Basado en Romanos 1:16-32 (Versión Reina Valera 1960)

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

Dietrich Bonhoeffer dijo una vez: La gracia barata es predicar del perdón sin el requisito del arrepentimiento; el bautismo sin disciplina de iglesia; comunión sin confesión; la gracia barata es la gracia sin discipulado, la gracia sin la cruz, la gracia sin Jesucristo. Bonhoefffer era un predicador cristiano alemán con increíbles convicciones. Después que Hitler subió al poder, y mientras él vivía cómodamente en Estados Unidos, el decidió dejar tanto su posición en el Seminario Teológico Unión en Nueva York y a su prometida, para volver a la Alemania Nazi. Él fue encarcelado por dos años porque fue acusado de planificar el asesinato de Hitler. Cuando volvió a Alemania, él dijo: He llegado a la conclusión que me equivoque en venir a America; debo vivir a través de este periodo difícil en nuestra historia nacional con el pueblo de Alemania; no tendré el derecho de participar en la reconstrucción de la vida cristiana en Alemania después de la guerra, si no participo de las tribulaciones de este tiempo con mi gente. Él fue asesinado solo dos semanas antes que los Estados Unidos liberará el campamento donde estaba preso. ¿Qué llevaría a una persona como Bonhoeffer a hacer algo tan drástico por su fe en Cristo?

Bonhoeffer tenía el mismo sentir que el Apóstol Pablo. Ninguno de los dos hombres se avergonzaba del Evangelio de Jesucristo, y ninguno de los dos tenían ningún problema en desafiar a los poderes mundiales por aquello. Pablo predico el Evangelio durante el tiempo de Cesar (el líder supremo del Imperio Romano) quien se sentia dios, y que era ley proclamarle como señor. Bonhoeffer no tuvo ningún problema en dejar la comodidad de Estados Unidos y a su amada comprometida para enfrentarse con Adolf Hitler y su máquina de muerte por su amor a Dios y por el Evangelio en Alemania. Y ambos murieron por su fe en el Señor.

La fe que enseña Dios a través de Su Palabra es algo que debiera remecer nuestra existencia. Tiene el poder, para cambiar cualquier ser humano, cualquier grupo de personas, y aún, un imperio mundial, si le permiten trabajar en sus vidas. Es el poder más liberador que el hombre allá conocido; la maravillosa gracia de Dios que permite que los pecados del hombre sean perdonados para siempre. Pero, a pesar del eterno amor y poder liberador de Dios para la humanidad a través de Jesucristo, esto no es valorado como tal. Como llamados cristianos, muchos enseñan una “gracia barata” como lo menciono Bonhoeffer. Se toma muy livianamente la gracia de Dios, y la responsabilidad e implicaciones que vienen con la Verdad de Dios. A las personas comúnmente se les enseña (y por supuesto, muchos se aferran a esto por conveniencia) que no se preocupen del arrepentimiento; ni de seguir y obedecer a Dios. Estos se toman por opcionales o innecesarias. No hay reparo en el discipulado (lo que significa seguir a Cristo, en obediencia y estilo de vida). La teología que se enseña hoy es fácil y basada en amor humano (el cual evade la Verdad de Dios).

Y en conjunto con esto, hay aquellos que escuchan el Evangelio, pero endurecen sus corazones, desechando a Dios y Sus enseñanzas. Prefieren aferrarse a la llamada ciencia y conocimiento humano que entender quién es Dios, y lo que Él desea compartir con ellos (lo cual es nada menos, que solo el bien). Se está volviendo muy común hoy en ver a Dios como algo del pasado, como una superstición o creencia antigua que le pertenece a los débiles de mente, a los intelectualmente incapaces, y a los grupos de personas pobres y subdesarrollados. Estamos viviendo en tiempos que la mayoría no toman a Dios en serio; tanto creyentes profesantes y los incrédulos. Hay un problema que surge con todo esto.

Para ambos grupos, hay algo que se necesita aclarar, para su propio bien (ya que es lo que realmente Dios desea). Hay una verdad en la Biblia que se malentiende: Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia. Salmo 103:8. Dios es muy misericordioso y lleno de gracia, pero “lento para la ira” no significa que Su ira nunca llegara. Dios pacientemente espera, dando oportunidad para que entiendan y se conviertan. Pero, hay un límite para Su misericordia y gracia. Hay un punto limite, aun para Él. Y aquí es donde entra el resto del pasaje de hoy. En corto, si rehúsas ver a Dios por lo que es, y no le reconoces a Él y a Sus caminos, Él te va a entregar a lo que deseas. Él te entregará a todo lo contrario. Después de todo, si rehúsas creer en Él, y seguir la vida (la vida eterna), entonces es solo justo hacerlo. Eso es lo que una persona rebelde desea; hacer lo que quiere. Pero el problema con eso es que no hay vida fuera de Dios. No hay real inteligencia. No hay sabiduría. No hay amor. Fuera de Dios, hay solo muerte y destrucción, más tarde o más temprano. Porque la paga del pecado es muerte… Romanos 6:23ª. Y, aún si tu no haces aquellas cosas que desagradan a Dios, pero apoyas a las personas que, si lo hacen, entonces eres cómplice de aquello. Lo que está mal, está mal, no importa quién lo hace o lo apoya, y las razones por las cuales se lavan el cerebro para justificar lo que están haciendo. Hay un real riesgo en rehusar creer como se debiera. Así que, ¿estas realmente creyendo y siguiendo la Verdad de Dios, no importando lo que pase? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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