Basado en Lucas 6:1-11 (Versión Reina Valera 1960)
Aconteció en un día de reposo, que pasando Jesús por los sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y comían, restregándolas con las manos. Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los días de reposo? Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Ni aun esto habéis leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino solo a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él? Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo. Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle. Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie. Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal?, ¿salvar la vida, o quitarla? Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús.
¿Dios tiene diferentes prioridades entre Sus propios mandamientos, que algunos son más importantes que otros? Según las Escrituras, la respuesta es: Sí. Para comenzar, debemos establecer ciertos hechos para poder entender porqué a Dios le es más apremiante algunas cosas más que otras, y El mismo crea ciertos eventos donde se pueden hacer excepciones. Para comenzar, lo primero que debemos entender por nuestro propio bien, y para poder serle agradable a Dios a través de Cristo, aún cuando pecamos por error, es esto: que lo más importante para Dios es que el fundamento de nuestra fe, y por lo tanto de nuestra vida, la razón de nuestro existir siempre debe ser el primer mandamiento, como está escrito: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Marcos 12:29-30. Tan sencillo, si la razón por lo cual vivimos y hacemos todo lo que hacemos no es solo por la razón de amar a Dios, entonces, aunque guardemos todos los demás mandamientos, e inclusive el amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, no nos sirve de absolutamente de nada. Para Dios, no servimos para nada si no le amamos. Este fue el error de los religiosos en aquel entonces, y es el grave error de muchos hoy, e inclusive de muchos creyentes.
La Biblia es muy explicita en esto. Todo lo escrito nos lleva a este punto tan primordial, a lo esencial, que debemos amar a Dios, y que eso debe ser el todo de nuestra vida. El debe ser la razón por lo cual amamos a nuestro prójimo, la razón por lo cual cumplimos los mandamientos, la razón por lo cual amamos a nuestras familias, e inclusive, la razón por lo cual amamos hasta a nuestros enemigos. El debe ser la razón por lo cual estudiamos o trabajamos, la razón por lo cual crecemos y ascendemos, la razón por lo cual compro y vendo, la razón por lo cual hacemos todo en nuestra vida. Así es como hacemos contar todo lo que hacemos para nuestro crédito ante el Dios de los cielos, hasta las cosas más insignificantes. De esto se trata el hacer la voluntad de Dios. Y esto es lo que debemos pasar toda nuestra vida aprendiendo, desde que venimos al conocimiento de la salvación. Escrito esta: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 13:1-13. De este amor al Señor y por el Señor es del cual habla este pasaje. Y si no se tiene este amor, hagas lo hagas, para Dios, no sirve de nada. Por eso que El mismo mandó esto, lo cual sigue muy vigente hasta hoy: Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. Deuteronomio 6:4-9. Estudia toda la Palabra, lo cual es bueno, pero, siempre repasa esto, todos los días, de que el todo nuestro, la razón por lo cual hacemos todo lo que hacemos debe ser porque amamos a nuestro Señor.
Podemos ver muy claramente en las Escrituras que el creer no es suficiente. Es más, hay muchos creyentes que tienen malas intenciones, como mismo vemos en este pasaje: Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre. Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Juan 8:31-44a. ¿Cómo pudieron estos religiosos creer en Cristo, y ser hijos del diablo a la misma vez? Porque vemos que la fe o el creer, si no tiene buenas intenciones, si no hay amor por el Señor, de nada sirve. ¿Cuántas personas solo buscan de Dios para que Dios les sirva, y nada más? Escrito esta: Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. Santiago 2:19. Así que, el creer no es suficiente. Hacer cosas religiosas o hasta buenas tampoco es lo que convence a Dios.
Entonces, lo que justificó a los discípulos, e inclusive cuando no cumplían ciertas cosas de la ley, no solamente era su fe en Cristo, sino que también, era el hecho que estaban haciendo las cosas con la venía del Señor del día de reposo. Cristo mismo cuando hizo milagros en el día de reposo, no lo hizo porque le pareció nada más, sino para hacer la voluntad del Padre. Y, la voluntad del Padre es: Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos. Oseas 6:6. Así que, ¿Estás viviendo tu vida en base a las prioridades de Dios, amándole como se lo merece, y haciendo Su voluntad? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!