas enseñanzas que hay hoy. Las supuestas bendiciones no necesariamente son producto de buena conducta o favor delante de Dios, ni tampoco la enfermedad o el sufrimiento personal son necesariamente consecuencias del pecado directo de una persona. Si lo ponemos a la escala de Dios (la única escala que importa), todos somos pecadores, hasta los que hemos llegado a Cristo y recibimos Su perdón, porque mientras estemos en este estado carnal, seguiremos pecando hasta el día que muramos. Unos más y otros menos, pero todos seguimos pecando, por lo tanto, delante de Dios, no hay nadie mejor. Y porque a una persona le va mejor que a otra, tampoco no es necesariamente un asunto de falta de fe, como muchos creen erróneamente hoy. Esto leemos: ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:32-40. Entonces, nos debe quedar muy claro el asunto de que nuestras condiciones al presente, buenas o malas, no son necesariamente señal ni de bendición ni de castigo.

Algunos pueden alegar, ¿Qué saco yo entonces con creer y seguir a Dios fielmente si me puede ir mal? ¿De qué sirve si a lo mejor me puede ir hasta peor que a los demás? Nuestros sufrimientos siempre son a raíz del pecado, sea por nuestros hechos directos, o por el pecado ambiental (por decir), porque vivimos en un mundo corrompido. Y es posible que Dios cambie nuestras circunstancias para mejor, sea por nuestro arrepentimiento o por Su bondad, como también, puede que todo siga igual, o hasta peor a pesar de nuestra fidelidad a Dios (y tenemos a los Apóstoles como ejemplo). Y con esto no digo que no se pida por ayuda. ¡Ora por la ayuda de Dios con fe, sea cual sea tu situación, como lo hizo Hemán! Pero, lo que más le importa a Dios es lo que decidimos hacer dentro de nuestras circunstancias aquí y ahora, si buscamos seguir arrepintiéndonos, si buscamos Su voluntad, a pesar de las circunstancias. Aquí es donde la buena obra o el hacer la voluntad de Dios tiene todo el sentido del mundo. Escrito esta: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Por eso que importa lo que hacemos aquí y ahora, especialmente dentro de las dificultades, y a raíz de nuestra fe. Todos daremos cuenta ante Dios. Y también dice: …porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Lucas 12:48a. A Dios le importa lo que hacemos, especialmente después de venir a Cristo. Todos fuimos creados, hechos, y salvos por Cristo para servirle, sea cual sea nuestra condición, y especialmente si Dios nos ha dado más que a otros. Con toda bendición hay responsabilidad, y hay gran recompensa cuando somos fieles en el dolor. Así que, ¿Buscás a Dios para hacer Su voluntad? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Cuidado con doctrinas destructivas - 2 Pedro 2

Basado en 2 Pedro 2 (Versión Reina Valera 1960)

Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme. Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor. Pero estos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta. Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

Ya llevamos mucho tiempo con el cumplimiento de esta profecía, el asunto de las malas doctrinas en la mayoría de nuestras iglesias, cosas que suenan como verdad, pero que llevan muy sutilmente a la perdición eterna. Y si no tenemos cuidado con ellas, seremos arrastrados por las mismas, o en lo más mínimo, seremos cómplices. Y para Dios, el cómplice es tan culpable como el que hace el mal, como está escrito: Quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Romanos 1:32.

Para comenzar, hay que entender lo que realmente es el Evangelio o la sana doctrina para saber detectar la mala doctrina. Hay tres cosas fundamentales que forman parte del Evangelio, lo cual son: 1) Una persona tiene que arrepentirse y convertirse de todos sus pecados (Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado. Hechos 3:19-20), 2) tiene que aceptar y recibir al Señor Jesús como su efectivo y literal Señor (Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 10:8-9), y tiene que vivir para hacer la voluntad del Señor (Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:8-9. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21) Este es el Evangelio. Estas cosas son los que nos dan acceso a la vida y las recompensas eternas a través del Señor Jesucristo. Y cualquier cosa que se desvíe de estas cosas forman parte de estas doctrinas destructivas.

Ahora bien, algunos pueden alegar que hay enseñanzas que están basadas en las Escrituras, por lo tanto, no pueden estar erradas. Y el asunto es que el diablo trata de usar ciertas partes de la Palabra para tentarnos. Si trató de tentar al propio Hijo de Dios con Su propia Palabra, ¿cómo no lo va a hacer con nosotros? Sí, es verdad que corto, añadió, e hizo distintas cosas con el pasaje que usó con el Señor, pero, no obstante, eran partes de las Escrituras. Y ¿a qué apela el diablo para poder tentarnos, hasta usando lo sagrado? El trata de apelar a nuestro lado pecaminoso. Por ejemplo, ¿A quién le gusta admitir sus pecados, y a tener que cambiar de estilo de vida para seguir al Señor? Casi a nadie. La gran mayoría quieren llegar al cielo, pero sin dejar el pecado. Por eso que algunas falsas doctrinas te dicen que Dios te acepta tal como tú eres, y que no hay necesidad de arrepentimiento y que solo tienes que creer. Otra cosa es: ¿No desea la mayoría que su voluntad sea hecha en vez de la de Dios? Por eso mismo te dicen: Dios quiere hacerte feliz, y quiere concederte los deseos de tu corazón, como el buen Padre que es. Y sí, podemos pedirle ayuda al Señor, pero siempre sujetos a una cosa, como oró el Señor diciendo: Hagase Tu voluntad... Dios no es nuestro siervo, por lo tanto, no debemos tratarlo como tal. Y también te dicen: Si las obras no te podían salvar, entonces, tampoco importan después de recibir a Cristo. Y el problema con esto es que esta enseñanza invalida todo el propósito por el cual el Señor te creo y después, te salvó. Somos salvos para buenas obras, para hacer Su voluntad. Esto enseña la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. La sana doctrina es para tu salvación. Por lo tanto, si deseas obtener lo que Dios tiene reservado solo para aquellos que escogen amarle; por tu propio bien, reten la sana doctrina y desecha todo lo demás, apartándote de los que toman la piedad como fuente de ganancia para evitar ser cómplice de ellos (1 Timoteo 6:5). Así que, ¿Estás siguiendo la sana doctrina para salvación u otras cosas que suenan como verdad que te llevarán a la perdición eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La salvación de Dios es para aquellos que desean la salvación - Hechos 28:11-31

Basado en Hechos 28:11-31 (Versión Reina Valera 1960)

Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor y Pólux. Y llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días. De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro día después, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli, donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días; y luego fuimos a Roma, de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento. Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase. Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos; los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar, por no haber en mí ninguna causa de muerte. Pero oponiéndose los judíos, me vi obligado a apelar a César; no porque tenga de qué acusar a mi nación. Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena. Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti. Pero querríamos oír de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella. Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane. Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán. Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí. Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

¿Es difícil poder entender las cosas de Dios? ¿Se necesita realmente una gran educación para poder lograr entender la voluntad de Dios? Los principales de los judíos a quienes le habló Pablo no tenían ningún problema de aprendizaje o de falta de educación. Sino todo lo contrario, eran personas muy inteligentes, instruidas con todo el conocimiento de su lenguaje, con pleno entendimiento de la ley y de todo conocimiento humano. Ellos podían hasta recitar la ley de Moisés de memoria. Así que, eran personas excesivamente muy capaces. Entonces, para ellos, no era un problema de falta de entendimiento o de educación. Era otra cosa su asunto, al igual como lo es para la gran mayoría de las personas que tienen problemas con las cosas de Dios. Así que, la respuesta es: no, las cosas de Dios no son difíciles de entender sino lo contrario, muy sencillas, y no se necesita ni gran intelecto, ni gran educación. En realidad, las cosas de Dios son muy sencillas, tanto que aún un niño las puede entender. Esto dice la Palabra: Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía. Marcos 10:14-16.

Entonces, ¿Cuál es el problema? ¿Qué es lo que determina si una persona puede o no entender las cosas de Dios? ¿Será acaso el enemigo, el diablo? A través de la Biblia, podemos ver claramente que el enemigo puede afectarnos de algunas maneras como a través de la tentación, al tratar de provocarnos pecar, al tratar de engañarnos, de confundir, y de inspirar miedo y duda. Pero entendemos que estas cosas son cosas exteriores, cosas que no están dentro de nosotros mismos. Así que, él puede tratar de influenciar, pero, en fin, nunca puede obligar a alguien, o a forzar a alguien a hacer algo, aún menos, de quitarnos el poder de la decisión o el libre albedrio. En fin, él no puede tener potestad sobre nosotros, aún cuando una persona está vacía, sin Cristo. Uno pudiera decir: ¿Qué pasa con la persona que esta endemoniada? La única manera que un demonio puede tomar posesión de una persona es a través de algún tipo de lidiar con el ocultismo. Y claro, a la hora que una persona es expuesta a ese mundo por su voluntad, sea por experimentar, o por curiosidad, o por sus padres (como sucedió con el muchacho que sufría desde niño), sí pierde sus facultades de voluntad propia, porque en algún momento fue expuesto o se expuso a ese gran mal. Por eso que hay que tener mucho cuidado y tomar distancia de las cosas que bajan nuestras defensas físicas, y aún peores, espirituales (hablándole hasta al inconverso), porque cuando una persona se mete con cosas que los hace vulnerables como las drogas y el alcohol, como ejemplos, está entrando en el mundo oculto. Todo lo que altera nuestros sentidos hace a una persona vulnerable a lo malo, y la Biblia se refiere a esto como hechicería (no es una opinión, es lo que está escrito).

Así que, ¿Qué es entonces lo que hace al hombre no poder entender, o más bien, escoger rechazar las cosas de Dios? El mal está dentro de sí mismo, su propio pecado, la concupiscencia que contiene su carne y su corazón. Esto dice la Palabra: Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Santiago 1:13-15. El verdadero problema, el peor enemigo del hombre es su propia persona. Esto es lo que le estorba, y hace lo sencillo difícil, y lo fácil de comprender incomprensible. Esto también dice la Palabra: Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre. Marcos 7:20-23. Entonces, el asunto no se trata de no poder entender lo de Dios, sino más bien, de no querer aceptar lo de Dios, y sencillamente no hay tal aceptación porque hay algo o algunas cosas que una persona no quiere ni traerlas a la luz, ni quiere dejarlas, pero toma la decisión de rechazar, consciente y voluntariamente al Señor y Su Verdad. Finalmente, la persona que desea ser salva sencillamente va a creer, va a obedecer, y a seguir a Cristo cuando recibe como verdad el Evangelio. El que no cree ni obedece a Dios, simplemente no lo desea hacer. Así que, ¿Deseás realmente alcanzar la salvación de Dios para vida eterna, o estás en otras cosas donde solamente encontrarás la perdición eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El peligro con convertirse en religioso - Mateo 26:1-5

Basado en Mateo 26:1-5 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos: Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado. Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle. Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo.

Dios tiene un grave problema con la religiosidad y claro, por razones muy prácticas y justas. Cuando una persona sigue más bien una religión, el asunto se convierte más en prácticas y ritos que en lo que Dios realmente desea, una relación íntima y genuina. La intención de Dios nunca ha sido de darle una lista de reglas al hombre con el fin de darle algo que hacer y nada más, sino algo mucho más allá, de poder disfrutar una relación estrecha y personal con cada uno de nosotros. Y Dios solo nombra las cosas como mandamientos o preceptos para poder dar instrucción, como lo que debe hacer un padre con un hijo. La instrucción de Dios es sinónima con su amor, porque El nos desea lo mejor.

El Señor no tuvo ninguna contemplación con la religiosidad. El demostró Su misericordia para con el pecador, aún con aquellos que eran detestables en la sociedad, con la prostituta, con el endemoniado, y hasta con el ladrón. Pero cuando trataba con los religiosos, tan sencillamente no los podía tolerar. Esto por ejemplo leemos: Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa. El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer. Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro? Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio. Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben. Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros. Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis. ¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres! De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán, para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación. !Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. Lucas 11:37-52.

¿Cuál es en fin, el problema que tiene Dios con la religiosidad? Que va mano en mano con la hipocresía. Esto también está escrito: Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas. Marcos 7:6-13. Este es el más grave problema con la religiosidad, porque sencillamente inspira solo una hipocresía muy profunda que se arraiga hasta el alma del hombre, y convierte lo santo en profano, y la vida en muerte. Se pierde todo el enfoque que Dios desea. Y se toman las cosas de Dios para dar solo la apariencia de algo bueno, tal como lo hace el propio Satanás, que toma la forma de ángel para vender la perdición.

Ahora bien, uno puede tratar de apuntar el dedo a los fariseos y escribas, y decir que la mayoría de ellos eran malos. Y sí, no sería mentira, porque hubo solo dos de los que sabemos que no consintieron ser parte del complot en contra del Señor, los cuales fueron Nicodemo y Jose de Arimatea. Pero ¿Qué ganaban estos principales sacerdotes, escribas, y ancianos del pueblo preocuparse tanto por la pascua y por el pueblo si estaban planeando como matar a Dios mismo? Uno puede decir: Ellos no sabían que era Dios. La verdad es que a ellos no le importaba quien era, ni Sus hechos, ni Su enseñanza, ni las profecías cumplidas en El, todo lo que lo proclamaba ser el Mesías. Ellos lo único que sabían y lo que les importaba era que le tenían envidia, como está escrito: Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos? Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes. Marcos 15:9-10. El problema está en que cualquier persona puede adoptar la misma actitud que ellos cuando toma las cosas de Dios para solo aparentar algo, pero dentro de sus corazones, están muy lejos de Dios. La gran mayoría de los supuestos creyentes hoy en día crean su propia religión personal, en vez de buscar hacer lo que Dios quiere, lo que el Señor mismo reitero como lo más importante de todo: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:29-30. Si esto no es el todo de nuestra vida como está escrito, también correremos el riesgo de ser como estos mismos religiosos, que, en vez de apoyar las cosas de Dios, van totalmente en contra de Dios, y también de perdernos como ellos. ¿Que enseña la Palabra? Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. El amor de que se habla aquí es del amor al Señor. Si una persona no ama al Señor, todo lo que hace se convierte en religiosidad. Por tanto, siempre hay que ver cuál es nuestra intención, y de cambiar la intención a través del Señor si no es lo que debiera ser, porque Dios todo lo sabe y todo lo juzgará. Así que, ¿Buscas amar al Señor como El se lo merece, o tu razón de existir es otra, la cual solo te llevará a tu perdición? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El sumario de nuestras vidas - Josué 24:29-33

Basado en Josué 24:29-33 (Versión Reina Valera 1960)

Después de estas cosas murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. Y le sepultaron en su heredad en Timnat-sera, que está en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. Y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Jehová había hecho por Israel. Y enterraron en Siquem los huesos de José, que los hijos de Israel habían traído de Egipto, en la parte del campo que Jacob compró de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien piezas de dinero; y fue posesión de los hijos de José. También murió Eleazar hijo de Aarón, y lo enterraron en el collado de Finees su hijo, que le fue dado en el monte de Efraín.

Josué es probablemente una de las vidas más ejemplares en su testimonio de amar al Señor y de hacer Su voluntad. La Biblia habla de él de una manera única, como leímos hoy. Pero, debemos entender algo. Josué era imperfecto, porque finalmente era un hombre. Y no se escribió todo lo que hizo todos los días de su vida, las 24 horas del día. La Palabra nos dice las cosas generales de Josué. Es más, la Biblia no data todo lo que hizo el Señor mismo mientras estuvo aquí en la tierra, por esto mismo escribió el Apóstol Juan: Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén. Juan 21:25. El Señor no solo resucitó a unas pocas personas, sino a muchas más. El Señor no solo sanó a ciertas personas, sino a miles de miles. El Señor no solo liberó a ciertas personas de demonios, sino posiblemente a miles también, porque la Palabra sí habla de que pasaba días enteros haciendo todas estas cosas, y claro, enseñando del reino. Muchas cosas pueden pasar en 24 horas. Así que, el propio Dios inspiro a través del Espíritu Santo a sus santos a escribir lo necesario, tanto como del Señor como de este Josué, especialmente las cosas principales en Josué.  

Ahora bien, ¿A dónde voy con esto? Que se puede suponer que Josué hizo muchas cosas durante el curso de sus ciento diez años, hizo cosas buenas, y como hombre, tiene que haber tenido sus momentos de imperfección. Como también, dentro de toda la responsabilidad que él tenía, también tenía que cuidar de su familia y de todo lo que tiene que ver con eso, como también de cuidar del bienestar de una nación entera que estaba en tiempo de conquista y en formación. Cuando comienzo a pensar todo el diario vivir de Josué, tiene que haber sido algo increíble. Josué tuvo que pelear guerras durante su vida. Dios le daba la victoria, pero, no obstante, tuvo que luchar junto con todo el pueblo. Josué no dirigió al pueblo de la comodidad de una oficina, por decir, o con todas las comodidades de una realeza. Josué tenía que ocuparse de su persona y de todos los demás, y sí, cargar y usar la espada cuando Dios mismo lo mandaba. Josué vivió una vida muy difícil.

Entonces, ¿Qué podemos ver a través de todo esto? Que Dios no necesariamente espera la perfección de nosotros mientras estemos aquí en este mundo temporal. Y que podemos lograr no solamente grandes conquistas, sino aún más importante, hallaremos entrada en Su reino y podremos estar confiados ante Su presencia el día cuando Dios vea el recuento de nuestras vidas, sí hicimos lo que nos correspondía (porque la verdadera fe te lleva a hacer la voluntad de Dios). Lo que Josué hizo no fue un accidente, no fue porque sí, y nada más. Había una intención dentro de Josué mismo, un pensamiento, que también debe haber dentro de todo aquel que profesa creer en Dios, que un día tendremos que dar cuentas, aún los que seguimos al Señor. Nadie está exento del juicio venidero. Porque el mismo Apóstol Pablo escribió esto: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. A Josué sencillamente le importaba lo que Dios pensaba de él, y entendía que Dios estaba mirando todo lo que hacía. Ese es el todo de la vida de Josué, a pesar de sus imperfecciones y debilidades como hombre, lo que resaltó y se escribió en las Sagradas Escrituras fueron los resultados de su fe, porque la fe debe tener hechos. Esto mismo dice la Palabra del padre de la fe, de Abraham, como está escrito: ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Santiago 2:20-24. Abraham y Josué, y todo aquel que está ya en el reino de Dios encontró gracia ante Dios por su fe, y por las obras que tuvo su fe. Porque si tanto Abraham como Josué hubieran quedado con la fe y nada más, y no hubieran hecho nada al respecto, no hubieran hallado entrada en el reino de Dios, como así lo enseña la Biblia.

Algunos puede que digan, ¿Y qué del ladrón de la derecha? Su fe tuvo obra, aunque no lo crean. Si usamos solo un poco de sentido común, veremos la obra que tuvo su fe. ¿El ladrón murió instantes después de su confesión? No. El estuvo horas colgado en esa cruz, sufriendo, y viendo el escarnio y la burla después de su confesión, y claro, viendo al propio Dios que él había confesado, colgado junto con él. ¿No creen que su fe no pudiera haber sido sacudida de la manera más dura al verse en esa situación por horas? El ladrón arrepentido sí tuvo obras como resultado de su fe, y obró más que lo que muchos hacen toda su vida, y Dios mismo se aseguró que su obra quedara escrita para memoria de él, porque el Señor honra a los que le honran.

Volviendo a Josué, ¿Cuál fue la resolución de su vida? Como lo presentan sus mismos hechos: Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Josué 24:14-15. Este era el sentir de Josué: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Deuteronomio 6:4-7. Israel no solo sirvió al Señor todos los días de Josué, sino también todos los días de aquellas personas que estuvieron alrededor de Josué, y eso no fue un accidente, sino todo lo contrario, un propósito muy intencional. Si te preocupas de amar al Señor sobre todas las cosas, y buscas hacer Su voluntad como fruto de tu fe, el sumario de tu vida ante Dios será bueno, y tu fe en Cristo te rendirá lo más importante: gracia ante Dios y amplia entrada en Su reino. Pero, si tu enfoque no es el Señor sino otras cosas, no importa la fe que profeses tener, fallarás tu y serás de mala influencia para lo que te rodea. La decisión es tuya. Así que, ¿Qué dirá Dios de ti cuando llegue el momento de tu juicio? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La prueba - 1 Pedro 4:12-19

Basado en 1 Pedro 4:12-19 (Versión Reina Valera 1960)

Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.

Para comenzar a definir la prueba como la Biblia lo describe, es necesario entender primero lo que no es prueba, las cosas que no tienen nada que ver con la prueba, porque muchos creyentes confunden la prueba de Dios con otras cosas. Y es necesario entender lo que no es prueba para poder tomar decisiones basadas en la sabiduría de Dios, como también saber orar por las circunstancias, porque es necesario tener base delante de Dios para poder pedirle, si es que uno desea legítimamente la respuesta de Dios y no otra cosa.

Lo primero es el pecado y sus consecuencias, que no tienen nada que ver con la prueba. Y la Biblia es clara con la definición del pecado, como el quebrantar los Diez Mandamientos y todo lo demás que Dios define como pecado. El asunto es que el pecado siempre va a tener algún tipo de consecuencia, especialmente cuando se reincide o se practica como supuesto creyente. En lo más mínimo, si hay continua reincidencia, van a haber serias consecuencias aquí en la tierra, si Dios realmente tiene interés en una persona, como está escrito: Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Hebreos 12:5-8. Si el pecado comienza a hacerse un hábito, y Dios te ama, más tarde o más temprano, va a permitir que algo suceda a raíz o como consecuencia del pecado. Y tengo que decir basado en la Palabra que Dios que también puede despreciar al que persiste en el pecado, por mucho que se crea hijo de Dios, como también está escrito: Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:19-21. ¿Quién es el que hereda, un extraño, una persona ajena? No. El que hereda es un hijo o hija de sus padres. Entonces, si dice: …que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios, si un supuesto hijo o hija de Dios no abandona un estilo de vida de pecado, Dios lo desechará al final, sino se arrepiente. Entonces, ¿Qué debiera pasar en este caso? ¡Arrepiéntete! ¡Conviértete! Si Dios te ha disciplinado o estas viviendo las consecuencias de tus pecados, sencillamente cambia. Pero si no deseas ver como pecado lo que haces, entonces nunca te darás la oportunidad para arrepentirte.

Lo otro que no es prueba es cuando una persona actúa mal en la fe, o no consistentemente con lo que enseña la Palabra de Dios. Por ejemplo, hay personas que convierten las cosas de Dios en religiosidad, dándole prioridad a lo que no tiene prioridad de acuerdo a la Palabra, y desechando lo que realmente le interesa a Dios. De acuerdo con el Señor, ¿A qué debemos exhortarnos más bien, a cosas externas o pasajeras, o a las buenas obras? Esto dice la Palabra: Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres. Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho. Tito 3:8-9. ¿Por qué tiene más prioridad la buena obra? Porque después de amar a Dios con todo lo que somos, Dios manda que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Así que, la persona que le da más prioridad a otras cosas que a amar a Dios y a su prójimo no está cumpliendo la voluntad de Dios. Por lo tanto, si daña su relación con otro por cosas superficiales, esta sencillamente sufriendo las consecuencias. ¿Qué desea el Señor, que critique solamente al inconverso por su maldad, o que le hable de Cristo para que se arrepienta de sus pecados y viva?

¿Qué otra cosa no es prueba? Cuando una persona decide rebelarse a las autoridades por cosas que no son relevantes a la fe en Cristo, y sufren las consecuencias. Escrito esta: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Romanos 13:1-7. Tenemos que entender que Pablo escribió este libro a los Romanos cuando estaba reinando Cesar Nerón, uno de los emperadores romanos más crueles de la historia. Y si el Espíritu Santo a través de Pablo enseñaba tales cosas en ese momento, ¿Qué debiera hacer el cristiano hoy? ¿Violar las leyes? ¿Odiar a las autoridades? No, y si no se somete y respeta a los reinos y gobernantes, y a sus leyes, resiste a Dios. Y si hay consecuencias, no es prueba sino castigo divino.  

¿Qué es la prueba entonces? Esto dijo el Señor: Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos... Mateo 5:10-12a. La prueba finalmente es aquello que se sufre por el Señor, todo lo que trata de hacer que renunciemos al Señor. Pero el que soporta la prueba, no solo recibirá la vida eterna, sino también el galardón que Dios ha reservado para todos aquellos que le aman. Así que, ¿Estas pasando prueba o consecuencias por tus hechos? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Un Dios de propósitos - Hebreos 10:5-25

Basado en Hebreos 10:5-25 (Versión Reina Valera 1960)

Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; más me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Por la gracia de Dios, y a través de ya muchos años y por estudio tengo un amplio conocimiento de la arquitectura y construcción comercial, y esto me ha ayudado a entender toda la responsabilidad y las consecuencias que pueden surgir con solo trazar una línea, por decir, como todo el proceso que sigue. Las personas que ignoran las realidades del diseño y la construcción piensan que lo único que hace un arquitecto es solo poner líneas en un papel. Y esta es la gran diferencia entre el arte, sea un dibujo o una pintura, y la arquitectura, y claro, la ingeniería que va en conjunto con la arquitectura porque ambos son necesarias, en que una es algo que sirve para entretener la vista (por decir) y el otro es lo que se usa para construir edificios donde las personas puedan vivir o llevar a cabo sus labores. Pero, si se comete un error no solo en el diseño de algo, sino también en su construcción, puede costar mucho dinero, y lo más importante, puede costar vidas, si todo el proceso, de principio a fin no se ejecuta con el debido conocimiento y cuidado. Así que, si vives en una casa donde puedes dormir tranquilamente, es porque hubo un grupo de personas que lo diseño y construyo como es debido, como también; si un grupo de personas pueden llevar a cabo una junta de negocios tranquilamente en un veinteavo piso de una torre, es porque también hubo un grupo de personas que lo diseñaron y construyeron como es debido, y de la misma manera, si un grupo de médicos pueden llevar a cabo una cirugía para salvarle la vida a alguien sin tener que preocuparse de fallas estructurales o de sistemas en un edificio, es porque hubo un grande grupo de personas que lo hizo posible, de principio a fin. Todas estas cosas se toman por asentadas todos los días por el conocimiento, el esfuerzo, y la ejecución apropiada de cada persona envuelta, sea el que trazo la línea o el que martillo un clavo, todos unánimes trabajaron en conjunto para llevarlo a cabo, con conocimiento y con el debido cuidado.

¿Qué tiene que ver todo esto con lo que leímos? Dios también dice que es arquitecto y constructor (Hebreos 11:10), pero la infinita y eterna diferencia entre lo que El hace y lo que yo hago, es que El ha creado no solo los cielos y la tierra, sino todo lo expansivo e infinito del universo y todo lo que eso contiene, desde lo más pequeño hasta lo más grande, lo visible y pasajero como lo invisible y eterno. Y no solo lo ha hecho, sino que también, todo lo sostiene y todo subsiste a través de Su persona, como está escrito: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Por eso es que es inexcusable no llegar a entender y creer en Dios, porque es imposible que tantas cosas sean producto de un accidente, y mi mismo trasfondo y conocimiento secular es lo que me ayuda a entender esta verdad, porque es imposible que las cosas son lo que son por un accidente, especialmente sabiendo que un pequeño error en algo como en el diseño y construcción de un edificio puede ser catastrófico. Por eso que también dice la Palabra: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20.

Entonces, ¿a qué nos debiera llevar esto? Si yo, un sencillo ser humano, trazo una línea, o si yo le digo a un obrero hacer algo, tengo algún tipo de razón para hacerlo, y tengo la responsabilidad de saber porque lo hago y lo mando a hacer, y muchas veces, no tengo ni el tiempo de dar explicaciones, ni aún menos, de entrar en polémicas o largas historias, sino que sencillamente es necesario que se haga. Ahora, pensemos si fuere posible por un momento, todo lo que ha hecho y está en la mente del Todopoderoso, cada cosa, pasada, presente, y futura, tanto visible como invisible, si El manda a hacer algo, ¿no podremos sencillamente respetar lo que dice y solo hacer lo que El manda? No tiene lógica cuestionar, ni aún menos, desafiar el conocimiento y los mandatos del Dios Todopoderoso. Escrito esta: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9. Una persona puede decir, ¿Por qué El permitió antes como parte de la ley los sacrificios para expiar por los pecados, si lo iba a substituir con el sacrificio del Señor? Y mi respuesta es: El sabe el porqué, y tuvo Sus razones. Todo en el Señor tiene sus respuestas, algunas las entenderemos, pero otras no podremos ahora, por nuestro estado caído, que, aunque hallamos sido redimidos por Su gracia, seguimos siendo grandemente imperfectos. Por lo tanto, lo único que nos toca es algo muy sencillo, el obedecer a Dios, sea lo que sea, porque como lo dictaría la lógica, nos conviene eternamente encontrar el favor de este Gran Ser a través de Sus términos y no a través de lo que nos parece, por nuestra insignificancia. Y esto nos lleva al amor y a las buenas obras, el aprender amar a Dios con todo lo que somos y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, porque el día se acerca que vendrá por Su iglesia, como también, nuestro momento personal de partida puede ser sorpresivo. Lo más importante es cumplir el propósito que Dios tiene para cada uno, porque el que cumple Su propósito será recompensado, pero el que rehúsa buscar y seguir el propósito de Dios será desechado como lo que es: algo inservible. Así que, ¿Estás buscando el propósito que tiene el Señor para ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Obedeciendo principios divinos - Ester 2:1-20

Basado en Ester 2:1-20 (Versión Reina Valera 1960)

Pasadas estas cosas, sosegada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti y de lo que ella había hecho, y de la sentencia contra ella. Y dijeron los criados del rey, sus cortesanos: Busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen parecer; y ponga el rey personas en todas las provincias de su reino, que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer a Susa, residencia real, a la casa de las mujeres, al cuidado de Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres, y que les den sus atavíos; y la doncella que agrade a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Esto agradó a los ojos del rey, y lo hizo así. Había en Susa residencia real un varón judío cuyo nombre era Mardoqueo hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín; el cual había sido transportado de Jerusalén con los cautivos que fueron llevados con Jeconías rey de Judá, a quien hizo transportar Nabucodonosor rey de Babilonia. Y había criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque era huérfana; y la joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya. Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y decreto del rey, y habían reunido a muchas doncellas en Susa residencia real, a cargo de Hegai, Ester también fue llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai guarda de las mujeres. Y la doncella agradó a sus ojos, y halló gracia delante de él, por lo que hizo darle prontamente atavíos y alimentos, y le dio también siete doncellas especiales de la casa del rey; y la llevó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres. Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarase. Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba a Ester, y cómo la trataban.  Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey Asuero, después de haber estado doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres, pues así se cumplía el tiempo de sus atavíos, esto es, seis meses con óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y afeites de mujeres, entonces la doncella venía así al rey. Todo lo que ella pedía se le daba, para venir ataviada con ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey. Ella venía por la tarde, y a la mañana siguiente volvía a la casa segunda de las mujeres, al cargo de Saasgaz eunuco del rey, guarda de las concubinas; no venía más al rey, salvo si el rey la quería y era llamada por nombre. Cuando le llegó a Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, quien la había tomado por hija, el tiempo de venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres; y ganaba Ester el favor de todos los que la veían. Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti. Hizo luego el rey un gran banquete a todos sus príncipes y siervos, el banquete de Ester; y disminuyó tributos a las provincias, e hizo y dio mercedes conforme a la generosidad real. Cuando las vírgenes eran reunidas la segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey. Y Ester, según le había mandado Mardoqueo, no había declarado su nación ni su pueblo; porque Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba.

Podemos ver muy claramente que cuando se obedece a los principios divinos, puede haber gran bendición. Dios puede hacer cosas grandes y maravillosas cuando sencillamente hacemos como El manda, aún dentro de circunstancias muy adversas. Como trasfondo, esta es una historia verídica. Hubo un Rey Asuero o como se le conoce también, como el rey persa Jerjes I, quien reinó sobre el Imperio Aqueménida durante 486 a 465 AC, y fue el imperio más grande y poderoso en la tierra en ese momento, con territorios en 3 continentes, y con gran sofisticación. Y el pueblo de Israel y de Judá estuvo sujeto a este imperio como producto de las conquistas del Rey Nabucodonosor, del reino Babilonio que precedió al Imperio Aqueménida. Por lo tanto, los judíos eran personas con ciertas libertades, pero no como los ciudadanos legítimos del reino. Esto es importante de entender, porque Dios hizo grandes cosas con y a través de personas que no tenían gran estatus, sino todo lo contrario.

¿Qué principios divinos vemos aquí? El primero y el principal es hacerle el bien a quien lo necesita, en este caso, a Hadasa, o como se le llamaba más comúnmente en el libro: a Ester, quien fue huérfana, a la cual Mardoqueo adoptó siendo niña y la crio como su hija, cuidándola, como también enseñándole cosas de valor, lo cual Dios mismo uso para hallar gracia no solamente por su belleza, sino por su actitud y conducta. ¿Qué otro principio vemos? Que Ester honró a Mardoqueo como la madre y el padre que fue para ella (porque Mardoqueo cumplio ambos roles), y Dios manda específicamente a honrar a nuestros padres, sean biológicos, o en este caso que no hubo biológicos, honró al adoptivo. Y la reina Ester no se olvidó de este mandamiento, aún cuando fue reina, sino que obedeció a Mardoqueo en todo, lo cual Dios mismo uso para ayudar a toda su pueblo más tarde en la historia. Y esto dice la Palabra sobre la obediencia a Dios: Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación… 1 Samuel 15:22-23a. Y esto también se cumplió en Ester: Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada. Proverbios 31:30. Ester llego finalmente a ser reina del imperio más poderoso porque temió a Jehová, y le obedeció, y no por hermosa. 

¿Qué es lo principal que debemos obedecer? Esto leemos: Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:35-40. Este es el todo del hombre para llegar a obtener la vida eterna a través del Señor Jesucristo, porque la salvación no solo se obtiene por una fe que se proclama y nada más, sino por una fe que tiene obras que reflejan el amor a Dios y al prójimo. Si no se ama a Dios por sobre todas las cosas, y al prójimo como a uno mismo, es una fe vana, sin valor delante de los ojos de Dios. Como está escrito: Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. 1 Juan 4:20-21. Así que, cuando estes delante de Dios en el juicio final, ¿Verá Dios en tus obras que le amaste a El y a tu prójimo como producto de tu amor por el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La justicia de Dios vendrá - Jeremías 39

Basado en Jeremías 39 (Versión Reina Valera 1960)

En el noveno año de Sedequías rey de Judá, en el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitiaron. Y en el undécimo año de Sedequías, en el mes cuarto, a los nueve días del mes se abrió brecha en el muro de la ciudad. Y entraron todos los príncipes del rey de Babilonia, y acamparon a la puerta de en medio: Nergal-sarezer, Samgar-nebo, Sarsequim el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los demás príncipes del rey de Babilonia. Y viéndolos Sedequías rey de Judá y todos los hombres de guerra, huyeron y salieron de noche de la ciudad por el camino del huerto del rey, por la puerta entre los dos muros; y salió el rey por el camino del Arabá. Pero el ejército de los caldeos los siguió, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y le tomaron, y le hicieron subir a Ribla en tierra de Hamat, donde estaba Nabucodonosor rey de Babilonia, y le sentenció. Y degolló el rey de Babilonia a los hijos de Sedequías en presencia de este en Ribla, haciendo asimismo degollar el rey de Babilonia a todos los nobles de Judá. Y sacó los ojos del rey Sedequías, y le aprisionó con grillos para llevarle a Babilonia. Y los caldeos pusieron a fuego la casa del rey y las casas del pueblo, y derribaron los muros de Jerusalén. Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, Nabuzaradán capitán de la guardia los transportó a Babilonia. Pero Nabuzaradán capitán de la guardia hizo quedar en tierra de Judá a los pobres del pueblo que no tenían nada, y les dio viñas y heredades. Y Nabucodonosor había ordenado a Nabuzaradán capitán de la guardia acerca de Jeremías, diciendo: Tómale y vela por él, y no le hagas mal alguno, sino que harás con él como él te dijere. Envió, por tanto, Nabuzaradán capitán de la guardia, y Nabusazbán el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los príncipes del rey de Babilonia; enviaron entonces y tomaron a Jeremías del patio de la cárcel, y lo entregaron a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, para que lo sacase a casa; y vivió entre el pueblo. Y había venido palabra de Jehová a Jeremías, estando preso en el patio de la cárcel, diciendo: Ve y habla a Ebed-melec etíope, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo traigo mis palabras sobre esta ciudad para mal, y no para bien; y sucederá esto en aquel día en presencia tuya. Pero en aquel día yo te libraré, dice Jehová, y no serás entregado en manos de aquellos a quienes tú temes. Porque ciertamente te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque tuviste confianza en mí, dice Jehová.

Hay veces que Dios hacer llegar Su justicia aquí en la tierra, y de manera muy inesperada, y usa a personas o a cosas que uno nunca pensaría. En realidad, es impredecible, no porque Dios trate de confundirnos, sino porque sencillamente no tenemos ni la capacidad de Dios, ni podemos ver todo el panorama que El ve. En el pasaje que leímos, vemos que Dios uso a un ser que muchos pensarían que fue despreciable, cruel y sangriento. Algunos que no conocen todo el asunto puede que piensen: ¿Cómo Dios pudo usar a un rey pagano y cruel para castigar a Su pueblo? Y también dirían: Yo pensaba que Dios es amor y que El no castiga.

Para comenzar, hay que entender que Dios sí es amor, pero porque El es amor, El no puede ignorar las otras cosas que es también, que el es Santo, que es Justo, y que es fuego consumidor. Dios dentro de sí mismo tiene un balance, por decir, y porque tiene ese balance, también existen los límites. La Palabra dice que es lento para la ira y grande misericordia. Pero ¿lento para la ira y grande en misericordia significa que Su ira nunca se manifestará si una persona o un grupo de personas persisten en hacer el mal? O ¿porque Su misericordia es grande significa que es ilimitada, y que soportará la rebeldía constante? No. Este es el error que existe hoy, en que muchos piensan muy convenientemente que la ira de Dios nunca vendrá y que Su misericordia es ilimitada porque El es amor. Este fue el error que cometió Israel en el pasado, porque por mucho tiempo no tomaron en serio al Señor, ni el pacto que hizo con ellos. Y pensaban erróneamente que Dios nunca haría algo en su contra. Pero esto mismo se profetizo antes que viniera el mal nacional: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este. Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre. He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan. Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis, ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis: Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones? ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová. Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel. Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis; haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo. Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín. Jeremías 7:3-15. Dios cumplió esto porque persistieron en su maldad.

Muchos supuestos creyentes piensan hoy que son templo de Jehová, porque oraron en algún momento, o porque hacen cosas que parecen espirituales, o porque profesan tener algún tipo de fe. Pero el asunto es que no nos conviene pensar que estamos bien por lo que pensamos o sentimos. Escrito esta: ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! Isaías 5:20-21. Y esto también dijo el Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Las promesas de Dios son inconmovibles, porque Dios es inconmovible, pero una persona siempre tiene la libertad de buscar de Su voluntad o de hacer como le parece, como también de permanecer en el Señor, o de deslizarse. Por lo tanto, debemos usar nuestro libre albedrio para buscar la verdadera voluntad de Dios y hacerla de corazón, porque lo único que importa es como Dios nos verá cuando un día estemos delante de Su trono, como está escrito: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. La justicia de Dios vendrá, y se cumplirá en el gran juicio. Así que, ¿Estarás listo para cuando la justicia de Dios venga? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La paciencia de Dios con la incredulidad del hombre - Juan 4:46-54

Basado en Juan 4:46-54 (Versión Reina Valera 1960)

Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.

Este es un pasaje que luce muy sencillo, pero hay una increíble profundidad en él, y con cosas que son necesarias de entender por el bienestar nuestro. El primer asunto que podemos observar es aquel que tiene que ver con la expectativa de este hombre, y también, con la expectativa de las personas en general en relación con Dios, y con el pensamiento de que Dios “debe”, por decir, hacer algo por uno. Entiendo que este oficial del rey le rogo al Señor que descendiese y que sanase a su hijo, o sea, que no se lo demando, pero, no obstante, la pregunta es: ¿Qué obligación tenía el Señor en hacer algo por él? Volvamos esto en una pregunta general: ¿Dios nos debe algo a nosotros? ¿Quién es Dios, nosotros o El? Y si es Dios, ¿El tiene que hacer algo por nosotros, solo porque se lo pedimos? ¿De dónde sale este concepto de tratar al Dios del universo como siervo? Vé al presidente de tu nación, o al dueño de una gran compañía, que ni siquiera sabe quién eres, y pídele algo de repente, ¿te lo dará? Creo que no. En lo más mínimo, no sentiría ningún tipo de obligación. Entonces, el Dios que creo los cielos y la tierra, el que gobierna todo lo visible e invisible, ¿tiene algún tipo de obligación con nosotros que somos menos que nada en comparación a toda la existencia? Bajo ningún punto. Entonces, ni este hombre tuvo ningún derecho de pedir algo, aunque sea de la manera que lo pidió, ni tampoco nosotros. El punto no es que podamos pedir o no algo a Dios, sino de darnos cuenta del hecho de que Dios es Dios, y que El no nos debe nada.

El segundo punto es: que el Señor Jesucristo sabia de la gran incredulidad y dureza de corazón del hombre, y esa fue la razón por lo cual hizo señales y prodigios, cosas que sobresalieran de lo cotidiano (lo cual es un punto que se verá después). A pesar de Su forma humana que tomo para cumplir el propósito de la salvación, El era (y es) Dios. Y como Dios, no le debiera haber sido necesario hacer señales y prodigios, porque el hombre debiera haber sido capaz de sentir quien era El, si no fuere tan duro de corazón. Por ejemplo, los mismos demonios sentían cuando El se acercaba. Muchas veces, al sencillamente verlo aparecer, ellos mismos proclamaban quién era. Esto dice la Palabra: …También los demonios creen, y tiemblan. Santiago 2:19b. Una persona puede que diga: Los demonios creían y lo percibían porque son seres espirituales. Pero la respuesta a eso también es: El hombre también tiene un lado invisible, espiritual, el cual también tiene la capacidad de percibir a Dios, a pesar de su pecado. La muerte del alma por el pecado no significa que no pueda sentir nada divino, sino que la muerte en la cual está por el pecado del hombre es la separación de Dios. Eso significa cuando la Biblia dice que el alma de un ser humano está muerta por sus pecados. Así que, todas las almas de los hombres tienen la capacidad de sentir a Dios. Veamos este ejemplo: Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera? Mateo 21:18-20. ¿Fue Dios injusto con la higuera? No, porque era un ser vivo que le debiera haber dado a Dios lo que El quería. Dios se presentó delante de la higuera y esta debiera haber tenido fruto para el dueño del universo cuando paso por ella. Como ser vivo, aún hasta como árbol, absolutamente todo le debe reconocimiento y obediencia a Dios. Esto también dice la Palabra acerca de las personas que han sido expuestos a Dios y a Su verdad: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Juan 15:1-2. En este pasaje podemos entender que cada ser humano que ha recibido la Verdad de Dios debe dar fruto para que no sea quitado por Dios Padre. Este es una de las tantas Escrituras que nos demuestran gran responsabilidad cuando oyen a la Palabra.

Otro punto que podemos ver es el asunto de todo lo que dependemos de Dios, y esto habla del asunto de tomar como cotidiano, o por asentadas las cosas. Esto dice la Palabra: Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me contestarás. ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular, cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios? ¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba saliéndose de su seno, cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad, y establecí sobre él mi decreto, le puse puertas y cerrojo, y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas? ¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar, para que ocupe los fines de la tierra, y para que sean sacudidos de ella los impíos? Job 38:1-13. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Todo lo que tomamos por cotidiano o hasta por asentado, hasta el respirar de nuestros pulmones, y el palpitar de nuestros corazones, y todo el mundo y el universo y sus funciones, absolutamente todo depende y existe por la persona de Dios a través de Jesucristo. Y consideren esto también: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Entonces, debemos entender cuanto Dios hace por nosotros, y cuanto le debemos, y que nadie tiene excusa delante de El. Y como si no fuere suficiente, dió hasta Su Hijo Unigénito para que a través de El pudiéramos tener la oportunidad de obtener vida eterna. Si entendemos esto, ¿Cómo es posible que podamos pensar que nos debe algo más? Y al entender todo esto, debemos llegar a entender cuán duro es el corazón del hombre, pero también, la infinita misericordia de Dios, que en vez de hacernos desaparecer en un instante tal como lo merecemos y mandarnos al infierno, El demuestra Su amor y da oportunidad para el arrepentimiento. El amor y la paciencia del Señor es difícil de entender, y hay que aferrarse de ellos mientras estén disponibles. Así que, ¿Vives de una manera que demuestre aprecio por todo lo que le debes a Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Sufriendo persecución por las razones correctas - Hechos 6:8-15

Basado en Hechos 6:8-15 (Versión Reina Valera 1960)

Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio. Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley; pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés. Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.

¿Fue una sorpresa para Esteban que haya sido perseguido y hasta muerto por su fe en Cristo? ¿Es necesario sufrir persecución por Cristo, como un requisito para poder entrar en el cielo? Para comenzar a responder a esto, vemos en muchas partes de la Palabra de Dios que la persecución y la tribulación por la fe es parte del seguir a Cristo. Y no debiera ser sorpresa, si legítimamente estamos siguiendo al Señor. Por ejemplo, el Señor mismo enseño esto: El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre… Mateo 10:21-22a. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Mateo 5:10-12. Entonces, fue siempre parte de seguir a Dios sufrir algún tipo de persecución, de tribulación, y hasta de morir por hacer el bien, tanto como en los tiempos antes de Cristo, como durante el tiempo que camino el Señor en esta tierra (porque el hombre hasta persiguió y mato al Hijo de Dios), como en los tiempos de la iglesia primitiva, como también es cierto hoy. Y habrá también persecución como nunca la hubo antes cuando el anticristo y la bestia ejerzan su poder sobre este mundo.

Ahora bien, hay que cerciorarnos que en realidad estemos sufriendo por Cristo y no por otra cosa, porque hay muchos que ven las consecuencias de sus pecados como persecución o prueba, y eso es otra cosa. Es más que posible que muchos estén sufriendo por cosas que se provocaron ellos mismos. Pero a Esteban no lo mataron porque había hecho algún mal, o porque había dañado a alguien, o por cualquier otra cosa. Dice bien claro la Palabra que tuvieron que, hasta sobornar para levantar falsos testigos en contra de Esteban para poder tener la excusa de hacerle mal, porque él estaba haciendo crecer mucho la obra de Dios, e inclusive a través de señales y prodigios. Esto dice la Palabra: Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. 1 Pedro 3:8-17. Entonces, debemos darnos cuenta cual es la razón que posiblemente estemos pasando ciertos problemas. Por la única razón por lo cual debemos sufrir persecución es por el Señor, y por defender Sus principios.

Sé que esto no es agradable porque a nadie le gusta sufrir, ni menos pasar pruebas y tribulaciones, pero finalmente, sí, es parte de seguir a Cristo, y no hay muchos que estén dispuesto hoy en día ni siquiera pasar algún disgusto o hasta incomodidad por el reino de Dios. ¿Cómo puedo decir esto? Casi nadie ni siquiera desea sacrificar una relación con una persona por los principios de Dios, sino que prefieren justificar el pecado y ponerle el membrete de “amor”, como el tolerar a aquellos que profesan creer en Cristo, pero viven practicando el pecado, viviendo un estilo de vida que no glorifica a Dios. Muchos piensan que van a llevar a otros a Cristo al seguir participando de las cosas del mundo, y hasta reteniendo relaciones íntimas con el mundo, y así haciéndose enemigos de Dios, como está escrito: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4. ¿Cristo se emborracho con los publicanos para hablarles del reino? ¿El Señor hizo algo ilícito para poder entablar una conversación con la mujer samaritana? ¿El Señor tuvo cercanía con todos, o solo con los que decidieron dejarlo todo por El? Entonces, si Cristo actuó de esta manera ¿Qué debemos hacer nosotros? El debe ser nuestro punto de referencia, nuestro ejemplo, y nadie más. Así que, el hacer el bien, el trazar la línea entre Dios y el mundo tiene un precio. Y también dice la Palabra: …Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 14:22b.

Entonces, ¿por qué es la voluntad de Dios que suframos tribulaciones? Porque El quiere ver quien es genuino, y la única manera de saberlo es a través de la prueba, de la tribulación. Esto dice la Palabra: En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. 1 Pedro 1:6-7. La única manera que se ve si el oro es de verdad o no, es a través del fuego. Y si somos oro, o sea, si nuestra fe es genuina, entonces el fuego hará que seamos aún más limpios, al sacar las impurezas de nuestra vida. Y ¿De qué entonces nos habla esto, y de lo que finalmente Dios tanto desea que pase? Que permanezcamos, que sigamos el curso, que enfrentemos lo que sea por amor a El. Esto dice la Palabra: …más el que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 10:22b. Si decidimos permanecer en El, a pesar de las circunstancias, obtendremos el premio supremo de Dios. Pero, si una persona decide abandonar la fe por circunstancias difíciles, entonces decide su propia condena, como también dice: El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Juan 15:6. La decisión es nuestra, porque Dios no fuerza a nadie. Así que, ¿Estás dispuesto a sufrir persecución por las razones correctas? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Esforzarse por Cristo - Colosenses 1:19-29

Basado en Colosenses 1:19-29 (Versión Reina Valera 1960)

Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro. Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

Muchos creen hoy en día que cuando llegan a la fe en Cristo, que nuestra salvación no depende de nosotros, porque es Dios quien da las facultades para que uno llegue a ser salvo, ni que es nuestra decisión o esfuerzo que hace que permanezcamos en El porque El lo hace todo, y que de nada sirve hacer algo después de ser salvo, porque si nuestras obras no nos salvan, entonces de nada sirven tampoco después, y en esto también entra el asunto de que todo ya está predeterminado por Dios. Muchos se quitan totalmente todo tipo de responsabilidad y atribuyen toda la responsabilidad a Dios. Pero si vemos la plenitud de la Palabra de Dios, y no solo unos pocos versos, buscando justificar así la irresponsabilidad, comprenderíamos que lo antes dicho no está completamente correcto. Muchos usan este solo verso por dirección general: Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Filipenses 2:13. Pero, para poder tomar como verdad o cierta enseñanzas y doctrinas, deben verse a través de la plenitud de la Palabra, y como trabaja todo en conjunto. Piénsenlo de esta manera: Si veo la mano solamente de una persona, ¿significa que conozco a la persona entera? No, es imposible. La misma lógica aplica a la Palabra de Dios.

El primer asunto que debemos ver es el asunto del libre albedrio que Dios le ha dado al hombre, en general. Sí, es posible que haya ciertas excepciones en la historia donde Dios ha elegido, predeterminado, y hasta retuvo a ciertas personas bajo un camino establecido, por decir, pero en su gran mayoría, como lo que nos concierne hoy, todos somos libres para escoger entre el bien y el mal, para decidir permanecer o no en Cristo, y en esto depende en parte nuestra decisión. Podemos comenzar a ver las cosas a través de pasajes sustanciales que nos explican el libre albedrio. Por ejemplo, Dios eligió al pueblo de Israel a través de Abraham, pero esto dice la Palabra: Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar. Deuteronomio 30:11-20. Pero, si el pueblo de Israel fue elegido, ¿Cómo es que Dios le dió potestad para elegir seguirle o no? Y sabemos que Israel no solo falló, sino que hasta invalidó el pacto de Dios, como está escrito: Y me dijo Jehová: Conspiración se ha hallado entre los varones de Judá, y entre los moradores de Jerusalén. Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres. Jeremías 11:9-10.

Y ¿cómo aplica esto a nosotros hoy? Escrito esta: Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 1 Corintios 10:1-12. Todo lo que leemos implica libre albedrio, obediencia a la verdad de Dios, y leemos esto como tal: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2. Si una persona no se convierte, es porque decide no hacerlo. Si una persona decide seguir o no a Dios, es por su elección. Si una persona permanece o no, es por su elección. Así que, no le echemos la culpa a Dios de que El no ha llamado a alguien a salvación, o que todavía no es “supuestamente” el tiempo del Señor (porque El llama siempre), o que, una persona no permanece en El por qué Dios lo dispuso así. Este consejo es para los sabios: ¡Esfuérzate por el Señor! ¡Decide amarle como se lo merece! Dios lo ha hecho todo, pero el decidir amarle depende de ti. Así que, ¿Decidirás esforzarte por Cristo para salvación? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El temor del Señor produce vida - Números 2:31 – 3:4

Basado en Números 2:31 – 3:4 (Versión Reina Valera 1960)

Todos los contados en el campamento de Dan, ciento cincuenta y siete mil seiscientos, irán los últimos tras sus banderas. Estos son los contados de los hijos de Israel, según las casas de sus padres; todos los contados por campamentos, por sus ejércitos, seiscientos tres mil quinientos cincuenta. Mas los levitas no fueron contados entre los hijos de Israel, como Jehová lo mandó a Moisés. E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehová mandó a Moisés; así acamparon por sus banderas, y así marcharon cada uno por sus familias, según las casas de sus padres. Estos son los descendientes de Aarón y de Moisés, en el día en que Jehová habló a Moisés en el monte de Sinaí. Y estos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar. Estos son los nombres de los hijos de Aarón, sacerdotes ungidos, a los cuales consagró para ejercer el sacerdocio. Pero Nadab y Abiú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová en el desierto de Sinaí; y no tuvieron hijos; y Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio delante de Aarón su padre.

El Señor es un Dios de orden, un Dios que tiene un propósito y un lugar específico para cada cosa y cada persona. Y esto lo podemos entender a través de la creación, en todo lo que vemos, desde lo más pequeño, como lo que no se puede ver a plena vista (las cosas invisibles y microscópicas), hasta las cosas más grandes como los planetas y las estrellas, y todo lo que contiene lo infinito del espacio, lo que sabemos, y lo que aún nos queda por saber cómo raza humana, y dentro de eso entra también el reino espiritual. Aunque por el momento el pecado a corrompido el mundo presente, y aunque existe el diablo y sus huestes, de todos modos, el orden de Dios es inalterable. Y cuando las cosas y personas siguen Sus mandamientos, lo que El ha establecido, entonces las cosas trabajan bien en general, pero cuando hay rebeldía o desobediencia, ahí es que surgen los problemas, tanto como por consecuencia natural, como por castigo, como vimos con lo que sucedió con los hijos de Aaron, que murieron repentinamente porque ofrecieron fuego extraño delante del Señor. Entonces, hay que entender ciertas cosas muy claramente, si una persona desea el completo beneficio del Señor, tanto como para el presente, pero aún más importante, para la eternidad.

Ya que entendemos que el seguir al Señor y estar dentro de Su orden trae consigo bendición y vida eterna, entonces lo más lógico sería, obedecerle. El asunto es realmente sencillo. Si solo hacemos como El dice, todo caerá en su lugar, por decir. Pero para que eso suceda, debe haber algo infinitamente importante dentro de nosotros: la fe. Porque, ¿Cómo vamos a seguirle, y obedecerle como tal si no creemos en El? Esto dice la Palabra: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Y aquí es donde vemos el primer desafío para el hombre. ¿Cree realmente que existe Dios, y lo que dice ser El en Su Palabra? Muchos dicen que, sí creen, pero sus acciones y sus pensamientos, sí, aún en su interior difieren de tal fe. Y si dudan en esto, sencillamente vean la conducta de tales personas. ¿No sería el mundo un lugar totalmente diferente si todos los que dicen creer realmente creyeran en Dios y le siguieran como tal? Estadísticamente hablando, un tercio de los habitantes del planeta confiesan creer en el Dios de la Biblia. Y ¿Qué pasa entonces? ¿Por qué vemos precisamente entonces el desorden del pecado en todo lugar, hasta en los que dicen creer en Dios? ¿Existe tal fe entonces? Porque podemos concluir este asunto de la siguiente manera, y la línea de lógica es muy sencilla; si una persona cree realmente en Dios, entonces creería que todo lo que él hace, Dios lo ve, lo sabe, y lo juzgara un día. El Dios de la Biblia no es ciego, ni sordo, ni aún menos, incapaz. El Señor es el Dios Todopoderoso, el principio y el fin, y el que juzgará a todo ser humano por sus hechos y sus pensamientos. Sí, Dios juzgara al hombre hasta por lo que piensa. Esto vemos en la Palabra: Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. Genesis 6:5-7. Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10.

Puedo entender que es difícil tener en mente que Dios está en todas partes, y que conoce hasta nuestros pensamientos, y nos cuesta, porque lo normal es tomar en cuenta lo que percibimos con nuestros sentidos físicos, pero, no obstante, la fe es lo que nos da la habilidad (por decir) de llegar a ese entendimiento. Y si tenemos tal habilidad, y todo lo creado nos habla de Dios y de todo de lo que El es capaz, entonces ya no es problema de capacidad, sino más bien, es un problema de querer creer o no. Como está escrito: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Romanos 1:20-21. Así que, de acuerdo a la Palabra, una persona sencillamente escoge querer tomar en cuenta a Dios y creer en El como tal. Muchos de los llamados eruditos de la Palabra podrán pensar que hay algo espiritual que tiene que suceder en una persona para que venga al conocimiento de Dios, pero Su propia Palabra nos explica que la creación es la que cumple ese trabajo, y si no pueden ver (por decir) lo obvio como todo lo que lo rodea, es porque sencillamente decide no prestar atención, y por esto no tienen excusa. ¿Podemos ignorar el sol, la luna, el aire que respiramos, el palpitar de nuestros corazones? Por algo la Palabra define como necia o insensata la persona que no busca de Dios, porque es una persona que sencillamente decide no querer hacerlo y escoge ignorar tales cosas que son totalmente irrefutables y notorias. Tal es la necedad del hombre que prefiere creer que todo esto es producto de un accidente cósmico en vez que sea Dios el creador de todo el universo. No obstante, la Palabra se cumple, que cuando una persona decide no glorificar a Dios y persisten en aquello, Dios mismo los entregará a su propia necedad, y recibirán como tal la condena que merecen.  

Entonces, ¿Qué trabaja en conjunto con la fe? El temor del Señor. Cuando una persona llega a tener esa fe en el Señor y de llegar a entender Su capacidad, lo más lógico que debiera suceder es el temor, porque es un Ser demasiado grande y poderoso. Y cuando eso pasa, le debiera importar la opinión de tal ser. Por eso dice la Palabra: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Proverbios 1:7. Si entendemos cosas muy sencillas, tan sencillas que hasta un niño las puede entender, solo un poco de sentido de común seria su mejor aliado. ¿No es sentido común temerle a un Ser que todo lo puede, todo lo sabe, que está en todas partes a la misma vez, y aún es tan importante, que juzgará todo lo que hacemos y hasta pensamos? Así que, ¿le temes al Señor para vida eterna, o escoges hacer otra cosa para tu propia perdición? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El Señor transforma a los que le siguen - Hechos 26:1-23

Basado en Hechos 26:1-23 (Versión Reina Valera 1960)

Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa: Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos. Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia. Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos; los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo. Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos. ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos? Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.

Una de las cosas más primordiales o importantes que hay que entender es que, todos los que hemos decidido seguir a Cristo como el Señor comenzamos como algo totalmente distinto. Y esto es demasiado importante de entender, porque de esto mismo se trata de lo que Dios desea llevar a cabo en nuestras vidas. De esto precisamente se trata el nuevo nacimiento o del nuevo comienzo del cual hablo el Señor en el evangelio de Juan. Todos comenzamos como algo distinto, de alguna manera u otra, antes de conocer a Cristo. Dios nos rescató a todos nosotros, a los que le seguimos y venimos de una vida pasada que no se parece en nada a la vida que vivimos, en el presente, como lo contó el mismo Pablo en este pasaje. Y de esto mismo se trata el siguiente pasaje: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17.

Uno que no haya experimentado esto puede pensar: ¿Cómo puede suceder algo así, como lo que sucedió en la vida del Apóstol Pablo? ¿Cómo una persona puede cambiar tanto, de comenzar en un lado del espectro, y terminar en el lado contrario? Y también puede que piensen, especialmente muchos llamados creyentes: ¿Esto pasa solamente en los escogidos, o puede pasar en cualquier persona? Y estas preguntas pueden responderse a través de la Palabra. Lo que sucedió en la vida de Pablo sucedió por la divina intervención del Señor. El Señor Jesucristo se le apareció a Pablo en el camino a Damasco, donde Pablo (antes conocido como Saulo) iba concentrado en seguir persiguiendo a la iglesia. Ahora bien, ¿Fue la aparición del Señor que solamente todo lo hizo? Pienso que algo ya estaba pasando en la vida de Pablo, aunque seguía enfocado en perseguir a la iglesia. La muerte de los santos debieran haber hecho algo en él, como la muerte de Esteban, y por eso que se hace tal hincapié o recuento detallado de la historia de como predicó Esteban, y hasta como vió el cielo abierto ante él, donde pudo ver al propio Señor a la diestra del trono de Dios, como lo dice la Escritura: Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Hechos 8:55-58. ¿Quién más pudiera haberle contado este momento a Lucas quien escribió el libro de Hechos, el más fiel compañero que tuvo Pablo aún en sus prisiones? El testimonio de Esteban no llevo a convertirse a Pablo, pero sí debe haber hecho algo dentro de él. Y claro, el encuentro con el Señor fue lo principal y lo culminativo. Pero sabiendo como actúa el Espíritu Santo, ¿No fue el mismo Señor que obró en la muerte de Esteban como en Su propia aparición? Y esto nos lleva a responder a la otra pregunta, de que si este tipo de conversión, solo pasa en seres escogidos. Y el asunto es que el Señor nos llama a todos por igual, y de distintas maneras. Puede que no sea como una luz tan brillante que hizo caer a Pablo de su caballo y lo dejo ciego. Pero también, ¿No se vé el amanecer del sol refulgente todas las mañanas en todas partes de este mundo, y todo por el diseño y la voluntad de Dios, mostrándole a diario al hombre la magnificencia del Altísimo? como está escrito: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Entonces, podemos concluir que Dios llama a todos a esta grande transformación. El asunto es de querer seguir o decidir obedecer a tal llamado.

Entonces, ¿Qué necesita una persona para poder llegar a tener tal encuentro y tal transformación? ¿Qué fue lo que hizo Pablo cuando Cristo habló con él? Le reconoció genuinamente como Señor, y decidió obedecer a Su llamado. Cuando una persona se arrepiente de todos sus pecados, (como lo hizo Pablo porque tuvo un cambio total de vida), y se sometió al Señorío de Jesucristo, donde todo cambia. No se trata de ser perfecto, ni de entender todas las cosas, sino aún más, de buscar, seguir y hacer la voluntad del Señor. Este es todo el asunto: ¿Escuchás a Dios cuando te habla a través de Su Palabra, y mientras demuestra a diario toda su grandeza y amor a través de Su creación y la cruz de Cristo? ¿Hás decidido seguir a Cristo como el literal y efectivo Señor de tu vida, sin reservaciones? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Cuando se acerca ese día - Juan 14:1-12

Basado en Juan 14:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre.

Billy Graham escribió esto: Cuando miramos hacia atrás a nuestras experiencias en la jornada de la vida, tal vez lamentemos las decisiones que tomamos, pero recuerde, que eso fue entonces, esto es ahora. Podemos recordar las ocasiones cuando fallamos a nuestras familias, pero eso fue entonces, esto es ahora. Alguien que este leyendo este libro tal vez diga: Pero yo rechace a Cristo toda mi vida. Es demasiado tarde para mí. Le digo, amigo mío, que eso fue entonces, esto es ahora. Las promesas de la Biblia fueron ciertas entonces, son ciertas ahora, y serán ciertas para siempre. Uno de los problemas más grandes probablemente que tenemos hoy es el asunto de prestar atención, especialmente para aquellos que se llaman ser cristianos. Como hizo hincapié el predicador, llamando a la observación de la vida, ¿Nos dámos cuenta en realidad de lo que hemos hecho? ¿Reflexionámos en nuestras decisiones y hechos que hicimos durante nuestra vida?

En el pasaje de hoy que vimos en Juan, leímos que, a pesar de haber convivido con el Señor, Felipe todavía no veía las cosas claras. No se daba cuenta, o le puso poco valor al que estaba delante de sus ojos, tomo por asentado los increíbles hechos de Dios mismo. Ya que en aquel entonces el Señor había hecho incontables milagros, y prodigios, y hasta resurrecciones, y como que todavía no le bastaba. ¿Cuándo en la historia del hombre había sucedido todo lo que el Señor hizo? Ni aún los grandes profetas como Moisés y Elías habían hecho las cosas que hizo el Señor. Pero, no obstante, pareciera que a Felipe todavía no le bastaba, o que merecía tener más. Pero no juzgo a Felipe, sino a través del Espíritu, trato de traer conciencia a lo que se hace hoy en día. ¿Qué tenemos hoy que Felipe todavía no había visto hasta ese momento? El conocimiento de que el Señor murió por nuestros pecados, y fue sepultado, y al tercer día, Dios Padre le levanto de los muertos, y ascendió al cielo, tomando Su lugar a la diestra del trono de Dios. Y ¿Qué más tenemos hoy? Tenemos el Espíritu Santo a plenitud actuando en el mundo entero y la completa revelación de Dios al hombre, Su Santa Palabra, desde el Genesis hasta el Apocalipsis, y como tal, se estima que ha sido completamente traducido a por lo menos 756 lenguajes. Y si tenemos todo esto, ¿Por qué vivimos en general los cristianos como si solo tuviéremos este mundo y nada más? ¿Por qué vivimos vidas centradas tanto en el presente, con muy poca mira hacia el reino de Dios? Tenemos hoy muchas cosas más que lo que pudiera haber hasta soñado Felipe, y los demás discípulos en aquel entonces. Y ellos que tuvieron menos, eso sí, no escatimarón ni aún en entregar sus propias vidas por su fe en Cristo. Tenemos hoy el conocimiento más grande de las cosas de Dios que jamás el hombre allá tenido.

¿Qué es lo que debiera pasar con el cristiano, con el que dice creer en Cristo? ¿No debiera ir cambiando a través del tiempo su enfoque, de las cosas del mundo a las cosas de Dios? ¿No debemos erguirnos aún más en lo que sabemos y creemos, y hacer obras que demuestren tal fe? Esto dijo el Apóstol Pablo: Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. 2 Corintios 4:16-17. Este es una de las más grandes dadivas de la fe, de que, aunque nuestras habilidades humanas van decayendo con el tiempo (a todos nos vendrá la vejez y moriremos en algún momento), el vigor de nuestra alma debe sobrepasar este mundo pasajero. Cuando un cristiano envejece o se enferma, no debe decaer su ánimo, sino que debe ver aún más cerca la esperanza que aguardamos. Esto dice la Palabra: ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:28-31. Claro que pesa el cuerpo, y las tribulaciones de este mundo, y la enfermedad, y los golpes de la vida, por decir, pero con Cristo en nuestra vida, y con la esperanza que tenemos en la vida eterna, debemos aumentar en fuerzas internas, y en el vigor de nuestra fe. El es nuestra fuerza, nuestro poder, nuestra gloria, y nuestra esperanza, y El es Dios, el Dios Omnipotente, el Creador de los cielos y la tierra, el que ha vencido hasta el sepulcro y la muerte, y el que reina por los siglos de siglos. Si nuestra vista está en El, debiéramos aumentar en Su poder mientras va transcurriendo el tiempo. Esto dice la Palabra: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2.

Pero como dijo el predicador, si has vivido antes otro tipo de vida, que no haya demostrado el poder de Dios, si has vivido más bien para el mundo y para sus deleites y afanes, eso fue entonces, y esto es ahora. Ahora es el momento para desechar el pasado y dejar atrás el pecado, y poner nuestros ojos en el Señor, en el cual tenemos todo el poder de lo más grande en todo el universo, y especialmente sabiendo que daremos cuentas por todo lo que hemos hecho, sea bueno o sea malo. Dios nos va a preguntar, ¿Qué hiciste con el Evangelio? ¿Qué hiciste con el conocimiento del sacrificio de Mi Hijo? Esto dice la Palabra: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:7-9. Mientras se acerca ese momento donde todos daremos cuentas, debes pensar por tu propio bien, ¿Qué he hecho con mi vida? ¿Estoy listo para encontrarme con el Dios y Juez de todo el universo? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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