Basado en Lucas 6:20-26 (Versión Reina Valera 1960)
Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas. Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis. ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas.
¿Debemos poner esperanzas en este mundo si somos seguidores de Cristo? ¿La vida del creyente tiene que ser difícil ahora? ¿Dios no nos ayudará mientras estamos en esta vida? ¿Es necesario pagar con sufrimiento nuestra salvación? Estas son preguntas que me imagino que todos nos habremos hecho o nos seguimos haciendo. Y claro debiera ser, que las respuestas a estas preguntas, y todas las demás preguntas que tienen sentido pueden ser contestadas a través de la Palabra.
Para comenzar, creo que todos sabemos que este mundo no es un lugar perfecto y el pecado lo hace así, tanto los pecados de nuestras generaciones pasadas, desde Adán y Eva, y hasta todos los que estamos ahora, tanto nuestros pecados personales como los pecados de las personas que nos rodean. Por eso que por mucho que no quiera la gran mayoría aceptar que el pecado sí existe, y que sí hace daño, tenemos evidencias muy claras de lo contrario, que el pecado es destructivo y mortífero, que puede producir tanto la muerte física como la peor de las muertes, la muerte espiritual. Hay que tener siempre claro lo que ha producido todos estos males, el pecado y Satanás, porque Satanás es el agente que promueve todo pecado. Entonces, si este mundo está lleno de pecado, no debemos poner muchas esperanzas en esto, porque está completamente corrompido. Pero parte de la esperanza es que todo esto es temporal.
Y esto nos lleva a responder a las siguientes preguntas, de que si nuestra vida como seguidores de Cristo debe ser difícil ahora. La respuesta es sí, porque si estamos con Dios, y seguimos Su voluntad, entonces estamos en contra del pecado y de Satanás, los cuales reinan al momento. Estamos en una guerra en contra del enemigo para desafiar lo que hay hoy para que logremos tener mejores y eternas cosas después de esto. Y esto también responde a la pregunta de que si necesitamos sufrir para obtener la salvación. Ahora, ¿Dios realmente desea que suframos? No. Recuerden que todo lo que Dios hizo fue muy bueno. El pecado lo hecho a perder todo. Recuerden que Dios le dió el mundo entero al hombre al comienzo, pero no le fue suficiente. Engañados por Satanás, el hombre pensó que Dios les estaba escondiendo mayores cosas, y por eso que comió del fruto prohibido, finalmente por hacerle caso a un ser a quien no le debían nada, y desobedecer a Aquel que les había dado todo. Pero, no culpemos tan duramente a Adán y a Eva porque nosotros hubiéramos hecho peor que ellos, porque ellos eran una mejor versión. Nosotros nacimos corrompidos, tal como lo dijo el propio rey David: He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. Salmo 51:5.
Ahora bien, ¿Dios nos ayudará mientras tanto? Claro que sí, pero debemos de entender el asunto global y eterno, el que supera lo temporal. El Señor va siempre a buscar nuestro bien, pero mirando hacia la eternidad. Como naturaleza caída, debemos ser restaurados a la semejanza que necesitamos tener para poder heredar lo eterno. Si retenemos nuestra presente semejanza, y claro, nuestra manera de pensar en el presente, no podremos heredar lo eterno, porque lo corruptible no puede heredar lo incorruptible. Porque si eso sucediera, el ciclo de corrupción nunca terminaría. El pecado corrompe todo, y, por lo tanto, no puede ser admitido en los lugares celestiales. Y también, el Señor habla de que tendremos autoridad sobre cosas inimaginables, cosas eternas. Pero, si no estamos ni listos ni preparados para aquello, ¿Cómo nos la dará? Imposible. Es como darle las llaves de un carro deportivo de lujo a un niño de un año. Si aún pudiera encender el auto, ¿Qué crees que haría un niño que ni tiene la estatura, ni la habilidad, ni el conocimiento, ni nada de lo que necesita para poder conducir algo así responsablemente? Entonces, para el Señor, el prepararnos para el reino venidero siempre va a tener prioridad sobre lo que pensemos que necesitamos o queremos aquí y ahora. Hay que ver las cosas de ese punto de vista. Nuestra vista y entendimiento es increíblemente corta y limitada, y por eso hay que sencillamente dejarse llevar por El, y buscar hacer Su voluntad en todas las cosas. Entonces, el Señor siempre nos va a ayudar, pero en el contexto de nuestro mayor bien, y no solamente de nuestro bien individual, sino el bien de todo lo que nos rodea.
Y esto nos lleva a nuestro último punto. Ya que Dios siempre está pensando en la vista universal, El no solamente tiene tu bien en mente, sino también, el bien de todos los que te rodean. El ser Dios no es fácil, y bendito sea El que El es el que desempeña esa función, por decir. Piénsenlo de esta manera. ¿Se imaginan tratar de ordenar el curso de más de 7 billones de personas a la misma vez, y de pensar en los que vienen después, y con un enemigo con un ejército maligno que solamente busca sabotear y cambiar lo que Dios desea hacer, y en un mundo totalmente corrompido, que está destinado para una cierta destrucción? Es imposible pensarlo. Pero, no obstante, y dentro de todos los desafíos, lo que El más trata de hacer es de darle la oportunidad a todo un mundo de conocer el camino a la salvación, para un mayor y eterno bien. Esto finalmente nos aconseja la Palabra en cuento a vivir en un mundo lleno de maldad y pecado: Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. 1 Pedro 3:10-17. Así que, ¿tienes tus ojos puestos en El que supera todo lo presente? ¡Qué el Señor les bendiga! John. ¡Apoya a Israel! ¡Ora por Israel! ¡Dios bendecirá a los que bendicen a Israel!