Basado en 1 Pedro 4:12-19 (Versión Reina Valera 1960)

Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.

Para comenzar a definir la prueba como la Biblia lo describe, es necesario entender primero lo que no es prueba, las cosas que no tienen nada que ver con la prueba, porque muchos creyentes confunden la prueba de Dios con otras cosas. Y es necesario entender lo que no es prueba para poder tomar decisiones basadas en la sabiduría de Dios, como también saber orar por las circunstancias, porque es necesario tener base delante de Dios para poder pedirle, si es que uno desea legítimamente la respuesta de Dios y no otra cosa.

Lo primero es el pecado y sus consecuencias, que no tienen nada que ver con la prueba. Y la Biblia es clara con la definición del pecado, como el quebrantar los Diez Mandamientos y todo lo demás que Dios define como pecado. El asunto es que el pecado siempre va a tener algún tipo de consecuencia, especialmente cuando se reincide o se practica como supuesto creyente. En lo más mínimo, si hay continua reincidencia, van a haber serias consecuencias aquí en la tierra, si Dios realmente tiene interés en una persona, como está escrito: Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Hebreos 12:5-8. Si el pecado comienza a hacerse un hábito, y Dios te ama, más tarde o más temprano, va a permitir que algo suceda a raíz o como consecuencia del pecado. Y tengo que decir basado en la Palabra que Dios que también puede despreciar al que persiste en el pecado, por mucho que se crea hijo de Dios, como también está escrito: Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:19-21. ¿Quién es el que hereda, un extraño, una persona ajena? No. El que hereda es un hijo o hija de sus padres. Entonces, si dice: …que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios, si un supuesto hijo o hija de Dios no abandona un estilo de vida de pecado, Dios lo desechará al final, sino se arrepiente. Entonces, ¿Qué debiera pasar en este caso? ¡Arrepiéntete! ¡Conviértete! Si Dios te ha disciplinado o estas viviendo las consecuencias de tus pecados, sencillamente cambia. Pero si no deseas ver como pecado lo que haces, entonces nunca te darás la oportunidad para arrepentirte.

Lo otro que no es prueba es cuando una persona actúa mal en la fe, o no consistentemente con lo que enseña la Palabra de Dios. Por ejemplo, hay personas que convierten las cosas de Dios en religiosidad, dándole prioridad a lo que no tiene prioridad de acuerdo a la Palabra, y desechando lo que realmente le interesa a Dios. De acuerdo con el Señor, ¿A qué debemos exhortarnos más bien, a cosas externas o pasajeras, o a las buenas obras? Esto dice la Palabra: Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres. Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho. Tito 3:8-9. ¿Por qué tiene más prioridad la buena obra? Porque después de amar a Dios con todo lo que somos, Dios manda que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Así que, la persona que le da más prioridad a otras cosas que a amar a Dios y a su prójimo no está cumpliendo la voluntad de Dios. Por lo tanto, si daña su relación con otro por cosas superficiales, esta sencillamente sufriendo las consecuencias. ¿Qué desea el Señor, que critique solamente al inconverso por su maldad, o que le hable de Cristo para que se arrepienta de sus pecados y viva?

¿Qué otra cosa no es prueba? Cuando una persona decide rebelarse a las autoridades por cosas que no son relevantes a la fe en Cristo, y sufren las consecuencias. Escrito esta: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra. Romanos 13:1-7. Tenemos que entender que Pablo escribió este libro a los Romanos cuando estaba reinando Cesar Nerón, uno de los emperadores romanos más crueles de la historia. Y si el Espíritu Santo a través de Pablo enseñaba tales cosas en ese momento, ¿Qué debiera hacer el cristiano hoy? ¿Violar las leyes? ¿Odiar a las autoridades? No, y si no se somete y respeta a los reinos y gobernantes, y a sus leyes, resiste a Dios. Y si hay consecuencias, no es prueba sino castigo divino.  

¿Qué es la prueba entonces? Esto dijo el Señor: Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos... Mateo 5:10-12a. La prueba finalmente es aquello que se sufre por el Señor, todo lo que trata de hacer que renunciemos al Señor. Pero el que soporta la prueba, no solo recibirá la vida eterna, sino también el galardón que Dios ha reservado para todos aquellos que le aman. Así que, ¿Estas pasando prueba o consecuencias por tus hechos? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!

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