Basado en Hechos 26:24-32 (Versión Reina Valera 1960)
Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo; las muchas letras te vuelven loco. Mas él dijo: No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas! Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey, y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos; y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión ha hecho este hombre. Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a César.
Si una persona hace la voluntad de Dios, ¿Le saldrá todo bien en este mundo? ¿Le salen las cosas mal a una persona porque no tiene suficiente fe o porque desobedeció a Dios? ¿Dios tiene favoritos y es por eso que a algunos les va mejor que a otros? ¿Es señal de obediencia y bendición cuando a una persona le salen bien las cosas, como también, es señal de desobediencia y de castigo cuando salen mal las cosas? ¿Pablo se equivocó en apelar a Cesar? ¿Era la voluntad de Dios que Pablo muriera, o fue a consecuencia de una mala decisión? Todo en esta vida envuelve decisiones y consecuencias. Hay decisiones que traen buenas consecuencias, y hay decisiones que traen malas consecuencias. Y hay decisiones que afectan nuestra vida aquí en este mundo, y hay decisiones que impactan nuestra eternidad. ¿Qué es lo que realmente debiera importar?
Para comenzar, responderemos a las preguntas en base a lo que entendemos en la Palabra de Dios, porque las circunstancias y las consecuencias no deben ser lo que dicta lo que está bien o mal, sino más bien, lo que dice Dios. Entendemos a través de los hechos escritos en la Palabra que el hacer la voluntad de Dios no garantiza un buen resultado en este mundo. Tenemos a los profetas que hasta representaron a Dios en este mundo, y a la gran mayoría de ellos, les fue muy mal, humanamente hablando. Ellos fueron maltratados por su propia gente, y no eran ni ricos ni prósperos, sino todo lo contrario. Juan el Bautista, el mayor de los profetas vivió muy pobremente y murió decapitado por decir la verdad. De esta misma manera, podemos entender que la fe no necesariamente tiene algo que ver de cómo van las cosas en el aquí y ahora. Los profetas tenían tal fe que hasta conversaban con Dios, y ¿para qué hablar de los increíbles prodigios que Dios hacia a través de ellos? Esto dice la Palabra sobre la fe: Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos estos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. Hebreos 11:36-40. También entendemos a través de la Palabra que Dios no necesariamente tiene favoritos, por decir, sino que, los que agradan a Dios encuentran favor ante El, pero como ya vimos, eso no quiere decir que todo les va a ir bien, como le paso a Abraham, a Jose, a David, a los apóstoles, y a tantos otros. Leemos que a pesar de que Esteban era casi como un ángel y vió al Señor en el cielo sentado a la diestra del Padre, murió apedreado, y todo por decir la verdad.
Ahora, ¿fue un error de Pablo apelar a Cesar? Lo más esencial que debemos entender es que las decisiones más acertadas son las que se ven los beneficios a largo plazo y no en lo inmediato. Al momento, le hubiera convenido a Pablo no haber apelado a Cesar, pero al ver el trascurrir del tiempo en la vida de Pablo a raíz de esa decisión, Dios lo uso grandemente porque pudo estar en lugares y hacer cosas que no hubiera hecho si hubiera tomado otra decisión. Fue de tal bendición, por lo tanto, la voluntad de Dios, que hasta hoy tenemos el provecho más grande de lo que decidió Pablo, porque Pablo escribió mucho de lo que tenemos hoy en la Biblia desde su arresto y hasta su muerte. Dios uso hasta la cárcel y la tribulación en la vida de Pablo para producir las bendiciones más grandes que tenemos hoy, cientos de años después de los hechos.
Y, ¿Por qué Pablo pudo ser tan acertado? Pablo siempre estaba mirando hacia adelante, hacia el futuro, lo que viene después de este mundo temporal y pasajero. Pablo no estaba pesando, por decir, sus circunstancias al presente como más importantes que el futuro venidero. ¿En qué pensaba Pablo, y en que debemos pensar más todos nosotros, si deseamos conseguir la vida eterna y las recompensas eternas de Dios? Debemos siempre pensar en la opinión de Dios y en Su gran juicio al final donde todo lo que hacemos aquí será visto y juzgado no según nuestras opiniones, ni aún menos, según las opiniones del mundo y la sociedad, sino según el estándar de Dios. Y esto debe poner en perspectiva lo que realmente nos debe interesar, si somos sabios. Esto dice la Palabra: De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Romanos 14:12. Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres… 2 Corintios 5:9-11a. Finalmente, Pablo buscaba solo hacer la voluntad del Padre porque sabía que iba ser juzgado solo en base a eso y por nada más. Entonces, si esto es lo único que realmente importa, ¿debemos darle tanto valor a todo lo demás, especialmente a este mundo, al bienestar, a la comodidad, a todo lo que busca el hombre que no conoce a Dios? No. Si nos va bien o mal aquí y ahora, debe comenzar a ser irrelevante. Esto mismo enseño el Señor de cómo debemos orar: Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Mateo 6:9-10. Y esto también enseño: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. En esto tenía la mira Pablo, y también debemos tener la misma meta: Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Romanos 14:7-9. Nuestras decisiones, hasta las más pequeñas, deben siempre contemplar la voluntad de Dios y lo que El desea que hagamos, sin importar las circunstancias o las consecuencias, porque todo en este mundo terminará algún día, pero los que buscamos hacer la voluntad del Padre, viviremos para siempre disfrutando del fruto de nuestros hechos, si decidimos correctamente ante los ojos de Dios. El que busca hacer su propia voluntad en este mundo perderá su alma (garantizado), no importa la fe que profese tener. Así que, ¿Decides por Cristo y por hacer la voluntad del Padre, sin contemplar las consecuencias que se pudieran sufrir ahora? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!