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Sigue a Jesus y Veras la Gloria de Dios

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Basado en Juan 1:43-51 (Versión Reina Valera 1960)

El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme. Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño. Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Respondió Natanael y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel. Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás. Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.

Dios llama a cada persona, puede que, de distintas formas, pero con el mismo mensaje: Sígueme. Nada a cambiado. El “sígueme” se manifiesta de distintas maneras. Puede que sea con un amanecer. Puede que sea con la pura y limpia sonrisa de un bebe. Puede que sea con la belleza de una flor. Todo habla de Dios, todo lo creado. Y la pregunta mas natural que debiera suceder es: ¿Quién está detrás de todo esto? Y claro, Dios nos llama obviamente, con Su Palabra, con Su Evangelio, hablándonos de Su amor. Dios, a través de Jesús, vino a hacer una invitación personal a cada ser humano: Sígueme. Es una palabra muy sencilla, pero extremadamente profunda a la vez. Es una palabra que decide la eternidad de cada persona. ¿Qué significa sígueme? El seguir al Señor implica ir detrás de El, de perseguirlo, no importando por donde te pueda llevar ese camino, tal como lo hicieron los discípulos. El Señor les invito a ellos a que les siguieran mientras estaban trabajando o haciendo otras cosas. Y al momento que El les llamo, lo dejaron todo, en ese mismo instante. Lo curioso del asunto es que no hubo una predicación profunda con palabras elocuentes, o una disertación de horas, o un tratar de convencerles por días y meses para que tomaran una decisión. No hubo ningún servicio bien compuesto con una alabanza muy elaborada, gráficos o imágenes digitales, u obra teatral. No hubo ni una banda, o un piano, o un órgano con un coro cantando en el trasfondo. No había un banquete o entretenciones sociales hechas para persuadirles. Y lo que menos había era un ser con ropas lujosas y un edificio suntuoso con un sistema de sonido moderno, y aire acondicionado o calefacción central. El Señor solo paso por ellos, los miro, y les dijo: Sígueme. Nada más. Entonces, ¿Cómo estas personas llegaron a tomar tal decisión de una manera espontánea y definitiva?

Muchos dirán: Bueno, fue Dios mismo el que los invito. Y bueno, si, pero la Palabra de Dios es Dios mismo, no importa quién lo esté mencionando, claramente si creemos y respetamos la Palabra de Dios como tal. Otros dirán: Eran elegidos, personas escogidas por Dios. Y bueno, sí, pero también vemos que eran personas iguales a nosotros, con la misma carne, la misma sangre, con las mismas características. Ninguno de ellos tenía poderes especiales, o algo así. Hay otros que dirán que la vida era mucho mas sencilla en aquel entonces, y que se podían dar el lujo de tomar tales decisiones, sin muchos riesgos. La persona que ignora la historia tendría esa opinión, pero la realidad de aquel entonces era mucho más difícil que hoy en día. Para comenzar, el trabajar (duro) aseguraba la comida solo de ese día nada más, y de seguro, no el del próximo día. No existía los beneficios de trabajo como días de enfermo, o vacaciones, o seguro médico, y ni aún menos, un plan de retiro. Si no trabajaban ese día, no comían ese día. Y también, como Israelitas, estaban bajo el dominio del Imperio Romano, lo cual los subyugaba y les imponían impuestos obligatorios. Si no pagaban sus impuestos, sencillamente eran encarcelados, o esclavizados (aún mas), o eran muertos. No había planes con facilidades. Las personas en los países civilizados de hoy en día no saben, ni tienen idea de lo que costaba la vida en aquel entonces. Era una vida extremadamente difícil, con muchas mas dificultades que hoy en día. Así que, ¿Cuál es la diferencia con el “sígueme” entre ellos y nosotros?

Como dice la Palabra, no hay nada nuevo debajo del cielo, y lo podremos explicar con otro pasaje de la Biblia: Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Dios. Los mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Marcos 10:17-22. El problema es que se toma mucho más en cuenta, o se valora más otras cosas que a Dios. Desgraciadamente, para las personas todo lo de aquí tiene más valor que Dios. Vivimos en un mundo que esta podrido de idolatría, y desgraciadamente, la idolatría se encuentra en todo sitio, en toda familia, etc., del momento que no se “sigue” a Dios.  

Para cerrar, veremos el asunto que sucede a través de este pasaje, cuando no se atiende a Dios como es debido y se vive en la vanidad de la vida: Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. Lucas 16:19-31. Así que, si seguimos a Jesús, veremos la gloria de Dios, mas tarde, o mas temprano. Pero si sigues la vanidad del mundo ilusorio que vivimos hoy, más tarde o más temprano no tendrás un final muy feliz. Piensa y medita lo que estás haciendo con tu vida, porque nunca sabes lo que te puede suceder y cuándo te va a suceder. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Tenemos que Seguir a Jesus

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Basado en Juan 1:35-42 (Versión Reina Valera 1960)

El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).

¿Alguna vez han podido comparar una copia de algo al original? Por ejemplo, cuando uno ve el original de una pintura y la copia de la misma, una al lado de la otra, se pueden ver muchos detalles que distinguen la una de la otra. Puede que al momento no se note mucho, pero después de un rato, y claro, teniendo experiencia en lo que uno ve, comienzan a verse todos los desperfectos. Y claro, la copia, por muy buena que sea, siempre va a ser inferior a la original. Ahora, ¿han podido ver la copia de una copia y compararla al original? Si hay diferencias entre el original y la copia de primera generación, ¿se imaginan la diferencia entre la copia de segunda generación y la original, si especialmente ya hay diferencias entre las generaciones de copias? Básicamente, cuando hay copias de copias, ya no queda ni la calidad, ni el detalle, ni menos algo de valor comparativo al original. Es por eso que las copias no tienen mucho valor, ni aunque sean copias de originales muy preciados.

Durante el pasado tiempo, hemos estado viendo la importancia y lo significativo de Juan el Bautista y del Apóstol Juan. Pero también, aunque sean seres muy especiales, siempre debe haber un solo foco: Jesús. La atención nunca se debe desviar hacia las personas, no importa lo que sean o hagan, especialmente cuando nos referimos a lo espiritual. Vemos en el pasaje de hoy que los discípulos de Juan, a la hora que apareció el Señor, dejaron a Juan y comenzaron a seguir al Señor. Cuando el Señor aparece, se debe enfocar toda la atención en el Señor. Muchas veces, sea porque una persona es usada en la vida de uno, o porque vemos virtudes o características resaltantes en alguien, o simplemente por cariño o admiración, se comienza a desviar la atención, y se apartan los ojos del Señor. Vemos inclusive en la iglesia de los Corintios que se comienza a formar divisiones por causa del desvió, como nos cuenta lo siguiente: Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? 1 Corintios 1:10-13. Nuestros ojos no se pueden apartar del Señor, porque o si no, vendrá el desvió, la división, y el caer espiritual.

Los propios héroes de la Biblia (por decir) enseñaron que el foco debe estar siempre en el Señor. Por ejemplo, el Apóstol Pablo dijo esto: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. I Corintios 11:1. La madre carnal del Señor (Maria) también dio esta pauta: Su madre (Maria) dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Juan 2:5. Entonces, si ellos mismos dieron el mandato de imitar al Señor, y de hacer “todo” lo que El dijere, el poner los ojos en ellos mismos seria totalmente contrario. La única manera de honrar a una persona es hacer lo que ellos te mandan. Seria absurdo decir amar a alguien y hacer todo lo contrario de lo que ellos piden, ¿no?

Siguiendo el punto, Dios, desde los mismos cielos, dió el mandato que la vista solo debe ser puesta en el Señor. Esto lo vemos en el siguiente pasaje: Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén. Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía. Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto. Lucas 9:28-36. Así que, ni el Apóstol Pablo, ni Maria, ni Juan el Bautista, ni el Apóstol Juan, ni Moisés, ni Elías, ni nadie más debiera ser el ejemplo a seguir. Al que debemos mirar e imitar siempre es al original, al prototipo, al que es el Principio y el Fin; al Señor Jesús.

¿Qué es lo practico en todo esto? Y aquí volvemos por donde comenzamos hoy, al asunto que sucede cuando se hace una copia de una copia. Si seguimos a otras personas fuera del Señor (no importa lo significativo o especiales que hayan sido), nos convertimos en esas copias muy imperfectas. Nos convertimos en esas copias de copias que pierden totalmente su similitud con el original, con el Señor. Y al perder esa similitud con el original, perdemos todo tipo de valor y precio. No valemos nada, especialmente delante de los ojos de Dios.

Finalmente, la Palabra nos enseña esto: Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. 1 Timoteo 2:5. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6. El único mediador es Cristo. Y, la única manera que tenemos de llegar al Padre es a través del Señor. Así que, si pones los ojos en alguien más, ya no tienes ni mediador ni acceso al Padre. Entonces, ¿eres un discípulo o seguidor del Señor, o eres discípulo o seguidor de alguien más? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Nuestro Caminar Personal Afecta el Esparcir del Evangelio

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Basado en Juan 1:29-34 (Versión Reina Valera 1960)

El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. Y yo no le conocía; más para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.

Para bien o para mal, es nuestra responsabilidad como hijos de Dios si el Evangelio se sigue esparciendo por el mundo o no. Sea como lo quieras ver, el vehículo que Dios dejo establecido para que se sepa de El y de Su plan para el hombre es a través de cada uno de nosotros. Y si no sucede, no es culpa de Dios, sino mas bien, es culpa nuestra. Vemos esto en las Escrituras: Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Marcos 16:14-16. Así que, nosotros somos los que debemos ir por todo el mundo. Nosotros somos lo que tenemos que predicar el evangelio a toda criatura. Y nosotros somos los que tenemos que bautizar e instruir a los nuevos creyentes. Hay aquellos que se creen eruditos en las Escrituras que dirán: Pero es el Señor que hace todo. Y si, de cierto punto de vista, es verdad. Nada se mueve sin la voluntad de Dios. Pero también, Dios nos creo con libre albedrio y con el raciocinio para poder llevar acabo lo que es Su voluntad, así que cosas como la “responsabilidad” y la “obediencia” no invalidan el asunto de que Dios es el que está detrás de todo, sino más bien, refuerzan la idea de que no se debe usar una teología muy profunda (por decir) para evitar aquello que es nuestro trabajo y nuestra parte en el asunto.

¿Qué tiene que ver esto con el pasaje de hoy? Toda la obra y la gloria es de Dios, pero Dios nos hizo con el fin de que deseemos (lo cual es parte de la voluntad propia) ser parte de lo que llevar acabo en el mundo. El hombre es parte de la ecuación. No se puede mover el Evangelio sin el hombre, y esto ha sido desde el principio. El hombre tiene que enseñar a su semejante. Adán le tuvo que enseñar a Eva lo que no se debiera hacer. Dios uso a Moisés para hablarle e instruir a Su pueblo. La Ley indica que los cabezas de hogar son los que debieran enseñar a sus familias, de generación en generación, contándoles de lo que Dios hizo por ellos. Dios establecía a los sacerdotes para compartir la enseñanza. Dios envió a los profetas para amonestar y corregir lo malo que había en el pueblo, comenzando por sus reyes. Dios mismo tomo la forma de hombre a través de Jesús para que el Evangelio fuere revelado personalmente a los hombres. Y el Señor dejo a los discípulos la tarea de compartir la Verdad de Dios a toda criatura. Y desde ahí, tiene que seguir de generación en generación hasta que venga el Señor por Su pueblo. Y a través de este pasaje, vemos a Juan el Bautista y al Apóstol Juan ser transmisores de la Verdad de Dios. El hombre siempre ha sido el vehículo de llevar y compartir la Verdad de Dios con cada ser humano.

Así que, sabiendo esto, ¿Qué es necesario para hacerlo? Lo que es vital es el carácter, o el caminar, o el testimonio de una persona. Ahora mismo, si Juan el Bautista o el Apóstol Juan no fueran personas fiables delante de Dios y de los hombres, ¿podríamos creer lo que dijeron o escribieron? ¿Qué valides tendría sus testimonios? Y este es el problema que vemos hoy en día, y la razón por lo cual no se propaga el Evangelio de Dios en el mundo como se debiera. Por desgracia, no hay una realidad de Dios en las vidas de aquellos que están en posición para poder transmitir la Verdad de Dios. Esto no es culpa del mundo. El mundo en realidad es totalmente, 100% inocente de este mal. Esto es problema de la Iglesia de Dios. Y si no creemos, ni obedecemos nosotros mismos al Señor, ¿cómo podrán creer aquellos que necesitan tanto esta verdad que los puede librar de un infierno eterno? Se ha perdido el foco en muchos llamados siervos de Dios por el amor al dinero, por el humanismo y la carnalidad, y por velar más bien por intereses propios que por los de Dios y de los demás. Se construyen grandes edificios, grandes imperios económicos personales, pero no la Iglesia, ni el evangelizar genuinamente al mundo. Digo “evangelizar genuinamente” al mundo porque desgraciadamente no se busca muchas veces las vidas para hacer crecer el reino, sino mas bien, para incrementar los diezmos y ofrendas, para cubrir sueldos y gastos de edificios y operaciones. La iglesia se ha vuelto un negocio, y uno lucrativo.

No obstante, de todos estos problemas, y ahora volviendo a lo personal, ¿qué es necesario para poder cumplir la obra que Dios nos ha dejado? Lo que es necesario, es muy sencillo, lo cual es el amor, la fe, y la verdad; pero a la vez, es extremadamente difícil porque tiene que ver con eliminar el egoísmo y el orgullo. Primero, el amor es primordial porque tenemos que aprender a amar a Dios y a nuestro prójimo. Sin amor, nada puede trabajar. Y por virtud de ese amor, la obediencia es parte. Si amas a alguien, le obedeces, ¿no? Segundo es la fe. Si no crees en Dios y en lo que El enseña, ¿para qué le sigues, si primeramente, ni tú mismo te lo crees? Y si ni tú te lo crees, ¿cómo entonces podrá aprender el mundo a creer en El a través de ti? Y tercero, la verdad es esencial. El seguir a Dios no implica perfección, así que, no tenemos que fingir delante de los demás, ni hacernos los “santos” por decir. Hay que ser honestos, fiables; cartas abiertas como dijo el Apóstol Pablo. Todos tenemos problemas, y de eso se trata de dejar a Dios obrar en nuestras vidas. Pero si somos mentirosos, engañadores, y deshonestos, ¿podrán creer las personas lo que decimos o predicamos? Y si tenemos motivos alternativos, ¿no crees que se darán cuenta? El mundo no es tonto.

Este es el consejo que recibimos de la Palabra: Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios. Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero. 3 Juan 1:11-12. Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Efesios 5:15-16.

Así que, ¿deseas ser parte del esparcir del Evangelio, o del que avergüenza al Evangelio? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Jesus es el Centro de Todo

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Basado en Juan 1:19-28 (Versión Reina Valera 1960)

Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; más en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado. Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Como antes se había compartido, Juan el Bautista era un elegido y el más grande de todos los profetas, del cual se profetizo su venida y su ministerio, en particular, lo importante que él iba a ser al anunciar la venida del Señor. Juan, en realidad, no tiene semejantes. Pero, a pesar de su gran importancia, siempre cumplió con su ministerio, y mayormente, nunca olvido cual era su posición. El nunca olvido que Cristo era el centro de todo, especialmente que toda la atención tenía que ser para el Señor, como él bien dijo: Es necesario que él crezca, pero que yo mengue. El que de arriba viene (hablando de Jesús), es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. Juan 3:30-31.

Puede que digan: es obvio que el siempre debiera haber apuntado al Señor para todo, como elegido y profeta de Dios. Pero, aunque sea tan obvio, ¿en realidad todos apuntan al Señor como se debiera? ¿Cristo en realidad es el centro? y ¿a El se le da la gloria en todo? Comencemos a ver algunos ejemplos donde no se le dió la gloria a Dios como se debiera. Para comenzar, Satanás, como antes conocido: Lucero. Lucero se cree que era un tipo de arcángel, uno de sublime belleza y poder. Mucho antes que existiera el ser humano, la rebelión de Lucero y un tercio de los ángeles en contra de Dios sucedió. Y Lucero, en vez de darle la gloria a Dios, quiso ser como Dios. Se olvido que todo el propósito de su existencia era para servir a Dios y glorificar a Dios. La Biblia nos enseña esto: ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Isaías 14:12-14. El orgullo se apodero de él, y nació el ser más abominable de todos los tiempos: Satanás.

También vemos el ejemplo de Nabucodonosor cuando se olvidó que la grandeza y el poderío que tenia se lo había dado Dios. La Biblia nos relata esto: Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. Daniel 4:29-32.

El problema es que el orgullo en contra de Dios se ve a cada instante, y de distintas formas. Cristo muchas veces no es el centro de las cosas. Y aún más, no solo no es el centro, sino que se busca de mas maneras para ver como se saca plenamente de cada cosa, tanto como en el mundo, y desgraciadamente, dentro de la iglesia. Por desgracia, Cristo ya no es el centro de muchas congregaciones. Se apunta a muchas otras cosas más. Los “llamados siervos” de Dios se han enaltecido. Los que dicen servir desean ser servido y reverenciado. El humanismo, el dinero, y lo pagano esta en el centro de muchas congregaciones, desde el momento que se dejó a Cristo y a Su Palabra como el centro. Se usa más bien la Palabra de Dios para respaldar y apoyar practicas demoniacas y pecaminosas. Muchos están en la misma decadencia que cayo Israel y Judá, adorando a dioses ajenos, e incensando y haciéndose altares a si mismo y a las riquezas. Y esto ha llegado a los mismos hogares de los llamados cristianos y siervos de Dios. Estamos viviendo en el peor momento que la Iglesia de Cristo haya tenido, y por eso que ya esta en camino el juicio que vendrá sobre cada ser humano, para ver si hay arrepentimiento, o para que terminen sucumbiendo y perdiendo en su desvarió.  

Cristo tiene que ser el centro de todo, y ningún ser humano debe recibir ningún tipo de alabanza, porque El es el único digno. El es el Creador de todo y nada puede ser sin El, porque escrito esta: Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. El es al Alfa (el principio), porque escrito esta: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Y finalmente, lo que lo hace digno de toda gloria: El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Filipenses 2:6-11.

Así que, ¿Jesús es el centro de todo en tu vida? O ¿eres tú y otras cosas el centro de tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Manera que Dios Vino a este Mundo

Basado en Juan 1:14-18 (Versión Reina Valera 1960)

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

Uno de los milagros más grandes que han ocurrido en la historia, es la forma en que Dios escogió tener contacto con nosotros, fue a través de Su Hijo Unigénito Jesús. Es un milagro porque no puede caber como Alguien tan grande pudo ser hecho algo tan bajo como nosotros, porque en realidad somos muy poca cosa (siento herirles el orgullo a algunos, pero es la verdad).

¿Qué es el hombre? Nacimos en un momento, vivimos unos pocos años (en comparación a la eternidad de Dios y los ángeles), haciendo algunas cosas limitadas durante ese tiempo, que ni afectan el universo, y después morimos; débiles, frágiles, y deshechos. No podemos llevarnos nada de lo que hicimos o juntamos. Y con el último suspiro termina todo (lo humano). Y a cada persona le ha pasado y le pasara esto; al rico y al pobre, al poderoso y al débil, al famoso y al desconocido, a todos. Y aquí es donde comenzamos a entender el milagro.

Para comenzar, Jesús, la segunda persona de la Trinidad, siempre a existido. Dios creo todo a través de El. Pero aún mas allá, Jesús (o Jehová, como es conocido en el Antiguo Testamento), ha sido el único de la Deidad que siempre ha tenido contacto con el hombre. Por ejemplo, leemos acerca del gran YO SOY, como está escrito: Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Éxodo 3:13-14. El YO SOY era el Señor. Vemos un vislumbre de esto cuando vienen a buscarle para arrestarle, de esto Juan dice: Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Juan 18:4-6. Con solo mencionar Su nombre, los que venían en busca de El cayeron a tierra. También vemos la parte celestial del Señor en este pasaje: Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Mateo 17:1-3. Entonces, Jesús es Jehová, y el YO SOY.

El Señor tomo la forma más humilde para manifestar Su amor y Su gracia al hombre. Siendo Dios, el Creador de los cielos y de la tierra, el Omnipotente y Todopoderoso, tomo nuestra semejanza para descender a nuestro nivel, para finalmente poder ser el Cordero para el sacrificio que limpiaría a todo hombre de su pecado. Lo problemático es que muchos no le respetaron porque al tomar una forma tan humilde; le menospreciaron, y claro, lo torturaron y lo mataron. No fue (ni es) suficiente para muchos ver el amor de Dios a través de la persona de Jesús. Desgraciadamente, no hay como dar en el gusto a muchos. Si era Jehová de los Ejércitos, no les gustaba porque era supuestamente muy duro, inaccesible, o muy difícil de comprender. Se presentó ahora como el Cordero de Dios, manso, humilde, lleno de la gracia de Dios, tampoco les fue agradable porque no demostraba poder humano o riquezas. ¿Cuál es el problema?

El problema es el hombre, y el pecado que mora en él, y que prefiere someterse mas a su pecado, que a lo que en realidad produce vida. Y esto es lo que causa la desobediencia. Finalmente, si el hombre se pierde, no se pierde porque Dios desea que se pierda, sino por la desobediencia a Dios. Haga lo que haga Dios, si una persona no quiere obedecer a Dios, no habrá nada que le haga entrar en razón, ni la Omnipotencia de Dios, ni el Amor de Dios. Vemos el siguiente recuento en la Palabra: Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. Lucas 16:27-31. Acuérdense que el Señor no vino a abrogar la ley, sino a cumplirla. Y también, El sí resucito de los muertos, y muchos todavía no quieren creer.

Y como parte de la Ley, y ahora de la Gracia, esto sigue vigente: Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:35-40. El aprender a amar a Dios a través del nacer de nuevo en Cristo es lo único que produce la vida eterna, y también nos enseña a amar a nuestro prójimo. No hay otra manera.

Así que, ¿entiendes que el Señor vino como vino no solo para cumplir la voluntad de Dios, sino para demostrar Su amor para con nosotros? Y si lo entiendes, ¿estás aprendiendo a valorar lo que Dios ha hecho por ti, al seguirle y amarle como se merece?¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Injusticia del Hombre Hacia Dios

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Basado en Juan 1:10-13 (Versión Reina Valera 1960)

En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

La injusticia más grande que puede existir en el mundo, la cual sigue sucediendo a cada momento, es el desprecio hacia Dios. Y el desprecio hacia Dios ocurre de distintas maneras. Hay muchos que no les importa conocer de Dios. Hay otros que lo tratan como a igual. Hay otros que no les gusta buscar de Dios porque sienten que Dios va en contra de sus deseos, y envidian a Dios porque quisieran ser como Dios.

En el primer grupo, hay personas que sencillamente no les interesa conocer a Dios porque creen que hay cosas mas importantes. Hay un sinfín de cosas que les dan más importancia que a Dios, y por eso que no le prestan atención. Esta el dinero, el poder, la fama, la familia, las amistades, las entretenciones, etc. Todo tiene mucho mas importancia que Dios. Entonces, ya que consideran todo mas importante que Dios, no hay un interés. Creen que si hicieron solos. Creen que todo lo que tienen, lo tienen por sus esfuerzos y méritos. Es algo tan sencillo como que no necesitan de Dios. Dios les sale sobrando. Y el problema con esto, es que las cosas no pueden quedar así; ni por la manera que están estructuradas, ni porque se puede tratar así a Dios.

El otro grupo es compuesto de aquellos que ven a Dios como iguales. Dios es como otro ser humano, ni más, ni menos. Estos sí creen que existe Dios, pero que es igual a ellos. No lo declaran verbalmente, pero si con sus acciones. Por ejemplo, si Dios dice algo, ellos dicen dentro de sí: Entiendo lo que quiere, pero yo voy a decidir otra cosa. Piensan que son tan inteligentes y hábiles como Dios, y que lo que Dios ofrece es solo una opinión o una idea, pero nada más.

Y el tercer grupo (aunque puede que hallan muchos más), sencillamente creen que hay un Dios, pero se rebelan. Se puede decir que saben que hay un Dios, pero no le temen, y a lo mejor aún más, lo detestan; aborrecen a Dios, y tratan de hacer desaparecer a Dios de todas las cosas posibles. Por lo menos en EEUU, este es el grupo que ha luchado para sacar a Dios de nuestras escuelas, atemorizar a los creyentes que hablen de Dios, son los que tratan de imponer su ateísmo sobre cada ser humano. Por lo menos se declaran ateos, pero en realidad, al mostrar su odio en contra de Dios, confiesan que si existe. Básicamente, ellos aborrecen a Dios porque quieren ser como Dios.

Todas estas personas desgraciadamente no se dan cuenta de la realidad de que sus pobres opiniones y falta de reconocimiento por Dios no van a hacer desaparecer a Dios. Solo porque una persona cierra los ojos no quiere decir que eso cambie la realidad. Dios sigue siendo Dios a pesar de lo que hagan, como lo tomen, etc. Y si no se arrepienten, todo esto acarreara consecuencias. Hasta la Gracia y la Misericordia de Dios tiene límites.  Porque escrito esta: Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Romanos 1:21-32.

Lo que hace todo esto injusto, es porque Dios creo todas las cosas. Dios es el que permite que exista cada ser humano. El da la vida, hace llover sobre cada persona y provee para ellos, a pesar de su maldad y rebelión. Y aún mas injusto es que Dios dio a Su Hijo Unigénito, a Jesucristo, para que diera la vida por cada persona para que así recibiera vida eterna. Entonces, en vez de reconocimiento, hay rechazo. En vez de alabanza, hay indiferencia. Y en vez de servicio y obediencia, hay rebelión y transgresión. Y en vez de amor, hay odio hacia El. ¿No es esto injusto?

Pero, no obstante, a los que, si reciben al Señor, y le tratan como tal, Dios les da la potestad de ser hechos hijos de Dios, y herederos de las cosas de Dios. A los que se sujetan a El, y le buscan, y permanecen en Su amor, Dios les dará vida eterna y recompensa. Dios les rompe el destino, de ir a un infierno eterno, a estar con El en la eternidad.

Ahora bien, ¿a qué grupo perteneces? ¿A los que honran y siguen a Dios? ¿o, a los que deshonran y aborrecen a Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Juan el Bautista y Su Mision

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Basado en Juan 1:6-9 (Versión Reina Valera 1960)

Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

Juan el Bautista posiblemente fue una de las personas más importantes de la historia de la humanidad, especialmente considerando las profecías y su misión. ¿Qué lo hace tan especial? ¡Muchas cosas! Para comenzar, el Señor mismo lo señalo ser más que profeta, como esta escrito: Cuando se fueron los mensajeros de Juan, comenzó a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están. Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista. Lucas 7:24-28ª. El genuinamente fue elegido antes que naciera, teniendo una gran similitud con el Señor mismo. El es el único ser, aparte del Señor, que su venida fue anunciada mucho antes que sucediera, porque escrito esta: Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado. Isaías 40:3-5. Esto fue dicho de él más de 700 años antes de Cristo. El cumplimiento de esta profecía señala la venida del Señor a la tierra. Sin Juan el Bautista, no se hubiera manifestado el Mesías.

Y finalmente, el ministerio de Juan el Bautista, al cumplir la profecía, preparó el camino para el Señor. El ministerio de Juan el Bautista fue la personificación de lo que el Espíritu Santo hace hoy: el anunciar a Jesús como Señor, y llevar al ser humano al reconocimiento y arrepentimiento de todos los pecados, los cuales preparan a cada vida para la salvación eterna de Dios. Sin ambas funciones, el ministerio del Señor no se hubiera complementado ni cumplido. Las Escrituras nos dicen lo siguiente: Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo. Lucas 3:15-18. Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas. Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Marcos 1:1-5.

Estas son cosas muy claves que hay que tener en cuenta; el reconocer la obra del Espíritu Santo: el aceptar Su anuncio de que Jesús es el Señor, y que hay que reconocer, arrepentirse y convertirse de todos nuestros pecados. Sin estas cosas, es imposible ser salvo. Estas son partes fundamentales de la sana doctrina. Hasta ese punto fue clave el ministerio de Juan, dejando plasmado lo que debe suceder en cada persona que busca obtener la vida eterna, tanto en aquel entonces, y ahora. 

Juan el Bautista fue un hombre único, que finalmente llego a morir por Su Dios y Su justicia. Pero, a pesar de que halla sido una persona increíblemente especial, y si realmente le valoramos como tal, no podemos enfocarnos en él, sino mas bien, en lo que vino a hacer. El fue la personificación del Espíritu Santo durante ese lapso de tiempo, y como tal, tenemos que mas bien ser obedientes a lo que dejo establecido. Como dejo establecido el propio Dios desde los mismos cielos: Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mateo 3:16-17. Dios no dijo que Juan era Su hijo amado, sino lo dijo de Jesús. Jesús es aquella luz verdadera de que hablo Juan. Jesús es el Verbo. Jesús es el YO SOY. Jesús fue el que murió en la cruz. Jesús fue el que pago por nuestros pecados. Jesús fue el que fue resucitado de entre los muertos. Jesús es el que ahora está sentado a la diestra del trono de Dios. Jesús es el que vendrá por Su iglesia al final de los tiempos; muy pronto. Y Jesús es y será el que reinará por los siglos de los siglos. Como lo dijo el Apóstol Pedro: Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4:11-12.

Así que, ¿has creído y obedecido a lo que Dios estableció a través de Juan el Bautista, y ahora, a través de Su Espíritu Santo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Quien Exactamente es Jesus?

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Basado en Juan 1:1-5 (Versión Reina Valera 1960)

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Como introducción, el Apóstol Juan escribió el Evangelio de Juan, y lo escribió mucho después que el Señor había muerto, entre los años 90-100 dc. Se cree que fue el último de los cuatro evangelios escritos, con el propósito de reestablecer quien era Jesús, para poder afirmar la fe de muchos. Durante este tiempo, ya había entrado la apostasía en la iglesia, cuyas enseñanzas ponían en duda quien era Cristo, y que si había sido Hombre u otra cosa. Una de las cosas que hace tan valioso este evangelio, aparte de la inspiración del Espíritu Santo, es la persona de Juan y sus experiencias, claro, no quitándole el valor a los demás evangelios, porque, en fin, los cuatro evangelios ilustran la vida del Señor cumulativamente.

El Apóstol Juan era él más íntimo con el Señor, él cual también fue él mas fiel en todos los aspectos. El fue uno de los primeros llamados. El vivió con el Señor durante todo Su ministerio en la tierra. El vió todo lo que el Señor hizo, cada instante. El era parte del núcleo más íntimo, junto con Pedro y Jacobo, viendo la transfiguración del Señor, y la aparición de Elías y Moisés. E inclusive, cuando el Señor fue arrestado, él le siguió y no huyo como los demás. El fue el único de los discípulos elegidos que estuvo al pie de la cruz, mientras los demás miraban de lejos. El vio en persona la tumba vacía. El vio las apariciones del Señor después de haber resucitado, y Su ascenso al cielo, a la Diestra de Dios. Juan lo vio todo. Y después que escribió este evangelio, Juan vió y escribió acerca del fin, el libro del Apocalipsis, dictado y revelado por el propio Señor. Las experiencias de Juan eran únicas e irrefutables.    

Ahora bien, al asunto principal, ¿Quién exactamente es Jesús? Como leemos en el pasaje de hoy, Jesús fue 100% Hombre, pero también, 100% Dios. El Señor Jesús es Dios (Lucas 1:46, 47, Romanos 9:5, Hebreos 13:8). Él es el Verbo o la acción de Dios. El es el Hijo del Altísimo (Lucas 1:32). El es el Unigénito Hijo de Dios (Juan 3:16-17). El es el Señor, Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19:11-16, Romanos 10:9). El es el Salvador (Lucas 2:11, Mateo 1:21). El es el Cordero de Dios (Juan 1:29, Apocalipsis 22:1-4). El es el Mesías, el Cristo, el Ungido profetizado y anunciado (Isaías 7:14) y cumplido (Lucas 1:26-35, Juan 1:41). Su Trono está a la diestra del Padre (Hebreos 8:1, 12:2, Hechos 7:55). La lista es interminable con sus distintos nombres y manifestaciones como Dios, Señor y Salvador. El Hijo es el único que ha tenido contacto con el hombre desde la creación, y Su obra es glorificar y exaltar al Padre en su Santo, Puro y Perfecto Amor en Obediencia y Cumplimiento (Juan 8:28, 29, Hebreos 5:7-10). El, Su persona, es lo que hace posible la existencia de todo:  Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten. Colosenses 1:16-17. En rendidas cuentas, como Dios, El es todo.

Aunque la cruz es un símbolo universal de la fe cristiana, tenemos que dejar de imaginarnos al Señor en esa cruz. El si murió por la humanidad, humillándose hasta el extremo como Dios, pero El ya no es ese humilde hombre de Galilea que fue muerto por nuestros pecados. El está en Su posición real en este momento, el cual es Temible, más allá de lo que la imaginación nos permite entender. Es realmente incomprensible lo que El es, y donde El está.

Ahora, lo mas importante de todo esto personalmente es: ¿Qué es El para ti? Lo que creas o no creas de El no afecta Su existencia en lo más mínimo. Él es y seguirá siendo lo que es independientemente de lo que pienses o creas de El. El universo puede ser afectado; las estrellas, los planetas, y aún este pequeño mundo en el cual vivimos, pero El es inconmovible y Su trono es por los siglos de los siglos, y para siempre. Pero, cada uno de nosotros somos muy finitos, insignificantes, con muy poco valor. Y dependiendo de como le veas a El es lo que determina tu valor en el gran esquema de las cosas. Si te conviertes no solamente en alguien que cree en El, sino más bien, en Su discípulo, siguiéndole fielmente, esto es lo que determina tu eternidad, y tu valor. Pero a la misma vez, si no crees en El ni le sigues, no quedará memoria de tu existencia y será como si nunca hubieras sido. Y aún peor, te perderás eternamente y para siempre, donde tu existencia (si se le puede llamar así) será la muerte segunda, el eterno lloro y crujir de dientes.

Así que, a través de la decisión que tomes; creer y seguirle, o no creer y no seguirle, determina quien finalmente serás tú. Entonces, ¿Quién es Jesús para ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Dios Obra Cuando le Permites

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Basado en Romanos 16:25-27 (Versión Reina Valera 1960)

Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.

Mientras viene el cierre de un año, y comienza otro, debemos mantener algo en mente y en nuestro corazón: Dios está en todas las cosas, en las buenas, en las más o menos, y en las desagradables. El no produce el mal de Su propia mano, sino que permite que agentes del mal hagan la maldad que desean hacer, aún hasta el mismo Satanás. Nada se mueve sin que Dios de permiso. Dios es el Soberano de todo el universo, y no hay nadie mas alto que Él. Y bueno, siendo así las cosas, me imagino que algunos de ustedes se están preguntando: ¿Cómo Dios que supuestamente es bueno puede permitir el mal?

El mal existe con un solo propósito: para poder hacer posible algo tan complejo, como la elección o el libre albedrio. Para que el libre albedrio exista, tiene que haber alguna diferencia entre las cosas. Tiene que haber un bien y un mal. Tiene que haber un positivo y un negativo. Y para que haya una elección genuina, el mal que existe tiene que ser casi igual de poderoso que el bien; tiene que ser algo atractivo, deseable, y tentador, a lo menos, a primera vista. Vemos esto desde el comienzo de la humanidad, cuando Eva vió el árbol que Dios dijo que no se debiera comer del fruto de él. Ella vió que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría. Eva encontró que el árbol era tanto o más especial que todos los otros árboles que existían en el paraíso. Y bueno, conocemos el resultado de esa elección, que Eva comió del fruto prohibido como también lo hizo Adán, y por eso que estamos hoy a donde estamos. Y a los que creen que no hubieran caído como cayerón Adán y Eva, desgraciadamente tienen un problema con la realidad, de que todos fuimos hechos de la misma materia de ellos. Por nuestra naturaleza, hubiéramos caído también, ya que todos hemos pecado. Y el resultado de nuestro pecado es que seguimos el camino de nuestras consecuencias hasta terminar en el infierno, tal como fue diseñado por Dios (porque Dios creo todo, y Él está detrás de todo), a no ser que se haga algo distinto con nuestra potestad de decisión; a no ser que se rompa el ciclo destructivo del pecado.

Y, aquí es donde viene la diferencia: de la misma manera que Dios estableció un camino de perdición por consecuencia del pecado, también estableció un camino de salvación eterna, a través del Señor Jesús. Aunque Dios diseño un camino de perdición, Su deseo no es que nos perdamos. Él no hizo al hombre para que se perdiera, sino mas bien, para que tuviera la oportunidad de decidir por Él, a pesar de su condición mala y pecaminosa. Porque escrito esta: El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 1 Timoteo 2:4. Dios quiere que decidamos por Él, luchando en contra de nuestros propios malos deseos y concupiscencia. Dios creo la salvación a través de Su Hijo Unigénito, porque también escrito esta: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Juan 3:16.

Hay que entender algo muy básico. El reconocer a Jesús como Señor no es un favor que le hacemos a Dios, sino mas bien, es el reconocer una realidad irrefutable. Ahora, si se hace a tiempo, antes del gran juicio, al usar nuestro libre albedrio para decidir por Dios, nos hacemos el favor a nosotros mismos, logrando así la salvación. Porque al final, absolutamente todo ser en el universo tendrá que reconocer y humillarse ante el REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES, aún Satanás mismo y todas sus legiones de demonios: Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. Romanos 14:11.

Ahora, ¿cómo enlaza todo esto con el pasaje de hoy? Al usar nuestro libre albedrio para elegir por Dios, Dios entonces puede obrar en nuestras vidas para bien, usando el bien y aún el mal para nuestro beneficio. Si decidimos amarle, a pesar de las circunstancias y los dolores que el pecado produce en esta vida, Dios puede usar aún lo malo para nuestro bien, porque escrito esta: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. Y así, Dios puede confirmar el evangelio que hemos recibido y la predicación de Jesucristo, puede revelarnos personalmente el misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, puede manifestarnos las Escrituras y ayudarnos a seguir la obediencia que es por la fe. Dios es el que hace todo posible en nuestras vidas, a pesar de nuestra caída naturaleza, a través de Su Espíritu Santo, al transformarnos después del arrepentimiento y la conversión.

Y finalmente, Dios nos da este consejo: Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. 1 Pedro 5:6-11.

Entonces, les hago esta pregunta (que también me la hago a mí mismo): ¿Dejaremos a Dios obrar en nuestras vidas, a pesar de lo difícil que se pongan las cosas, para poder llegar a convertirnos en aquello que le glorifica a Él? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Nuestra Familia en la Fe

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Basado en Romanos 16:21-24 (Versión Reina Valera 1960)

Os saludan Timoteo mi colaborador, y Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes. Yo Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor. Os saluda Gayo, hospedador mío y de toda la iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

Uno de los graves problemas que he visto en muchas congregaciones a través de los años: Es el problema de cómo nos tratamos los unos a los otros. Por ejemplo, he visitado muchas iglesias en distintos lugares, y en la mayoría de los casos, he pasado totalmente desapercibido (no es que esté buscando atención). Y eso les pasa a muchas personas. El único cariño que se puede observar es entre familia y entre un círculo de amistades, pero no hay lugar para nada más. En otros casos, y también un problema muy común, es que cuando si se forman algún tipo de relación entre los hermanos, se tratan entre si mas bien como amigos superficiales, o como un club social de amigos, en vez de tratarse como se debiera. Y el otro problema relacionado con ese, es que hay un tratamiento frio, superficial, y pasajero; solo para pasarlo bien en vez de preocuparse por los problemas y necesidades los unos de los otros. En rendidas cuentas, y de cualquier manera, no se vive lo que nos enseña el Señor a través de Su Palabra.

Lo primero, es que la iglesia no puede ser un lugar frio, especialmente para aquellos que lo visitan. Estamos supuestos a mostrar el amor de Dios a aquellos que vienen en busca de Él. Y claro, no prestarle atención a una persona por lo que tiene o no tiene. El que muestra que tiene bienes, sí, recibe algo de atención, pero la persona que se ve humilde o común, nadie la toma mucho en cuenta. ¿Se imaginan si Cristo solo se hubiera preocupado por su familia carnal y de Su círculo de amistades cercanas o de la niñez nada más? ¿Qué hubiera pasado si el Señor solo hubiera compartido la verdad y muerto solo por un selecto grupo de personas? ¡Bendito sea el Dios del universo, que mando a Su Hijo Unigénito a morir por todo el mundo, y no solo por unos pocos, y que dejo la puerta ampliamente abierta para que todos vinieran a Él! Y aún más, cuando venimos a Él, Él se acerca a nosotros y nos abraza, buscando una relación íntima con cada uno. Nosotros también debemos hacer lo mismo, sin excepciones.

El Señor aclaró quien era verdaderamente Su familia, como lo relata el siguiente pasaje: Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. Él entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen. Lucas 8:20-21. Así que, la familia carnal no debiera necesariamente ser la relación mas cercanas o la prioridad, especialmente si no les interesa mucho las cosas de Dios. Aun el Señor estando aquí en la tierra tuvo que lidiar con la incredulidad de Su familia carnal, porque escrito esta: Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle. Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni aun sus hermanos creían en él. Juan 7:1-5. No es que uno se olvide de la familia, pero si no quieren escuchar, se ora por ellos, pero también, uno se debe unir mas a los que si buscan de Dios, a la familia en la fe.

El otro asunto es que, como cristianos, no somos un club de amigos para pasarlo bien, o para entretenernos. El problema con eso, es que solo se busca pasarlo bien, igual como lo hace el mundo. Ese tipo de relaciones se cortan fácilmente cuando hay algún problema o cuando ya no se da lo que se quiere, entonces ha sido la base solo un interés, en vez que el vínculo sea el Espíritu de Dios y la fe común que tenemos.  Debemos tener mucho mas que eso, y en muchos lugares de las Escrituras vemos el ejemplo de que tipo de relaciones hubo antes en el cuerpo del Cristo. Por ejemplo: Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 14:19-22. Este pasaje nos enseña que hubo mas que una amistad superficial, sino mas bien, hubo un estar ahí (físicamente) en el momento de necesidad, y también hubo tal entrega y oración por Pablo que aun Dios actuó y le levanto de su estado agonizante para poder seguir su camino y su misión.

Vemos también el precioso ejemplo en los fieles que estuvieron al pie de la cruz del Señor, no dejándolo solo en Su muerte. Y vemos que hubo tal lazo de amor entre el Señor y Juan, que hasta le encomienda a Su madre carnal, lo cual no pudo hacer ni con sus hermanos carnales, porque escrito esta: Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Juan 19:25-27. Vemos la fidelidad de Juan, que cumplió con Su Señor hasta que Maria murió, o en lo mas mínimo, hasta que fue encarcelado.

En fin, cuando Cristo vive en el corazón de las personas, somos más que amigos, más que familia carnal, somos hecho familia a través del Espíritu Santo, donde no debe existir ningún tipo de diferencia, ni por dinero o clase social, ni por raza, ni por ningún tipo de razón. Porque también se nos enseñó esto: Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 1 Juan 4:7-12. El amor consiste en tener una relación cerca e íntima, preocupándonos por las necesidades de los demás, acompañándonos e intercediendo en oración los unos por los otros, aún dando hasta la vida si fuere necesario, como lo hizo el Señor por nosotros. 

Entonces, ¿eres parte de la familia de Dios? Y si lo eres, ¿Cómo estas tratando a tu verdadera familia? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Lo Necesario del Conocimiento Biblico

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Basado en Romanos 16:17-20 (Versión Reina Valera 1960)

Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos. Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal. Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.

Algunas personas puede que digan que este pasaje es un poco contradictorio, en el sentido que dice que tengamos cuidado con aquellos que causan divisiones, y que nos apartemos de ellos; y en otra parte de las Escrituras el mismo Señor pidió de esta manera: Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:20-21. Entonces ¿Cuándo debe haber unidad y cuando debe haber separación?

Lo primero, y lo esencial es que tenemos que entender que el conocimiento Bíblico, desde el Genesis hasta el Apocalipsis, es vital. Hoy en día, uno de los problemas mas grandes que tiene la Iglesia universal de Cristo es que falta el conocimiento de la Palabra. Muchos no están estudiando las Escrituras como debieran. Se conforman con saber un poco, escuchar un poco en la iglesia el Domingo (si es que van a la iglesia regularmente), etc. Y desgraciadamente, cuando se toma tan leve o poco en serio el conocimiento de Dios, se cometen muchos errores, y están expuestos a las decepciones de Satanás, a las doctrinas demoniacas que se han infiltrado en la iglesia, y a los lobos rapaces que se meten en el ministerio solo para vivir de la lana de las ovejas. Al no saber lo necesario, caen como presa muy fácil con aquellos que nos advierte hoy la Palabra. Y bueno, ¿cómo no caer en la trampa si ellos usan palabras suaves, y lisonjas, usando un aparente cariño y adulación para poder aprovecharse de las personas? Parecen personas muy amables, con bonitas y convincentes sonrisas. Y el arma mas grande que tienen es que te dicen lo que tú quieres escuchar, apelando a tus deseos y egoísmos. Lo que enseñan parece y suena como la verdad, usando ciertos pasajes en la Biblia para poder respaldar lo que quieren decir. Son sutiles y difíciles de detectar. Entonces, si no se conoce la Palabra como se debiera, lo único lo que va a pasar es que el ignorante tranquilamente va caminando hacia su perdición eterna, mientras le llenan los bolsillos de dinero a los inicuos.

Volviendo a nuestro pasaje, la Biblia explícitamente enseña que debemos tratar de estar unidos, pero solamente cuando estamos de acuerdo con lo Santo de Dios. Es posible que no todos estemos de acuerdo en todas las cosas, pero si tenemos que estar de acuerdo en lo esencial. En relación a la división, el Señor enseño lo siguiente: A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:32-39. El Apóstol Pablo muestra un camino aún más estricto, con referencia a nuestras relaciones con supuestos hermanos en la fe que andan en desorden: Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. 1 Corintos 5:9-11. Así que, el Señor es muy claro con la compañía que no debemos tener. Debemos tener mucho cuidado con quién nos juntamos, y a quién seguimos, en respecto a líder o guía espiritual. Como dice el dicho: Dime con quien andas, y yo te diré quien eres.

Entonces, ¿cómo podemos darnos cuenta si hay malas intenciones en algún llamado siervo de Dios que solo busca llenar su vientre? En la primera instancia, usar el sentido común. Si una persona vive mejor que las personas que lo mantienen, en lo mas mínimo hay un problema. Aún más, el Apóstol Pablo mandaba a que trabajasen los siervos, como él mismo dió ejemplo. Lo único lo que no lo dejo cumplir con un empleo regular era la cárcel, o la salud, o casos extenuantes. Pero de otra manera, Pablo siempre trabajo con sus manos para sostenerse. En lo mas mínimo, si una persona es sostenida por una congregación, debe vivir humildemente, por muy rica y dadivosa que sea esa congregación.

La segunda manera de poder darse cuenta de que uno está siendo presa de algún lobo encubierto es cuando te dicen lo que deseas escuchar, especialmente cuando tiene que ver con alimentar tu ego, excusar tus pecados, y buscar solamente tu bienestar; como ejemplos. ¿Como sé esto? Porque basado en las Escrituras, todo es para la gloria del Señor (y no de nosotros), el Señor siempre nos esta llamando al arrepentimiento, al cambio, y a la santificación, y el Señor nos enseña que puede que hasta tengamos que dar la vida por Él en algún momento dado. Con este mismo razonar entendemos que el utilizar la psicología (como ejemplo) en el ministerio no tiene relación con lo que la Biblia nos enseña, porque si uno mira la cosas psicológicamente, los pecados que uno comete siempre van a ser la culpa de alguien más, y no nuestra. Cada uno es responsable por sus propios pecados. No importa ni el trasfondo de una persona, ni lo que hicieron o no hicieron sus padres, etc. El que peca, peca porque quiso, y tiene que arrepentirse de ese pecado para poder recibir el perdón de Dios. Y siempre hay una elección, aunque la elección sea morir. Como lo hicieron los héroes de la fe cuando Cesar les mandaba que blasfemasen, reconociéndolo a él como señor, y renunciando a Jesús como el Señor. Su elección era blasfemar y poder vivir, o no blasfemar y morir. Eligieron morir. Tenían una elección.

En fin, hay que ser sabios para el bien. Hay que buscar del conocimiento de Dios, si deseas evitar ser presa de alguien con malas intenciones. Entonces, ¿entiendes la necesidad de tener más conocimiento Bíblico, por tu propio bien? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Buen Testimonio

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Basado en Romanos 16:1-16 (Versión Reina Valera 1960)

Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo. Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles. Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo. Saludad a María, la cual ha trabajado mucho entre vosotros. Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo. Saludad a Amplias, amado mío en el Señor. Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo Jesús, y a Estaquis, amado mío. Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo. Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, los cuales están en el Señor. Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho en el Señor. Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre y mía. Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermas, a Patrobas, a Hermes y a los hermanos que están con ellos. Saludad a Filólogo, a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los santos que están con ellos. Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.

 ¿Qué significan todos estos nombres escritos por el Apóstol Pablo? ¿Por qué dejar grabado los nombres de personas en cartas que debieran contener solamente enseñanza y doctrina Bíblica? ¿Qué importancia tiene el nombre de una persona? Bueno, los nombres de estas personas son cruciales que estén inscritos porque significan mucho. Veremos que exactamente significan.

En la primera observación, podemos entender que eran hermanos y hermanas de buen testimonio. O sea, su entrega a las cosas de Dios, y al cuidado de la familia de la fe era sobresaliente. Pero ¿en qué se basa el buen testimonio y el cuidado? ¿En el cariño, en las bonitas palabras, en los halagos, en las atenciones superficiales? ¡Claro que no! Aunque no es malo recibir una expresión física de afecto, o que le digan algo agradable de vez en cuando, o recibir alguna atención o agasajo, estas cosas no son lo que definen lo que tiene real valor. Y el buen testimonio tampoco consta de las bonitas palabras, o de levantar las manos, o de gritar palabras santas, o de alabar en voz alta, o de hacer cosas religiosas. Va mucho mas allá. En fin, todo tiene que ir mas allá; a la acción, al esmero, al sacrificio, y hasta la muerte si fuere necesario, y eso no lo dan las cosas o sentimientos superficiales. Desgraciadamente, muchos se dejan llevar por estas cosas como pruebas o expresiones de amor, y se dejan llevar por cosas superficiales y huecas. Y no se dan cuenta que él que emplea tales artimañas solo desea sacar provecho. Muchos se ponen en una posición que los deja totalmente abiertos al ataque del lobo, porque se dejan llevar por pensamientos vanos y superficiales.

¿Qué es lo que hace a una persona distinta, especialmente delante de los ojos de Dios? Aunque somos salvos por gracia solamente, la obra tiene mucho valor después que uno ha recibido la gracia de Dios. Somos salvos con un propósito; para buenas obras. Y como parte de esas buenas obras, es cuestión de aprender lo que es la voluntad de Dios, practicarla, y llevarla a cabo. Porque escrito esta: De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 5:19-20. También nos enseño esto el Señor mismo: No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Mateo 7:21-23.

La segunda observación es: que estos nombres significan que personas como tú y como yo pudieron hacer cosas que complacieron a Dios, y que ayudaron a sus hermanos en Cristo. Estos nombres demuestran que si es posible hacer cosas dignas de reconocimiento, cosas que van más allá de la palabrería y superficialidad. Y esto hace una gran diferencia en la vida del creyente. Porque de nuevo, se trata de acción. Y al hacer lo que Dios dice hace toda la diferencia en nuestras vidas y en la de los demás. Porque escrito esta: Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Mateo 7:24-27.

Y finalmente, la tercera observación. El nombre de una persona significa mucho, en términos de lo que ha podido lograr a través del Señor. Aunque el mundo y los que no saben reconocer lo que realmente tiene valor no se acuerden de aquellos que si hicieron la voluntad de Dios, sus nombres si permanecerán perpetuamente y para siempre. Sus nombres serán conocidos en el reino de Dios para siempre, y todas las obras que hicieron. El Altísimo y Todopoderoso Dios escribirá sus acciones para memoria de ellos. De eso consta la vida eterna, que esa persona y su identidad existirá para siempre, y que formará parte de lo inconmovible de Dios. Porque escrito esta: “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Apocalipsis 3:5-6. Aunque el mundo recuerde como preciada a ciertas personas, si esas personas no tienen escritos sus nombres en el libro de la vida, sus nombres quedaran en el olvido porque se quemaran junto con las cosas de este mundo. Todo lo que vemos algún día desaparecerá, y sus nombres e identidades también. No quedara memoria de lo que fue, especialmente de aquellos que se encuentren en el infierno. Quedarán como si nunca hubieran existido.  

Entonces, ¿buscas tener buen testimonio delante del Altísimo o delante de los hombres? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Responsabilidades Divinas

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Basado en Romanos 15:22-33 (Versión Reina Valera 1960)

Por esta causa me he visto impedido muchas veces de ir a vosotros. Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros, cuando vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con vosotros. Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén. Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales. Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto, pasaré entre vosotros rumbo a España. Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo. Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta; para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea recreado juntamente con vosotros. Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amén.

¿Qué es lo que uno debe hacer como discípulo de Cristo? ¿Debemos solamente preocuparnos de las necesidades espirituales, y nada más? ¿Debemos solo preocuparnos de las necesidades físicas de una persona? ¿Cuál es nuestro deber con los que no conocen el Evangelio, y aún más, con esas personas que se oponen a lo que Dios enseña? ¿Cuál es realmente la función que debe tener cada seguidor y grupo de seguidores de Cristo? Trataremos de explicarlo concisamente.

El primer punto es que debemos entender que Dios no solamente busca creyentes, porque el ser creyente no establece mucho. Es más, la Biblia enseña que los demonios creen y tiemblan ante la presencia de Dios, irónicamente mostrándole mucho más reconocimiento al Altísimo que los seres humanos, e inclusive, más reconocimiento que muchos llamados creyentes. Dios busca discípulos, personas que se dejen enseñar por Dios, sujetos a Él y a Sus principios. Así que, no solo debemos creer, si no aún más, aprender y practicar lo que nos enseña. Y en este caso, el discípulo no pone límites para lo que se le pide. Si se le pone limites a Dios, diciéndole que no es su llamado, o que no le parece hacer lo que le pide, o que eso era para aquellos apóstoles como Pablo y los demás; siento decirlo, pero debiera pensar la persona que es lo que realmente cree. Pero en lo mas mínimo, hay un serio problema espiritual. Si no hay sujeción a Dios, no hay discipulado. Y si no hay discipulado, entonces no está entrando en lo que puede serle útil a Dios. Y si no le puede ser útil a Dios, entonces, ¿de que sirve? Todo en Dios tiene un propósito. Dios no necesita adornos, ni tampoco está buscando adornos.  

El segundo punto, si en realidad uno es discípulo de Cristo, es que siempre tiene que estar en movimiento. Si recién llego al Señor, entonces tiene que alimentarse y crecer, al buscar de la Palabra de Dios, porque es la única manera que una persona puede crecer. Y mientras crece, tiene que moverse. Lo físico nos enseña muy claro este concepto. Si uno no come, se muere. Y si uno come, y no se mueve, mas tarde o temprano, se va a enfermar y se va a morir. Uno persona tiene que comer y moverse regularmente para poder ser una persona saludable. Es exactamente lo mismo en lo espiritual.

Entonces, ¿en que nos debemos mover? En muchas cosas. Si vemos el pasaje y respondemos a las preguntas hechas al comienzo, la respuesta a todas es que debemos hacerlas todas. Como discípulos del Señor, y como grupo de discípulos (la iglesia local), debe preocuparse de las necesidades espirituales y físicas, sin excepciones. Debemos individualmente, y como grupo, ayudar en todo lo posible, e inclusive llevar el Evangelio a aquellas personas que todavía no conocen al Señor. Y como Pablo hizo, si no hay mas campo, ve a otro lugar, pero busca. Hoy en día, se puede alcanzar prácticamente a cualquier persona en el mundo a través de la televisión, de la radio, por el internet, a través del teléfono, por correo electrónico (como esto mismo), por texto, etc. ¡No hay límites! Si Pablo hubiera tenido los medios que tenemos hoy en día, el mundo sería muy distinto. Tenemos que orar los unos por los otros, apoyándonos en nuestras necesidades. Y claro, debemos amar a nuestros enemigos. No es parte de lo que enseña Dios que protestemos para luchar por las cosas de Él. Lo que Dios nos enseña es que el mundo y a nuestros enemigos se les gana con oración, de rodillas, con un verdadero testimonio, practicando la Palabra de Dios; no usando las armas del mundo. Cristo nunca protesto, ni inspiro a otros hacerlo tampoco. No hubo ninguna marcha o solicitación de políticos. La guerra se gana al hacer el bien, y nada más.  

En fin, ¿es fácil seguir al Señor y ser Su discípulo? Claro que no. Nadie dijo que seria fácil. El Señor nunca predico un evangelio de paz mundial, de prosperidad, y de que todo aquí seria perfecto. Es difícil seguir a Cristo. La esperanza no esta en las cosas de aquí. Pablo dijo esto: Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. 1 Corintios 15:19. Él dijo esto porque el seguir a Cristo también tiene su precio. Todo en la vida tiene un precio. Pero lo que hay que tener en mente es lo siguiente: Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:7-14.

Lo que Dios tiene para nosotros en el futuro, para aquellos que le siguen fielmente, es de mucho mas valor que lo que este mundo puede ofrecer. Así que, ¿estás cumpliendo con tus responsabilidades divinas, por tu propio bien, y por el bien de los demás? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Puerta que Cristo Abrio

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Basado en Romanos 15:7-21 (Versión Reina Valera 1960)

Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre. Y otra vez dice: Alegraos, gentiles, con su pueblo. Y otra vez: Alabad al Señor todos los gentiles, y magnificadle todos los pueblos. Y otra vez dice Isaías: Estará la raíz de Isaí, y el que se levantará a regir los gentiles; los gentiles esperarán en él. Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo. Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis amonestaros los unos a los otros. Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me es dada para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo. Tengo, pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo que a Dios se refiere. Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán.

La Gracia de Dios tiene un valor incalculable para nosotros los humanos. Puede que hallan algunos de Uds. que lo vean como algo bueno, pero no entienden realmente lo que es y lo que significa, y esta es la raíz de muchos problemas que vemos hoy en día, especialmente en el pueblo de Dios. No se entiende el valor de las cosas, especialmente, las cosas de Dios. Entonces, para poder entender el valor de algo, hay que entender bien lo que es y lo que hace. O si no, no se valora y se trata como algo común. Y aún más, se le da mas prioridad a cosas que son en realidad de menos valor.

Entendamos el concepto del valor primero. ¿Qué es lo que le da valor a algo? Muchos piensan que el dinero lo es todo, y hasta lo aman y ponen toda su confianza en él. ¿Qué es el dinero? Si lo vemos tal como lo que es, y especialmente como lo conocemos hoy en día, es en realidad un artículo, o récord verificable que generalmente se acepta como pago por bienes y servicios y pago de deudas en una nación particular o en un contexto socioeconómico. En pocas palabras, es un articulo que un grupo de personas le ha atribuido algún tipo de valor, dependiendo de la demanda y de condiciones económicas, por supuesto. Pero, en realidad, es un poco de material con tinta especial que puede valer algo un día, y no servir para nada en otra ocasión. Y si quieres ver el real valor del dinero, ve como te va con un millón de dólares o de euros en el medio de un desierto sin contacto con ninguna persona. No te sirven ni para beber o comer. Vas a lo mejor a morir de peor manera si te lo tratas de comer, por los gérmenes. Así que, el real valor de algo lo determinan las circunstancias.

Por ejemplo, Bill Gates, el co-fundador de Microsoft, es el hombre con el valor personal más alto del mundo. De acuerdo a Forbes, su valor personal se estima en US$89,4 billones entre acciones, propiedades, etc. El personalmente puede hacer correr la infraestructura de varias naciones por si mismo por un año. No obstante, si Bill Gates no llega a obtener la salvación a través de Jesucristo, sus billones de dólares, acciones, etc. no le van a servir de nada cuando este delante del trono de Dios, porque todas esas cosas (aunque no son malas en sí), no tienen ningún valor en el reino de Dios; menos para la salvación de un alma. Lo único que tiene valor delante del trono de Dios para la salvación es el ser redimido por la sangre de Cristo. No hay otro camino. Hay un solo camino para llegar a Dios y a la vida eterna: Jesús.

Ahora bien, ¿Qué tiene que ver esto con el pasaje de hoy? Este mensaje aplica mas bien a nosotros los gentiles (por lo menos, creo que la mayoría que leen estos mensajes son gentiles). Antes que Cristo muriera en la cruz por nuestros pecados, nosotros los gentiles (los que no somos Israelitas), no teníamos un camino abierto al Padre. E inclusive, ni los judíos podían llegar a Dios antes que muriera Cristo, aunque fueran hijos legítimos de Abraham. El judío (el religioso) solo podía aspirar al Seno de Abraham, si es que realmente guardaba la ley. No había nada que el ser humano podía hacer para salvarse, y menos que nadie, los gentiles. La Biblia nos enseña esto: Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Efesios 2:11-13. Sino fuera por el Señor, ni los judíos tendrían salvación, pero aún mucho menos, nosotros los gentiles. Estábamos totalmente excluido de la salvación, salvo unos pocos que Dios escogió llamar personalmente, porque todos antes eran severamente paganos, con una mente reprobada. Aunque sea difícil aceptar, esa era la realidad. Por eso que Dios mandaba al pueblo judío a acabar con todas las distintas naciones antes de Cristo porque eran irredimibles. ¿Dios fue duro o severo? No, Él sabe todas las cosas, hasta lo mas intimo del ser humano.

Pero, aquí es donde se ve la misericordia de Dios, y el valor de la dispensación de la Gracia de Dios a través del Señor Jesús. Porque escrito esta: Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Romanos 5:10. Aún siendo enemigos de Dios, especialmente como gentiles, Él dió a Su Hijo Unigénito para cambiar nuestro destino (porque nuestro destino era el infierno). El Señor también dijo: Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. Juan 10:9.

Así que, ¿Entiendes la puerta que Cristo ha abierta para ti? Y si lo entiendes, ¿la valoras? ¡Qué el Señor les bendiga! John

 

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Edificando un Cuerpo Unido en Cristo

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Basado en Romanos 15:1-6 (Versión Reina Valera 1960)

Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban, cayeron sobre mí. Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Una de las cosas que hace muy difícil el seguir a Cristo es el convertir a Dios y a los demás en prioridad, antes de cumplir nuestros propios deseos y anhelos. ¿Por qué es difícil? Porque vivimos en un mundo que te impulsa a hacerte feliz a ti mismo. En la sociedad de hoy en día existe más que nunca la enseñanza de autosatisfacerse. Se levantan cada vez más altares al egocentrismo, o el glorificar al yo. Un mensaje muy claro que se propaga, por ejemplo, es: tu solamente te puedes hacer feliz. Hay un sinfín de oradores motivacionales y filósofos modernos que te instan a cumplir tus deseos, a perseguir tus metas, y a llegar a lo que quieres no importando lo que tengas que sacrificar. Y aún más, se han levantado muchos falsos evangelios que te enseñan que la fe es lo que te ayuda a lograr las cosas que quieres. Y de acuerdo con esos evangelios, Dios no es el Señor, sino más bien, Dios es tu siervo y tu fe hace que Él llene tu felicidad. Y claro, en eso entra la prosperidad y otras cosas. En fin, tanto lo pagano, lo mundano, y hasta lo llamado “evangélico”; todos propagan el glorificarte a ti mismo.

¿Es malo buscar la felicidad de alguna manera? En realidad, no. Pero, no a expensas de destronar a Dios del primer lugar, y también de convertir a los demás seres humanos que te rodean en tus peones o súbditos. En mis humildes observaciones, he podido darme cuenta de que lo que hace tan malo el mundo en que vivimos, es el nivel de egoísmo que existe. La mayoría de las personas solo quieren sacar provecho de cada persona. Por eso que los matrimonios y las familias se rompen, porque hay dos personas compitiendo que quieren cumplir sus deseos personales. Todos quieren perseguir sus propios éxitos, y no importa lo que les cueste (por supuesto, lo que le cuesta a la otra persona). No hay muchas personas que piensen en el bien de la otra persona. Y muchos se tratan de aprovechar de la buena voluntad de las pocas personas que no son egoístas. Por ejemplo, el que roba no le importa robarle a otra persona porque es más su deseo por tener lo que tiene la otra persona que el daño que le causa. El que engaña a su pareja lo engaña porque es más grande su deseo de vivir una aventura o desahogar sus necesidades antes de pensar en el dolor que le puede ocasionar a la otra persona. Y bueno, su egoísmo lo lleva también a destruir a su familia. Cuando se hacen los males, solo se está pensando en sí mismo, más que en el afectado. Y por supuesto, el que piensa en sí mismo no piensa en los demás, y menos en Dios. No tiene tampoco la capacidad de pensar en las personas que sufren a su alrededor. La mayoría de las personas son impenetrables cuando se trata de la necesidad ajena.

Lo que vemos en el pasaje de hoy va totalmente en contra de lo que pasa en nuestra sociedad de hoy en día. Dios nos llama a ayudarnos mutuamente, a edificarnos, a poder ayudar a los que están realmente en necesidad, o sufriendo. Dios es la prioridad, y por virtud que Dios es la prioridad, nuestro prójimo también se convierte en nuestra prioridad. En esto verdaderamente se ve la espiritualidad de una persona; no en lo bonito o espiritual que hable, sino más bien, en sus acciones. La Biblia nos enseña esto también: De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; más cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Mateo 5:19. Así que, el que es grande hace lo que Dios dice, no solamente lo habla o lo predica.

Una de las cosas que el Señor mismo oro por nosotros, es para que haya unidad genuina dentro de aquellos que le siguen. Es más, la única manera que el mundo sabrá que Dios envió a Su Hijo a este mundo es a través de nuestra unidad. Porque escrito esta: Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:20-21. Puede que tengamos distintas ideas o maneras de ser, pero si creemos como lo enseña la Biblia, tenemos que estar unidos, velando por las necesidades de los que nos rodea. Y esto se debe convertir en algo reciproco.

Lo único que nos podría separar como cuerpo de Cristo es el pecado, o sea, que alguno que se llame ser creyente, viva un estilo de vida de pecado. Porque escrito esta: Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. 1 Corintios 5:9-11. El pecado los destruye todo, inclusive la unidad y el amor a lo que nos llama Dios, lo cual debiéramos tener los unos por los otros. Pero, en base a buscar el bien de la otra persona, estamos llamados también a ayudarnos a salir de esas cosas que solo traen destrucción. Uno debe estar claro en el mal que cada persona hace, pero no para juicio, sino para poder amonestar y aconsejar en amor, considerando las debilidades que uno mismo tiene. Porque también se nos enseña esto: Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados. Santiago 5:19-20.

En fin, el que está en Cristo esta para ayudar a los creyentes como él, y también a los que necesitan la salvación de Dios. Pero, siempre debe mantener este sentir y cuidado en todo lo que hace: Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Jeremías 15:19.

Así que, ¿estas ayudando a tu prójimo llegar a Cristo, y, edificando en tu familia en la fe? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Somos Responsables Por Nuestras Acciones

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Basado en Romanos 14 (Versión Reina Valera 1960)

Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido. ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme. Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. No sea, pues, vituperado vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite. ¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.

El asunto que el Señor a través del Apóstol Pablo trata aquí en este pasaje a veces se malentiende, y al no entenderse como es debido, se cometen errores. Y bueno, lo que el Señor más desea es que aprendamos lo que es necesario para que lo errores paren, no solo para nuestro propio beneficio, sino también, para el beneficio de los demás. Porque el punto más importante que se trata en distintas partes de las Escrituras es que nuestro caminar en el Señor se mide no solo a través de lo personal e íntimo, sino también, en conjunto, que es lo que hacemos con los que nos rodean. Todo lo que hacemos en esta tierra siempre tendrá dos direcciones: verticales, entre Dios y nosotros, y horizontales, entre nuestro semejante y nosotros; idéntico a lo que señala la cruz.

La primera observación que haremos es acerca del débil en la fe. El débil en la fe es la persona que recién llega a Cristo, que básicamente es una criatura recién nacida en el Espíritu. Y como toda criatura recién nacida, todavía no puede caminar ni alimentarse por sí misma, y obviamente, no se puede defender mucho tampoco. El débil en la fe es dependiente de aquellos que ya han crecido un poco más en el Señor, y necesita esa ayuda para poder desarrollarse y fortalecerse, para que pueda alimentarse, y caminar, y defenderse por si mismo. Esto implica un discipulado, pero obviamente, depende del débil en este caso si en realidad tiene hambre y está buscando de las cosas de Dios. Nada se puede forzar o imponer, y le tiene que nacer a la persona misma si desea ser discipulada, si en verdad ha nacido de nuevo y está siendo guiada por el Espíritu Santo en su vida. Los apóstoles pasaron ese proceso, y el Señor mismo los discipuló durante su etapa de debilidad. El Apóstol Pablo también fue débil en su comienzo y tuvo que depender por algún tiempo de hermanos que llevaban más tiempo en el Señor. Y en eso entra también la amonestación (muy diferente a la condena), lo cual implica compartir aquellas cosas con una persona para que puedan crecer, aprender, y dejar de hacer aquellas cosas que no le convienen. De otra manera, ¿cómo va a saber una criatura en el Señor si está haciendo bien o mal? Tiene que haber instrucción, y muchas veces, ayuda para corregir lo que está mal (porque la Biblia define lo que es bueno y malo, la justicia y el pecado, para el bien de nosotros mismos). Estamos supuestos a ayudarnos e instarnos a seguir lo que es del agrado del Señor. Pero, tiene que llegar el momento que la debilidad quede atrás y una persona se fortalezca en el Señor para poder seguir su camino y así, ayudar a otros más nuevos y débiles que ella. La persona tiene que dejar de tomar leche en algún punto, y comenzar a comer carne y cosas sólidas, caminando por si misma. Si una persona no se desarrolla, hay un problema, como la misma naturaleza nos enseña. Y eso es un estudio mucho más largo.

La otra observación es acerca de la comida. El problema que había con la comida en ese tiempo es que era muy común que se le ofreciera como sacrificio y ofrenda para los ídolos y dioses paganos. Casi todo lo que se vendía en el mercado, especialmente en las tierras a fuera de Israel, era sacrificado a los ídolos. Entonces, el asunto era que provocaba tropiezo para los nuevos convertidos o débiles al ver a los creyentes más maduros, por decir, comer de cosas que ellos mismos sabían que eran sacrificado a los ídolos. Creaba confusión. También entraba el asunto del tomar vino, y hay una diferencia entre el jugo de uva y el vino fermentado (otro estudio más largo). Había hermanos débiles o pequeños que habían llegado al Señor siendo alcohólicos (igual como hoy en día) que habían dejado atrás el licor, y les provocaba confusión al ver a los supuestos cristianos más maduros tomar alcohol. Y bueno, tienen razón. No hay nada peor que tomar alcohol delante de un alcohólico en recuperación. Si quieres hacer recaer a un alcohólico, solamente comienza a tomar delante de él.    

Tratando de recapitular a grandes rasgos este pasaje, el Señor nos enseña aquí que debemos estar muy pendientes de lo que hacemos porque podemos afectar negativamente a los que nos rodean, y también, que todos (si, también los que hemos llegado a una nueva vida con el Señor), daremos cuentas de nuestras acciones aquí, y también después, depende de lo que sea. Estamos aquí para desarrollar nuestra relación con el Señor para llevar acabo Sus propósitos, lo cual envuelve a toda persona que nos rodea. Esto también nos aconseja el Señor: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas. Colosenses 3:23-25. Así que, ¿entiendes que darás cuentas por todo lo que haces aquí, sea bueno o sea malo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Esta Vida es Pasajera

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Basado en Romanos 13:11-14 (Versión Reina Valera 1960)

Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.

Durante la semana, vimos el trágico incidente que ocurrió en Nueva York, donde una persona decidió tomar las vidas de otros intencionalmente al meterse con una camioneta en la via que es solo para ciclistas. De acuerdo a múltiples fuentes de noticias, ocho personas murieron y un grupo más fueron lesionados, incluyendo dos niños que estaban en el transporte escolar que finalmente ayudo a evitar aún más tragedia. Entre los muertos, se encontraron: a Darren Drake, de 32 años, de New Milford, New Jersey; Nicholas Cleves, de 23 años, de New York, New York; Ann-Laure Decadt, de 31 años, de Bélgica; y finalmente Hernan Diego Mendoza-Espino, de 47 años, Alejandro Damian Pagrucco, de 47 años, Herman Ferruchi, de 47 años, Diego Enrique Angelini, de 47 años, y Ariel Erlis, de 48 años, los cuales eran de la Argentina. No quiero enfocarme en la persona que hizo el ataque, sino más bien, en las victimas. ¿Quiénes eran?

Darren era un joven muy sano, de acuerdo a su padre. Era un muchacho que mientras sus compañeros de trabajo salían a tomarse un descanso para fumar o tomarse un café, Darren salía casi siempre a montar su bicicleta, por lo menos por 15 a 20 minutos. En esta ocasión, el salió a darse una vuelta entre reuniones. Ann-Laure Decadt era una madre de dos niños, uno de 3 años y otro de 3 meses, y esposa también. Ella estaba de viaje con su madre y dos hermanas durante el tiempo del ataque, como relató su esposo que estaba desconsolado. No se sabe mucho de Nicholas Cleves. Solo se puede deducir que era muy joven y más que seguro, de buena salud. Y entre las víctimas se encontraban cinco hombres de la Argentina que estaban celebrando su 30 aniversario de su graduación escolar. Todos habían sido buenos amigos todos esos años, y hasta de antes. Ellos se habían prometido un viaje como este para la celebración. Uno de los cinco, Ariel Erlis, era un empresario que le pago el viaje a algunos de sus compañeros para que pudieran lograr cumplir su tan anhelada celebración. Mi pregunta es: ¿Qué estuvo pasando por sus cabezas esa mañana al levantarse? ¿Se hubieran imaginado tanto ellos como sus familiares y seres queridos lo que iba a suceder más tarde ese día?  

¿Qué tenían en común estas personas? Bueno, eran jóvenes aún, lucían saludables, y estaban haciendo algo que no demostraba gran peligro. Es más, estaban haciendo algo que era muy sano. Lo otro en común es que no creo que ellos ni se imaginaron lo que iba suceder ese día, porque si hubieran tenido la más mínima preocupación, no creo que hubieran salido a dar una vuelta, ¿verdad? Lo que más tienen en común por esta desgracia es que sus familias nunca van a ser iguales. Cada uno de ellos deja un vacío que no se podrá llenar. Una era madre, esposa, hija, y hermana. Los demás habrán tenido relaciones similares. Queda un hueco muy doloroso, porque fue repentino y sin sentido sus muertes.

Esta tragedia, como tantas otras que suceden a diario, nos muestra una vez más lo que el Señor a través del Apóstol Pablo nos está enseñando en este pasaje: esta vida es temporal y muy insegura. Y sabiendo esa realidad, necesitamos saber vivir esta vida como conviene, pensando de que solo estamos de paso aquí, con los ojos puestos en el porvenir. Si nos enfocamos demasiado en el aquí y ahora, perderemos de vista lo que realmente importa, y no estaremos listo para lo que puede pasar inesperadamente. Nadie sabe cuándo le va a tocar, pero si debemos tener algo muy claro: que solo es cuestión de cuándo y cómo. Para algunas personas, le toca a una edad muy temprana. Para otros, a media edad. Y claro, algunos de nosotros llegaremos a vivir mas años. Y cuando va a pasar algo, no hay discriminación. Le sucede al rico y al pobre, a la mujer y al hombre, a personas de distintas razas, etc. La Biblia nos enseña esto: ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. Santiago 4:13-17. Nadie se debe jactar del mañana, ni siquiera del más tarde, porque uno nunca sabe, y debiera vivir como tal; a lo menos si no quiere vivir una sorpresa muy desagradable.

Si sabemos que lo de aquí es solo pasajero e incierto, lo que nos aconseja el Señor es que debemos pensar como pasamos nuestro tiempo aquí, sabiendo que hay algo más grande después. Todo lo que vemos hoy se desaparecerá mañana, incluyéndonos a nosotros mismos, y nuestros seres queridos. Lo otro que hay que tener en mente es que, si a estas personas les sucedió una desgracia no haciendo nada malo, sino todo lo contrario, algo sano y saludable, ¿cuánto más cuidado debemos tener con cosas que no glorifican a Dios? A lo mejor sin saberlo, ¿Cuántas veces te expusiste a la desgracia al estar en lugares dudosos, con un mal elemento, con personas con no muy buenas intenciones, o te metiste a hacer cosas que no convienen? Si es así, ¿crees que no pasó nada porque eres más inteligente o listo, o porque mereces vivar más que estas ocho personas? Por muy listos que nos creamos, nunca tenemos idea de lo que circula a nuestro alrededor. Vivimos en un mundo de mucha maldad y desorden, y si algo no nos pasa, es solo por la misericordia de Dios, y nada más. ¿Qué dice la Escritura acerca de esto?: No tentarás al Señor tu Dios. Así que, si puede pasarle algo malo a alguien sin estar haciendo nada malo, ¿Cuánto más puede salir mal, al hacer cosas que no glorifican a Dios, exponiéndonos a un mundo malo, perverso, y destructivo?  

Finalmente, debemos buscar de las cosas del Señor, haciendo aquellas cosas que son para nuestro bien y el bien de los demás aquí, y principalmente, para después. Todo lo que hacemos aquí cuenta. Así que, ¿estás viviendo conscientemente de que solo estamos de paso en este mundo temporal? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Como Debemos Tratar a las Personas (Continuado)

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Basado en Romanos 13:8-10 (Versión Reina Valera 1960)

No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

Unas de las cosas claves en el caminar en el Señor, es de poder aprender cómo tratar a nuestro prójimo. He escuchado a veces la interpretación de que nuestro prójimo es la persona que nos hace el bien sin ningún tipo de obligación. Bajo esta explicación, nuestro principal prójimo seria Dios Padre, ya que Él nos creó junto con Su Hijo, y también entrego a Su Hijo, al Señor Jesús, para que muriera por nuestros pecados; y claro, sin ningún tipo de obligación. Todo lo hizo por amor. Así que, Él sería nuestro prójimo por excelencia. Pero, hay que tener mucho cuidado con solamente enfocarnos en eso, tratando de ser muy espirituales, por decir. Porque, también es muy necesario entender que el prójimo es también nuestro semejante, cada persona que nos rodea, sea por un tiempo extendido, o por un momento.

Hay muchas personas que supuestamente se enfocan tanto en que nuestro deber es solo con el Señor, que olvidan lo que el mismo Señor nos enseña. Por ejemplo, hay muchos que dicen: ya le pedí perdón al Señor por el mal que hice, y no necesito hacer nada más para ser perdonado. El error es que esa no es toda la verdad, es solo parte de la ecuación. Es tan vital arrepentirse y convertirse delante del Señor, como mostrar frutos dignos de arrepentimiento con la persona que afectamos con nuestra mala acción. De acuerdo a la Palabra de Dios, debemos restituir al agraviado (Isaías 1:17).

Si entendemos bien la Palabra, comenzando con algo tan básico como los diez mandamientos, podríamos ver el orden que Dios le indica al hombre; que se le debe amar a Él primero (los primero cuatro mandamientos), y segundo, a nuestro prójimo (los próximo seis mandamientos). Recuerden también, que el Señor dijo que no vino abrogar la ley, sino a cumplir, y claro, cumplirla en nosotros a través del obrar de Su Espíritu Santo, mientras Él nos va transformando y cambiando para ser lo que Dios desea que seamos. Así que, el que crea que ya no hay que hacerle caso al Antiguo Testamento, está negando la misión completa del Señor en nuestras vidas. Un cristiano “tiene” que proseguir hacia la meta, tal como lo enseño el Apóstol Pablo. Así que, si el agua se estanca, se pudre.

El asunto que Dios quiere llevar a cabo en nuestras vidas es que necesitamos aprender a tratarnos bien como seres humanos, de la misma manera como Él nos trató. Una clara explicación de esto es la llamada regla dorada: Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Mateo 7:12. ¿A ti te gustaría que te deshonren tus hijos como padre o madre? ¿A ti te gustaría que te traten de matar? ¿A ti te gustaría que te engañen como esposo o esposa? ¿A ti te gustaría que te roben? ¿A ti te gustaría que hablen cosas falsas de ti? ¿A ti te gustaría que te envidien lo que tienes, hasta al punto de fantasear de como poder quitarte lo que es tuyo? ¡Si no te gusta que te lo hagan a ti, entonces no se lo hagas a los demás! Este es el punto. La Biblia también dice: Balanzas justas, pesas justas y medidas justas tendréis. Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto. Levítico 19:36. Tenemos que practicar la justicia con cada persona.

El grave problema es que existe una espiritualidad falsa. ¿Cómo puedo decir esto? ¡Fácil! Si todos los que profesan ser creyentes en Dios practicaran lo que Dios manda, el mundo sería un lugar mucho mejor y distinto. Mas específicamente, de acuerdo a Pew Research Center, en el 2010, se estimó más de 2,2 billones de cristianos mundialmente. ¿Se imaginan si 2,2 billones de personas a lo menos trataran de hacer lo que Dios enseña como seria el mundo, la cantidad de problemas que se resolverían? No obstante, el Señor mismo amonesta a Su propio pueblo de esta manera: Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado. Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos, como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios. ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores. He aquí que para contiendas y debates ayunáis y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto. ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Isaías 58:1-7. Puedes tratar de hacer todo tipo de cosas que lucen religiosas y buenas, pero no sirve de nada si no estás haciendo el bien a tu prójimo.

Finalmente, necesitamos practicar el amor con nuestro prójimo, tratándonos como Dios manda, porque es urgente y necesario. Porque escrito esta: Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 1 Juan 4:7-11.  

Así que, ¿estas amando a tu prójimo, mostrando la evidencia de que Dios realmente está trabajando en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Como Debemos Tratar a Nuestras Autoridades

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Basado en Romanos 13:1-7 (Versión Reina Valera 1960)

Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.

En el pasaje de hoy, aprendemos que Dios nos enseña algo muy contrario a lo que muchos creen en nuestra sociedad, sobre el respeto a las autoridades. Vemos a través de la Biblia, y aún a través de la vida del Señor aquí en la tierra, que no es la voluntad de Dios oponerse a las autoridades, aunque no sean ni pacificas o justas. Tanto el Señor Jesús como Pablo vivieron durante el dominio del Imperio Romano, unos de los imperios mas duros que el mundo allá visto. El Imperio Romano era pagano, cruel, y extremadamente dominante, especialmente para subyugar a las naciones que quería dominar o conquistar. Ellos practicaron el método de matar por crucifixión, no solo para darle una muerte agónica a sus opositores, sino también para exponerle a sus opositores lo que les pasaría si no seguían sus reglas y sus mandatos. Se cree que muchos de los caminos eran alineados con seres crucificados, que constaban hasta de cientos de personas, uno atrás del otro, en secuencia, con la idea de dar escarmiento e intimidación. Durante la persecución de los cristianos, se practicó un sinfín de torturas y maneras de dar muerte, muchas veces hasta como espectáculos en el famoso Coliseo Romano, para entretener a las masas. 

No obstante, el Señor nunca predico en contra del Imperio Romano, aunque muchos de sus seguidores creían que Él podía ser el líder o el rey que los levantaria contra el dominio que ellos aborrecían. Inclusive, el Señor explico cuando se le pregunto si se le debia pagar impuestos a Cesar, y Él dijo: Dad a Cesar lo que es de Cesar… Y nos dejó el ejemplo que Él y Pedro pagaron impuestos cuando le dijo a Pedro que fuera pescar, y que encontraría una moneda en la boca del pez, y así pagara para no ofender a las autoridades. No existe ninguna enseñanza dada por el Señor que nos muestre que nos debiéramos rebelar o aborrecer a nuestras autoridades.

Pablo refuerza ese sentir a través de este pasaje. Como creyentes, nosotros debemos respetar a toda autoridad, hasta los que no nos gusta. Por mucho que no les guste un presidente o un líder, se debe orar por ellos, no para desearles el mal, sino mas bien, para que Dios pueda obrar en sus vidas si no conocen la Verdad de Dios. Y le puedo asegurar, por muy mala que sea una autoridad de hoy en día, no creo que sean tan malos o despiadados como los Cesares de aquel entonces. Así que, si el Señor mismo siendo Dios, y Pablo, enseñaron a respetarlos, ¿Cuánto más crees que debiéramos respetar a los que tenemos ahora?

Sé que esto no es fácil o del agrado para muchas personas, pero si deseamos finalmente servir a Cristo, y seguir los principios que Dios establece, debiéramos considerar lo que nos enseña la autoridad suprema del universo. Así que, mientras no nos obliguen a ir en contra de Dios mismo y de lo que El nos enseña, debemos someternos a las autoridades, respetarlas, obedecerles, seguir sus leyes, pagar impuestos, ser honestos, etc. Y no solamente hacer estas cosas, sino también ayudar cuando se puede, porque escrito esta: Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. Tito 3:1-2.

Finalmente, si deseamos cambiar las cosas, para bien, hay algunas maneras de proceder. La Biblia nos enseña lo siguiente: No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. Romanos 12:21. Las cosas no se deben cambiar a través de protestas, o a través del desafío, o con falta de respeto, o por la fuerza y la violencia, o por política, etc. Esto es lo que dice también las Escrituras: Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. 1 Timoteo 2:1-4. La manera que podemos y debiéramos afectar positivamente todo lo que nos rodea debe ser a través de la oración y de practicar lo que la Biblia nos enseña, a través de nuestro testimonio, tal como lo hizo nuestro ejemplo (Jesucristo). Es la voluntad de Dios que seamos buenos ciudadanos.

Así que, ¿estas tratando a tus autoridades como manda el Señor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Como Debemos Tratar a Las Personas

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Basado en Romanos 12:14-21 (Versión Reina Valera 1960)

Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

A el Señor no solo le importa como lo tratemos a Él, sino también, como cada creyente trata a sus semejantes. Muchas personas piensan que si tratan de mantener una buena relación con Dios directamente, que no deben hacer nada más, pero eso está lejos de la verdad. Es más, la manera como Dios vé, si nuestra relación realmente esta bien con Él es a través de la manera que nos tratamos los unos a los otros, y mucho de lo que Él enseña con relación a esto va en contra de nuestra naturaleza, como veremos a través del compartir de hoy. Así que, debemos dejar a un lado nuestra opinión. Solo debe reinar el consejo de Dios en nuestras vidas.  

En el pasaje de hoy, lo primero que vemos es un principio que va claramente en contra de nuestros instintos y sentimientos. Lo mas natural en una persona es tratar de devolver el mal que se le hace, donde muchos se aferran a la idea de: ojo por ojo, y diente por diente. El Señor Jesús cambio ese concepto, especialmente al introducir la dispensación de la gracia de Dios a través de Su propio sacrificio en la cruz, al lavar los pecados de todos aquellos que le aceptan a Él como el Señor de sus vidas. Es más, Él nos enseñó lo siguiente: Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Mateo 5:43-48. Se que es difícil devolver bien por mal, pero, Dios desea que nosotros actuemos con los demás igual como Él actuó con nosotros, especialmente cuando consideramos que nosotros éramos Sus enemigos, cuando estábamos perdidos en nuestros pecados. Y con esto también tiene que ver el: no pagar mal por mal y la venganza.

En conexión con este concepto, el perdón inmerecido se introduce a la misma vez. El Señor también enseño lo siguiente: Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas. Marcos 11:25-26. Esto va obviamente en contra de nuestra naturaleza e instintos, pero por eso que es necesario nacer de nuevo en Él para poder hacerlo, lo cual provee el único medio que hace lo imposible posible en nuestras vidas. Solamente con la ayuda del Espíritu Santo es que este proceso transformador que Dios desea llevar acabo en cada vida puede hacer esto posible. El hombre por si solo no puede vencer su naturaleza pecaminosa. Por eso es que el creyente no puede quedarse estancado, sino siempre tiene que se seguir adelante, prosiguiendo hacia la meta que las Escrituras nos trazan.

En el pasaje también se nos enseña que debemos tener una unidad singular con los demás, compenetrándonos con las alegrías y tristezas de los demás. Casi siempre es mas fácil estar con las personas cuando todo esta bien. Pero cuando hay tristeza, la mayoría de las veces, las personas se encuentran muy solas y abandonadas. En esto también entra el acompañarnos y ayudarnos los unos a los otros en nuestros momentos de dolor, de enfermedad, de confusión, y todas las otras ocasiones difíciles que se puede encontrar una persona. No se puede estar en las buenas nada más, sino también, en las malas.

Y finalmente, tenemos que ver el punto de: vencer con el bien al mal. Lo mas fácil de hacer en esta vida es rendirse. Hay muchas veces que decimos: para que seguir peleando con la corriente; ya no puedo más. O también: que saco con hacer las cosas bien si solo se me devuelve el mal. Puede que te cause mas problemas hacer lo que esta bien, o que te canses al no ver ninguna recompensa aquí. Pero, hay que tener algo muy claro, especialmente antes de rendirse: Dios esta mirando. Y, si entendemos que Dios esta mirando, entonces sabemos que, salgan bien o mal las cosas, Dios nos recompensara al final, y eternamente. Y eso es en realidad lo que vale la pena. Yo prefiero la recompensa de Dios que es infinita, antes de la gratitud del hombre y las cosas de aquí que solo duran muy poco tiempo, y luego se desvanecen. Como final a este pensamiento, el Señor dice lo siguiente en Su Palabra: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Gálatas 6:7-10.

Así que, ¿Qué ve Dios como tratas a los demás que te rodean? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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