Basado en Lucas 22:39-44 (Versión Reina Valera 1960)
Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
La razón para orar o el propósito de la oración es algo que la gran mayoría malentienden. Y no puedo culparlos mucho porque es algo que no es tan claro, no porque Dios lo quiera hacer un misterio, sino por nuestra capacidad limitada, por nuestro pecado. El pecado corrompe todo, especialmente nuestra manera de pensar. Una de las cosas principales que Dios desea llevar a cabo en nuestra vida es traer orden en todo aspecto. El pecado es desorden. Dios es orden y estructura. ¿Cómo debiéramos poder entender esto? Por la creación. A pesar de que todas las cosas han sido afectadas por el pecado, todavía hay un orden, existe la estructura que Dios creo. Dentro de todo el desorden, existe todavía un orden mas grande, una estructura suprema en el gran esquema de las cosas.
Por ejemplo, muchas personas alegan hoy que el universo es producto de una supuesta gran explosión, y que todo evolucionó de esa gran explosión después de millones de millones de años. Pero eso es imposible. Las cosas por si solas no pueden coger orden o forma. Si dejas un niño recién nacido en el medio del desierto sin atención, sin nada de comer o beber, ciertamente morirá, y morirá horriblemente. El no va a tener ni la habilidad, ni el conocimiento, ni la capacidad para poder aprender solo a sobrevivir. Y eso que es un ser que tiene todas las facultades necesarias, pero aún no desarrolladas todavía, porque necesita el cuidado de una madre, o en lo más mínimo, de una persona que ya se ha desarrollado y que si tiene las facultades para poder ayudarlo a sobrevivir. Puede que digan: Ese ejemplo es algo extremo. ¿Es exagerado? Piensen en lo que es el espacio donde no hay oxígeno, algo vital para que nosotros como seres humanos podamos vivir. ¿Cómo puede de un supuesto gran desorden evolucionar seres que ni siquiera pueden subsistir en el gran vacío? Si la evolución tuviera algún sentido, tendría mejores probabilidades un niño recién nacido que sobreviva en el medio de un desierto totalmente solo, a que un primate evolucione del vacío del espacio sin nada de oxígeno.
Así que, volviendo al asunto de la oración (y que tiene todo que ver con orden, como lo veremos después), muchas personas malentienden el propósito de la oración (como se había dicho, por el pecado que existe dentro de nuestro ser, en nuestra manera de pensar). La gran mayoría piensan que la oración es una herramienta solo para pedirle cosas a Dios, y claro, muchos piensan que Dios tiene una obligación de contestar esas oraciones de la manera que pensamos. Hay muchos que piensan, y hasta enseñan que, si uno tiene supuestamente suficiente fe, Dios sí contestaria sus oraciones como quieren (y la fe es otra cosa que se malentiende mucho, pero este tema será para otra ocasión). La oración, sí es una manera para comunicarle a Dios nuestras peticiones, pero no es el todo del asunto. Eso es en realidad la parte más pequeña del propósito de la oración. Pensemos por un momento. El Señor Jesucristo, siendo el unigénito Hijo de Dios, el cual pudo hasta resucitar muertos, no pudo cambiar el horror de la cruz con Su oración. Vemos en este pasaje que pidió que, si fuere posible, que Dios mismo pasará esta copa de la crucifixión de El, y no fue así. El Señor murió en la cruz. ¿Qué paso? ¿No pidió con suficiente fe? ¿Dios Padre ignoró Su petición porque le falto convicción? Imposible. Por eso que hay que tener mucho cuidado con las aberraciones que se enseñan que no tienen ningún fundamento Bíblico. Entonces, si Dios no contesta nuestras oraciones como queremos, entonces, ¿para que orar? O pensemos aún más, si Dios sabe todo, y conoce hasta nuestros pensamientos, y que sabe lo que necesitamos o vamos a pedir antes que oremos, ¿para que orar? Y aún más, si van a pasar las cosas como Dios quiere nada más, ¿Cuál es el punto de la oración entonces? El punto principal de la oración es para traer nuestra vida cada vez mas cerca a la voluntad de Dios, a través de la comunión con Dios, porque la oración es principalmente la manera que tenemos para comunicarnos con El. Por eso que el propio Señor cuando le enseñó a Sus discípulos a orar, les dijo que tenían que pedir que la voluntad del Padre fuere hecha. Esto dijo: …Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Mateo 6:9b-10. También vimos esto mismo en el pasaje de hoy, cuando oro: …pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y bendito sea Dios Padre que Su voluntad sí fue hecha a través de la vida del Señor Jesucristo, porque no había otra manera que nuestra salvación fuere posible. Por eso que Dios Padre no quito la copa de Su propio Hijo, de la cual sí bebió para que fuésemos hechos libres del pecado y tuviéramos la oportunidad de tener vida eterna. El Padre no quito la copa, pero sí contesto la oración en base a Su voluntad. Entonces, ¿por qué oró el Señor? Porque a pesar de que era (y es) el unigénito Hijo de Dios, El también era 100% hombre, tenía que pasar el proceso de llevar a Su carne al orden de Dios. Esto dice la Palabra: Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. Hebreos 5:7-9. Absolutamente todo debe volver a la voluntad de Dios, al orden de Dios. Dios es orden. El diablo y el pecado es desorden. Dios es construcción y estructura. El diablo y el pecado es destrucción. Dios es incorruptible. El diablo y el pecado es corrupción. Dios permanece para siempre inconmovible, el diablo y el pecado y todos que se someten a ellos serán echados al final al lago del fuego eterno.
Esta es la gran importancia de la oración, que es finalmente para nuestra edificación, para traernos mas cerca a Dios, para llevarnos cada vez mas cerca a Su orden, y esto nos conviene, porque los únicos que serán salvos, los únicos que obtendrán la vida eterna, los únicos que recibirán recompensas eternas que solo las otorga Dios, son los que hacen Su voluntad, como esta escrito: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Mateo 7:21. Sé y entiendo que muchas veces la voluntad de Dios no es fácil para nuestra carnalidad, y que se nos hace difícil el caminar con el Señor cuando vemos que nuestras oraciones no son contestadas como nosotros quisiéramos, aún pensando que estamos pidiendo de Su voluntad, pero es necesario entender que la oración es para traernos de nuevo al orden que tanto necesitamos, porque hay vida eterna solo en Su voluntad. Por lo tanto, nos debemos alentar como dice la Palabra: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2. Ora por Su voluntad en tu vida, aunque te sea difícil (porque no es fácil), porque eso te salvará. Así que, ¿Para qué oras? ¡Qué el Señor les bendiga! John ¡Dios bendiga a Israel!