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Cuidado con doctrinas destructivas - 2 Pedro 2

Basado en 2 Pedro 2 (Versión Reina Valera 1960)

Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme. Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio; y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor. Pero estos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta. Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

Ya llevamos mucho tiempo con el cumplimiento de esta profecía, el asunto de las malas doctrinas en la mayoría de nuestras iglesias, cosas que suenan como verdad, pero que llevan muy sutilmente a la perdición eterna. Y si no tenemos cuidado con ellas, seremos arrastrados por las mismas, o en lo más mínimo, seremos cómplices. Y para Dios, el cómplice es tan culpable como el que hace el mal, como está escrito: Quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Romanos 1:32.

Para comenzar, hay que entender lo que realmente es el Evangelio o la sana doctrina para saber detectar la mala doctrina. Hay tres cosas fundamentales que forman parte del Evangelio, lo cual son: 1) Una persona tiene que arrepentirse y convertirse de todos sus pecados (Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado. Hechos 3:19-20), 2) tiene que aceptar y recibir al Señor Jesús como su efectivo y literal Señor (Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Romanos 10:8-9), y tiene que vivir para hacer la voluntad del Señor (Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:8-9. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21) Este es el Evangelio. Estas cosas son los que nos dan acceso a la vida y las recompensas eternas a través del Señor Jesucristo. Y cualquier cosa que se desvíe de estas cosas forman parte de estas doctrinas destructivas.

Ahora bien, algunos pueden alegar que hay enseñanzas que están basadas en las Escrituras, por lo tanto, no pueden estar erradas. Y el asunto es que el diablo trata de usar ciertas partes de la Palabra para tentarnos. Si trató de tentar al propio Hijo de Dios con Su propia Palabra, ¿cómo no lo va a hacer con nosotros? Sí, es verdad que corto, añadió, e hizo distintas cosas con el pasaje que usó con el Señor, pero, no obstante, eran partes de las Escrituras. Y ¿a qué apela el diablo para poder tentarnos, hasta usando lo sagrado? El trata de apelar a nuestro lado pecaminoso. Por ejemplo, ¿A quién le gusta admitir sus pecados, y a tener que cambiar de estilo de vida para seguir al Señor? Casi a nadie. La gran mayoría quieren llegar al cielo, pero sin dejar el pecado. Por eso que algunas falsas doctrinas te dicen que Dios te acepta tal como tú eres, y que no hay necesidad de arrepentimiento y que solo tienes que creer. Otra cosa es: ¿No desea la mayoría que su voluntad sea hecha en vez de la de Dios? Por eso mismo te dicen: Dios quiere hacerte feliz, y quiere concederte los deseos de tu corazón, como el buen Padre que es. Y sí, podemos pedirle ayuda al Señor, pero siempre sujetos a una cosa, como oró el Señor diciendo: Hagase Tu voluntad... Dios no es nuestro siervo, por lo tanto, no debemos tratarlo como tal. Y también te dicen: Si las obras no te podían salvar, entonces, tampoco importan después de recibir a Cristo. Y el problema con esto es que esta enseñanza invalida todo el propósito por el cual el Señor te creo y después, te salvó. Somos salvos para buenas obras, para hacer Su voluntad. Esto enseña la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. 2 Corintios 5:9-10. La sana doctrina es para tu salvación. Por lo tanto, si deseas obtener lo que Dios tiene reservado solo para aquellos que escogen amarle; por tu propio bien, reten la sana doctrina y desecha todo lo demás, apartándote de los que toman la piedad como fuente de ganancia para evitar ser cómplice de ellos (1 Timoteo 6:5). Así que, ¿Estás siguiendo la sana doctrina para salvación u otras cosas que suenan como verdad que te llevarán a la perdición eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La salvación de Dios es para aquellos que desean la salvación - Hechos 28:11-31

Basado en Hechos 28:11-31 (Versión Reina Valera 1960)

Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor y Pólux. Y llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días. De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro día después, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli, donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días; y luego fuimos a Roma, de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento. Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase. Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos; los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar, por no haber en mí ninguna causa de muerte. Pero oponiéndose los judíos, me vi obligado a apelar a César; no porque tenga de qué acusar a mi nación. Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena. Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti. Pero querríamos oír de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella. Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis; porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane. Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán. Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí. Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

¿Es difícil poder entender las cosas de Dios? ¿Se necesita realmente una gran educación para poder lograr entender la voluntad de Dios? Los principales de los judíos a quienes le habló Pablo no tenían ningún problema de aprendizaje o de falta de educación. Sino todo lo contrario, eran personas muy inteligentes, instruidas con todo el conocimiento de su lenguaje, con pleno entendimiento de la ley y de todo conocimiento humano. Ellos podían hasta recitar la ley de Moisés de memoria. Así que, eran personas excesivamente muy capaces. Entonces, para ellos, no era un problema de falta de entendimiento o de educación. Era otra cosa su asunto, al igual como lo es para la gran mayoría de las personas que tienen problemas con las cosas de Dios. Así que, la respuesta es: no, las cosas de Dios no son difíciles de entender sino lo contrario, muy sencillas, y no se necesita ni gran intelecto, ni gran educación. En realidad, las cosas de Dios son muy sencillas, tanto que aún un niño las puede entender. Esto dice la Palabra: Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía. Marcos 10:14-16.

Entonces, ¿Cuál es el problema? ¿Qué es lo que determina si una persona puede o no entender las cosas de Dios? ¿Será acaso el enemigo, el diablo? A través de la Biblia, podemos ver claramente que el enemigo puede afectarnos de algunas maneras como a través de la tentación, al tratar de provocarnos pecar, al tratar de engañarnos, de confundir, y de inspirar miedo y duda. Pero entendemos que estas cosas son cosas exteriores, cosas que no están dentro de nosotros mismos. Así que, él puede tratar de influenciar, pero, en fin, nunca puede obligar a alguien, o a forzar a alguien a hacer algo, aún menos, de quitarnos el poder de la decisión o el libre albedrio. En fin, él no puede tener potestad sobre nosotros, aún cuando una persona está vacía, sin Cristo. Uno pudiera decir: ¿Qué pasa con la persona que esta endemoniada? La única manera que un demonio puede tomar posesión de una persona es a través de algún tipo de lidiar con el ocultismo. Y claro, a la hora que una persona es expuesta a ese mundo por su voluntad, sea por experimentar, o por curiosidad, o por sus padres (como sucedió con el muchacho que sufría desde niño), sí pierde sus facultades de voluntad propia, porque en algún momento fue expuesto o se expuso a ese gran mal. Por eso que hay que tener mucho cuidado y tomar distancia de las cosas que bajan nuestras defensas físicas, y aún peores, espirituales (hablándole hasta al inconverso), porque cuando una persona se mete con cosas que los hace vulnerables como las drogas y el alcohol, como ejemplos, está entrando en el mundo oculto. Todo lo que altera nuestros sentidos hace a una persona vulnerable a lo malo, y la Biblia se refiere a esto como hechicería (no es una opinión, es lo que está escrito).

Así que, ¿Qué es entonces lo que hace al hombre no poder entender, o más bien, escoger rechazar las cosas de Dios? El mal está dentro de sí mismo, su propio pecado, la concupiscencia que contiene su carne y su corazón. Esto dice la Palabra: Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Santiago 1:13-15. El verdadero problema, el peor enemigo del hombre es su propia persona. Esto es lo que le estorba, y hace lo sencillo difícil, y lo fácil de comprender incomprensible. Esto también dice la Palabra: Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre. Marcos 7:20-23. Entonces, el asunto no se trata de no poder entender lo de Dios, sino más bien, de no querer aceptar lo de Dios, y sencillamente no hay tal aceptación porque hay algo o algunas cosas que una persona no quiere ni traerlas a la luz, ni quiere dejarlas, pero toma la decisión de rechazar, consciente y voluntariamente al Señor y Su Verdad. Finalmente, la persona que desea ser salva sencillamente va a creer, va a obedecer, y a seguir a Cristo cuando recibe como verdad el Evangelio. El que no cree ni obedece a Dios, simplemente no lo desea hacer. Así que, ¿Deseás realmente alcanzar la salvación de Dios para vida eterna, o estás en otras cosas donde solamente encontrarás la perdición eterna? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El peligro con convertirse en religioso - Mateo 26:1-5

Basado en Mateo 26:1-5 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos: Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado. Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle. Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo.

Dios tiene un grave problema con la religiosidad y claro, por razones muy prácticas y justas. Cuando una persona sigue más bien una religión, el asunto se convierte más en prácticas y ritos que en lo que Dios realmente desea, una relación íntima y genuina. La intención de Dios nunca ha sido de darle una lista de reglas al hombre con el fin de darle algo que hacer y nada más, sino algo mucho más allá, de poder disfrutar una relación estrecha y personal con cada uno de nosotros. Y Dios solo nombra las cosas como mandamientos o preceptos para poder dar instrucción, como lo que debe hacer un padre con un hijo. La instrucción de Dios es sinónima con su amor, porque El nos desea lo mejor.

El Señor no tuvo ninguna contemplación con la religiosidad. El demostró Su misericordia para con el pecador, aún con aquellos que eran detestables en la sociedad, con la prostituta, con el endemoniado, y hasta con el ladrón. Pero cuando trataba con los religiosos, tan sencillamente no los podía tolerar. Esto por ejemplo leemos: Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa. El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer. Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro? Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio. Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello. ¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben. Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros. Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis. ¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres! De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán, para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación. !Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. Lucas 11:37-52.

¿Cuál es en fin, el problema que tiene Dios con la religiosidad? Que va mano en mano con la hipocresía. Esto también está escrito: Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas. Marcos 7:6-13. Este es el más grave problema con la religiosidad, porque sencillamente inspira solo una hipocresía muy profunda que se arraiga hasta el alma del hombre, y convierte lo santo en profano, y la vida en muerte. Se pierde todo el enfoque que Dios desea. Y se toman las cosas de Dios para dar solo la apariencia de algo bueno, tal como lo hace el propio Satanás, que toma la forma de ángel para vender la perdición.

Ahora bien, uno puede tratar de apuntar el dedo a los fariseos y escribas, y decir que la mayoría de ellos eran malos. Y sí, no sería mentira, porque hubo solo dos de los que sabemos que no consintieron ser parte del complot en contra del Señor, los cuales fueron Nicodemo y Jose de Arimatea. Pero ¿Qué ganaban estos principales sacerdotes, escribas, y ancianos del pueblo preocuparse tanto por la pascua y por el pueblo si estaban planeando como matar a Dios mismo? Uno puede decir: Ellos no sabían que era Dios. La verdad es que a ellos no le importaba quien era, ni Sus hechos, ni Su enseñanza, ni las profecías cumplidas en El, todo lo que lo proclamaba ser el Mesías. Ellos lo único que sabían y lo que les importaba era que le tenían envidia, como está escrito: Y Pilato les respondió diciendo: ¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos? Porque conocía que por envidia le habían entregado los principales sacerdotes. Marcos 15:9-10. El problema está en que cualquier persona puede adoptar la misma actitud que ellos cuando toma las cosas de Dios para solo aparentar algo, pero dentro de sus corazones, están muy lejos de Dios. La gran mayoría de los supuestos creyentes hoy en día crean su propia religión personal, en vez de buscar hacer lo que Dios quiere, lo que el Señor mismo reitero como lo más importante de todo: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:29-30. Si esto no es el todo de nuestra vida como está escrito, también correremos el riesgo de ser como estos mismos religiosos, que, en vez de apoyar las cosas de Dios, van totalmente en contra de Dios, y también de perdernos como ellos. ¿Que enseña la Palabra? Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-3. El amor de que se habla aquí es del amor al Señor. Si una persona no ama al Señor, todo lo que hace se convierte en religiosidad. Por tanto, siempre hay que ver cuál es nuestra intención, y de cambiar la intención a través del Señor si no es lo que debiera ser, porque Dios todo lo sabe y todo lo juzgará. Así que, ¿Buscas amar al Señor como El se lo merece, o tu razón de existir es otra, la cual solo te llevará a tu perdición? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El sumario de nuestras vidas - Josué 24:29-33

Basado en Josué 24:29-33 (Versión Reina Valera 1960)

Después de estas cosas murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. Y le sepultaron en su heredad en Timnat-sera, que está en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. Y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Jehová había hecho por Israel. Y enterraron en Siquem los huesos de José, que los hijos de Israel habían traído de Egipto, en la parte del campo que Jacob compró de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien piezas de dinero; y fue posesión de los hijos de José. También murió Eleazar hijo de Aarón, y lo enterraron en el collado de Finees su hijo, que le fue dado en el monte de Efraín.

Josué es probablemente una de las vidas más ejemplares en su testimonio de amar al Señor y de hacer Su voluntad. La Biblia habla de él de una manera única, como leímos hoy. Pero, debemos entender algo. Josué era imperfecto, porque finalmente era un hombre. Y no se escribió todo lo que hizo todos los días de su vida, las 24 horas del día. La Palabra nos dice las cosas generales de Josué. Es más, la Biblia no data todo lo que hizo el Señor mismo mientras estuvo aquí en la tierra, por esto mismo escribió el Apóstol Juan: Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén. Juan 21:25. El Señor no solo resucitó a unas pocas personas, sino a muchas más. El Señor no solo sanó a ciertas personas, sino a miles de miles. El Señor no solo liberó a ciertas personas de demonios, sino posiblemente a miles también, porque la Palabra sí habla de que pasaba días enteros haciendo todas estas cosas, y claro, enseñando del reino. Muchas cosas pueden pasar en 24 horas. Así que, el propio Dios inspiro a través del Espíritu Santo a sus santos a escribir lo necesario, tanto como del Señor como de este Josué, especialmente las cosas principales en Josué.  

Ahora bien, ¿A dónde voy con esto? Que se puede suponer que Josué hizo muchas cosas durante el curso de sus ciento diez años, hizo cosas buenas, y como hombre, tiene que haber tenido sus momentos de imperfección. Como también, dentro de toda la responsabilidad que él tenía, también tenía que cuidar de su familia y de todo lo que tiene que ver con eso, como también de cuidar del bienestar de una nación entera que estaba en tiempo de conquista y en formación. Cuando comienzo a pensar todo el diario vivir de Josué, tiene que haber sido algo increíble. Josué tuvo que pelear guerras durante su vida. Dios le daba la victoria, pero, no obstante, tuvo que luchar junto con todo el pueblo. Josué no dirigió al pueblo de la comodidad de una oficina, por decir, o con todas las comodidades de una realeza. Josué tenía que ocuparse de su persona y de todos los demás, y sí, cargar y usar la espada cuando Dios mismo lo mandaba. Josué vivió una vida muy difícil.

Entonces, ¿Qué podemos ver a través de todo esto? Que Dios no necesariamente espera la perfección de nosotros mientras estemos aquí en este mundo temporal. Y que podemos lograr no solamente grandes conquistas, sino aún más importante, hallaremos entrada en Su reino y podremos estar confiados ante Su presencia el día cuando Dios vea el recuento de nuestras vidas, sí hicimos lo que nos correspondía (porque la verdadera fe te lleva a hacer la voluntad de Dios). Lo que Josué hizo no fue un accidente, no fue porque sí, y nada más. Había una intención dentro de Josué mismo, un pensamiento, que también debe haber dentro de todo aquel que profesa creer en Dios, que un día tendremos que dar cuentas, aún los que seguimos al Señor. Nadie está exento del juicio venidero. Porque el mismo Apóstol Pablo escribió esto: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. A Josué sencillamente le importaba lo que Dios pensaba de él, y entendía que Dios estaba mirando todo lo que hacía. Ese es el todo de la vida de Josué, a pesar de sus imperfecciones y debilidades como hombre, lo que resaltó y se escribió en las Sagradas Escrituras fueron los resultados de su fe, porque la fe debe tener hechos. Esto mismo dice la Palabra del padre de la fe, de Abraham, como está escrito: ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Santiago 2:20-24. Abraham y Josué, y todo aquel que está ya en el reino de Dios encontró gracia ante Dios por su fe, y por las obras que tuvo su fe. Porque si tanto Abraham como Josué hubieran quedado con la fe y nada más, y no hubieran hecho nada al respecto, no hubieran hallado entrada en el reino de Dios, como así lo enseña la Biblia.

Algunos puede que digan, ¿Y qué del ladrón de la derecha? Su fe tuvo obra, aunque no lo crean. Si usamos solo un poco de sentido común, veremos la obra que tuvo su fe. ¿El ladrón murió instantes después de su confesión? No. El estuvo horas colgado en esa cruz, sufriendo, y viendo el escarnio y la burla después de su confesión, y claro, viendo al propio Dios que él había confesado, colgado junto con él. ¿No creen que su fe no pudiera haber sido sacudida de la manera más dura al verse en esa situación por horas? El ladrón arrepentido sí tuvo obras como resultado de su fe, y obró más que lo que muchos hacen toda su vida, y Dios mismo se aseguró que su obra quedara escrita para memoria de él, porque el Señor honra a los que le honran.

Volviendo a Josué, ¿Cuál fue la resolución de su vida? Como lo presentan sus mismos hechos: Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. Josué 24:14-15. Este era el sentir de Josué: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Deuteronomio 6:4-7. Israel no solo sirvió al Señor todos los días de Josué, sino también todos los días de aquellas personas que estuvieron alrededor de Josué, y eso no fue un accidente, sino todo lo contrario, un propósito muy intencional. Si te preocupas de amar al Señor sobre todas las cosas, y buscas hacer Su voluntad como fruto de tu fe, el sumario de tu vida ante Dios será bueno, y tu fe en Cristo te rendirá lo más importante: gracia ante Dios y amplia entrada en Su reino. Pero, si tu enfoque no es el Señor sino otras cosas, no importa la fe que profeses tener, fallarás tu y serás de mala influencia para lo que te rodea. La decisión es tuya. Así que, ¿Qué dirá Dios de ti cuando llegue el momento de tu juicio? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La prueba - 1 Pedro 4:12-19

Basado en 1 Pedro 4:12-19 (Versión Reina Valera 1960)

Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.

Para comenzar a definir la prueba como la Biblia lo describe, es necesario entender primero lo que no es prueba, las cosas que no tienen nada que ver con la prueba, porque muchos creyentes confunden la prueba de Dios con otras cosas. Y es necesario entender lo que no es prueba para poder tomar decisiones basadas en la sabiduría de Dios, como también saber orar por las circunstancias, porque es necesario tener base delante de Dios para poder pedirle, si es que uno desea legítimamente la respuesta de Dios y no otra cosa.

Lo primero es el pecado y sus consecuencias, que no tienen nada que ver con la prueba. Y la Biblia es clara con la definición del pecado, como el quebrantar los Diez Mandamientos y todo lo demás que Dios define como pecado. El asunto es que el pecado siempre va a tener algún tipo de consecuencia, especialmente cuando se reincide o se practica como supuesto creyente. En lo más mínimo, si hay continua reincidencia, van a haber serias consecuencias aquí en la tierra, si Dios realmente tiene interés en una persona, como está escrito: Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Hebreos 12:5-8. Si el pecado comienza a hacerse un hábito, y Dios te ama, más tarde o más temprano, va a permitir que algo suceda a raíz o como consecuencia del pecado. Y tengo que decir basado en la Palabra que Dios que también puede despreciar al que persiste en el pecado, por mucho que se crea hijo de Dios, como también está escrito: Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:19-21. ¿Quién es el que hereda, un extraño, una persona ajena? No. El que hereda es un hijo o hija de sus padres. Entonces, si dice: …que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios, si un supuesto hijo o hija de Dios no abandona un estilo de vida de pecado, Dios lo desechará al final, sino se arrepiente. Entonces, ¿Qué debiera pasar en este caso? ¡Arrepiéntete! ¡Conviértete! Si Dios te ha disciplinado o estas viviendo las consecuencias de tus pecados, sencillamente cambia. Pero si no deseas ver como pecado lo que haces, entonces nunca te darás la oportunidad para arrepentirte.

Lo otro que no es prueba es cuando una persona actúa mal en la fe, o no consistentemente con lo que enseña la Palabra de Dios. Por ejemplo, hay personas que convierten las cosas de Dios en religiosidad, dándole prioridad a lo que no tiene prioridad de acuerdo a la Palabra, y desechando lo que realmente le interesa a Dios. De acuerdo con el Señor, ¿A qué debemos exhortarnos más bien, a cosas externas o pasajeras, o a las buenas obras? Esto dice la Palabra: Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres. Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho. Tito 3:8-9. ¿Por qué tiene más prioridad la buena obra? Porque después de amar a Dios con todo lo que somos, Dios manda que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Así que, la persona que le da más prioridad a otras cosas que a amar a Dios y a su prójimo no está cumpliendo la voluntad de Dios. Por lo tanto, si daña su relación con otro por cosas superficiales, esta sencillamente sufriendo las consecuencias. ¿Qué desea el Señor, que critique solamente al inconverso por su maldad, o que le hable de Cristo para que se arrepienta de sus pecados y viva?

¿Qué otra cosa no es prueba? Cuando una persona decide rebelarse a las autoridades por cosas que no son relevantes a la fe en Cristo, y sufren las consecuencias. Escrito esta: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Romanos 13:1-7. Tenemos que entender que Pablo escribió este libro a los Romanos cuando estaba reinando Cesar Nerón, uno de los emperadores romanos más crueles de la historia. Y si el Espíritu Santo a través de Pablo enseñaba tales cosas en ese momento, ¿Qué debiera hacer el cristiano hoy? ¿Violar las leyes? ¿Odiar a las autoridades? No, y si no se somete y respeta a los reinos y gobernantes, y a sus leyes, resiste a Dios. Y si hay consecuencias, no es prueba sino castigo divino.  

¿Qué es la prueba entonces? Esto dijo el Señor: Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos... Mateo 5:10-12a. La prueba finalmente es aquello que se sufre por el Señor, todo lo que trata de hacer que renunciemos al Señor. Pero el que soporta la prueba, no solo recibirá la vida eterna, sino también el galardón que Dios ha reservado para todos aquellos que le aman. Así que, ¿Estas pasando prueba o consecuencias por tus hechos? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Un Dios de propósitos - Hebreos 10:5-25

Basado en Hebreos 10:5-25 (Versión Reina Valera 1960)

Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; más me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de estos, no hay más ofrenda por el pecado. Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.

Por la gracia de Dios, y a través de ya muchos años y por estudio tengo un amplio conocimiento de la arquitectura y construcción comercial, y esto me ha ayudado a entender toda la responsabilidad y las consecuencias que pueden surgir con solo trazar una línea, por decir, como todo el proceso que sigue. Las personas que ignoran las realidades del diseño y la construcción piensan que lo único que hace un arquitecto es solo poner líneas en un papel. Y esta es la gran diferencia entre el arte, sea un dibujo o una pintura, y la arquitectura, y claro, la ingeniería que va en conjunto con la arquitectura porque ambos son necesarias, en que una es algo que sirve para entretener la vista (por decir) y el otro es lo que se usa para construir edificios donde las personas puedan vivir o llevar a cabo sus labores. Pero, si se comete un error no solo en el diseño de algo, sino también en su construcción, puede costar mucho dinero, y lo más importante, puede costar vidas, si todo el proceso, de principio a fin no se ejecuta con el debido conocimiento y cuidado. Así que, si vives en una casa donde puedes dormir tranquilamente, es porque hubo un grupo de personas que lo diseño y construyo como es debido, como también; si un grupo de personas pueden llevar a cabo una junta de negocios tranquilamente en un veinteavo piso de una torre, es porque también hubo un grupo de personas que lo diseñaron y construyeron como es debido, y de la misma manera, si un grupo de médicos pueden llevar a cabo una cirugía para salvarle la vida a alguien sin tener que preocuparse de fallas estructurales o de sistemas en un edificio, es porque hubo un grande grupo de personas que lo hizo posible, de principio a fin. Todas estas cosas se toman por asentadas todos los días por el conocimiento, el esfuerzo, y la ejecución apropiada de cada persona envuelta, sea el que trazo la línea o el que martillo un clavo, todos unánimes trabajaron en conjunto para llevarlo a cabo, con conocimiento y con el debido cuidado.

¿Qué tiene que ver todo esto con lo que leímos? Dios también dice que es arquitecto y constructor (Hebreos 11:10), pero la infinita y eterna diferencia entre lo que El hace y lo que yo hago, es que El ha creado no solo los cielos y la tierra, sino todo lo expansivo e infinito del universo y todo lo que eso contiene, desde lo más pequeño hasta lo más grande, lo visible y pasajero como lo invisible y eterno. Y no solo lo ha hecho, sino que también, todo lo sostiene y todo subsiste a través de Su persona, como está escrito: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Por eso es que es inexcusable no llegar a entender y creer en Dios, porque es imposible que tantas cosas sean producto de un accidente, y mi mismo trasfondo y conocimiento secular es lo que me ayuda a entender esta verdad, porque es imposible que las cosas son lo que son por un accidente, especialmente sabiendo que un pequeño error en algo como en el diseño y construcción de un edificio puede ser catastrófico. Por eso que también dice la Palabra: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20.

Entonces, ¿a qué nos debiera llevar esto? Si yo, un sencillo ser humano, trazo una línea, o si yo le digo a un obrero hacer algo, tengo algún tipo de razón para hacerlo, y tengo la responsabilidad de saber porque lo hago y lo mando a hacer, y muchas veces, no tengo ni el tiempo de dar explicaciones, ni aún menos, de entrar en polémicas o largas historias, sino que sencillamente es necesario que se haga. Ahora, pensemos si fuere posible por un momento, todo lo que ha hecho y está en la mente del Todopoderoso, cada cosa, pasada, presente, y futura, tanto visible como invisible, si El manda a hacer algo, ¿no podremos sencillamente respetar lo que dice y solo hacer lo que El manda? No tiene lógica cuestionar, ni aún menos, desafiar el conocimiento y los mandatos del Dios Todopoderoso. Escrito esta: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9. Una persona puede decir, ¿Por qué El permitió antes como parte de la ley los sacrificios para expiar por los pecados, si lo iba a substituir con el sacrificio del Señor? Y mi respuesta es: El sabe el porqué, y tuvo Sus razones. Todo en el Señor tiene sus respuestas, algunas las entenderemos, pero otras no podremos ahora, por nuestro estado caído, que, aunque hallamos sido redimidos por Su gracia, seguimos siendo grandemente imperfectos. Por lo tanto, lo único que nos toca es algo muy sencillo, el obedecer a Dios, sea lo que sea, porque como lo dictaría la lógica, nos conviene eternamente encontrar el favor de este Gran Ser a través de Sus términos y no a través de lo que nos parece, por nuestra insignificancia. Y esto nos lleva al amor y a las buenas obras, el aprender amar a Dios con todo lo que somos y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, porque el día se acerca que vendrá por Su iglesia, como también, nuestro momento personal de partida puede ser sorpresivo. Lo más importante es cumplir el propósito que Dios tiene para cada uno, porque el que cumple Su propósito será recompensado, pero el que rehúsa buscar y seguir el propósito de Dios será desechado como lo que es: algo inservible. Así que, ¿Estás buscando el propósito que tiene el Señor para ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Obedeciendo principios divinos - Ester 2:1-20

Basado en Ester 2:1-20 (Versión Reina Valera 1960)

Pasadas estas cosas, sosegada ya la ira del rey Asuero, se acordó de Vasti y de lo que ella había hecho, y de la sentencia contra ella. Y dijeron los criados del rey, sus cortesanos: Busquen para el rey jóvenes vírgenes de buen parecer; y ponga el rey personas en todas las provincias de su reino, que lleven a todas las jóvenes vírgenes de buen parecer a Susa, residencia real, a la casa de las mujeres, al cuidado de Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres, y que les den sus atavíos; y la doncella que agrade a los ojos del rey, reine en lugar de Vasti. Esto agradó a los ojos del rey, y lo hizo así. Había en Susa residencia real un varón judío cuyo nombre era Mardoqueo hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, del linaje de Benjamín; el cual había sido transportado de Jerusalén con los cautivos que fueron llevados con Jeconías rey de Judá, a quien hizo transportar Nabucodonosor rey de Babilonia. Y había criado a Hadasa, es decir, Ester, hija de su tío, porque era huérfana; y la joven era de hermosa figura y de buen parecer. Cuando su padre y su madre murieron, Mardoqueo la adoptó como hija suya. Sucedió, pues, que cuando se divulgó el mandamiento y decreto del rey, y habían reunido a muchas doncellas en Susa residencia real, a cargo de Hegai, Ester también fue llevada a la casa del rey, al cuidado de Hegai guarda de las mujeres. Y la doncella agradó a sus ojos, y halló gracia delante de él, por lo que hizo darle prontamente atavíos y alimentos, y le dio también siete doncellas especiales de la casa del rey; y la llevó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres. Ester no declaró cuál era su pueblo ni su parentela, porque Mardoqueo le había mandado que no lo declarase. Y cada día Mardoqueo se paseaba delante del patio de la casa de las mujeres, para saber cómo le iba a Ester, y cómo la trataban.  Y cuando llegaba el tiempo de cada una de las doncellas para venir al rey Asuero, después de haber estado doce meses conforme a la ley acerca de las mujeres, pues así se cumplía el tiempo de sus atavíos, esto es, seis meses con óleo de mirra y seis meses con perfumes aromáticos y afeites de mujeres, entonces la doncella venía así al rey. Todo lo que ella pedía se le daba, para venir ataviada con ello desde la casa de las mujeres hasta la casa del rey. Ella venía por la tarde, y a la mañana siguiente volvía a la casa segunda de las mujeres, al cargo de Saasgaz eunuco del rey, guarda de las concubinas; no venía más al rey, salvo si el rey la quería y era llamada por nombre. Cuando le llegó a Ester, hija de Abihail tío de Mardoqueo, quien la había tomado por hija, el tiempo de venir al rey, ninguna cosa procuró sino lo que dijo Hegai eunuco del rey, guarda de las mujeres; y ganaba Ester el favor de todos los que la veían. Fue, pues, Ester llevada al rey Asuero a su casa real en el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado. Y el rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ella gracia y benevolencia delante de él más que todas las demás vírgenes; y puso la corona real en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti. Hizo luego el rey un gran banquete a todos sus príncipes y siervos, el banquete de Ester; y disminuyó tributos a las provincias, e hizo y dio mercedes conforme a la generosidad real. Cuando las vírgenes eran reunidas la segunda vez, Mardoqueo estaba sentado a la puerta del rey. Y Ester, según le había mandado Mardoqueo, no había declarado su nación ni su pueblo; porque Ester hacía lo que decía Mardoqueo, como cuando él la educaba.

Podemos ver muy claramente que cuando se obedece a los principios divinos, puede haber gran bendición. Dios puede hacer cosas grandes y maravillosas cuando sencillamente hacemos como El manda, aún dentro de circunstancias muy adversas. Como trasfondo, esta es una historia verídica. Hubo un Rey Asuero o como se le conoce también, como el rey persa Jerjes I, quien reinó sobre el Imperio Aqueménida durante 486 a 465 AC, y fue el imperio más grande y poderoso en la tierra en ese momento, con territorios en 3 continentes, y con gran sofisticación. Y el pueblo de Israel y de Judá estuvo sujeto a este imperio como producto de las conquistas del Rey Nabucodonosor, del reino Babilonio que precedió al Imperio Aqueménida. Por lo tanto, los judíos eran personas con ciertas libertades, pero no como los ciudadanos legítimos del reino. Esto es importante de entender, porque Dios hizo grandes cosas con y a través de personas que no tenían gran estatus, sino todo lo contrario.

¿Qué principios divinos vemos aquí? El primero y el principal es hacerle el bien a quien lo necesita, en este caso, a Hadasa, o como se le llamaba más comúnmente en el libro: a Ester, quien fue huérfana, a la cual Mardoqueo adoptó siendo niña y la crio como su hija, cuidándola, como también enseñándole cosas de valor, lo cual Dios mismo uso para hallar gracia no solamente por su belleza, sino por su actitud y conducta. ¿Qué otro principio vemos? Que Ester honró a Mardoqueo como la madre y el padre que fue para ella (porque Mardoqueo cumplio ambos roles), y Dios manda específicamente a honrar a nuestros padres, sean biológicos, o en este caso que no hubo biológicos, honró al adoptivo. Y la reina Ester no se olvidó de este mandamiento, aún cuando fue reina, sino que obedeció a Mardoqueo en todo, lo cual Dios mismo uso para ayudar a toda su pueblo más tarde en la historia. Y esto dice la Palabra sobre la obediencia a Dios: Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación… 1 Samuel 15:22-23a. Y esto también se cumplió en Ester: Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada. Proverbios 31:30. Ester llego finalmente a ser reina del imperio más poderoso porque temió a Jehová, y le obedeció, y no por hermosa. 

¿Qué es lo principal que debemos obedecer? Esto leemos: Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:35-40. Este es el todo del hombre para llegar a obtener la vida eterna a través del Señor Jesucristo, porque la salvación no solo se obtiene por una fe que se proclama y nada más, sino por una fe que tiene obras que reflejan el amor a Dios y al prójimo. Si no se ama a Dios por sobre todas las cosas, y al prójimo como a uno mismo, es una fe vana, sin valor delante de los ojos de Dios. Como está escrito: Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano. 1 Juan 4:20-21. Así que, cuando estes delante de Dios en el juicio final, ¿Verá Dios en tus obras que le amaste a El y a tu prójimo como producto de tu amor por el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La justicia de Dios vendrá - Jeremías 39

Basado en Jeremías 39 (Versión Reina Valera 1960)

En el noveno año de Sedequías rey de Judá, en el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitiaron. Y en el undécimo año de Sedequías, en el mes cuarto, a los nueve días del mes se abrió brecha en el muro de la ciudad. Y entraron todos los príncipes del rey de Babilonia, y acamparon a la puerta de en medio: Nergal-sarezer, Samgar-nebo, Sarsequim el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los demás príncipes del rey de Babilonia. Y viéndolos Sedequías rey de Judá y todos los hombres de guerra, huyeron y salieron de noche de la ciudad por el camino del huerto del rey, por la puerta entre los dos muros; y salió el rey por el camino del Arabá. Pero el ejército de los caldeos los siguió, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y le tomaron, y le hicieron subir a Ribla en tierra de Hamat, donde estaba Nabucodonosor rey de Babilonia, y le sentenció. Y degolló el rey de Babilonia a los hijos de Sedequías en presencia de este en Ribla, haciendo asimismo degollar el rey de Babilonia a todos los nobles de Judá. Y sacó los ojos del rey Sedequías, y le aprisionó con grillos para llevarle a Babilonia. Y los caldeos pusieron a fuego la casa del rey y las casas del pueblo, y derribaron los muros de Jerusalén. Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, Nabuzaradán capitán de la guardia los transportó a Babilonia. Pero Nabuzaradán capitán de la guardia hizo quedar en tierra de Judá a los pobres del pueblo que no tenían nada, y les dio viñas y heredades. Y Nabucodonosor había ordenado a Nabuzaradán capitán de la guardia acerca de Jeremías, diciendo: Tómale y vela por él, y no le hagas mal alguno, sino que harás con él como él te dijere. Envió, por tanto, Nabuzaradán capitán de la guardia, y Nabusazbán el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los príncipes del rey de Babilonia; enviaron entonces y tomaron a Jeremías del patio de la cárcel, y lo entregaron a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, para que lo sacase a casa; y vivió entre el pueblo. Y había venido palabra de Jehová a Jeremías, estando preso en el patio de la cárcel, diciendo: Ve y habla a Ebed-melec etíope, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo traigo mis palabras sobre esta ciudad para mal, y no para bien; y sucederá esto en aquel día en presencia tuya. Pero en aquel día yo te libraré, dice Jehová, y no serás entregado en manos de aquellos a quienes tú temes. Porque ciertamente te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque tuviste confianza en mí, dice Jehová.

Hay veces que Dios hacer llegar Su justicia aquí en la tierra, y de manera muy inesperada, y usa a personas o a cosas que uno nunca pensaría. En realidad, es impredecible, no porque Dios trate de confundirnos, sino porque sencillamente no tenemos ni la capacidad de Dios, ni podemos ver todo el panorama que El ve. En el pasaje que leímos, vemos que Dios uso a un ser que muchos pensarían que fue despreciable, cruel y sangriento. Algunos que no conocen todo el asunto puede que piensen: ¿Cómo Dios pudo usar a un rey pagano y cruel para castigar a Su pueblo? Y también dirían: Yo pensaba que Dios es amor y que El no castiga.

Para comenzar, hay que entender que Dios sí es amor, pero porque El es amor, El no puede ignorar las otras cosas que es también, que el es Santo, que es Justo, y que es fuego consumidor. Dios dentro de sí mismo tiene un balance, por decir, y porque tiene ese balance, también existen los límites. La Palabra dice que es lento para la ira y grande misericordia. Pero ¿lento para la ira y grande en misericordia significa que Su ira nunca se manifestará si una persona o un grupo de personas persisten en hacer el mal? O ¿porque Su misericordia es grande significa que es ilimitada, y que soportará la rebeldía constante? No. Este es el error que existe hoy, en que muchos piensan muy convenientemente que la ira de Dios nunca vendrá y que Su misericordia es ilimitada porque El es amor. Este fue el error que cometió Israel en el pasado, porque por mucho tiempo no tomaron en serio al Señor, ni el pacto que hizo con ellos. Y pensaban erróneamente que Dios nunca haría algo en su contra. Pero esto mismo se profetizo antes que viniera el mal nacional: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este. Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre. He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan. Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis, ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis: Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones? ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová. Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel. Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis; haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo. Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín. Jeremías 7:3-15. Dios cumplió esto porque persistieron en su maldad.

Muchos supuestos creyentes piensan hoy que son templo de Jehová, porque oraron en algún momento, o porque hacen cosas que parecen espirituales, o porque profesan tener algún tipo de fe. Pero el asunto es que no nos conviene pensar que estamos bien por lo que pensamos o sentimos. Escrito esta: ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! Isaías 5:20-21. Y esto también dijo el Señor: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Las promesas de Dios son inconmovibles, porque Dios es inconmovible, pero una persona siempre tiene la libertad de buscar de Su voluntad o de hacer como le parece, como también de permanecer en el Señor, o de deslizarse. Por lo tanto, debemos usar nuestro libre albedrio para buscar la verdadera voluntad de Dios y hacerla de corazón, porque lo único que importa es como Dios nos verá cuando un día estemos delante de Su trono, como está escrito: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. La justicia de Dios vendrá, y se cumplirá en el gran juicio. Así que, ¿Estarás listo para cuando la justicia de Dios venga? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La paciencia de Dios con la incredulidad del hombre - Juan 4:46-54

Basado en Juan 4:46-54 (Versión Reina Valera 1960)

Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo. Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir. Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis. El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera. Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre. El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa. Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.

Este es un pasaje que luce muy sencillo, pero hay una increíble profundidad en él, y con cosas que son necesarias de entender por el bienestar nuestro. El primer asunto que podemos observar es aquel que tiene que ver con la expectativa de este hombre, y también, con la expectativa de las personas en general en relación con Dios, y con el pensamiento de que Dios “debe”, por decir, hacer algo por uno. Entiendo que este oficial del rey le rogo al Señor que descendiese y que sanase a su hijo, o sea, que no se lo demando, pero, no obstante, la pregunta es: ¿Qué obligación tenía el Señor en hacer algo por él? Volvamos esto en una pregunta general: ¿Dios nos debe algo a nosotros? ¿Quién es Dios, nosotros o El? Y si es Dios, ¿El tiene que hacer algo por nosotros, solo porque se lo pedimos? ¿De dónde sale este concepto de tratar al Dios del universo como siervo? Vé al presidente de tu nación, o al dueño de una gran compañía, que ni siquiera sabe quién eres, y pídele algo de repente, ¿te lo dará? Creo que no. En lo más mínimo, no sentiría ningún tipo de obligación. Entonces, el Dios que creo los cielos y la tierra, el que gobierna todo lo visible e invisible, ¿tiene algún tipo de obligación con nosotros que somos menos que nada en comparación a toda la existencia? Bajo ningún punto. Entonces, ni este hombre tuvo ningún derecho de pedir algo, aunque sea de la manera que lo pidió, ni tampoco nosotros. El punto no es que podamos pedir o no algo a Dios, sino de darnos cuenta del hecho de que Dios es Dios, y que El no nos debe nada.

El segundo punto es: que el Señor Jesucristo sabia de la gran incredulidad y dureza de corazón del hombre, y esa fue la razón por lo cual hizo señales y prodigios, cosas que sobresalieran de lo cotidiano (lo cual es un punto que se verá después). A pesar de Su forma humana que tomo para cumplir el propósito de la salvación, El era (y es) Dios. Y como Dios, no le debiera haber sido necesario hacer señales y prodigios, porque el hombre debiera haber sido capaz de sentir quien era El, si no fuere tan duro de corazón. Por ejemplo, los mismos demonios sentían cuando El se acercaba. Muchas veces, al sencillamente verlo aparecer, ellos mismos proclamaban quién era. Esto dice la Palabra: …También los demonios creen, y tiemblan. Santiago 2:19b. Una persona puede que diga: Los demonios creían y lo percibían porque son seres espirituales. Pero la respuesta a eso también es: El hombre también tiene un lado invisible, espiritual, el cual también tiene la capacidad de percibir a Dios, a pesar de su pecado. La muerte del alma por el pecado no significa que no pueda sentir nada divino, sino que la muerte en la cual está por el pecado del hombre es la separación de Dios. Eso significa cuando la Biblia dice que el alma de un ser humano está muerta por sus pecados. Así que, todas las almas de los hombres tienen la capacidad de sentir a Dios. Veamos este ejemplo: Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera? Mateo 21:18-20. ¿Fue Dios injusto con la higuera? No, porque era un ser vivo que le debiera haber dado a Dios lo que El quería. Dios se presentó delante de la higuera y esta debiera haber tenido fruto para el dueño del universo cuando paso por ella. Como ser vivo, aún hasta como árbol, absolutamente todo le debe reconocimiento y obediencia a Dios. Esto también dice la Palabra acerca de las personas que han sido expuestos a Dios y a Su verdad: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Juan 15:1-2. En este pasaje podemos entender que cada ser humano que ha recibido la Verdad de Dios debe dar fruto para que no sea quitado por Dios Padre. Este es una de las tantas Escrituras que nos demuestran gran responsabilidad cuando oyen a la Palabra.

Otro punto que podemos ver es el asunto de todo lo que dependemos de Dios, y esto habla del asunto de tomar como cotidiano, o por asentadas las cosas. Esto dice la Palabra: Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me contestarás. ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular, cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios? ¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba saliéndose de su seno, cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad, y establecí sobre él mi decreto, le puse puertas y cerrojo, y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas? ¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar, para que ocupe los fines de la tierra, y para que sean sacudidos de ella los impíos? Job 38:1-13. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Todo lo que tomamos por cotidiano o hasta por asentado, hasta el respirar de nuestros pulmones, y el palpitar de nuestros corazones, y todo el mundo y el universo y sus funciones, absolutamente todo depende y existe por la persona de Dios a través de Jesucristo. Y consideren esto también: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Entonces, debemos entender cuanto Dios hace por nosotros, y cuanto le debemos, y que nadie tiene excusa delante de El. Y como si no fuere suficiente, dió hasta Su Hijo Unigénito para que a través de El pudiéramos tener la oportunidad de obtener vida eterna. Si entendemos esto, ¿Cómo es posible que podamos pensar que nos debe algo más? Y al entender todo esto, debemos llegar a entender cuán duro es el corazón del hombre, pero también, la infinita misericordia de Dios, que en vez de hacernos desaparecer en un instante tal como lo merecemos y mandarnos al infierno, El demuestra Su amor y da oportunidad para el arrepentimiento. El amor y la paciencia del Señor es difícil de entender, y hay que aferrarse de ellos mientras estén disponibles. Así que, ¿Vives de una manera que demuestre aprecio por todo lo que le debes a Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Sufriendo persecución por las razones correctas - Hechos 6:8-15

Basado en Hechos 6:8-15 (Versión Reina Valera 1960)

Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo. Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban. Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio. Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley; pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés. Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.

¿Fue una sorpresa para Esteban que haya sido perseguido y hasta muerto por su fe en Cristo? ¿Es necesario sufrir persecución por Cristo, como un requisito para poder entrar en el cielo? Para comenzar a responder a esto, vemos en muchas partes de la Palabra de Dios que la persecución y la tribulación por la fe es parte del seguir a Cristo. Y no debiera ser sorpresa, si legítimamente estamos siguiendo al Señor. Por ejemplo, el Señor mismo enseño esto: El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre… Mateo 10:21-22a. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. Mateo 5:10-12. Entonces, fue siempre parte de seguir a Dios sufrir algún tipo de persecución, de tribulación, y hasta de morir por hacer el bien, tanto como en los tiempos antes de Cristo, como durante el tiempo que camino el Señor en esta tierra (porque el hombre hasta persiguió y mato al Hijo de Dios), como en los tiempos de la iglesia primitiva, como también es cierto hoy. Y habrá también persecución como nunca la hubo antes cuando el anticristo y la bestia ejerzan su poder sobre este mundo.

Ahora bien, hay que cerciorarnos que en realidad estemos sufriendo por Cristo y no por otra cosa, porque hay muchos que ven las consecuencias de sus pecados como persecución o prueba, y eso es otra cosa. Es más que posible que muchos estén sufriendo por cosas que se provocaron ellos mismos. Pero a Esteban no lo mataron porque había hecho algún mal, o porque había dañado a alguien, o por cualquier otra cosa. Dice bien claro la Palabra que tuvieron que, hasta sobornar para levantar falsos testigos en contra de Esteban para poder tener la excusa de hacerle mal, porque él estaba haciendo crecer mucho la obra de Dios, e inclusive a través de señales y prodigios. Esto dice la Palabra: Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. 1 Pedro 3:8-17. Entonces, debemos darnos cuenta cual es la razón que posiblemente estemos pasando ciertos problemas. Por la única razón por lo cual debemos sufrir persecución es por el Señor, y por defender Sus principios.

Sé que esto no es agradable porque a nadie le gusta sufrir, ni menos pasar pruebas y tribulaciones, pero finalmente, sí, es parte de seguir a Cristo, y no hay muchos que estén dispuesto hoy en día ni siquiera pasar algún disgusto o hasta incomodidad por el reino de Dios. ¿Cómo puedo decir esto? Casi nadie ni siquiera desea sacrificar una relación con una persona por los principios de Dios, sino que prefieren justificar el pecado y ponerle el membrete de “amor”, como el tolerar a aquellos que profesan creer en Cristo, pero viven practicando el pecado, viviendo un estilo de vida que no glorifica a Dios. Muchos piensan que van a llevar a otros a Cristo al seguir participando de las cosas del mundo, y hasta reteniendo relaciones íntimas con el mundo, y así haciéndose enemigos de Dios, como está escrito: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4. ¿Cristo se emborracho con los publicanos para hablarles del reino? ¿El Señor hizo algo ilícito para poder entablar una conversación con la mujer samaritana? ¿El Señor tuvo cercanía con todos, o solo con los que decidieron dejarlo todo por El? Entonces, si Cristo actuó de esta manera ¿Qué debemos hacer nosotros? El debe ser nuestro punto de referencia, nuestro ejemplo, y nadie más. Así que, el hacer el bien, el trazar la línea entre Dios y el mundo tiene un precio. Y también dice la Palabra: …Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 14:22b.

Entonces, ¿por qué es la voluntad de Dios que suframos tribulaciones? Porque El quiere ver quien es genuino, y la única manera de saberlo es a través de la prueba, de la tribulación. Esto dice la Palabra: En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. 1 Pedro 1:6-7. La única manera que se ve si el oro es de verdad o no, es a través del fuego. Y si somos oro, o sea, si nuestra fe es genuina, entonces el fuego hará que seamos aún más limpios, al sacar las impurezas de nuestra vida. Y ¿De qué entonces nos habla esto, y de lo que finalmente Dios tanto desea que pase? Que permanezcamos, que sigamos el curso, que enfrentemos lo que sea por amor a El. Esto dice la Palabra: …más el que persevere hasta el fin, este será salvo. Mateo 10:22b. Si decidimos permanecer en El, a pesar de las circunstancias, obtendremos el premio supremo de Dios. Pero, si una persona decide abandonar la fe por circunstancias difíciles, entonces decide su propia condena, como también dice: El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Juan 15:6. La decisión es nuestra, porque Dios no fuerza a nadie. Así que, ¿Estás dispuesto a sufrir persecución por las razones correctas? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Esforzarse por Cristo - Colosenses 1:19-29

Basado en Colosenses 1:19-29 (Versión Reina Valera 1960)

Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro. Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

Muchos creen hoy en día que cuando llegan a la fe en Cristo, que nuestra salvación no depende de nosotros, porque es Dios quien da las facultades para que uno llegue a ser salvo, ni que es nuestra decisión o esfuerzo que hace que permanezcamos en El porque El lo hace todo, y que de nada sirve hacer algo después de ser salvo, porque si nuestras obras no nos salvan, entonces de nada sirven tampoco después, y en esto también entra el asunto de que todo ya está predeterminado por Dios. Muchos se quitan totalmente todo tipo de responsabilidad y atribuyen toda la responsabilidad a Dios. Pero si vemos la plenitud de la Palabra de Dios, y no solo unos pocos versos, buscando justificar así la irresponsabilidad, comprenderíamos que lo antes dicho no está completamente correcto. Muchos usan este solo verso por dirección general: Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Filipenses 2:13. Pero, para poder tomar como verdad o cierta enseñanzas y doctrinas, deben verse a través de la plenitud de la Palabra, y como trabaja todo en conjunto. Piénsenlo de esta manera: Si veo la mano solamente de una persona, ¿significa que conozco a la persona entera? No, es imposible. La misma lógica aplica a la Palabra de Dios.

El primer asunto que debemos ver es el asunto del libre albedrio que Dios le ha dado al hombre, en general. Sí, es posible que haya ciertas excepciones en la historia donde Dios ha elegido, predeterminado, y hasta retuvo a ciertas personas bajo un camino establecido, por decir, pero en su gran mayoría, como lo que nos concierne hoy, todos somos libres para escoger entre el bien y el mal, para decidir permanecer o no en Cristo, y en esto depende en parte nuestra decisión. Podemos comenzar a ver las cosas a través de pasajes sustanciales que nos explican el libre albedrio. Por ejemplo, Dios eligió al pueblo de Israel a través de Abraham, pero esto dice la Palabra: Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar. Deuteronomio 30:11-20. Pero, si el pueblo de Israel fue elegido, ¿Cómo es que Dios le dió potestad para elegir seguirle o no? Y sabemos que Israel no solo falló, sino que hasta invalidó el pacto de Dios, como está escrito: Y me dijo Jehová: Conspiración se ha hallado entre los varones de Judá, y entre los moradores de Jerusalén. Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres. Jeremías 11:9-10.

Y ¿cómo aplica esto a nosotros hoy? Escrito esta: Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 1 Corintios 10:1-12. Todo lo que leemos implica libre albedrio, obediencia a la verdad de Dios, y leemos esto como tal: Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2. Si una persona no se convierte, es porque decide no hacerlo. Si una persona decide seguir o no a Dios, es por su elección. Si una persona permanece o no, es por su elección. Así que, no le echemos la culpa a Dios de que El no ha llamado a alguien a salvación, o que todavía no es “supuestamente” el tiempo del Señor (porque El llama siempre), o que, una persona no permanece en El por qué Dios lo dispuso así. Este consejo es para los sabios: ¡Esfuérzate por el Señor! ¡Decide amarle como se lo merece! Dios lo ha hecho todo, pero el decidir amarle depende de ti. Así que, ¿Decidirás esforzarte por Cristo para salvación? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El temor del Señor produce vida - Números 2:31 – 3:4

Basado en Números 2:31 – 3:4 (Versión Reina Valera 1960)

Todos los contados en el campamento de Dan, ciento cincuenta y siete mil seiscientos, irán los últimos tras sus banderas. Estos son los contados de los hijos de Israel, según las casas de sus padres; todos los contados por campamentos, por sus ejércitos, seiscientos tres mil quinientos cincuenta. Mas los levitas no fueron contados entre los hijos de Israel, como Jehová lo mandó a Moisés. E hicieron los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehová mandó a Moisés; así acamparon por sus banderas, y así marcharon cada uno por sus familias, según las casas de sus padres. Estos son los descendientes de Aarón y de Moisés, en el día en que Jehová habló a Moisés en el monte de Sinaí. Y estos son los nombres de los hijos de Aarón: Nadab el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar. Estos son los nombres de los hijos de Aarón, sacerdotes ungidos, a los cuales consagró para ejercer el sacerdocio. Pero Nadab y Abiú murieron delante de Jehová cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová en el desierto de Sinaí; y no tuvieron hijos; y Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio delante de Aarón su padre.

El Señor es un Dios de orden, un Dios que tiene un propósito y un lugar específico para cada cosa y cada persona. Y esto lo podemos entender a través de la creación, en todo lo que vemos, desde lo más pequeño, como lo que no se puede ver a plena vista (las cosas invisibles y microscópicas), hasta las cosas más grandes como los planetas y las estrellas, y todo lo que contiene lo infinito del espacio, lo que sabemos, y lo que aún nos queda por saber cómo raza humana, y dentro de eso entra también el reino espiritual. Aunque por el momento el pecado a corrompido el mundo presente, y aunque existe el diablo y sus huestes, de todos modos, el orden de Dios es inalterable. Y cuando las cosas y personas siguen Sus mandamientos, lo que El ha establecido, entonces las cosas trabajan bien en general, pero cuando hay rebeldía o desobediencia, ahí es que surgen los problemas, tanto como por consecuencia natural, como por castigo, como vimos con lo que sucedió con los hijos de Aaron, que murieron repentinamente porque ofrecieron fuego extraño delante del Señor. Entonces, hay que entender ciertas cosas muy claramente, si una persona desea el completo beneficio del Señor, tanto como para el presente, pero aún más importante, para la eternidad.

Ya que entendemos que el seguir al Señor y estar dentro de Su orden trae consigo bendición y vida eterna, entonces lo más lógico sería, obedecerle. El asunto es realmente sencillo. Si solo hacemos como El dice, todo caerá en su lugar, por decir. Pero para que eso suceda, debe haber algo infinitamente importante dentro de nosotros: la fe. Porque, ¿Cómo vamos a seguirle, y obedecerle como tal si no creemos en El? Esto dice la Palabra: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Y aquí es donde vemos el primer desafío para el hombre. ¿Cree realmente que existe Dios, y lo que dice ser El en Su Palabra? Muchos dicen que, sí creen, pero sus acciones y sus pensamientos, sí, aún en su interior difieren de tal fe. Y si dudan en esto, sencillamente vean la conducta de tales personas. ¿No sería el mundo un lugar totalmente diferente si todos los que dicen creer realmente creyeran en Dios y le siguieran como tal? Estadísticamente hablando, un tercio de los habitantes del planeta confiesan creer en el Dios de la Biblia. Y ¿Qué pasa entonces? ¿Por qué vemos precisamente entonces el desorden del pecado en todo lugar, hasta en los que dicen creer en Dios? ¿Existe tal fe entonces? Porque podemos concluir este asunto de la siguiente manera, y la línea de lógica es muy sencilla; si una persona cree realmente en Dios, entonces creería que todo lo que él hace, Dios lo ve, lo sabe, y lo juzgara un día. El Dios de la Biblia no es ciego, ni sordo, ni aún menos, incapaz. El Señor es el Dios Todopoderoso, el principio y el fin, y el que juzgará a todo ser humano por sus hechos y sus pensamientos. Sí, Dios juzgara al hombre hasta por lo que piensa. Esto vemos en la Palabra: Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. Genesis 6:5-7. Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10.

Puedo entender que es difícil tener en mente que Dios está en todas partes, y que conoce hasta nuestros pensamientos, y nos cuesta, porque lo normal es tomar en cuenta lo que percibimos con nuestros sentidos físicos, pero, no obstante, la fe es lo que nos da la habilidad (por decir) de llegar a ese entendimiento. Y si tenemos tal habilidad, y todo lo creado nos habla de Dios y de todo de lo que El es capaz, entonces ya no es problema de capacidad, sino más bien, es un problema de querer creer o no. Como está escrito: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Romanos 1:20-21. Así que, de acuerdo a la Palabra, una persona sencillamente escoge querer tomar en cuenta a Dios y creer en El como tal. Muchos de los llamados eruditos de la Palabra podrán pensar que hay algo espiritual que tiene que suceder en una persona para que venga al conocimiento de Dios, pero Su propia Palabra nos explica que la creación es la que cumple ese trabajo, y si no pueden ver (por decir) lo obvio como todo lo que lo rodea, es porque sencillamente decide no prestar atención, y por esto no tienen excusa. ¿Podemos ignorar el sol, la luna, el aire que respiramos, el palpitar de nuestros corazones? Por algo la Palabra define como necia o insensata la persona que no busca de Dios, porque es una persona que sencillamente decide no querer hacerlo y escoge ignorar tales cosas que son totalmente irrefutables y notorias. Tal es la necedad del hombre que prefiere creer que todo esto es producto de un accidente cósmico en vez que sea Dios el creador de todo el universo. No obstante, la Palabra se cumple, que cuando una persona decide no glorificar a Dios y persisten en aquello, Dios mismo los entregará a su propia necedad, y recibirán como tal la condena que merecen.  

Entonces, ¿Qué trabaja en conjunto con la fe? El temor del Señor. Cuando una persona llega a tener esa fe en el Señor y de llegar a entender Su capacidad, lo más lógico que debiera suceder es el temor, porque es un Ser demasiado grande y poderoso. Y cuando eso pasa, le debiera importar la opinión de tal ser. Por eso dice la Palabra: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Proverbios 1:7. Si entendemos cosas muy sencillas, tan sencillas que hasta un niño las puede entender, solo un poco de sentido de común seria su mejor aliado. ¿No es sentido común temerle a un Ser que todo lo puede, todo lo sabe, que está en todas partes a la misma vez, y aún es tan importante, que juzgará todo lo que hacemos y hasta pensamos? Así que, ¿le temes al Señor para vida eterna, o escoges hacer otra cosa para tu propia perdición? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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El Señor transforma a los que le siguen - Hechos 26:1-23

Basado en Hechos 26:1-23 (Versión Reina Valera 1960)

Entonces Agripa dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa: Me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos. Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia. Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos; los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo. Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos. ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos? Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial, sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco, y Jerusalén, y por toda la tierra de Judea, y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero hasta el día de hoy, dando testimonio a pequeños y a grandes, no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Que el Cristo había de padecer, y ser el primero de la resurrección de los muertos, para anunciar luz al pueblo y a los gentiles.

Una de las cosas más primordiales o importantes que hay que entender es que, todos los que hemos decidido seguir a Cristo como el Señor comenzamos como algo totalmente distinto. Y esto es demasiado importante de entender, porque de esto mismo se trata de lo que Dios desea llevar a cabo en nuestras vidas. De esto precisamente se trata el nuevo nacimiento o del nuevo comienzo del cual hablo el Señor en el evangelio de Juan. Todos comenzamos como algo distinto, de alguna manera u otra, antes de conocer a Cristo. Dios nos rescató a todos nosotros, a los que le seguimos y venimos de una vida pasada que no se parece en nada a la vida que vivimos, en el presente, como lo contó el mismo Pablo en este pasaje. Y de esto mismo se trata el siguiente pasaje: De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 Corintios 5:17.

Uno que no haya experimentado esto puede pensar: ¿Cómo puede suceder algo así, como lo que sucedió en la vida del Apóstol Pablo? ¿Cómo una persona puede cambiar tanto, de comenzar en un lado del espectro, y terminar en el lado contrario? Y también puede que piensen, especialmente muchos llamados creyentes: ¿Esto pasa solamente en los escogidos, o puede pasar en cualquier persona? Y estas preguntas pueden responderse a través de la Palabra. Lo que sucedió en la vida de Pablo sucedió por la divina intervención del Señor. El Señor Jesucristo se le apareció a Pablo en el camino a Damasco, donde Pablo (antes conocido como Saulo) iba concentrado en seguir persiguiendo a la iglesia. Ahora bien, ¿Fue la aparición del Señor que solamente todo lo hizo? Pienso que algo ya estaba pasando en la vida de Pablo, aunque seguía enfocado en perseguir a la iglesia. La muerte de los santos debieran haber hecho algo en él, como la muerte de Esteban, y por eso que se hace tal hincapié o recuento detallado de la historia de como predicó Esteban, y hasta como vió el cielo abierto ante él, donde pudo ver al propio Señor a la diestra del trono de Dios, como lo dice la Escritura: Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Hechos 8:55-58. ¿Quién más pudiera haberle contado este momento a Lucas quien escribió el libro de Hechos, el más fiel compañero que tuvo Pablo aún en sus prisiones? El testimonio de Esteban no llevo a convertirse a Pablo, pero sí debe haber hecho algo dentro de él. Y claro, el encuentro con el Señor fue lo principal y lo culminativo. Pero sabiendo como actúa el Espíritu Santo, ¿No fue el mismo Señor que obró en la muerte de Esteban como en Su propia aparición? Y esto nos lleva a responder a la otra pregunta, de que si este tipo de conversión, solo pasa en seres escogidos. Y el asunto es que el Señor nos llama a todos por igual, y de distintas maneras. Puede que no sea como una luz tan brillante que hizo caer a Pablo de su caballo y lo dejo ciego. Pero también, ¿No se vé el amanecer del sol refulgente todas las mañanas en todas partes de este mundo, y todo por el diseño y la voluntad de Dios, mostrándole a diario al hombre la magnificencia del Altísimo? como está escrito: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Entonces, podemos concluir que Dios llama a todos a esta grande transformación. El asunto es de querer seguir o decidir obedecer a tal llamado.

Entonces, ¿Qué necesita una persona para poder llegar a tener tal encuentro y tal transformación? ¿Qué fue lo que hizo Pablo cuando Cristo habló con él? Le reconoció genuinamente como Señor, y decidió obedecer a Su llamado. Cuando una persona se arrepiente de todos sus pecados, (como lo hizo Pablo porque tuvo un cambio total de vida), y se sometió al Señorío de Jesucristo, donde todo cambia. No se trata de ser perfecto, ni de entender todas las cosas, sino aún más, de buscar, seguir y hacer la voluntad del Señor. Este es todo el asunto: ¿Escuchás a Dios cuando te habla a través de Su Palabra, y mientras demuestra a diario toda su grandeza y amor a través de Su creación y la cruz de Cristo? ¿Hás decidido seguir a Cristo como el literal y efectivo Señor de tu vida, sin reservaciones? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Cuando se acerca ese día - Juan 14:1-12

Basado en Juan 14:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre.

Billy Graham escribió esto: Cuando miramos hacia atrás a nuestras experiencias en la jornada de la vida, tal vez lamentemos las decisiones que tomamos, pero recuerde, que eso fue entonces, esto es ahora. Podemos recordar las ocasiones cuando fallamos a nuestras familias, pero eso fue entonces, esto es ahora. Alguien que este leyendo este libro tal vez diga: Pero yo rechace a Cristo toda mi vida. Es demasiado tarde para mí. Le digo, amigo mío, que eso fue entonces, esto es ahora. Las promesas de la Biblia fueron ciertas entonces, son ciertas ahora, y serán ciertas para siempre. Uno de los problemas más grandes probablemente que tenemos hoy es el asunto de prestar atención, especialmente para aquellos que se llaman ser cristianos. Como hizo hincapié el predicador, llamando a la observación de la vida, ¿Nos dámos cuenta en realidad de lo que hemos hecho? ¿Reflexionámos en nuestras decisiones y hechos que hicimos durante nuestra vida?

En el pasaje de hoy que vimos en Juan, leímos que, a pesar de haber convivido con el Señor, Felipe todavía no veía las cosas claras. No se daba cuenta, o le puso poco valor al que estaba delante de sus ojos, tomo por asentado los increíbles hechos de Dios mismo. Ya que en aquel entonces el Señor había hecho incontables milagros, y prodigios, y hasta resurrecciones, y como que todavía no le bastaba. ¿Cuándo en la historia del hombre había sucedido todo lo que el Señor hizo? Ni aún los grandes profetas como Moisés y Elías habían hecho las cosas que hizo el Señor. Pero, no obstante, pareciera que a Felipe todavía no le bastaba, o que merecía tener más. Pero no juzgo a Felipe, sino a través del Espíritu, trato de traer conciencia a lo que se hace hoy en día. ¿Qué tenemos hoy que Felipe todavía no había visto hasta ese momento? El conocimiento de que el Señor murió por nuestros pecados, y fue sepultado, y al tercer día, Dios Padre le levanto de los muertos, y ascendió al cielo, tomando Su lugar a la diestra del trono de Dios. Y ¿Qué más tenemos hoy? Tenemos el Espíritu Santo a plenitud actuando en el mundo entero y la completa revelación de Dios al hombre, Su Santa Palabra, desde el Genesis hasta el Apocalipsis, y como tal, se estima que ha sido completamente traducido a por lo menos 756 lenguajes. Y si tenemos todo esto, ¿Por qué vivimos en general los cristianos como si solo tuviéremos este mundo y nada más? ¿Por qué vivimos vidas centradas tanto en el presente, con muy poca mira hacia el reino de Dios? Tenemos hoy muchas cosas más que lo que pudiera haber hasta soñado Felipe, y los demás discípulos en aquel entonces. Y ellos que tuvieron menos, eso sí, no escatimarón ni aún en entregar sus propias vidas por su fe en Cristo. Tenemos hoy el conocimiento más grande de las cosas de Dios que jamás el hombre allá tenido.

¿Qué es lo que debiera pasar con el cristiano, con el que dice creer en Cristo? ¿No debiera ir cambiando a través del tiempo su enfoque, de las cosas del mundo a las cosas de Dios? ¿No debemos erguirnos aún más en lo que sabemos y creemos, y hacer obras que demuestren tal fe? Esto dijo el Apóstol Pablo: Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. 2 Corintios 4:16-17. Este es una de las más grandes dadivas de la fe, de que, aunque nuestras habilidades humanas van decayendo con el tiempo (a todos nos vendrá la vejez y moriremos en algún momento), el vigor de nuestra alma debe sobrepasar este mundo pasajero. Cuando un cristiano envejece o se enferma, no debe decaer su ánimo, sino que debe ver aún más cerca la esperanza que aguardamos. Esto dice la Palabra: ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:28-31. Claro que pesa el cuerpo, y las tribulaciones de este mundo, y la enfermedad, y los golpes de la vida, por decir, pero con Cristo en nuestra vida, y con la esperanza que tenemos en la vida eterna, debemos aumentar en fuerzas internas, y en el vigor de nuestra fe. El es nuestra fuerza, nuestro poder, nuestra gloria, y nuestra esperanza, y El es Dios, el Dios Omnipotente, el Creador de los cielos y la tierra, el que ha vencido hasta el sepulcro y la muerte, y el que reina por los siglos de siglos. Si nuestra vista está en El, debiéramos aumentar en Su poder mientras va transcurriendo el tiempo. Esto dice la Palabra: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2.

Pero como dijo el predicador, si has vivido antes otro tipo de vida, que no haya demostrado el poder de Dios, si has vivido más bien para el mundo y para sus deleites y afanes, eso fue entonces, y esto es ahora. Ahora es el momento para desechar el pasado y dejar atrás el pecado, y poner nuestros ojos en el Señor, en el cual tenemos todo el poder de lo más grande en todo el universo, y especialmente sabiendo que daremos cuentas por todo lo que hemos hecho, sea bueno o sea malo. Dios nos va a preguntar, ¿Qué hiciste con el Evangelio? ¿Qué hiciste con el conocimiento del sacrificio de Mi Hijo? Esto dice la Palabra: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:7-9. Mientras se acerca ese momento donde todos daremos cuentas, debes pensar por tu propio bien, ¿Qué he hecho con mi vida? ¿Estoy listo para encontrarme con el Dios y Juez de todo el universo? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La fe en Cristo no es para todos - Hechos 18:1-17

Basado en Hechos 18:1-17 (Versión Reina Valera 1960)

Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos, y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos. Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. Pero oponiéndose y blasfemando estos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles. Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga. Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados. Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios. Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se levantaron de común acuerdo contra Pablo, y le llevaron al tribunal, diciendo: Este persuade a los hombres a honrar a Dios contra la ley. Y al comenzar Pablo a hablar, Galión dijo a los judíos: Si fuera algún agravio o algún crimen enorme, oh judíos, conforme a derecho yo os toleraría. Pero si son cuestiones de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas cosas. Y los echó del tribunal. Entonces todos los griegos, apoderándose de Sóstenes, principal de la sinagoga, le golpeaban delante del tribunal; pero a Galión nada se le daba de ello.

El primero de agosto de 2006, el doctor John D. Morris del Instituto para la Investigación de la Creación, escribió el siguiente artículo: ¿Renunció Darwin a la evolución en su lecho de muerte? La historia ha circulado durante décadas. Charles Darwin, tras una carrera dedicada a promover la evolución y el naturalismo, regresó al cristianismo de su juventud, renunciando en su lecho de muerte a la teoría de la evolución. La historia parece haber sido escrita por una tal "Lady Hope" y relata cómo ella lo visitó cerca del final y recibió su testimonio. Los evolucionistas en general, y su familia sobreviviente en particular, han cuestionado el relato. Quienes lo acompañaban en ese momento insisten en que no hubo un cambio de opinión evidente. De hecho, en su autobiografía, escrita al final de su vida, Darwin apoyó plenamente la evolución. Admitió que el concepto le desagradaba y le había causado mucha consternación, pero aún lo mantenía. Lady Hope fue real, la esposa de Lord Hope. Era una cristiana ferviente y amiga de la esposa de Darwin, también una cristiana firme que oró por él y lo presenció durante toda su vida matrimonial, sin ningún resultado, según él. Sin embargo, muchos han investigado la historia y todos han concluido que probablemente se trate de un mito urbano. No obstante, en sus últimos años, Darwin suavizó su actitud hacia el cristianismo, incluso permitió que una iglesia local celebrara sus reuniones en su propiedad y pidió que abrieran las ventanas de su dormitorio para poder escuchar los himnos. Un cristiano solo puede esperar que las semillas que plantó antes echaran raíces al final y que haya puesto su fe en Cristo antes de morir.

Como vimos en el pasaje de hoy, algunos recibieron el Evangelio, y creyeron en Cristo a tal punto de hasta soportar persecución y morir por su fe en El. Y vemos que otros no lo recibieron, y que hasta se dedicaron a dañar y matar a aquellos que lo recibían. Uno se pudiera preguntar: ¿En algún momento u otro, todos llegarán a ser salvos, o no? ¿Dios llama solo a ciertas personas para que sean salvas, o las llama a todas? Para responder a la primera pregunta, no sabemos si todos llegaran a la salvación o no. Solo Dios lo sabe. Como leímos recién una historia de Charles Darwin, el llamado, “padre de la evolución”, donde cabe la posibilidad de que algo pudo haber pasado al final de sus días, poco antes de haber muerto, por el recuento de esta valiente mujer Lady Hope, quien no era cualquier persona, sino una ferviente evangelista británica de renombre en el siglo 19. Ella era la esposa de Lord Hope, o aún más exactamente, Sir James Hope, quien fue nada menos que el almirante de la flota de la naval real del Reino Unido. Así que, hay que darle cierta credibilidad a la historia de que posiblemente sí se haya convertido Charles Darwin en sus últimos momentos, por las personas envueltas en el asunto. Habrá muchas sorpresas en el cielo, en el gran juicio de Dios, donde habrá aquellos que sí llegaron a tener una real fe en Cristo, aún en sus últimos momentos, y habrá también aquellos que daban la apariencia de haber tenido una fe, y serán condenados por el Señor por su hipocresía y religiosidad.

Ahora bien, para responder a la segunda pregunta, que si Dios solo llama a ciertas personas a ser salvas, la Palabra nos enseña conclusivamente de que Dios desea que el mundo entero sea salvo, sin excepciones. El amor de Dios es tal que abre Sus brazos a todos, sin excepción, y llama a todos desde que sale el sol hasta que se pone, y también después. Dios llama a cada ser humano a que se arrepienta y a que venga a la salvación, como está escrito: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3:16-17. Y también está escrito: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad1 Timoteo 2:1-4. Así que, no queda duda, que Dios desea que todos sean salvos, sin excepciones, hasta los que lucen menos redimibles, como este Charles Darwin, y los seguidores de Cristo deben luchar por el deseo de Dios.

El asunto es, y esto lo vemos por todas partes en las Escrituras, de que todo ser humano tiene el poder de elegir. Escrito esta: El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él. Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá. Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá. ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos? Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo, ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta; por su rebelión con que prevaricó, y por el pecado que cometió, por ello morirá. Ezequiel 18:20-24. El que vive para Cristo, hasta su fin, no importa cuando comenzó, obtendrá justificación a través del Señor. Pero, los que nunca adoptan o retienen la fe en Cristo hasta final, no verán la vida eterna. Así que, ¿La fe de Cristo es tu fe, hasta el fin, o serás de aquellos que no obtendrán entrada en Su reino por tu propia elección? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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La Fe y la ley - Gálatas 5

Basado en Gálatas 5 (Versión Reina Valera 1960)

Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. Un poco de levadura leuda toda la masa. Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; más el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea. Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz. ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros. Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

El dicho “tirar al bebe con el agua del baño” fue origen de un proverbio Alemán, “das kind mit dem bade ausschütten” que se traduce como tal. Su primer uso grabado fue en la obra satírica de Thomas Murner en 1512 titulada “Narrenbeschwörung” (Una Apelación a los Necios). El escrito incluía una ilustración cortada en madera mostrando a una mujer tirando a un bebe junto con el agua sucia de una bañera. Este dicho explica bien lo que muchos creyentes hacen con la ley de Dios y el Antiguo Testamento, sea por malentendido o por error, o por un deseo de justificar de hacer su propia voluntad. De cualquier modo, es necesario para la salvación saber retener la integridad de la plenitud de la Palabra de Dios (desde Genesis hasta Apocalipsis).

Para comenzar, siempre hay que recordar lo que el propio Señor dijo acerca de la ley y de los profetas, como esta escrito: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; más cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 5:17-20. Y también esta escrito: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:36-40. Así que, esto da muy clara confirmación de que ni la ley, ni los profetas, y por lo tanto, ni el Antiguo Testamento están siendo eliminados, bajo ningún punto. Ahora, hay personas que creen que el cumplimiento de la ley y de los profetas fue a través de la vida, la muerte, y la resurrección del Señor, y sí, es verdad. El vino a cumplir todas las cosas. Pero, ahora eso mismo debe cumplirse en la vida de cada creyente, si desea obtener entrada en el reino de los cielos o heredar la vida eterna. Siempre debemos recordar que el Señor es nuestro ejemplo para seguir, como lo dijo el mismo Apóstol Pablo: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. 1 Corintios 11:1. Así que, nunca debemos poner los ojos en las personas como nuestro modelo o ejemplo, porque son imperfectos, aún cuando hay buenas intenciones. Nuestra vista y atención siempre debe ser el Señor, y para poder vivir y hacer como El lo hacía.

Ahora bien, hay muchos que puede que comenten y hasta pregunten: Esto parece que va más allá de la fe, como si la fe dependiere también de las obras. ¿No somos salvo por la fe y nada más? Veamos lo que dice la Palabra, y como el propio Señor enseñaba: Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. Lucas 10:25-28. Entonces, ¿Qué vemos aquí? El interprete de la ley preguntó: ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? Y el Señor no le corrigió ni dijo que la salvación solo viene por el creer, sino que le respondió basado en la misma pregunta, y aún más, le dirigió hacia la ley. Y al interprete responder con la misma ley, el propio Señor confirmo que si hacia esta obra, de amar a Dios como corresponde, viviría como resultado. Así que, la fe y la obra van mano a mano. Lo que hace la obra es manifestar la fe que uno posee, y es lo que Dios mismo usará como evidencia en el juicio final. Esto mismo esta escrito: Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:26. Entonces, es muy claro que la salvación depende completamente tanto de la fe como de las buenas obras, finalmente, de hacer la voluntad del Padre.

Entonces, ¿Qué es lo que cambia o ya no aplica de la ley? El ejemplo que vemos es la circuncisión, y a través de esto, entendemos que las expresiones físicas o corporales de la ley ya no aplican porque Cristo vino a reestablecer la fe a través de Su persona. Porque esto también dice la Palabra: Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz. Deuteronomio 10:16. A Dios siempre le ha interesado más que el hombre circuncidará su corazón, más que en lo físico o lo pasajero. Por eso que los sacrificios de los animales tampoco aplican, porque Cristo fue el sacrificio perfecto, pero también, porque Dios busca un arrepentimiento de corazón, y no algo superficial. Esta es la voluntad de Dios: Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas. Mateo 13:52. Así que, ¿Hás aprendido a complacer a Dios a través de Cristo viviendo como El nos enseñó, poniendo en práctica (haciendo obras) lo viejo y lo nuevo? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Buscando en el fracaso - Deuteronomio 12:29-32

Basado en Deuteronomio 12:29-32 (Versión Reina Valera 1960)

Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra, guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aún a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses. Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.

Hay muchas personas piensan que el Dios del Antiguo Testamento (por decir) era cruel, duro o severo, y lo creen como tal porque El mandó destruir a naciones enteras, incluyendo a los niños y hasta a los animales. Y lo juzgan de la siguiente manera: ¿Cómo un Dios de amor puede mandar a hacer tales cosas? Pero cuando entiendes Sus razones, y de lo que realmente se trataba la situación, entenderías y hasta estarías muy de acuerdo. En aquel entonces, y a lo que estamos llegando hoy también, por desgracia, el mal estaba tan arraigado en las personas, que hasta sus generaciones y sus bienes también estaban completamente saturados con el mismo mal (porque el mal espiritual también afecta lo físico). Uno pudiera decir: ¿Qué culpa tenía un niño de las iniquidades de sus padres? El asunto es que Dios lo sabe y conoce todo, y sabía que, aunque le diera la oportunidad de la vida, sabía que aún lo que lucía como inocente, sería también de gran mal, igual a sus padres, y esta era la manera que Dios traía juicio y controlaba la maldad del mundo. Por desgracia vamos camino a ese mismo mal donde la dispensación de la gracia de Dios tendrá Su límite, por el exceso de maldad, tanto como en el hombre que existe hoy, como en su descendencia. Dice la Palabra: Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre. Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Mateo 24:36-37. Y ¿Cómo eran las personas antes del diluvio? Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Genesis 6:5-6. A ese fin va este mundo, y de una manera muy apresuradamente.

Hay personas que también dirían: ¿El mundo en realidad es tan malo? Dios no pesa la maldad por lo que el hombre piensa que es malo, ni se deja llevar por la opinión de la sociedad. El pecado lo define Dios. El estándar le pertenece a Dios. Por eso que no debiéramos dejarnos llevar por nuestra opinión, y dejarnos llevar por cosas y personas que hoy están y mañana dejan de existir, los cuales no tendrán parte en decidir donde pasaremos la eternidad. Ni ellos tampoco son nada delante de Dios. Si una persona tiene algún tipo de raciocinio, ni siquiera un alto intelecto o sentidos especiales son necesarios, razonarían que nos conviene dejarnos llevar por Aquel que es más poderoso que todo, y que juzgará todo lo que hacemos, sea bueno o sea malo, y que juzgará no según lo que pensamos, sino según lo que El mismo ha establecido. Esto dice la Palabra acerca del conocimiento de Dios: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Todo ser humano puede saber que Dios existe a través de todo lo que El mismo creo, comenzando por sus propias existencias. Nada de esto es producto de un accidente cósmico, como quisieran que todos creyeran los que rehúsan aceptar la realidad de la existencia de Dios. Dios es Dios, y existe, y reina, y juzgará a todo ser humano, y nada ni nadie puede cambiar esa realidad.

Y esto nos conlleva a lo que leímos al comienzo. ¿Qué estaba Dios haciendo con lo que sencillamente mandó a que no se hiciera, el asunto de buscar los dioses de los pueblos que El mismo mando a destruir? ¿Dios estaba buscando la destrucción de Su pueblo y por eso lo mandó? ¿Dios estaba escondiendo algo que era bueno para ellos? ¿Dios estaba solo lidiando con un celo personal? Para comenzar a ver este punto, es necesario usar algo de lógica y sentido común. Esto lo entiende hasta un niño. Si Dios mismo destruyó a través de la mano de Su pueblo a estos pueblos paganos, junto con todas sus creencias y supuestos dioses, ¿Qué nos dice eso a nosotros? Que Dios es más poderoso que estos llamados dioses ajenos que ni siquiera pudieron liberar a sus seguidores de Israel. Entonces, si esos pueblos paganos no ganaron nada, ni sus dioses pudieron liberarlos, ¿De qué sirven? ¿De qué les sirvió a estas personas hasta quemar a sus propios hijos para poder encontrar favor delante de sus dioses? Y aún peor, ¿Dónde están esos pueblos hoy? Si sus dioses no pudieron liberarlos de la mano de Dios, ¿creen que pudieron darles vida eterna? Imposible. Esos pueblos perdieron aquí, y aún peor, perdieron en la eternidad, y ahora están siendo atormentados por toda la eternidad por su rebelión y odio por Dios.

Ahora bien, puede que algunos digan: Yo no creo que hay tal cosa hoy, de personas que sigan tales dioses. Y les tendría que decir que siguen tantos o peores dioses e ídolos, y terminarán hasta peor que los pueblos que Dios mismo mandó a destruir. ¿Cuál es el dios de este siglo? El que más enseña la sociedad hoy es el dios de tu persona. Tu eres tu propio dios. ¿Cómo es esto? Desde el momento que una persona desea cumplir su voluntad y no la de Dios es porque se siente dios. Y muchos llamados cristianos caen con este mismo falso dios porque atentan usar a Dios y por eso le buscan, y nada más. Piensan que Dios existe para que les sirva, para que El haga como ellos quieren, y le ponen hasta el membrete de “fe” a esta idolatría. ¿Piensan que fue un horror que esta gente sacrificaron a sus propios hijos a los ídolos? ¡Sí, fue horrible! Pero ¿qué hace una mujer que aborta a su propio hijo o hija con tal de cumplir su voluntad? De acuerdo con un artículo que publicó Brookings antes de las elecciones presidenciales del 2024 en EEUU, aproximadamente el 95% de los abortos se han hecho solamente porque eran niños no deseados, porque estos embarazos interferían con sus planes, de alguna manera u otra. ¿La gente sacrifica a los ídolos hoy, hasta sacrificar a sus hijos? Sí. Los ídolos y dioses de hoy son otras personas, o el materialismo, o hasta sus propias personas, y hasta sacrifican para complacerlos. Y esto no fue perdonado antes, ni tampoco será perdonado hoy.  

Entonces, ¿para qué Dios da finalmente Su instrucción? Este es el deseo de Dios: El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 1 Timoteo 2:4. Lo que El enseña es para nuestro bien, tanto como para el presente, pero aún más, para el futuro, para que podamos tener vida eterna. Como le declaró el Apóstol Pedro al Señor: …Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Juan 6:68b. Esto también dice la Palabra: Mas el que peca contra mí [Dios], defrauda su alma; todos los que me aborrecen aman la muerte. Proverbios 8:36. Finalmente, ¿Qué bien hay en la muerte, en la perdición eterna? Entonces, ¿sirve de algo confiar en ídolos y dioses que son mucho menos que el Dios Todopoderoso que un día juzgará a todo ser humano por sus hechos según Su estándar? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Siguiendo la dirección del Señor - Números 16:41-17:11

Basado en Números 16:41-17:11 (Versión Reina Valera 1960)

El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová. Y aconteció que cuando se juntó la congregación contra Moisés y Aarón, miraron hacia el tabernáculo de reunión, y he aquí la nube lo había cubierto, y apareció la gloria de Jehová. Y vinieron Moisés y Aarón delante del tabernáculo de reunión. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se postraron sobre sus rostros. Y dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado. Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo, y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad. Y los que murieron en aquella mortandad fueron catorce mil setecientos, sin los muertos por la rebelión de Coré. Después volvió Aarón a Moisés a la puerta del tabernáculo de reunión, cuando la mortandad había cesado. Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada uno sobre su vara. Y escribirás el nombre de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá una vara. Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a vosotros. Y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros. Y Moisés habló a los hijos de Israel, y todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada príncipe por las casas de sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón estaba entre las varas de ellos. Y Moisés puso las varas delante de Jehová en el tabernáculo del testimonio. Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras. Entonces sacó Moisés todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo vieron, y tomaron cada uno su vara. Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran. E hizo Moisés como le mandó Jehová, así lo hizo.

La Palabra del Señor nos enseña aquí cosas que hay que tener en mente aún hoy, aunque éste escrito en los libros más antiguos de la Biblia, lo cual aclara un error, el error de pensar que estamos supuestamente solo concentrarnos en el Nuevo Testamento. La Palabra de Dios no solo consta del Nuevo Testamento, sino también del Antiguo Testamento, desde el Genesis hasta el Apocalipsis. Así es que lo ha inspirado el propio Espíritu Santo a través de los siglos de Su composición. Desde el Genesis hasta el Apocalipsis constituye todo el consejo divino para el hombre, y toda enseñanza Bíblica. Para que una doctrina sea legitima y tomada como santa enseñanza, debe concordar con la plenitud de las Escrituras, y no con un verso por allí y otro verso por allá. Esto siempre debemos recordar: No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. Mateo 5:17-18. Y también dice: Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. 2 Timoteo 3:16-17. Por lo tanto, se debe leer, estudiar, y aplicar todas las Escrituras en nuestras vidas, según como guie el Espíritu Santo.

Pensemos por un momento en todo lo que se pierde de la divina enseñanza si dejamos a un lado el Antiguo Testamento. ¿Cómo podríamos saber de la creación del mundo si no tuviésemos el Antiguo Testamento? Y ¿Cómo podríamos saber del padre de la fe, de Abraham, como lo menciona la Palabra, si no leyéramos los escritos de Moisés? Y, ¿Qué sabríamos de los diez mandamientos, los que todavía están más que vigentes delante de Dios? Y ¿Qué de las profecías que todavía están por cumplirse? Estos son solo algunos de las tantas cosas que encontramos en el Antiguo Testamento. Por lo tanto, no es Bíblico y va en contra de lo que el propio Espíritu Santo enseña, el asunto de ignorar algo tan valioso como el Antiguo Testamento. Y como tal, esto mismo enseñó el Señor: Él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas. Mateo 13:52.

Ahora bien, ¿Qué podemos aprender de este pasaje que vimos hoy? Lo primero es que no debemos murmurar o reclamar. Esto era un severo problema antes, como lo es ahora. Dios no tolera los reclamos. Y vimos que el Señor hasta tomo la vida de aquellos que colmaron Su paciencia. Y no lo duden, también lo hará ahora. ¿Por qué? Porque todo se mueve según la voluntad de Dios, de alguna manera u otra. Y ¿qué insulto es a Su majestad que todo lo ve y lo sabe, que reclamemos de lo que hace? Porque finalmente, el reclamar de las circunstancias o de los designios divinos es protestar en contra de Dios mismo. Dios estableció a Moisés y Aaron para guiar al pueblo. Y a mucho del pueblo no le agrado esto porque le envidiaban, a pesar de que Dios había hecho increíbles señales y prodigios a favor del pueblo a través de estos hombres. Esto siempre debemos recordar: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. ¿Cómo va a hacer la voluntad del Padre una persona que reclame contra lo que Dios desea llevar a cabo? ¿Ven el problema de murmurar? Si estás descontento o atribulado por tus circunstancias, ora por ello, pidiendo humildemente a Dios por ayuda, pero sin reclamar, por tu propio bien, siempre pidiendo por Su voluntad, porque es la única manera que obtendremos entrada en Su reino a través del Señor Jesús.  

Lo otro que podemos ver es que Dios puede sacar vida de lo que se ve como seco o muerto, hasta para mostrar Su respuesta, Su voluntad. Nunca podemos pensar que ya esta todo perdido, y que no hay solución. Sino todo lo contrario, en la voluntad de Dios, Dios saca vida hasta de la muerte. Si Cristo no hubiera muerto por nuestros pecados, no tendríamos ni Su resurrección, ni la redención que obtenemos precisamente por el derramamiento de Su sangre. Así que, siempre debemos tener fe en las respuestas de Dios, y aceptar Su voluntad, aún cuando todo supuestamente se ve perdido y sin esperanza humana. Como está escrito: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13:8. Por lo tanto, vivamos y esperemos en El como tal, como el Dios Eterno y Todopoderoso que es. Por lo tanto, busca de Su dirección en todo, hasta en las cosas cotidianas, para ver la manifestación de Su voluntad, pero siempre centrado en lo principal, pase lo que pase, estén las cosas como estén, que puedas crecer en amor para con el Señor, para que todo obre para bien en tu vida, como dice también la Palabra: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. Así que, ¿estás siguiendo la dirección del Señor, amándole como se lo merece? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Se lidiará con el orgullo - Isaías 14:12-17

Basado en Isaías 14:12-17 (Versión Reina Valera 1960)

¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es este aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?

Este pasaje revela lo que causo y como fue la caída de Lucero, el que ahora es conocido como Satanás. El enemigo no siempre fue lo que es hoy. El comenzó como algo distinto. Pero dado el misterio de la iniquidad, en algún momento en la antigüedad entro la envidia en él y dio a luz el orgullo, y el orgullo dió el más horrible producto, y como tal, quiso ser como Dios. La gran mayoría de las personas, especialmente los que profesan a lo menos tener algo de fe en Dios, pensarían de esto como algo inaceptable o hasta horrible, y lo es, pero la gran mayoría hoy hacen tal o hasta peor mal, y por desgracia, dentro de los que dicen creer en Dios, y si persisten en su pecado, sin un completo arrepentimiento, terminarán en el mismo lugar que el enemigo, eternamente condenados por el juicio de Dios.

Hay un mal inexplicable en el hombre hoy, y es inexplicable porque no tiene nada de lógica. Es una necedad que sobrepasa los limites hasta de lo natural, pero claro, todo como producto de la tentación e influencia diabólica. Mucho del hombre hoy envidia a Dios, aún el supuesto creyente porque desea ser como Dios. Dirán muchos: ¿Cómo puede ser esto? Y esto los asombrará porque es un mal muy enlazado en todo en su vida, aún dentro de su supuesta fe. La gran mayoría del ser humano desea ser como Dios, muy parecido a Lucero, en el sentido de que desea llevar a cabo su voluntad y no la de Dios. Y es más, la gran mayoría de los supuestos creyentes ven a Dios como su siervo y no como el Señor y Dios que es. Tratan a Dios como si El existiera para servirle a ellos, y para que El cumpla sus deseos. Y esto es tal orgullo, y tal desorden, que solo es castigable con el infierno, tal como Dios condenará al enemigo por toda la eternidad al lago de fuego, donde el mismo infierno será echado. Algunos preguntarán, ¿Pero no podemos buscar de Dios para que nos ayude con nuestros problemas? Si, se puede, pero eso no puede ser la base de nuestra relación con Dios. No se puede tratar nuestra relación con Dios de que El haga nuestra voluntad. Muchos tratan a Dios como muchas distintas cosas, pero si no se someten a El como Señor, sencillamente no hay salvación. Es imposible, por mucha fe que profesen tener, por mucho que digan que hasta le sirven, si el Señor Jesucristo no es aceptado y tratado literalmente como el Señor en tu vida, nunca veras la vida eterna, sino que dejarás a la envidia y el orgullo preparar tu propio camino a la perdición, tal como le sucedió a Lucero.

La Palabra de Dios dice esto: Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:8-10. El asunto es que la salvación solo se alcanza si se acepta y se trata al Señor Jesucristo como Señor, y debe ser algo de corazón y en la práctica. No puede ser algo de palabras nada más. Si El es Señor, entonces debemos sujetarnos a hacer lo que El diga que hagamos a través de lo que guie el Espíritu Santo y la Palabra de Dios. ¿Es tratado el Señor como tal cuando una persona solo le busca para sacar provecho de El? ¿Es tratado como Señor cuando se escoge que seguir de Su Palabra, a su conveniencia carnal? La Palabra de Dios dice así: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23. Entonces, ¿Qué podemos entender con esto? Qué, aunque una persona haga cosas espirituales, que luzcan como Su voluntad, si una persona no está sujeta a Su voluntad y señorío, de nada servirá. Y si Dios no acepta a personas que hacen cosas espirituales fuera de Su orden, ¿Qué creen que pensará el Señor de personas que ni siquiera buscan hacer cosas que le pertenecen a Su reino? ¿Qué hará Dios con aquellos que solo buscan satisfacer su propia voluntad, y aún más, que atientan poner a Dios en servidumbre, para sus placeres y sus deleites?

El Señor nos dejó un modelo de oración, algo que debemos tomar en cuenta como ejemplo no solo para pedir, sino aún más, para vivir de tal manera, como está escrito: Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Lucas 11:2. Así que, ¿Cuál debe ser nuestra prioridad? ¿Qué es lo que encabeza el ejemplo de oración que nos dió el Señor? Claramente se vé que debemos buscar y orar por la voluntad del Padre, especialmente si decimos creer en El cómo Padre. Dios no se deja llevar por nuestros cambios sociológicos que existen hoy, donde los padres malcrían, y así, pierden todo tipo de autoridad ante sus hijos. Dios no es un padre moderno, que se deja pisar y hasta que le falten el respeto como hijos. Dios es Dios, y tanto el diablo, sus huestes, y todo ser que no se sujete a Dios también tendrán que llegar a la realidad de que el Señor es Dios, y no será para salvación o perdón, sino para destrucción y perdición eterna. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. Romanos 14:11.

¿Qué es lo que produce la salvación y hasta la transformación en una persona? Cuando una persona realmente acepta y trata al Señor Jesucristo como su literal Señor. Este ejemplo vemos en el Apóstol Pablo, en su conversión, como lo relatan las Escrituras: Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Hechos 9:3-6. La única manera que una persona pueda llegar a la salvación y a la vida eterna que Dios ofrece es solo con esta actitud, con reverencia, con sujeción, tratando al Señor como tal. Este es un llamado no para juicio, sino para que haya un entendimiento claro para alcanzar la salvación. Debemos llegar y seguir a Dios bajo sus términos y no los nuestros. Y si existimos, es para hacer Su voluntad y no la nuestra. De otra manera, solo se estarán preparando para el día más horrible de toda su existencia, cuando Dios en Su santo trono diga en el día del juicio, …nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Dios lidiara con todo orgullo, más tarde o más temprano. Así que, ¿Qué reina en tu vida, el orgullo o el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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Un llamado a un cambio permanente - Jeremías 34:8-22

Basado en Jeremías 34:8-22 (Versión Reina Valera 1960)

Palabra de Jehová que vino a Jeremías, después que Sedequías hizo pacto con todo el pueblo en Jerusalén para promulgarles libertad; que cada uno dejase libre a su siervo y a su sierva, hebreo y hebrea; que ninguno usase a los judíos, sus hermanos, como siervos. Y cuando oyeron todos los príncipes, y todo el pueblo que había convenido en el pacto de dejar libre cada uno a su siervo y cada uno a su sierva, que ninguno los usase más como siervos, obedecieron, y los dejaron. Pero después se arrepintieron, e hicieron volver a los siervos y a las siervas que habían dejado libres, y los sujetaron como siervos y siervas. Vino, pues, palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: Así dice Jehová Dios de Israel: Yo hice pacto con vuestros padres el día que los saqué de tierra de Egipto, de casa de servidumbre, diciendo: Al cabo de siete años dejará cada uno a su hermano hebreo que le fuere vendido; le servirá seis años, y lo enviará libre; pero vuestros padres no me oyeron, ni inclinaron su oído. Y vosotros os habíais hoy convertido, y hecho lo recto delante de mis ojos, anunciando cada uno libertad a su prójimo; y habíais hecho pacto en mi presencia, en la casa en la cual es invocado mi nombre. Pero os habéis vuelto y profanado mi nombre, y habéis vuelto a tomar cada uno a su siervo y cada uno a su sierva, que habíais dejado libres a su voluntad; y los habéis sujetado para que os sean siervos y siervas. Por tanto, así ha dicho Jehová: Vosotros no me habéis oído para promulgar cada uno libertad a su hermano, y cada uno a su compañero; he aquí que yo promulgo libertad, dice Jehová, a la espada y a la pestilencia y al hambre; y os pondré por afrenta ante todos los reinos de la tierra. Y entregaré a los hombres que traspasaron mi pacto, que no han llevado a efecto las palabras del pacto que celebraron en mi presencia, dividiendo en dos partes el becerro y pasando por medio de ellas; a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los oficiales y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro, los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra. Y a Sedequías rey de Judá y a sus príncipes los entregaré en mano de sus enemigos, y en mano de los que buscan su vida, y en mano del ejército del rey de Babilonia, que se ha ido de vosotros. He aquí, mandaré yo, dice Jehová, y los haré volver a esta ciudad, y pelearán contra ella y la tomarán, y la quemarán con fuego; y reduciré a soledad las ciudades de Judá, hasta no quedar morador.

Hoy veremos un problema muy común dentro del pueblo de Dios, pero que es algo que Dios no tolera, el asunto de cambios o conversiones momentáneas. Dios sencillamente no toleró las constantes inestabilidades de Su pueblo antes de Cristo, y no lo tolerará hoy en la dispensación de Su gracia. Hay muchos que se aferran a este pasaje: Clemente y misericordioso es Jehová, lento para la ira, y grande en misericordia. Salmo 145:8. ¿Es Dios clemente y misericordioso? Claro que sí. ¿Es grande en misericordia? No hay otro como El en misericordia. Pero ¿Qué dice de Su ira? Dice que es lenta Su ira, pero implica dentro de sí mismo que “lento” no significa que nunca vendrá, si se persiste en hacer el mal, si se trata de sobrepasar los límites. Su gracia, Su misericordia, son increíbles, y especialmente para salvación, pero Dios no tolera la inestabilidad del creyente, de la persona que cambia de parecer de acuerdo con sus circunstancias, y esto es muy claro en toda Su Palabra, y en especial en el Nuevo Testamento. Dios es amor, pero también es Santo y también fuego consumidor, como lo enseña la Palabra.

Este mensaje no es para la persona que ignora el Evangelio, sino más bien, para la persona que profesa creer en Cristo, la que profesa haber adoptado una conversión, pero que desgraciadamente, toma la gracia de Dios como algo en que se puede abusar, y que atenta tratar a Dios como un juguete, porque esa es la realidad cuando no se toma en serio la salvación, cuando no se cuida lo que ha recibido por Su gracia, cuando se toma por asentada u obligación la gracia continua del Señor, tal como lo hizo el pueblo de Dios antes. El pueblo de Israel y de Juda fueron casi extinguidos de la faz de la tierra por Nabucodonosor como el castigo que Dios mismo trajo sobre ellos por su continua prevaricación, por sus arrepentimientos inconstantes y momentáneos. En el pasaje que vimos, Dios le da una oportunidad a Su pueblo a hacer el bien, antes que viniera el castigo, aunque ya en ese momento, Babilonia ya había atacado a Israel, pero Dios lo hizo retirarse para dar oportunidad al arrepentimiento. ¿No suena esto familiar, que Dios a veces permite ciertos eventos para ayudar a venir al arrepentimiento, y cuando pasa el susto, por decir, las personas vuelven a hacer lo malo ante Dios? Recuerdo cuando sucedió el ataque terrorista del 911 en EEUU, que nuestras iglesias estaban llenas de personas, pero después de un tiempo, cuando paso el susto, dejaron de buscar, y recayeron aún peor que antes.  

¿Qué nos enseña la Palabra sobre las inestabilidades en el pueblo de Dios? Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3:15-16. Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Hebreos 10:26-31. ¿Dan lugar estos pasajes a que Dios puede ser burlado, a que se puede abusar de Su gracia? No. Esto dice también: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:7-9. Y esto dice la Palabra de la persona que atenta jugar con Dios y tomar por asentada Su gracia: Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno. 2 Pedro 2:20-22. Y esto también advierte Dios: El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. Apocalipsis 3:5. Este último pasaje enseña que uno debe permanecer en el Señor hasta el fin, la definición del vencer, o si no, corre el riesgo que El borre su nombre del libro de la vida. Si viniste a Cristo, vive la nueva vida que El te otorga por Su gracia y por Su amor de una vez y por todas. Así que, ¿Te hás convertido permanentemente de todos tus pecados? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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