Basado en Hebreos 3 (Versión Reina Valera 1960)
Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno este, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza. Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.
Si hay algo que es crucial y necesario, es la fidelidad. Esto es una de las cosas que no se pueden comprometer. Y desgraciadamente, esto es algo que falta demasiado hoy en día. Vivimos en un tiempo donde hay muy pocas personas que son fieles. Hay una infidelidad increíble en todas partes. Vivimos en una sociedad muy poco fiel. Y, sobre todo, hay mucha infidelidad hacia el Señor. Esta es la infidelidad más grande que existe, y francamente, sin fidelidad al Señor, no hay salvación. Y el Señor requiere una fidelidad que es muy distinta a la se predica comúnmente.
Para comenzar, veremos uno de los pasajes más abusados y malinterpretados en toda la Biblia, y claro, su mala interpretación conviene porque apoya la infidelidad. Veamos lo siguiente: Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo. 2 Timoteo 2:13. Gran parte de las personas que se afirman sobre la gracia de Dios de una manera errada usan este pasaje como manera de excusar la infidelidad. Y con esto, creen que pueden serles infieles a Dios, y que todo estará bien al final. Y también, que esto es lo que justifica el depender solo de la gracia del Señor, y no de las obras, o que se puede pecar libremente, y así sucesivamente, abriéndole una puerta muy grande a la autojustificación y al desorden. Desgraciadamente, sacan este versículo de contexto, y crean todo tipo de excusa para hacer lo que se les antoja. Pero, un versículo fuera de contexto y malinterpretado y hasta distorsionado no puede borrar e invalidar lo que el resto de la Biblia dice, porque la Palabra trabaja en conjunto, no por partes. Y si algo no concuerda con el resto de las Escrituras, entonces sencillamente, es una enseñanza falsa. Esta es la especialidad de Satanás, de usar ciertas partes de la Palabra para tratar de hacer la mentira sonar como verdad.
Veamos bien el contexto entonces: Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo. 2 Timoteo 2:11-13. Este pasaje es más bien un gran ejemplo de la fidelidad que Dios busca, para llegar a la salvación. Veámoslo bien, y especialmente tal como está escrito, en sentido condicional (porque absolutamente todo en el Señor es condicional). Primero dice que, debemos morir con El para que podamos vivir con El. Dice que debemos sufrir por El para que reinemos con El. Dice también que, si le negamos, que El también nos negará. Entonces, si entendemos las condiciones que menciona antes, debemos concluir que el serle infiel no puede constar de problemas significativos, y claro, al entender más bien el original, la infidelidad que se habla aquí tiene que ver con la imperfección, que El entiende nuestra condición débil y que no seremos perfectos aún, pero, no dá lado al abuso que muchos predican, que uno puede vivir como quiere, y que haga lo haga, que todo estará bien. También dice esto las Escrituras: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado. Hebreos 12:1-4. En este pasaje, no existe ni la mediocridad, ni el egoísmo, ni el justificar una vida de desorden y de falta de temor por Dios. Todos somos pecadores, aún cuando venimos a Cristo, pero debe haber un proceso de transformación. No podemos quedarnos en la misma condición de cuando primero conocimos al Señor. Debe haber un proseguir, un avance, y una paciencia que se debe cultivar. Y lo único que cultiva la paciencia son las pruebas y las tribulaciones, las cuales van más allá de la disciplina de Dios (Hebreos 12:5-11).
Ahora bien, ¿Cómo se puede caminar este camino que no se ve tan sencillo como muchos lo hacen sonar (porque el seguir a Cristo no es un camino de rosas, por decir)? Esto leemos: Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Colosenses 3:1-3. No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:34-39. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:4. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Apocalipsis 21:7. Hay que vencer a través de Cristo. Y hay una cosa que siempre hay que tener en mente. Nuestra relación con Dios siempre debe estar basada en el amor, y el amor nunca se fuerza. Dios no fuerza a nadie, especialmente cuando tiene que ver con serle fiel. Y el amor al Señor se dá cuando se aprecia Quien El es, y lo que El ha hecho por nosotros. Así que, ¿le eres fiel al Señor, de la manera que dice la Palabra? ¡Qué el Señor les bendiga! John