Basado en Apocalipsis 22 (Versión Reina Valera 1960)

Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios. Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

Creo que todos podemos estar de acuerdo de que este mundo no es perfecto, que está realmente muy lejos de la perfección. Puede que tengamos ciertos momentos agradables en esta vida, pero en general, no importa donde vivas; pero has tenido, tienes, o tendrás muchos desafíos. Hay personas que el hambre y la pobreza le es un desafío. Para otros, puede que sean los problemas de salud en familiares o en amistades, o hasta en ellos mismos es un desafío. Otros tienen problemas de soledad. Otros tienen problemas con delincuencia o violencia. Pero no importa donde vivas, y cuanto tengas, siempre hay algo o algunas cosas, y no es fácil lidiar con aquello. Y esto no tiene nada que ver con no agradecer todo lo que Dios nos da, porque hay que agradecerle todo, como lo dijo Job: ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? Job 2:10b. Pero el Señor mismo dijo: …En el mundo tendréis aflicción… Juan 16:33b. Y si leemos como fue la vida del Señor aquí, aún antes de experimentar el sacrificio de la cruz, y todo lo que anticipo ese evento, nos daríamos cuenta de que el propio Dios no tuvo una vida fácil. Conspiraron matarle al nacer, y en otras ocasiones también, fue un hombre pobre, perseguido, atribulado, siempre viviendo confrontaciones con las autoridades religiosas, despreciado, y sintió cansancio y hasta dolor, como cuando lloró por su amigo Lázaro que había muerto. El tuvo una vida muy difícil. Y si esto le paso a El, ¿Qué podremos esperar para nosotros?

Ahora bien, ¿Por qué es este mundo así? Por el pecado. El pecado corrompió todo, hasta la misma naturaleza y la vida del hombre. Por eso que sufrimos todo lo que sufrimos hoy. Se me pregunto el otro día: ¿Por qué hay enfermedades en lugares donde la comida es supuestamente más sana que en otros lugares, ya que la comida se piensa que es la raíz de muchos de nuestros males físicos? Y le respondí: Por el pecado. Puede que una persona no este experimentando una enfermedad por algo malo que hizo directamente, aunque todos, sin excepción somos pecadores, e inclusive aquellos de nosotros que tratamos de seguir legítimamente al Señor. Pero, el pecado está en el ambiente, a todo nuestro alrededor, y claro, muy dentro de nuestro ser. Así que, el pecado echa todo a perder el presente. Por eso que hasta los niños mueren, seres que son totalmente inocentes, porque pecan sin total conciencia de su maldad. Y aunque el Señor fue perfecto aún en Su estado carnal (porque El nunca peco), sufrió toda la consecuencia que acarrea el pecado en esta tierra: el hambre, la sed, el dolor, el quebranto, la tristeza, el cansancio, etc., porque el pecado está en todo lugar y afecta todo.

Ahora, ¿qué podemos sacar en limpio con todo esto? Bendito sea el Señor por todo lo que El ha hecho, hace, y hará en el futuro por aquellos que deciden amarle a pesar del pecado, a pesar de la corrupción, a pesar de todo lo que experimentan al momento. Como leímos hoy, sabemos a través de la fe, que todo este mundo presente que es temporal y corrompido pasará a la historia en algún momento. Toda la decadencia que experimentamos al vivir en este tiempo, algún día terminará, y recibiremos del Señor la eternidad, según nuestra fe y amor por El. Entendemos muy claramente lo que nos pasa hoy, pero también sabemos y tenemos la certeza en Cristo que esto no es eterno. Puede que hoy tengas problemas, sufrimientos, pruebas, y hasta tribulación, pero pasará. Y lo más importante, es que sabemos cómo es que todo culminará. Los que hemos decidido amar al Señor genuinamente, tenemos la convicción del mundo venidero. Sabemos cómo termina la historia. Nuestra historia no culmina con enfermedad, sufrimiento, dolor, tristeza, o en tribulación. Y cuando morimos, no es el final, sino todo lo contrario, es el principio de una vida eterna incorruptible, después de pasar el gran juicio de nuestro Dios. Esto leemos: Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Apocalipsis 21:1-5. Por eso que el verdadero cristiano no vive en si para este mundo, ni define la dirección de su vida así. Sino más bien, vive por la fe, con los ojos puesto en Cristo, buscando hacer Su voluntad, con la mira en el futuro, como está escrito: …Mas el justo por la fe vivirá. Romanos 1:17b. Así que, ¿Vives de una manera como si el futuro con Cristo es lo más importante? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

Comment