Basado en Proverbios 26:1-12 (Versión Reina Valera 1960)

Como no conviene la nieve en el verano, ni la lluvia en la siega, así no conviene al necio la honra. Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, así la maldición nunca vendrá sin causa. El látigo para el caballo, el cabestro para el asno, y la vara para la espalda del necio. Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él. Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión. Como el que se corta los pies y bebe su daño, así es el que envía recado por mano de un necio. Las piernas del cojo penden inútiles; así es el proverbio en la boca del necio. Como quien liga la piedra en la honda, así hace el que da honra al necio. Espinas hincadas en mano del embriagado, tal es el proverbio en la boca de los necios. Como arquero que a todos hiere, es el que toma a sueldo insensatos y vagabundos. Como perro que vuelve a su vómito, así es el necio que repite su necedad. ¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él.

La necedad o el necio es mencionado mucho en este pasaje. Enseña que no conviene la honra al necio. Dice que la vara o el castigo es para el necio. Dice que debemos responderle al necio como merece su necedad. Advierte que no debemos confiar nuestra comunicación a través de un necio. También dice que el proverbio o pensamientos sabios no sirven de nada en la boca del necio, y que son como espinas hincadas o enterradas en la mano del borracho. Y finalmente, compara las necedades repetidas como el vomito de un perro. Por lo tanto, deberíamos poder entender a través de lo escrito que nada bueno se saca de la necedad. Toda necedad es mala y hasta repulsiva ante Dios.

Entonces, ¿Qué define a una persona como necia? La Biblia dice esto: Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; no hay quien haga bien. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios. Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno. Salmo 53:1-3. Así que, el necio es la persona que cree en su corazón que no hay Dios y la necedad que hace como resultado o el producto de esa incredulidad es la maldad. Notemos el siguiente detalle: Dice el necio en su corazón: No hay Dios. ¿Cuál es la importancia de esto? Que, en el centro de la persona, en su intimidad, escondido e invisible a los demás, esto es lo que realmente cree. Puede que proclame tener fe en Dios, y puede que no todo lo que haga es necedad o maldad, pero dentro de sí existe tal incredulidad. Y esto dice la Palabra al respecto: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:9-10. Las personas pueden tratar de engañar a los que lo rodean, y hasta a sí mismo, pero es imposible engañar a Dios porque Dios todo lo ve y lo sabe. Y, ¿Qué importancia tiene esto? Que Dios, como el dueño y Señor que es de todo, un día va a juzgar a todo ser humano, sin excepción, tanto por lo que hace como por lo que tiene dentro de su corazón. Esto dice la Palabra: Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Apocalipsis 20:11-15. Y para los que creen que nosotros los cristianos no seremos juzgados, esto dice la Palabra: Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Todos, tanto el incrédulo como el creyente, el necio como el sabio, seremos juzgados por nuestros hechos e intenciones. ¿Por qué? Porque Dios así lo ha establecido, no importa cuanto el necio quiera creer otra cosa. Dios ha decretado tal cosa como la responsabilidad como resultado del libre albedrio que le ha otorgado al hombre.

Dios nos enseña que El es el que establece en la tierra toda autoridad, como la autoridad que El es, y por lo tanto debemos respetarlas, nos guste o no, estemos de acuerdo o no, y él que se rebela en contra de ellas están yendo en contra de Dios mismo. Escrito esta: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Romanos 13:1-7. Por lo tanto, Dios ve como necio al que desafía la autoridad. Podrán decir: Están equivocadas las autoridades, o están mal. Y puede que sea así, pero dos males no hacen un bien, y Dios juzgará a toda persona por lo que hace, no importan las circunstancias. Tengan en mente que cuando Pablo, inspirado por el Espíritu Santo escribió este pasaje a los Romanos, estaba Cesar Nerón en el poder, uno de los emperadores más crueles y malos del Imperio Romano, el cual persiguió y mato a muchos cristianos. Así que, si Dios demandaba respeto a las autoridades durante tal reinado, ¿Qué quedara para nosotros?

El fin del asunto es: Dios sí existe, y sí juzgará todas las cosas al final de todo, por lo tanto, no debemos tener puestos nuestros ojos tanto en este mundo temporal, pasajero, y corrompido. Debiéramos ser sabios y siempre pensar en el día del juicio que está muy cerca, y que opinión Dios tiene de nosotros. Para evitar la necedad, debemos seguir esto: El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. Proverbios 1:7. Todos sabemos que Dios existe y no tenemos ninguna excusa con pensar otra cosa, como también está escrito: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1:20. Por lo tanto, aférrate a la gracia de Dios, arrepiéntete de todos tus pecados, cree en el Señor Jesucristo como lo que es: Dios; y busca ser hallado sabio ante El, porque al final, serás juzgado por El. El sabio busca ser aprobado por Dios, pero el necio trae sobre si su propia condena eterna. Así que, ¿Eres sabio o eres necio? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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