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¿Somos Nosotros Elegidos por Dios?

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Basado en Juan 15:16 (Versión Reina Valera 1960)

No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

El pasaje de hoy tiende a causar confusión entre aquellos que no conocen el contexto de las Escrituras. Por mucho tiempo, ha existido el asunto de que: ¿Somos elegidos por Dios, o escogemos nosotros seguirle a El? Y para poder entender esto, se necesita tener cuidado con las Escrituras y también entender muy bien nuestra posición (porque esto es en parte lo que produce el desvió). El mayor cuidado que hay que tener con las Escrituras es que no se pueden tomar algunos versículos por allí y por allá, y crear algo que va en contra de todo lo demás que esta escrito (para comenzar).

La primera aclaración es que la Santa Biblia, desde el Genesis hasta el Apocalipsis, no tiene ningún tipo de contradicción, y él que lo crea que hay es porque algo le falta, o sencillamente, no esta entendiendo lo que esta leyendo. La razón por lo cual la Palabra de Dios es inerrante es porque es más que palabras impresas sobre algunas páginas, es la esencia de Dios; es finalmente Dios, el Verbo. Entonces, básicamente, encontrar contradicciones en la Palabra es como encontrar contradicciones en Dios (y sé que muchos creen esto, pero, o es por limitaciones, o sencillamente, por incredulidad, y a eso no hay nada que se le pueda hacer). Entonces, para que algo pueda ser tomado como una sana enseñanza de la Palabra, tiene que concordar con absolutamente todo lo que esta escrito (por eso que hay que tener mucho cuidado con adiciones, cambios, etc. con la Palabra de Dios). En conjunto con esta aclaración, esto es lo que nos demuestra la importancia de estudiar la Biblia. La Biblia se tiene que estudiar, y por supuesto, con la iluminación que solo el Espíritu Santo puede dar (esto sucede cuando uno se convierte al Señor). Hay muchos que espiritualizan las cosas (por decir), y piensan que uno va a saber las cosas de Dios instantáneamente, y eso no es así. El conocimiento instantáneo solamente sucederá cuando lleguemos a la presencia de Dios; no antes. Mientras estas aquí, es tu responsabilidad (una palabra que se está extinguiendo de nuestro vocabulario) escudriñar las Escrituras, y dejarte enseñar por el Espíritu Santo mientras lo haces.

Ahora bien, ¿cuál es el malentendido? Nosotros los gentiles no somos más que los judíos, para comenzar, y especialmente delante de los ojos de Dios. Si existen seres escogidos, serian ellos. Y aún siendo el pueblo escogido por Dios, ellos siempre tuvieron el poder de escoger no seguir a Dios, de no seguir algo que ya estaba establecido. Porque escrito esta: Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar. Deuteronomio 30:11-20. La Biblia sigue explicando lo siguiente: Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron [hablando de los judíos], pero la bondad para contigo [hablando de los gentiles, nosotros], si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? Romanos 11:22-24. Así que, ninguno de nosotros que estamos leyendo esto hoy somos escogidos (por decir).

¿A quién entonces le estaba hablando el Señor? Fácil, a los Apóstoles. El otro grave problema es que se interpretan con descuido las Escrituras, y se pierde de vista aún lo obvio. Hubieron momentos que el Señor converso con Sus apóstoles directamente. Lo vemos esto cuando oro el Señor por Sus discípulos, “y” también por nosotros, como esta escrito: Mas no ruego solamente por éstos [Sus discípulos], sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos [nosotros], para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Juan 17:20-21. El Señor literalmente eligió a Sus doce discípulos, así que, ellos fueron elegidos. Pero, eso también no quiere decir que ellos no tenian el poder de seguir al Señor, o de no seguir al Señor (¿recuerdan a Iscariote?). Y si hubo un ser elegido, fue Juan el Bautista. Esto es lo que dice la Palabra: Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí. Mientras ellos se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. Pero ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Mateo 11:2-11. Y aún Juan el Bautista se pudiera haber descarrilado al final, por la falta de fe, o si no, ¿para qué mandar a preguntar si era El, si le había declarado como el Cristo personalmente?

Dios llama a todos a venir a El, pero es uno que decide seguirle. También es nuestra decisión si permanecemos en El. ¡Todo es nuestra decisión! Dios no fuerza a nadie, porque el amor nunca se fuerza. Así que, ¿haz obedecido a Su llamado para seguirle? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Obediencia es Amor en Accion - Juan 15:9-15

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Basado en Juan 15:9-15 (Versión Reina Valera 1960)

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

La obediencia a Dios es algo peculiar (porque tiene implicaciones más profundas, pero a la misma vez, elementales, de lo que pensamos), pero esencial para poder alcanzar la salvación, y para llegar a todas las recompensas que Dios desea darnos. Para comenzar, el primer requisito para la obediencia a Dios es la fe. Sin fe, nada de gran valor se puede alcanzar, especialmente las cosas de Dios. Pero, para tener el deseo de buscar a Dios, uno tiene que primero que creer que El existe, y que El es quien dice ser. Porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6. Y bueno, es lógico, porque, ¿Cómo se puede seguir a algo o a alguien si uno no cree en aquello o en la persona? (Aunque hay muchas personas que siguen cosas que ni siquiera saben porqué, y esto es algo muy preocupante).

Ahora bien, también hay que entender un principio muy importante, el cual muchos no entienden, por la misma falta de fe o el grado de incredulidad (y aquí es donde el asunto de la obediencia se pone aún más interesante). El aceptar a Jesús como Señor y como Dios no es necesariamente una gracia que una persona hace, sino mas bien, es una obediencia. O sea, cuando uno cree en el Señor como tal, está en realidad aceptando un hecho universal e irrefutable. Porque escrito esta: “Y por quien [Jesucristo] recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre.” Romanos 1:5. Lo que elude a las personas es que, lo quieran creer o no, Jesús es Dios y su incredulidad no cambia la realidad. El sigue siendo Dios, y lo será para siempre independiente de que si quieran creer o no. Es sencillamente un hecho que se esta reconociendo. De otra manera, si no se acepta al Señor como tal, entonces se está negando una realidad inconmovible, y el que sale perdiendo no es Dios, sino la persona, porque sin la obediencia a la fe no puede haber salvación eterna. Lo quieran creer o no, el único camino a la salvación eterna es Jesús.

Ahora que se ha establecido este punto, viene el siguiente paso: el seguir obedeciendo a Dios, o sea, más allá después de alcanzar la fe en El (porque el entregarle la vida es solo el comienzo). Esto es algo que también elude a muchos, e inclusive a aquellos que dicen ser creyentes. Al reconocer a Jesús como Señor implica que te has convertido en Su siervo (porque esa es la relación entre Señor y siervo). Entonces, si entendemos esta lógica, podríamos también entender que la utilidad de un siervo esta en su obediencia. O sea, si un siervo no sirve a su Señor, entonces, ¿Para qué sirve? La posición de siervo tiene su función y propósito. Pero si no se cumple, se elimina. Vamos a poner esto en una perspectiva mas relevante a nuestra sociedad. Si tienes un trabajo (sea de empleado o con tu propio negocio), nadie te va a pagar por no hacer nada, ¿verdad? Y bueno, si te están pagando por no hacer nada, mas tarde o mas temprano se van a dar cuenta, y tenlo por seguro que te van ha despedir. Así que, se puede entender la importancia de la obediencia aún hasta en las cosas mas cotidianas.

Pero ahora iremos aún más profundo (y aquí es donde difiere Dios con todo lo demás). La obediencia a Dios requiere (por decir) no solamente la fe (porque todo comienza con eso), sino también, el amor. La fe conlleva a creer no solamente quien es Dios, pero también, nos lleva a creer todo lo que El ha hecho por nosotros, y eso debiera producir amor por El, porque nadie va a hacer por ti lo que Dios ha hecho por ti. Si eres una persona que entiendes la profundidad de lo que fue hecho, y tienes algún tipo de sentido de gratitud, corresponderás al inmenso amor que Dios tuvo y tiene por ti. Entonces, mientras uno va aprendiendo (a través de Su Palabra), el amor va creciendo y ese amor debiera ir criando la obediencia en uno. O sea, este debiera ser el sentir que debiera haber en nosotros: Yo le obedezco a Dios porque le amo y le quiero complacer. Entonces, el obedecer o guardar sus mandamientos ya no es solo una función, sino mas bien, un seguir voluntario porque uno le ama, y ahí es que uno hace posible la intimidad mas grande que un ser humano puede tener con el Altísimo, el de no solo ser Su siervo, sino también, ser amigo de Dios. Este fue la relación que el Padre de la Fe (de nuestra fe) Abraham alcanzo a tener con el Señor, el ser llamado amigo de Dios.  

Y finalmente, aquí veremos la lógica en guardar las cosas del Señor (porque Dios es el Ser más lógico de todo el universo). Cuando le obedecemos a Dios, estamos haciendo aquellas cosas que son buenas para nosotros y para los que nos rodean. Si obedecemos al Señor, nosotros somos los que salimos ganando; es para nuestro bien. El Señor solo desea nuestro bien, y nada más, aunque a veces no lo entendamos. El Señor siempre esta buscando lo mejor para nosotros, aún dentro de nuestros dolores mas grandes. Es difícil de entender esto, pero nosotros no tenemos la capacidad de ver las cosas como Dios las ve. Nosotros tenemos una vista extremadamente limitada, y enfocada en nosotros mismos (si somos sinceros). Dios ve el panorama completo, el de nosotros y el de los demás, y no solo eso, sino que también tiene la visión y el conocimiento del futuro.

Así que, ¿has llegado a la obediencia de la fe en Jesús? Y si le has obedecido para salvación, ¿le estas obedeciendo por amor, guardando Sus mandamientos para el bien tuyo y el de los demás? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Permaneciendo en Jesus - Juan 15:1-8

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Basado en Juan 15:1-8 (Versión Reina Valera 1960)

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Primero que nada, mi oración es que esto se tome de una manera constructiva; sin ideologías liberales, ni con una mentalidad religiosa, sino tal cual como esta escrito, como lo dijo el Señor. Porque el grave problema es que hoy en día, se ha distorsionado mucho lo que dice la Biblia para poder acomodar literalmente una falta de celo y responsabilidad, poniendo nuestra relación con Dios como algo dirigido por el libertinaje que por la verdadera libertad que enseña la Biblia. El punto es sencillo: para poder llegar a las promesas de Dios, hay que permanecer en el Señor, y hay que permanecer hasta el final de nuestros días, hasta nuestro ultimo aliento. Así que, las cosas no son tan sencillas como algunas doctrinas lo pintan.

Para empezar, cuando le entregamos nuestra vida al Señor (realmente), al arrepentirnos y convertirnos de todos nuestros pecados, y al aceptar a Jesús como el Señor nuestras vidas, el Señor explico eso como un nuevo nacimiento, o sea, es solo el comienzo. En ese momento decisivo es que entra el Señor en nuestras vidas. Ahora bien, muchos alegan de que si el Señor esta en ti, ya no tienes nada de que preocuparte, y que hagas lo que hagas, vas a llegar a la meta, y aquí es que está el problema. De cierta manera, sí es verdad, pero también, nunca se puede descontar lo siguiente: que nunca se termina el libre albedrio, Dios no va a forzar a nadie, como también, que cuando se le encomienda un gran tesoro a alguien, viene también con una gran responsabilidad. Si se le enseña a una persona de que no tiene nada de qué preocuparse, entonces se está fomentando un sentimiento de irresponsabilidad, de liviandad, de falta de temor, y de libertinaje (no libertad). En fin, no se le dá la seriedad que merece la cruz de Cristo. En rendidas cuentas, se trata la relación con el Altísimo como se trata el matrimonio de hoy en día.

Para explicar el paralelo (porque el Señor compara nuestra relación con El, cómo la del matrimonio, la relación más alta e íntima que un hombre y una mujer pueden tener), hoy en día no se le da ni la más mínima importancia al matrimonio. Se empieza con ideas muy irresponsables y liberales, y se lleva de una manera muy liberal, pensando que en eso es lo que consiste el amor, y eso no es así. Por eso que tenemos los fracasos que tenemos al momento, aún dentro de los llamados hijos de Dios. El amor carga un gran nivel de responsabilidad. Así que, no necesariamente se trata de sentir maripositas en el estómago, ni de que lo único que importa es la relación física (para no entrar en términos gráficos), ni aun menos, de como puedo sacarle lo que yo quiero a la otra persona, o como puede servir la otra persona. Este no fue el matrimonio que creo el Señor, bajo ningún punto. Pero desgraciadamente, estas son las cosas que suceden a diario, y con muchas personas, y para aún mas desgracia, los llamados hijos o pueblo de Dios son los ofensores mas grandes. Y por la única razón por lo cual el porcentaje de divorcio ha disminuido un poco (pero todavía sosteniéndose en el 50% en los Estados Unidos) es porque muchos viven juntos, en vez de casarse, y esto también es pecado. El fracaso en el matrimonio sucede sencillamente porque una de las dos personas (o las dos) no entendieron bien de lo que se trata el asunto cuando se unieron, y también, porque uno o ninguno de los dos entienden de lo que se trata de mantener un matrimonio trabajando. Y esto es lo que también sucede con muchas personas, al igual con la manera que entran a tener una relación con el Señor, y también, de la manera que tratan de mantener una relación con Dios (si es que tratan de mantenerla). ¿Estamos entendiendo el problema?

El pasaje de hoy es muy claro y directo: hay que permanecer en el Señor. Si se piensa en la seriedad del asunto, entonces se le dará la importancia apropiada al comenzarla. El Señor no le dijo a sus discípulos: Síganme para que yo les cumpla todos sus deseos, y para que vivan la buena vida, haciendo lo que se les parezca. Esto fue lo que dijo el Señor: Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 16:24-25. Una persona tiene que entender, que para comenzar, le esta entregando su vida al Señor. Esto quiere decir que le pertenece, que ya no es la persona que esta al mando, y que lo ha hecho voluntariamente. La palabra “Señor” significa algo. Si se toma al Señor como Salvador nada más, entonces solo se está buscando el beneficio de la salvación, y no se esta buscando el poder pertenecerle al Señor, y aún menos, de obedecerle. Entonces, si es así, ¿hay realmente una relación? ¿Dios realmente esta ahí?

Esto es lo que enseña la Palabra de Dios: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2. Esto es una carrera, y la carrera más difícil que un ser humano puede correr, porque tiene que ver con la pelea mas grande que existe, la pelea con uno mismo. El diablo no es el enemigo mas grande que tenemos. Nuestro peor enemigo esta dentro de nosotros mismos, el pecado que mora en nuestros miembros, y a eso es que el diablo trata de apelar. Ese es el punto débil. Por eso es que el Señor nunca peco, a pesar del asedio continuo de Satanás (porque lo trato de tentar aún estando en la cruz, cuando le dijo: …Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.).

En fin, esto es lo que tenemos que tener en nuestro corazón y en nuestra mente, al seguir permaneciendo en el Señor: El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21:7-8. Así que, ¿estás permaneciendo en Jesús, amándole y produciéndo el fruto que Dios desea de ti? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Lo Que Sucede Cuando Guardamos Su Palabra - Juan 14:15-31

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Basado en Juan 14:15-31 (Versión Reina Valera 1960)

Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo. Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis. No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí. Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí.

Dentro de las distintas creencias y denominaciones cristianas, siempre ha habido el conflicto entre convertir las cosas del Señor en una religión, en una serie de instrucciones con ritos y prácticas; o en algo liberal, yendo por lo que les parece a las personas (y hoy se hace esto mas que nunca). Si realmente entendemos lo que dicen las Escrituras, no se trata ni de un extremo, ni del otro. Es más, se trata de algo distinto, pero con un foco primordial, y con un fin muy distinto y definitivo a lo que se puede pensar universalmente.

Para poder simplificar las cosas, hay que ir a lo que nos enseñó el Señor, porque, en fin, y como está escrito: …Yo [Jesús] soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6. Y como tal, el Señor dijo esto: Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:29-31. Entonces, de un libro entero (la Santa Biblia), El nos dio el norte, o adonde todo debe comenzar. Así que, como decía al comienzo, la respuesta es algo muy enfocado y muy exacto.

Ahora bien, ¿Por qué se nos dan como mandamientos estas cosas? Y la respuesta a esto, es que cuando algo no se entiende claramente (intelectualmente hablando), todo comienza por “hacer” las cosas, solo por obediencia. Por ejemplo, eso es lo que sucede con un niño, por eso que el Señor dijo que teníamos que ser como niños. Un niño no entiende la razón por lo cual sus padres le dicen que hacer y que no hacer, solo se le enseñan a que obedezca. A un niño se le dice que tiene que comerse toda la comida y que tiene que tomar agua, y el sencillamente tiene que obedecer para poder vivir. Un niño no entiende lo que es una comida balanceada, como cocinar, ni nada de lo que tiene que ver con lo que se le pone en la boca, solo tiene que hacer lo que se le dice. Entonces, el asunto por lo cual son mandamientos es para ayudarnos a entender que son cosas vitales (porque un mandamiento se obedece), mientras se va descubriendo la razón de ellos.

Entonces, con relación al primer y segundo mandamiento, se nos da un orden de prioridad, un comienzo, para poder empezar a hacer aquellas cosas que no son solamente buenas, sino más bien, la razón por lo cual se deben hacer las cosas. La intención del corazón es lo más importante para Dios, porque va más allá de hacer el bien. Pero también, nos muestra algo primordial con las palabras que escoge para enseñarnos. El usa la palabra “amor”, que hay que amar al Señor nuestro Dios, y que hay que amar a nuestro prójimo. Desde el momento que se utiliza la palabra “amor”, se introduce un elemento único y definitivo. Hay que entender lo que es el amor para poder llevar acabo el amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Y este es uno de los problemas mas grandes que tiene la humanidad, el poder entender que es lo que significa amar (sencillamente, el buscar y seguir a alguien desinteresadamente, queriendo el bien para la persona). Entonces, siempre se busca de Dios por alguna necesidad personal, pero al encontrarse con Dios, el solucionar la necesidad se debe tornar en un afecto desinteresado, al comenzar a entender quien realmente es Dios, y todo lo que El ha hecho por nosotros. Ahí es que debe comenzar a nacer el amor a Dios. Y a raíz de comenzar a amar a Dios entonces que se sigue al segundo mandamiento, o el segundo paso, a aprender amar al prójimo. El amor a Dios es lo que debe fundamentar el amor al prójimo, porque deseas comenzar a complacer a Dios (y aquí es donde entra lo que significa guardar la Palabra del Señor).

Cuando uno comienza a amar a alguien, trata de conocerlo íntimamente, trata de aprender sus gustos, saber sus orígenes, desea saber todo lo más posible de esa persona. Es lo mismo con el Señor. Cuando nace el amor por el Señor, se comienzan a escudriñar las Escrituras, a buscar lo que El desea, a tratar de conocerle más. En fin, se trata de guardar lo que El manda en Su Palabra, sea que se entienda la razón o no. Y cuando esto sucede es que todas las maravillas de Dios se realizan en esa persona, comenzando con el Consolador, el Espíritu Santo. Entonces se comienza a entender como amar al prójimo, porque se busca solo el bien de la otra persona, no porque busca sacar algo de ellos. Ahí es que viene la aplicación de la Palabra de Dios. Y todo esto va en contra del mundo y de sus enseñanzas, porque escrito esta: No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 1 Juan 2:15-16.

Así que, ¿haz realmente entendido lo que significa guardar los mandamientos de Dios? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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La Oracion y el Milagro Mas Grande

Basado en Juan 14:12-14 (Versión Reina Valera 1960)

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.

La oración es algo muy abusado y mal usado. Muchos no entienden para lo que en realidad sirve la oración, su verdadera utilidad. Y el abuso comienza por lo que hay en el corazón del hombre, porque se usa para pedir de acuerdo con lo que uno quiere, y lo que las personas quieren no siempre son cosas buenas, o en lo más mínimo, acertadas. Así que, si la oración se utiliza para lo que se desea, entonces lo primero que hay que ver es los deseos de una persona. ¿Cuáles son los deseos o intenciones que refleja la oración de la persona?

Uno de los abusos principales que se hace con la oración es pedir por cosas materiales, por lo que es vanidad. Y por esto es que muchos falsos predicadores y maestros han podido aprovecharse de las personas, porque saben que lo que mas desea el pueblo es el bienestar económico. Y claro, el falso predicador o maestro cae en lo mismo porque eso es lo que busca también. En fin, hay demasiadas personas que tienen un enamoramiento muy grande con lo material, y desgraciadamente, hay demasiado materialismo dentro del pueblo del Señor. Esto va ha sonar muy feo, pero nadie dijo que la verdad era fácil. Estamos viviendo los últimos tiempos, y lo vemos por la manifestación de la gran ramera que habla el Apocalipsis, donde la iglesia se ha convertido en una máquina de hacer dinero. El dinero es la fuerza motivadora. Desgraciadamente, la mayoría de las iglesias, sus siervos, y sus miembros solo están enfocados en hacer dinero y vivir bien, nada más, aquellos que: …toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. 1 Timoteo 6:5b.

Hay que entender algo muy claramente: un negocio depende de la demanda. Hay muchos que pueden decir: Claro, los pastores y predicadores que se llenan los bolsillos de dinero son malos. Y si, es verdad. Pero, si una persona va a la iglesia solo en busca de lo material, y compra sus libros, y sus audios, etc., y que también están llenos de avaricia y egoísmo, y no se ponen la mano en el corazón para ayudar a nadie, también están formando parte de este gran mal que se sigue perpetuando. No es parte de la solución, sino, es parte del problema también.

Esto es lo que dice la Palabra acerca de la intención y la oración mal hecha: Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. Santiago 4:2-3. Y esto es lo que dijo el Señor acerca de las riquezas, y que no hay que preocuparse por lo que uno realmente necesita (no de deseos): Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6:24-34.

Entonces, si el Señor nos instruyo de esta manera, uno tiene que pensar, ¿Cuál fue la razón por lo que vino el Señor? (porque no fue ni para hacernos ricos, ni poderosos, ni famosos, ni para que tengamos perfecta salud, ni nada eso). Esto fue lo que El dijo: …yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10b. Y aquí es donde podemos en realidad enfocar la función de la oración con cosas más grandes y necesarias. ¿Cuál es el milagro mas grande que se puede dar? ¿Las sanidades físicas? ¿El echar fuera demonios? ¿El resucitar a los muertos? Dios puede hacer lo que El quiera porque todo esta a Su alcance, y sí se puede pedir por estos tipos de necesidades. Pero, el milagro más grande es la salvación eterna. Para esto fue que realmente vino el Señor, para que tengamos la vida eterna. Pero ¿cómo uno puede orar por la salvación de otra persona si ni ella misma entiende su valor en su propia vida? ¿Podrá hacer el Señor ese milagro en otra persona, si la persona misma que está pidiendo aún no ha llegado a ser salva? (porque son demasiados los que aún están en ese balancín de creer o no creer realmente). ¿Cómo puedo decir esto? Piensa en tus acciones y en lo que motiva tus acciones. Si es el Señor quien te motiva ha hacer las cosas, porque has entendido el increíble milagro de la salvación eterna en tu propia vida, entonces vivirás tu vida de una manera para complacerle a El y hacer aquellas cosas que realmente le importan al Señor. Pero si son otras tus motivaciones, y esas no tienen la influencia de Dios, entonces sencillamente todavía no ha sucedido lo que debe suceder. Puede que uno diga: No deseo cosas malas, sino deseo cosas que yo pienso que son buenas. Y el asunto no se trata necesariamente de hacer lo bueno o lo malo, sino, cual es la intención de tu corazón, y que es lo que motiva tus acciones. ¿Por quien es que tu vives, para ti mismo, o para el Señor?

Entonces, si hemos llegado a la nueva vida de la cual habla la Biblia, de nacer de nuevo en Cristo, entonces nuestras oraciones y acciones deben estar enfocadas en el milagro mas grande que puede existir: en la salvación de las almas. A eso es lo que se refería el Señor, de que haríamos cosas aún mayores, y esa oración si es contestada, mas tarde o mas temprano, si uno lo hace con verdadera fe. Puede que tus ojos físicos no lo vean suceder, pero sucederá.

Así que, ¿has experimentado el milagro mas grande en tu vida? Y si es así, ¿oras y trabajas para que los demás puedan experimentarlo también? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Fe en Jesus - Juan 14:7-11

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Basado en Juan 14:7-11 (Versión Reina Valera 1960)

Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.

Este posiblemente sea uno de los mensajes más fáciles de explicar, pero a lo mejor el más difícil de aceptar para la mayoría de las personas (porque prácticamente todo en el Señor es comprensible intelectualmente hablando, pero sencillamente no se acepta). Este, por ejemplo, era el mismo problema que tenían los fariseos, los supuestos eruditos en las Escrituras. El problema se trata de aceptar a Jesús como lo que El realmente es; como Señor y Dios. Este posiblemente es el dilema que la mayoría de las personas enfrenten dentro de si mismo.

A través de los años, y al tratar a muchas personas en distintas partes del mundo, he visto que la gran mayoría aceptan la noción de Dios, o a lo menos, algún dios. A muchos no les cuesta creer en Dios. Y dentro de esa creencia, se dan mucha flexibilidad porque muchos creen que muchas religiones creen en el mismo Dios. Como, por ejemplo, muchos creen que el Dios judeo-cristiano (El de la Biblia) es el mismo que Alá (los cuales no son la misma persona). No obstante, la gran mayoría, aunque pueden diferir con un dios, pueden aceptar al Dios judeo-cristiano como Dios, como alguien real y con más o menos las características que explica la Biblia. Pero, cuando se les habla de Jesús, eso ya es otro asunto, y posiblemente se vuelva en un gran problema.

El primer problema que muchos tienen, si es que aceptan la existencia de Jesús, es que lo ven como distintas cosas que son inferiores a Dios. Hay algunos que lo ven como un hombre odioso y detestable, como lo veían lo fariseos. Otros lo ven como un hombre bueno, que hacía buenas cosas. Otros lo ven como un profeta (como lo ven los musulmanes, como un profeta importante, pero no tan importante como Mohamed). Otros lo ven como un maestro. Hay personas que se denominan ser cristianos que lo ven como un ser super sabio o adelantado para su época, como un científico. Hay muchos que ven a Jesús hasta como el Hijo de Dios, pero como Alguien inferior a Dios Padre. En fin, muchos lo ven de distintas maneras, pero no como el Dios que es.

Yendo un poco más profundo, algunos preguntarán: ¿No es suficiente solamente creer en El, aunque sea de cualquier modo? Y la respuesta es: No. Y aquí es donde la mayoría topan con un problema bien grande. Por alguna razón u otra, muchos no pueden llegar a creer con la plena convicción de que Jesús es Dios, tan Dios como Dios Padre. La Biblia nos enseña esto: En el principio era el Verbo [hablando de Jesús], y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Juan 1:1-3. Porque en él [hablando de Jesús] fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten. Colosenses 1:16-17. Entonces, bíblicamente explicado, Jesús es Dios, el Dios Todopoderoso.

Entonces, no creer en Jesús como lo que El es seria prácticamente y directamente un insulto o una herejía. Usemos un paralelo muy sencillo terrenal para poder entender el asunto. Creo que todos entendemos lo que significan los rangos en un ejército. En un ejercito hay distintos rangos, para describir la función y la importancia de cada integrante del ejército. Ahora bien, vamos a poner el ejemplo de que un soldado raso trate como sargento, o como teniente, o hasta como coronel al generalísimo del ejército. ¿Cómo crees que le va a ir al soldado? También pensemos en esto, ¿Qué le pasaría a un soldado que es insubordinado con un oficial? Entonces, ¿de que sirve que una persona crea en Jesús como nada de importancia, o como un hombre bueno, o como un maestro, o como un científico, o hasta como un profeta si El es Dios? ¿Van entendiendo?    

Hay algo en lo cual yo hago mucho hincapié porque también es un problema muy común, el asunto de que una persona cree que su opinión dicta la realidad. No entiendo como esto pasa, especialmente viviendo en la era que “supuestamente” mas desarrollada esta la raza humana. Es imposible que nuestra opinión o manera de pensar las cosas dicte lo establecido del universo. Y si una persona rehúsa aceptar la realidad, el único ser que sale perdiendo es la persona. La Biblia nos sigue enseñando aún más verdades: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36. Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:8-10. La realidad la cual se debe aceptar y creer es que Jesús es Dios, y que se tiene que creer con todo el corazón y confesar con la boca que Jesús es El Señor (o Jehová en el Antiguo Testamento) para que allá salvación. Así que, venir a reconocer y aceptar a Jesús como Señor no es favor, sino mas bien, es una obediencia, es reconocer un hecho, una realidad. Y al reconocer ese hecho con todo el corazón es que uno viene ha ser salvo. Contrario a eso, si una persona rehúsa creer en Jesús como lo que El es, no vera la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Entonces, si una persona escoge no creer en Jesús, no le hace daño a Jesús (porque El no deja de ser lo que es por la opinión de un ser insignificante, porque somo insignificantes), sino que la persona misma se hace un daño que no tiene ninguna otra solución, porque no hay salvación eterna en nada más. En fin, no es Dios que lanza a una persona al infierno por su incredulidad, sino la persona toma la decisión de echarse a si misma la ira de Dios encima, al no querer reconocer una realidad irrefutable e innegociable. Y su opinión no va ha cambiar esa realidad. Las cosas no pasan como uno quiere, sino, pasan como tienen que pasar por lo que ya se estableció mucho antes que existiera el ser humano (lo queras creer o no).  

Entonces, ¿tienes la fe que necesitas tener en Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Una Esperanza Eterna - Juan 14:1-6

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Basado en Juan 14:1-6 (Versión Reina Valera 1960)

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Este es uno de los pasajes mas usados para una ceremonia fúnebre cristiana. Esto lo escuchamos hasta en las películas cuando hay un funeral. Por desgracia, parece que es el único momento que en realidad se tiene en cuenta. Cuando una persona parte de este mundo, o que uno mismo esta cerca de ese paso es que se comienza a pensar en el final. Cuando he tratado de compartir el Evangelio con algunas personas, y les comienzo a hablarles de entregarle su vida al Señor, rápidamente replican: ¡Yo no me estoy muriendo! Pero también por desgracia, eso puede estar muy lejos de la verdad.

La verdad es que cada persona que nace en este mundo ya ha comenzado el proceso. Todos los días crecen células y mueren células. De acuerdo a un articulo encontrado en UCSB Scienceline, aproximadamente 300 millones de células mueren cada minuto en nuestros cuerpos. Cada día que pasa nos estamos acercando a ese momento de partir de este mundo. Mientras van pasando los días, horas, y los minutos, también es la manera que transcurre un reloj regresivo que solo Dios conoce. Toda persona desconoce cuando va a ser su fin.

La gran mayoría piensan que va a suceder cuando ya estén viejos, llenos de años, y que ya no les va a quedar nada más por hacer. La realidad es otra. La información que tenemos en EU a través del CDC dice que hubieron 2,744,248 muertes en el 2016. De esa cantidad, 796,634 muertes fueron por causas relacionadas a cosas repentinas como enfermedades del corazón o accidentes. Si lo vemos por edad, 57,616 personas murieron ese año entre las edades de 25-34 años; 77,792 personas entre 35-44 años, y 173,516 personas entre 45-54 años. Para ponerlo en perspectiva, durante el tiempo que EU estuvo envuelto con la guerra de Vietnam entre 1955 y 1973, murieron 58,318 de sus soldados. Así que, en el 2016 (en un solo año), murió casi la misma cantidad de jóvenes entre las edades de 25-34 años que soldados de EU en toda la guerra de Vietnam. Así que, de acuerdo a hechos reales, no se puede vivir en la ignorancia de que todo va a salir como uno piensa o quiere. Por coincidencia, mi padre fue uno de los 2,744,248 de muertes que se registraron en los EU. Entonces, sé por experiencia propia lo que significan estos números.   

La Biblia describe la incertidumbre que existe de la siguiente manera: Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 1 Tesalonicenses 5:1-3. Así que, esto puede cumplirse de una de las dos maneras: O viene el Señor por Su pueblo a través de lo que muchos conocen como el Rapto, el evento donde el Señor físicamente tomara para si en las nubes a los muertos y vivos en Cristo, o cuando el Señor permita que uno muera individualmente, porque es Dios el que permite que la vida termine. Absolutamente nada pasa sin que El este envuelto, y nadie está exento.

Entonces, ¿Cómo uno debiera vivir esta vida si la realidad es que cualquier cosa puede pasarle a cualquiera en cualquier momento? ¿Debiera deprimirse y dejar que todo se destruya porque qué más dá? ¿Debiera hacer todo lo contrario y vivir de fiesta en fiesta, y de emoción en emoción porque todo puede terminar en un momento? No, porque ninguna de las dos maneras tiene algo de sabiduría. La Biblia nos enseña claramente que existe algo mejor después de todo esto (y aquí es donde entra el pasaje de hoy). Por mucho que uno piense que lo de aquí es lo único real, se engaña a si mismo. Aunque lo de aquí es lo que estamos viviendo hoy, todo en este mundo es vanidad como dijo el Predicador. Entonces todo aquí es una ilusión, y pasa rápido; mucho más rápido para algunos que para otros, pero todo esto pasará. Así que, la manera que debiéramos vivir es como si hubiera algo grande después de todo esto, porque lo hay. Y esto es algo que un llamado creyente debe preguntarse: ¿Vivo con la certeza de que hay un Dios y que hay mejores cosas por delante? Por lo que vemos a diario, no lo parece.

Esto no es una crítica, sino mas bien, una observación. Hoy en día, muchos creyentes viven como si la Tierra fuera lo único que importa. Se predican y se siguen evangelios que pregonan esto. Buscan mas al Señor por los panes y los peces, que por la vida eterna y las recompensas eternas. Se busca del Señor para que solo les conceda peticiones carnales y egoístas que por lo que realmente es la voluntad de Dios. Porque escrito esta: ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. Santiago 4:1-4. Entonces, si tu amas al mundo y solo anhelas las cosas del mundo, aunque digas que eres un creyente, eso no es lo que estás viviendo.

Ahora bien, nadie dice que no debemos considerar lo de aquí, porque si hay que ser responsables (yo mismo trabajo para pagar cuentas y para sobrevivir). Hasta el mismo Señor pago impuestos (lo cual muchos tratan de engañar a sus gobiernos). Pablo, Pedro, y los demás Apóstoles trabajaron con sus manos para poder suplir lo que necesitaban ellos y darle a los demás. Entonces, a través de sus ejemplos, vemos que tenemos que hacer ambas cosas, cumplir con lo terrenal, pero con los ojos puestos en lo celestial, porque escrito esta: No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:19-21.

Así que, si tu enfoque es solo lo terrenal, al final, eso es lo único que tendrás, y quedaras excluido del cielo y de todo lo celestial. Pero, si tu enfoque es Cristo, entonces obtendrás las promesas de Dios. ¿Dónde esta el foco de tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Teniendo Fe a Traves de lo Desconocido

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Basado en Juan 13:31-38 (Versión Reina Valera 1960)

Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará. Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir. Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; más me seguirás después. Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti. Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.

¿Tienes idea como en realidad te van a resultar las cosas? Puede que hallan algunos de Uds. que digan que: ¡Por supuesto que sí, porque van de acuerdo a mis planes! Y sí, es verdad. A algunos de nosotros nos resultan los planes que hemos elaborados. He conocido a personas que no pueden vivir sin hacer planes: planes para su vida personal, planes para sus carreras, planes para sus finanzas, planes para casi todo en su vida, hasta cuantos hijos van a tener y cuanto tiempo van a esperar entre uno y el otro. Hay mujeres que planean de antemano su boda. Ya tienen pensado que vestido se van a poner, el estilo que va a tener el vestido, donde se van a casar, a quien van a invitar, y hasta como van a sentar a sus invitados en la sala de banquete que ya tienen en mente. Hay muchas personas con muchos planes, y a algunos les resulta. No estoy diciendo que es malo tener planes; si es que se trazan planes con buenos motivos.  

Ahora bien, si los planes le resultan a algunos, aunque sean planes con buenos motivos, ¿será lo mejor para ellos a largo plazo? Hay personas que dirían: mis planes son lo mejor para mí porque yo sé lo que estoy haciendo. Y ahí si diria: ¡Ten cuidado, porque la arrogancia te va a llevar a un sitio que nunca pensaste que estuvieras, más tarde o más temprano! Por ejemplo, Simón Pedro mismo recibió esa lección, lo cual es lo primero que veremos en este pasaje. Pedro tenía muy buenos motivos. Para comenzar, él no estaba pensando en cosas vanas o egoístas. El había dejado todo por el Señor. El dejo su trabajo, su vida cotidiana, y hasta su familia para seguirle; así que estamos hablando de alguien que tenía muy buenos motivos. Pero Pedro falló; falló en su plan y determinación, porque si negó al Señor tal como fue dicho. En el momento que el Señor fue arrestado, Pedro al ver que las cosas no iban a ser hechas como él pensó (por fuerza humana, porque él le corto la oreja a Malco, para defender al Señor), Pedro salió huyendo. Y después de huir, si negó al Señor, para evitar meterse en líos. Entonces, ¿Por qué fallo Pedro? ¿El Señor lo sentencio a fallar? No. Falló porque confío que las cosas podían ser resueltas por sus fuerzas y por lo que él pensaba, y esa arrogancia lo llevo al fracaso. Y claro, Dios sabe todo, y sabía que, aunque Pedro tenía buenas intenciones, estaban fundadas en la carne. Y gracias a Dios que Pedro falló, porque si hubiera liberado al Señor, se hubiera destruido a él mismo y a todos nosotros. Nuestra arrogancia y dependencia en lo carnal solo trae dolor, especialmente al ser obstáculos para lo que Dios quiere llevar acabo. Entonces, si te salen los planes tal como quisiste, te sugiero mucha cautela, porque puedes estar creando tu propia destrucción, especialmente si estas dejando a Dios a un lado, porque ningún plan humano tiene en cuenta ni los designios de Dios, ni el bien eterno, aunque todo salga sobre ruedas, por decir. Y la cautela mas grande es cuando todo plan carnal sale bien, sin ningún problema; porque puede que no sea Dios quien te esté prosperando. El plan perfecto de Satanás es hacerte creer que no necesitas a Dios, y que puedes lograr lo mejor para ti mismo sin El. Así que, ¡ten cuidado si todo te sale bien (humanamente hablando)!

Ahora, el otro lado de la moneda. ¿Qué pasa cuando no salen cosas como tu quisieras? ¿Qué sucede cuando te encuentras en un lugar totalmente desconocido porque te fallaron los planes? Creo que a todo ser humano le afecta negativamente cuando salen mal las cosas. A nadie le gusta encontrarse en una situación problemática o caótica. Lo impredecible es lo que menos uno desea. Por ejemplo, y como leímos hoy, ¿Cómo podía el Señor ser glorificado cuando un ser iba a llevar acabo su plan para traicionarlo? ¿Qué bueno podía salir del Maestro ser entregado, enjuiciado injustamente, humillado, azotado, escarnecido públicamente, crucificado y muerto? Humanamente hablando, no tiene sentido, ¿verdad? ¿Qué lógica tiene que el Ser donde pusiste toda tu confianza (viéndolo del lado de los discípulos) esté en una posición tan débil y humillante? Si les fue de problema a la mayoría de los discípulos del Señor, también lo es hoy (porque así es como siguen viendo a Jesús). La mayoría de las personas asocian la gloria y el éxito y la bendición de Dios con el poder, la riqueza, el bienestar, la felicidad; en fin, con todo lo que desea el hombre. La gran mayoría de las veces, cuando nos salen las cosas al revés, o hasta cuando podríamos estar haciendo las cosas bien para el Señor, van ha suceder cosas impredecibles. Van a pasar cosas que no entendemos. Y esta es la explicación a la cual nos tenemos que aferrar: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9. Así que, si estamos haciendo la voluntad del Señor, y no salen las cosas como pensamos que debieran ser, debemos aferrarnos a la idea de que Dios está haciendo algo mejor, aunque la situación no se vea muy buena.

Yo tengo que ser sincero. Sé que produce frustración cuando uno no ve sus oraciones contestadas como uno quisiera, más si se encuentra en situaciones desagradables, aun haciendo las cosas bien. Todos pasamos por esto. Pero, al tener fe, y dejar pasar el tiempo, he podido también ver que lo que estaba pidiendo no era lo mejor, y que Dios uso para el bien de muchas cosas una situación difícil o desagradable. Y ha habido ya varias veces que le he dado gracias al Señor porque no contesto ciertas oraciones, o ciertas cosas no resultaron como yo hubiera querido. La voluntad de Dios, aunque incomprensible muchas veces, rinde cosas superiores donde muchos son favorecidos. Esta es la lógica que vemos a través de este pasaje, al entender el plan completo. Si el Señor no hubiera muerto, y hubiera permanecido en el estado que deseaban y anhelaban los discípulos, ni ellos hubieran tenido el don de la salvación, ni nosotros. El destino del ser humano permanecería intacto, el cual es terminar en el infierno. ¡Pero bendito sea el Señor que fue más allá de la lógica humana, y de cumplirle el deseo a unos pocos para salvar a todos nosotros que le seguimos!  

Finalmente este es el asunto: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Romanos 8:28. Mi consejo para ti (y lo que yo mismo trato de tener en mente) es: Ten fe y ama a Dios, y déjalo que te guie, y todo, hasta lo impredecible, lo desagradable, y lo desconocido te ayudará para bien al final. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Cumplimiento de las Escrituras

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Basado en Juan 13:18-30 (Versión Reina Valera 1960)

No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; más para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy. De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba. Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús. A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba. El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es? Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón. Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto. Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres. Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche.

Si hay algo completamente seguro y cierto en esta vida es esto: Todo lo que Dios ha dicho a través de Su Palabra, más tarde, o más temprano se cumplirá. Todo se cumplirá, como se ha estado cumpliendo hasta ahora. Porque escrito esta: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mateo 24:35. Ni siquiera el mismo Satanás, con todo su poder podrá hacer algo para cambiarla, aunque lo intente en los últimos tiempos. Porque escrito está: Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo. Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin. Daniel 7:25-26. Nada puede cambiar los tiempos de Dios, lo cuales son dictados por Su Palabra. Ahora bien, entonces ¿este asunto de que nada cambiará el cumplimiento de la Palabra tiene que ver con la predestinación?

Dentro de los designios de Dios, hay muchas cosas que, si están predeterminadas, o sea, no hay nada que se le pueda hacer. Por ejemplo, Satanás es un ser condenado, sin ninguna posibilidad de perdón, porque fue un ser creado que se rebeló en contra de Dios, conociendo a Dios en toda Su plenitud, al igual que los ángeles caídos (los que son ahora conocidos como demonios). No hay redención para ellos, así que, están completamente destinados para el lago de fuego, el lugar donde la muerte y el infierno (el Hades) serán lanzados, donde permanecerán por toda la eternidad.  

Ahora, el ser humano, después que cayó en el pecado, también estábamos todos destinados para terminar en el infierno, y ninguno de nosotros podía cambiar esa realidad, ya que por nuestros pecados fuimos constituidos enemigos de Dios. Esa es nuestra realidad. Pero, al venir Jesús, y al morir y resucitar, el hecho más grande de la historia sucedió (aparte de la creación): Dios rompió el destino del ser humano a través de Jesús, para darnos la posibilidad de ser salvos. Así que, hasta cierto punto, estábamos todos predestinados por nuestros pecados a morir en el infierno. Pero, a través de Cristo, todo eso cambia, cuando una persona nace de nuevo en El y permanece en El hasta el fin. Entonces, el destino de cada persona puede cambiar a través de Jesús.

Entonces, la gran pregunta es: ¿Judas Iscariote tenía una opción? La respuesta es: Si. Judas pudiera haber escogido no ser el hijo de la perdición. Pero, a pesar de ver el maravilloso ministerio del Señor aquí en la tierra, a pesar de haber visto todos los milagros y prodigios, escogió por el amor al dinero antes que por el Mesías. Su fe estaba mas arraigada en lo material que en Dios mismo. ¡Qué iba haber alguien que entregará al Señor, lo iba haber, pasará lo que pasará, pero no necesariamente tenía que ser el! Esta misma realidad existe para cada uno de nosotros.

Por ejemplo, en el mundo van a haber tropiezos. Porque escrito esta. Así que, se va a cumplir. Pero, es nuestra decisión si los tropiezos vienen a través de nosotros o de alguien más. Porque escrito esta: ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Mateo 18:7. De la misma manera, van a haber falsos profetas (y ya los hay, y los hay por cantidades increíbles), pero el profeta escoge que tipo de profeta va a ser, dependiendo de donde esta su corazón. De la misma manera, el amor se va a enfriar porque va a haber mucha maldad (y ya estamos en ese tiempo), pero todo depende de quien permite que se le enfrié el amor. Porque escrito esta: Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Matthew 24:11-13. Y el asunto de permanecer hasta el fin para ser salvo, le pertenece netamente a cada uno de nosotros. De acuerdo a la Palabra, tenemos que permanecer hasta el fin, así que, cuando aceptas a Cristo, es solo el comienzo. Tienes que terminar la carrera para llegar a lo que Dios tiene para aquellos que le aman. Pero, todo eso le pertenece a la persona. Eso no esta predeterminado por Dios para cada ser humano. El sabe quien va a creer, y no creer; el que va a permanecer, y no va a permanecer, porque es Dios, pero no porque lo halla determinado individualmente diciendo: este se pierde y este se salva.

Leemos en la Palabra que hay tal potestad de decisión en el ser humano que va hasta luchar contra Satanás mismo (directamente) en los últimos tiempos. Pero, así entendemos que van a poder tomar la decisión de luchar, aunque Dios va a permitir que sean vencidos aquí en la tierra. Porque escrito esta: Y abrió su boca en blasfemias contra Dios [hablando de la Bestia], para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. Apocalipsis 13:6-8.

Así que, todo se cumplirá, pero todo está por verse a nivel individual. Cada uno de nosotros que todavía estamos vivos, estamos escribiendo la historia de nuestras vidas. Dios sabe como cada uno de nosotros va a terminar, pero tú y yo todavía no lo sabemos, y no se hará una realidad hasta que se termine de escribir. Entonces, ¿cómo se cumplirá la Palabra de Dios en tu vida? ¿Para bien o para mal? Esa es tu decisión. ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Lavando los Pies los Unos de los Otros

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Lavando los Pies los Unos de los Otros

Basado en Juan 13:1-17 (Versión Reina Valera 1960)

Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; más lo entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos. Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.

Hay muchos que han malentendido este acto del Señor, o a lo menos, han convertido una enseñanza en algo literal, y han perdido de vista totalmente lo que significa. Lo que hizo el Señor (como todo lo que El hacía) tenía un significado muy profundo, porque con un solo hecho ataba muchos cavitos, por decir. Trataremos de explicar a lo menos lo esencial de esta enseñanza.

El primer asunto es que este ejemplo del Señor no es para tomarlo literalmente, el asunto de literalmente lavarle los pies a otra persona, como se ha hecho en distintos lugares. Lo triste del asunto es que, aunque hay muchos que lo han hecho literalmente, no se practica la esencia de la enseñanza, y ese es el problema. Si se lavaran los pies literalmente, pero también, llevando acabo lo que realmente quiso enseñar el Señor, entonces estaría bien. Pero si es lo contrario, entonces se convierte en algo con poco significado, y el reino de Dios no se trata de eso. La Palabra de Dios se “vive” de una manera práctica, lógica, y aplicativamente.

Lo que el Señor estaba enseñando a través de esto (como en todo lo que El hacía) era el orden de las cosas, de que si realmente amábamos a Dios por sobre todas las cosas (como El amo y obedeció a Su Padre), entonces la consecuencia natural de ese amor debe ser manifestado con los demás; el real cumplimiento de la Ley: el amar a Dios con todo el ser, y el amar al prójimo como a uno mismo. Porque escrito esta: En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 1 Juan 4:10-12. Entonces, claro está; si amas a Dios, también amarás a tu prójimo, lo cual incluye el servicio (y servicio tiene todo tipo de significado y profundidad).

El Señor debe ser nuestro ejemplo para todo. Por muy especial que hallan sido los que le siguieron como Pablo, Pedro, Juan, etc., nuestro modelo tiene que ser el Señor para todo. Y como modelo, el Altísimo Dios nos sirvió al venir a este mundo, al tomar nuestra forma (bajó a nuestro nivel), al enseñarnos la Verdad, al darnos todo lo que necesitamos en este mundo, y dándose hasta El mismo en la cruz (literalmente), para que pudiéramos tener vida eterna. Entonces, si El hizo eso por nosotros, nosotros también lo debemos hacer por nuestro prójimo, y el prójimo es toda persona que nos rodea, hasta nuestro enemigo (porque recuerden: cada uno de nosotros éramos enemigos de Dios antes de arrepentirnos de nuestros pecados y hacerlo el Señor de nuestras vidas).

Entonces, como El lo hizo, también nosotros debemos hacerlo. El lavar los pies era la tarea del siervo mas bajo de una casa (si la casa tenía siervos). Lo que el Señor demostró a través de esto es que, debemos humillarnos y hacer lo que sea los unos por los otros. No hay limites para el tipo de servicio que debemos rendir, pero en lo “necesario”; no para malacrianzas ni para aprovechamiento. Por eso que cuando le dijo Pedro al Señor que lo lavase todo (exagerando el asunto), el Señor mismo le dijo a Pedro que no era “necesario”.

¿Qué es necesario? La salvación es lo primero. Debemos compartir el Evangelio con toda criatura, porque todo ser humano necesita la salvación de Dios. Segundo, debemos suplir las necesidades prácticas y cotidianas. Si una persona no tiene techo, hospédalo o ayúdalo. Si no tiene comida, dale de comer. Si no tiene ropa, vístelo. Si está enfermo, visítalo, en lo más mínimo, ora por él. Si el Señor te ha dado el don de la sanidad, úsalo, o la manera de como ayudarlo medicamente, hazlo. Si esta triste o en dolor, consuélalo y dale aliento. Y si la situación lo amerita, de que tienes que poner la vida por tu hermano, hazlo, porque eso fue lo que Dios hizo por ti. La Palabra de Dios se debe aprender y ser vivida.

Y finalmente, si el Señor te ha dado crecimiento, comparte [con amor] lo que has aprendido con él que necesita conocimiento, para que pueda crecer y fortalecerse en la voluntad de Dios. Escrito esta: Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Mateo 5:18-20.

Ahora bien, ¿estás dispuesto a lavar los pies de tu prójimo, como Dios lo ha hecho contigo? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Todo o Nada

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Basado en Juan 12:37-50 (Versión Reina Valera 1960)

Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor? Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane. Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él. Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.

A lo contrario de muchas cosas en este mundo, con el Señor, no hay grises o entremedios. En realidad, es algo muy sencillo: o es todo con El, o no es nada con El. Es tan sencillo que se torna ser muy difícil (o por lo menos las personas lo hacen difícil), porque desgraciadamente, los extremos no son aceptados. Ahora bien, no estamos hablando de perseguir los detalles, sino mas bien, entender plenamente lo que está escrito. No se necesita mucha profundidad en muchas de las Escrituras, especialmente cuando se relaciona al simple hecho de seguir al Señor o no. Ahondemos un poco más.

Hay creyentes que se enfocan tanto en los detalles que pierden de vista lo principal, o crean cosas donde no las hay. No es necesario dibujar muchas líneas (por decir) o tener un entendimiento muy profundo para poder entender. En este pasaje, el Señor claramente explica el extremo de las cosas, el sencillo hecho de creer en El, y seguirle, pese a quien le pese; o no creer en El y no seguirle por cualquier razón que pueda existir, y con eso, no solo se desprecia al Señor, sino también a Dios Padre. Y este extremo, a casi nadie le gusta. Por lo tanto, nada a cambiado de aquel entonces.

Si vamos por parte, vemos que hiciera lo que hiciera el Señor, había personas que no “querían” creer en El. Y en este pasaje se ve lo Digno que es Dios. Dios es amor, pero también es fuego consumidor. El es digno. O sea, al ver la incredulidad de las personas, la simple rebelión que existía en sus corazones, Dios también puso Su dignidad. Dios tiene un límite. Su misericordia tiene una medida que solo El sabe. Entonces, no hay que malentender este pasaje en el sentido que Dios los predetermino a un corazón duro, sino mas bien, ya que ellos le rechazaron, El entonces puso Su dignidad como Dios y Rey que es, y termino por endurecer sus corazones y por cerrar sus ojos. Si ellos no hubieran sido rebeldes, la historia seria distinta.

También vemos la tibieza de algunos, al entender que creían, pero preferían complacer a los hombres que confesar a Dios. Y delante de los ojos de Dios esto es inaceptable, porque de nuevo, El es un ser digno. El no puede tener un segundo lugar, porque sencillamente, la realidad es que no hay nadie más grande que El. Esto es lo que dice la Biblia con respecto a la tibieza: Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3:14-16. También dice esto acerca del confesarle delante de los hombres: A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos. Mateo 10:32-33. En estas cosas sencillamente no puede haber grises o tibiezas. Simplemente, eres o no eres.

Lo crean o no, hay una guerra en progreso; la guerra entre el bien y el mal; la guerra entre Dios y Satanás, y no hay términos medios. Y esto traza una línea muy definida e inconfundible. El Señor mismo dijo esto: No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. Mateo 10:34-39.

Entonces, es muy sencillo. O aceptas a Jesús como lo que El es, o rehúsa creer, y así, niegas todo lo relacionado con El, incluyendo al Padre, el cielo, la Verdad, y finalmente, la vida eterna. O confiesas y proclamas a Jesucristo delante de los hombres, pase lo que pase, o le niegas, y así, tratas de complacer a aquellos que no te pueden dar ni la vida eterna, ni el perdón de tus pecados, ni nada que perdure. En fin, o es todo o no es nada. Así que, ¿Jesús es todo para ti, o nada? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Sacrificio Divino

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Basado en Juan 12:27-36 (Versión Reina Valera 1960)

Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez. Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado. Respondió Jesús y dijo: No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros. Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir. Le respondió la gente: Nosotros hemos oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del Hombre? Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.

¿Alguna vez se han imaginado como se sentía el Señor sabiendo todos los días durante su vida terrenal que iba morir de la manera mas horrenda por los pecados de otros? ¿Cómo se sentiría sabiendo en cada minuto que pasaba se iba acercando más y más el horrible sacrificio de Su muerte? No creo que bien. Entre los mas insensibles y egoístas se dirá: Bueno, para eso el vino, ¿no? Y si, El mismo lo reconoció, pero, no obstante, eso era lo que lo hacia el sacrificio perfecto: El fue 100% ser humano, con todas nuestras debilidades, sentimientos, y sensibilidades. El sentía el dolor, la angustia, la soledad, y todo lo demás que nosotros sentiríamos si nos pasara lo mismo (aunque ninguno sufrirá lo que El sufrió). El sintió la impotencia (aunque El es el Todopoderoso) de la injusticia. El sintió la soledad. El sintió la burla y el escarnio. El sintió los golpes y los azotes cuando le azotarón con cuerdas llenas de pedazos de vidrio y metales mientras arrancaban partes de su piel y su carne, dejando partes de su esqueleto expuestos y sangre. El sintió cuando le clavaron la corona de espinas en Su cabeza. El sintió los grandes clavos que usaron para atravesar sus manos y pies, en los cuales todo el peso de su cuerpo iba a hacer sujeto. El sintió el hambre, la sed, y el extremo dolor sobre todo Su cuerpo mientras colgaba en la cruz. En el proceso, El sintió algo que ninguno de nosotros sentiríamos jamás: el peso del pecado de todo el mundo sobre Su cuerpo. Y finalmente, al expirar, El sintió la muerte. Y todo esto supo que sucedería, mucho antes que se cumpliese.

Los que le hablan en este pasaje ignoraban las Escrituras, porque estaba escrito hace mas de 700 años que el Mesías si iba ser sacrificado, y que moriría por el pueblo. El Profeta Isaías lo predijo así: ¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, más con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores. Isaías 53.

Antes que venga el tiempo del arrebatamiento que habla la Biblia (cuando el Señor levantará a los muertos en Cristo de sus tumbas, y a los que estemos vivo en aquel entonces, nos llevará a las nubes), cada persona morirá, e inclusive, todo creyente, sin excepciones. Toda persona sabrá lo que la muerte es, algunos más prontos que otros. Y en realidad, por nuestros pecados, la consecuencia natural es que tenemos que morir, aunque hayamos sido redimidos por el Señor, porque todo tiene consecuencias. Pero, no fue justo lo que le sucedió al Señor. El ladrón que estuvo a la derecha del Señor entendió esto, cuando dijo: Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; más éste [hablando del Señor] ningún mal hizo. Lucas 23:41.

¿Por qué hablar de esto? Porque para poder apreciar algo, hay que entender lo que fue dado, lo que se hizo. Primeramente, el Señor no tenía que hacer lo que hizo. No había ninguna obligación ni de parte del Padre, ni de El. Lo que hicieron, lo hicieron porque quisieron, por bondad, misericordia, amor, etc. Segundo, ya que lo sufrió, el Señor experimento toda la injusticia de la humanidad; sufrió por cosas que El no tenía nada que ver. Y tercero, no solo murió, pero murió de la manera mas horrenda que un ser humano puede morir. El proceso de la crucifixión que se uso para El fue único. Fue un proceso largo y extendido. A través del mismo proceso, se pudo observar un poder sobrenatural, porque un ser común y corriente no hubiera llegado hasta el lugar donde le crucificaron. Entre todo el martirio que sufrió Su cuerpo y la cantidad de sangre que perdió en el trascurso, era imposible que durara tanto estando consciente.

Ahora bien, ¿Qué debiera suceder con este conocimiento del sacrificio divino del Señor? Primero, un profundo e infinito reconocimiento y agradecimiento. Segundo, usar esto como la razón para vivir una vida distinta, una vida realmente transformada. Tu salvación fue gratuita para ti, pero costo un precio grande e infinito. Pero en fin, todo lo hizo el Señor para que creamos en la Luz y seamos hijos de Luz, que hagamos cosas que son de la Luz. Entonces, ¿Qué efecto ha tenido el Sacrificio Divino en tu vida?¡Qué el Señor les bendiga! John

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Segaras lo que Siembras

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Segaras lo que Siembras

Basado en Juan 12:20-26 (Versión Reina Valera 1960)

Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.

Todo ser humano lucha por algo o por algunas cosas en la vida. Desde el momento que nacemos, luchamos por el aliento de vida. Y después, usamos nuestros instintos para luchar por el comer al llorar. Después, si tenemos la posibilidad de movilidad, luchamos por ir de un lado a otro, primero gateando, y después tratando de pararnos y de caminar, y así sucesivamente.

Como parte de ese instinto de luchar, el ser humano comienza a establecerse metas, ya sean metas de estudio, o de trabajo, o hasta de conseguir lo que necesita, o quiere de cualquier forma. Hay seres que buscan el sustento por las buenas y otros no por buenos medios, pero, en fin, todo es trabajo. Y claro, dentro de toda esa lucha, hay un precio que pagar. Todo tiene un precio. Así que, toda lucha tiene un precio. El niño cuando quiere caminar, en su inquietud, paga el precio de no estar en los brazos de sus seres queridos. El joven, al dedicarse al estudio, paga el precio en tiempo y en esfuerzo, y en separación de su hogar. Los que se casan pagan el precio de separación de sus otros seres queridos y de perder su libertad (si en realidad desean que su matrimonio trabaje, porque si no hay una convivencia mutua y de pasar tiempo juntos, sino que una lucha de poder y de autosuficiencia; se prepararan para un divorcio, porque eso viene en camino). El que trabaja, paga el precio de sacrificar tiempo y esfuerzo, y la separación de sus seres queridos.

Ahora bien, si todo tiene lucha, y todo tiene un precio, la lógica dicta que todo debe tener algún tipo de recompensa. Si no hay recompensa, entonces para que hacerlo, ¿verdad? Por ejemplo, si un niño lucha por caminar, y sacrifica el calor de los brazos de su madre, es porque dentro de si ve como recompensa el lograr caminar, ve la independencia que ha logrado como recompensa. El que estudia, así sacrificando tiempo, esfuerzo, dinero y tiempo con sus seres queridos, vé como recompensa el poder graduarse y el haber conseguido más herramientas para lograr lo que necesita o desea. El que trabaja, también sacrificando algo similar como él que estudia (excepto dinero), ve como recompensa su pago por su trabajo. Hasta el que roba o hace cosas ilícitas también sacrifica, porque si lo piensas bien, toma más sacrificio y corre mas riesgo el que hace el mal que el que hace el bien, porque el que rompe la ley arriesga sacrificar su libertad y hasta su vida con lo que hace. El precio que pudiera pagar el delincuente es mucho mas alto que el que sacrifica legalmente. Y bueno, los que se casan ven la recompensa de sus sacrificios el poder lograr una compañía y apoyo de años, o lo que sea lo que están buscando obtener, porque hoy en día, muchas personas no se casan por amor. Desgraciadamente, hay muchas personas que tiene planes o metas alternativas que son más bien egoístas o hasta destructivas para el matrimonio (ven el matrimonio como un vehículo para poder conseguir otras cosas que desean, y a veces, son hasta metas criminales). Muchos de los seres humanos hoy en día tienen intenciones muy malas y oscuras. Pero, en fin, todo ser anhela recibir algún tipo de recompensa por su sacrificio.

Entonces, hay que pensar, ¿Por qué vale la pena vivir? Si lo vemos bien, la gran mayoría de las cosas por las cuales se lucha hoy en día tienen recompensas, dependiendo si todo va bien, pero son recompensas temporales. O sea, la lucha envuelve cosas que pueden cambiar en cualquier momento, o la recompensa tiene un valor muy limitado. Por ejemplo, gracias le doy a Dios por mi salud y el poder moverme libre con mi cuerpo, pero si convierto mi vida en luchar desmedidamente para tener un cuerpo escultural, pasando horas y horas en un gimnasio, y algún día, ni Dios lo permita, tengo un accidente, ¿Qué entonces? Y si lucho por una carrera o por un trabajo de tal modo que consume todo mi tiempo, y pierdo ese trabajo o las facultades de participar en esa carrera, ¿Qué me queda? Y si mi único foco es lograr tener un matrimonio o niños, de tal modo que eso se convierte en el centro de mi vida, y eso falla o termina algún día (porque los matrimonios se rompen, y los hijos se van, y hasta abandonan a sus padres en los momentos de más necesidad), ¿Qué me queda? ¿Son cosas malas entonces el poder cuidar el cuerpo, lucir bien, tener una carrera, o un negocio, o un empleo, o una familia? Nada de esto es malo dentro de sí mismo, pero hay que pensar en su duración, si es que todo va bien. Porque si hay algo muy cierto en esta vida, y es que cada uno de nosotros tenemos el tiempo contado, y algunos tienen ese tiempo más corto que otros (tu nunca sabes quién, porque todo es incierto). Y con el simple hecho de envejecer (un proceso muy normal para todos), se pierde la movilidad, se pierden las facultades, termina la vitalidad, y las personas se van, o por las buenas o por las malas. Y bueno, si sucede un imprevisto, un accidente o una enfermedad, todo también cambia en un momento. Y entonces, ¿Qué de todo esto por lo que lucha el hombre?

La Biblia nos enseña esto: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Gálatas 6:7-10. Se tiene que luchar por absolutamente todo en la vida, pero hay que pensar por lo que se esta luchando, y cual es la recompensa. Estoy hablando de algo tan sencillo que elude a muchas personas, especialmente a los intelectuales: la razón de la vida. El Señor nos habla en el pasaje de hoy de este concepto, y que, si luchamos vivir la vida para nosotros mismos y nuestras metas, esta vida terminará algún día, y ¿Qué después? Pero, si El se convierte en la razón de nuestro existir, en la meta de nuestras vidas, aunque esta vida se vaya, viviremos para siempre, y todo lo que hacemos para El vendrá con nosotros. Nada en este mundo te puede dar un mayor propósito para vivir que Dios, porque nada en este mundo es para siempre. Dios si es eterno, y nosotros también podemos ser eternos, y las recompensas que El nos puede dar son eternas, y nadie las puede quitar. Aquí, todo termina y todos se van, pero Dios puede estar para siempre con nosotros. Entonces, ¿para que vives? Y ¿Qué segarás en la eternidad si solo siembras para lo temporal? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Por qué Sigues a Jesús?

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Basado en Juan 12:12-19 (Versión Reina Valera 1960)

El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito: No temas, hija de Sion; he aquí tu Rey viene, montado sobre un pollino de asna. Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho. Y daba testimonio la gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos. Por lo cual también había venido la gente a recibirle, porque había oído que él había hecho esta señal. Pero los fariseos dijeron entre sí: Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él.

Una cita de Ravi Zacharias dice que: El amor es un compromiso que será probado en las áreas espirituales más vulnerables, un compromiso que te forzará a hacer algunas elecciones muy difíciles. Es un compromiso que demanda que tu lidies con tu concupiscencia, con tu avaricia, con tu orgullo, con tu poder, con tu deseo de controlar, con tu temperamento, con tu paciencia, y con toda área de tentación de las cuales claramente habla la Biblia. Demanda la calidad de compromiso que Jesús demuestra en su relación con nosotros.

Al leer este pasaje, me llevó a pensar algo: ¿Cuál era la razón por lo cual estas personas seguían a Jesús? Este fue el momento terrenal que Jesús fue tratado algo parecido o semejante (no totalmente) como debiera haber sido tratado siempre, como el unigénito Hijo de Dios. Algunos que piensan ser mas eruditos, al fijarse en el detalle de las palabras dirán: Se tenían que cumplir las Escrituras; por eso tuvo ese momento. Y claro, es verdad. Pero vayamos aun mas profundo, a lo personal. Aunque halla sido por el cumplimiento de las Escrituras, esta también el asunto personal. Como entendemos en las Escrituras, Dios esta en control de todo; todo pasa basado en la voluntad de Dios, pero dentro de las ruedas grandes (por decir) del poder y la voluntad de Dios existe la respuesta personal a lo que Dios esta haciendo.

Cavemos un poco mas profundo. A través de los Evangelios, vemos que las personas seguían o alababan al Señor porque el Señor les había hecho algo que ellos consideraban grande; puede haber sido una sanidad, el haber echado fuera a un demonio, el haber hecho una señal, el darles de comer, etc. En ese momento en particular, estas multitudes le seguían por la gran señal y milagro que había hecho, al levantar de entre los muertos a Lázaro, él cual ya llevaba cuatro días sepultado. Esto jamás había sucedido. Y, esta señal les significo a todas estas personas que había llegado alguien poderoso, grandioso, un ser que les mostraba el potencial de cambiarles todos sus problemas personales, un ser que levantaría a Israel de las ruinas en que se encontraba, un ser que pudiera a lo mejor ser tan poderoso que hasta podría lidiar con el Imperio Romano. En fin, este Jesús lucia como si fuera la respuesta a todo lo terrenal que ellos querían: transformar a Israel en un poder mundial donde ninguno de ellos tendría ningún tipo de necesidad; y porque no, que hasta fueran prósperos. El sería el Mesías que tanto deseaban (no necesariamente del cual fue escrito). El lograría establecerles una era dorada, aun mas grande que les dio el Rey David.

¿Porque digo lo que digo? El trascurrir después de las cosas demuestran lo que en realidad estaban en sus corazones. Y de nuevo, sabemos que todo se tiene que cumplir, pero siempre está la respuesta personal dentro del cumplimiento de las cosas. La Biblia (y la historia) nos demuestran que pocos días después, toda esta gran alabanza tendría un final muy rápido. Cuando el Señor fue arrestado, no hubo nadie que estuviera con El, ni siquiera sus discípulos mas fieles, porque escrito esta: Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron. Mateo 26:56b. A la hora de la verdad, absolutamente todos abandonaron al Señor. Lo dejaron solo. ¿Dónde estaban las grandes multitudes que alzaban sus voces diciendo ¡Hosanna!? ¿Dónde estaban todos aquellos con ramas de palmeras? ¿Qué paso hasta con los que habían dejado todo por seguirlo? Bueno, lo que paso fue que El dejo de lucir grande ante sus ojos. Ya no estaba haciendo las cosas que ellos considerarían grandes. Creo que todos, a lo mejor aún más, hasta sus discípulos esperaban otra gran señal, que aparecieran legiones de ángeles para protegerlo. Pero, no pasó nada de eso. Entonces, todo cambio en un momento. Los únicos que realmente le fueron fieles hasta la cruz fueron unos pocos, porque también está escrito: Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Juan 19:25-27. Así que, de las multitudes que le seguían, solo quedo con El cuatro personas a los pies de la cruz. Y lo más irónico de todo era que, en ese momento estaba haciendo la señal, la proeza, la demostración mas grande que Dios pudiera hacer por la humanidad. El estaba haciendo lo imposible posible: la salvación de la humanidad a través de Su muerte. Esto superaba todo lo que El había hecho antes. Y este hecho de morir en la cruz, y de derramar Su sangre nos dejaría un camino abierto al Dios del Universo, y a la vida eterna.

Hoy en día, muchas personas dicen creer en Jesús. Es más, las estadísticas dicen que aproximadamente 31,5% del mundo es de fe cristiana. O sea, de los 7,2 billones de habitantes del mundo, 2,268 billones profesan creer en el Señor. Ahora bien, si somos tantos, ¿Qué esta pasando? ¿Por qué hay tanta maldad, tanto pecado, tanto desorden? Entonces, uno tiene que pensar, ¿Por qué este tan gran numero de personas creen en Jesús? Tristemente, no mucho ha cambiado desde que el Señor estuvo en la cruz. Muchos creen en El por distintas razones, por las cuales solo ellos la saben. Pero, a la hora de la verdad, todo cambia; desde el momento que una persona decide no hacer lo que le place a Dios, y por eso que vemos lo que vemos hoy en día (el pecado, la maldad, el desorden, etc.). La Biblia habla de que el fin viene, y en ese entonces, se perseguirá la Iglesia de Cristo mundialmente, en cada rincón del planeta. ¿Cuántos quedaran en aquel entonces?  Y aquí es donde entra la cita de Ravi Zacharias. Lo único que es verdadero y que perdurará para siempre es el compromiso de “amar” al Señor. El amor (del cual habla la Biblia) es todo. Maria, su hermana, Maria mujer de Cleofás, Maria Magdalena, y Juan amaron al Señor. Todos los demás, e inclusive sus discípulos más cercanos le seguían por otras razones no perdurables. Y la Palabra dice que debemos amar al Señor, y que, solo los que aman al Señor tendrán vida eterna y recompensa eterna.

Ahora bien, y siempre yendo a lo personal, acudiendo al libre albedrio ¿Por qué sigues t­ú a Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Poder de la Elección

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Basado en Juan 12:1-11 (Versión Reina Valera 1960)

Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él. Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidará de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, más a mí no siempre me tendréis. Gran multitud de los judíos supieron entonces que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos. Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús.

¿Qué es lo que finalmente dicta las decisiones y las acciones de una persona? En la ciencia, por mucho tiempo se ha discutido este tema: la naturaleza de una persona vs. la crianza de una persona. O sea, hay grupos de personas que piensan que estas hacen según lo que llevan dentro. Y también, hay personas que piensan que lo que dicta lo que una persona hace es su crianza, o sus influencias. Y bien, ¿Quién finalmente tiene la razón? Si lo vemos por las Escrituras, ambas perspectivas tienen cierto valor, pero hay algo más que añadir para que la respuesta sea completa.

Las Escrituras nos enseñan que hay tal cosa como la concupiscencia, y una persona nace con esto, o sea, esto forma parte de la naturaleza con la cual nació. Vemos esto: Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Santiago 1:12-18. Ahora bien, si entendemos lo que hemos leído, hay tal cosa como la naturaleza que uno lleva consigo. Pero, también vemos el poder de la elección. Leemos que hay una bienaventuranza para la persona que soporta la tentación, y resiste la prueba. Vemos también el mencionar de aquellos que le aman (refiriéndose a amar a Dios). Todas estas cosas son evidencia del poder de la elección.

Ahora bien, al ver el asunto de la elección, se entiende que las influencias también tienen algo que ver. Un ser humano no nace con intelecto, sino que se va adquiriendo en conjunto con el desarrollo. Pero, aunque las influencias y el intelecto tienen que ver con lo que una persona hace, no es el todo del asunto tampoco. Cada persona nace con un alma (lo cual es la semejanza principal que tenemos con Dios), y el alma es lo que conecta lo físico de este mundo, la naturaleza del ser humano, y el intelecto de una persona. En el alma se encuentra el raciocinio, lo cual nos separa de los animales. Los animales generalmente actúan por instinto. El ser humano tiene la capacidad de actuar por el raciocinio, y el raciocinio es lo que nos da el poder de la elección. Allí está la base de todo lo que hace la diferencia en una persona, lo que finalmente dicta el por qué una persona decide y hace. Y aquí lo encierra la Escritura: El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él. Ezequiel 18:20. Entonces, ni la naturaleza (lo que se hereda) es finalmente responsable, ni las influencias, sino más bien, el alma o el raciocinio de la persona es lo que finalmente dicta. El raciocinio de una persona actúa como una balanza imparcial dentro de uno mismo y pesa todas las cosas en conjunto, y finalmente, una persona decide lo que decide a través de ese raciocinio y eso es todo. Y esto es lo que hace el juicio de Dios posible, porque todos “decidimos” o buscar de Dios o rechazarlo, y no se le puede echar la culpa ni a la naturaleza, ni a las influencias. Son factores, pero no es el todo del asunto. Cada ser humano tiene esta capacidad de elegir.  

Entonces, esto es lo que nos siguen enseñando las Escrituras: Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Romanos 1:18-25. Todo se trata de la elección.

Marta decidió seguir y servir al Señor. Maria decidió seguir y adorar al Señor, no importándole lo que pensaran los demás. Judas Iscariote decidió seguir pensando en el dinero y en el robo. Muchos judíos decidieron creer en y buscar a Jesús. Pero también, los principales sacerdotes decidieron que no solamente Jesús era un problema para ellos, sino también, Lázaro, y por eso ambos tenían que ser muertos. Esto es lo que también nos muestra que la persecución de aquellos que deciden seguir a Cristo no va a ser un misterio, porque el mundo prefiere decidir por la maldad y el pecado, que por aquello que produce una real vida. Y nos aborrecerán y matarán por la Verdad del Señor.   

Entonces, este es el fin del asunto: ¿Qué es lo que finalmente elijes hacer con tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Tienes Interés por la Verdad?

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Basado en Juan 11:45-57 (Versión Reina Valera 1960)

Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación. Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. Así que, desde aquel día acordaron matarle. Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse. Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta? Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.

A través de los hechos del Señor y de cómo respondían las personas, vemos la verdad que existe en el corazón de cada persona. Lo mismo sucede hoy. En el pasaje de hoy, por ejemplo, vemos reacciones muy curiosas de distintas personas. Vemos a Maria, a los judíos que creyeron, y también a los que no solo no creyeron, sino más bien, solamente pensaron el mal contra el Señor. ¿Cómo se puede pensar hacerle mal a un Ser que solo hizo el bien, que hizo tantas maravillas, e inclusive, haber levantado hasta a alguien de entre los muertos, delante de sus propios ojos? Y la respuesta no es muy compleja. En realidad, es sencilla; tenían otros intereses que los absorbían más.

Hay personas que francamente no les importa ni lo que le digas, o les muestres; sencillamente no van a creer; no porque no pueden creer, sino más bien, porque están atraídos más por otras cosas. Se les puede presentar el Señor mismo delante de sus propios ojos (como a estos religiosos), y sencillamente no les interesa. Como Judas Iscariote, él vivió con el Señor por tres años, presenció y hasta a lo mejor hizo milagros el mismo por el poder de Dios, pero prefirió vender al Señor por treinta piezas de plata. La plata tuvo más valor que el Rey con el cual convivio día a día. Judas vió y escuchó todo del Señor, pero no le sirvió de nada.  

Estos religiosos tenían otros intereses, otras cosas que los estaban alimentando por dentro que los atraía mas que el Mesías. Aunque mencionan hipócritamente que estaban preocupados por el lugar santo y la nación, pero había un sentir mucho mas profundo que no mencionaban. Este sentir estaba guardado en el sepulcro de sus corazones. Hubo un ser, aparte del Señor, que sí sabía: Pilato. Porque escrito esta: Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen. Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás. Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? Porque sabía que por envidia le habían entregado. Mateo 27:15-18. Los religiosos envidiaban al Señor; nada más, ni nada menos. Ellos envidiaban al propio Dios. Envidiaban Sus obras, Su Palabra, todo lo que El representaba. Hubo un ser con estas características antes, y este fue Lucero, el cual es hoy conocido como Satanás (el Diablo). El Señor, como Dios, estaba muy claro con lo que estaba sucediendo, porque les dijo bien claro a los religiosos: ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. Juan 8:43-45.

Entonces, casi siempre, el problema que tienen las personas con el Señor no es un problema de entendimiento. No es un problema de fe. No es un problema intelectual. El problema es la falta de interés. Estos religiosos estaban mas interesados en su envidia, en su posición con el pueblo, en su orgullo, que en el cumplimiento de las Escrituras, que en la manifestación de Dios mismo, y hasta en su propia salvación. Otras personas también tienen este problema, pero también hay otras cosas con las cuales la gente son desviadas. Hay varios que tienen más inclinación por cumplir su voluntad que hacer lo que Dios dice, y por eso es que no escuchan. Otros creen mas en el supuesto poder del dinero, que en el poder del Altísimo. Hay otros que creen mas en sus relaciones carnales que en el Señor. Hay muchos que prefieren seguir pecando, disfrutando de aquello que produce la muerte antes que las Palabras de Vida del Unigénito Hijo de Dios. Y bueno, puede que hallan un sinfín de otras cosas que les interese más a las personas que Dios.  

El asunto es que aún viéndolo prácticamente (porque el creer y seguir a Dios es la noción más lógica que puede existir), nada debiera tomar el primer lugar que es de Dios porque nada ni nadie puede hacer lo que el Señor puede hacer. ¿Qué ganaban estos religiosos con darle tanta importancia a su envidia? ¿Su envidia los podía liberar del fuego eterno en el cual mas que seguro se encuentran hoy? ¿Las piezas de plata que recibió Judas Iscariote pudieron darle la felicidad que el buscaba? ¿No se ahorco Judas aún teniendo las piezas de plata en sus manos, habiendo logrado lo que el quería? ¿Puede acaso el ser humano salvarse por sí mismo si ni siquiera sabe lo que le va a suceder en los próximos cinco minutos? ¿Puede un ser humano darle vida eterna a otro si es igual de limitado? ¿Puede la práctica del pecado dar vida si dentro de sí mismo solo produce la muerte? Entonces, ¿vale la pena poner nuestra mira en otras cosas, dándole la preeminencia a lo que vale menos?   

Debes preguntarte (porque esta es la pregunta mas importante que te puedes hacer) ¿estas realmente interesado(a) en la Verdad de Dios, o hay otra cosa que te tiene entretenido(a), que tiene mucho menos valor? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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¿Estamos Realmente Convencidos Quien es Jesús?

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Basado en Juan 11:38-44 (Versión Reina Valera 1960)

Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.

Una vez escuche este dicho: ¿Qué has hecho por mi… …últimamente? Muchas personas tratan así al Señor, en el sentido de que Su vida, Su muerte, y Su resurrección no es suficiente, a lo menos eso parece, sino piensan que su relación con el Señor esta basada en oraciones contestadas y en caprichos cumplidos. Vivimos en una era donde esta mentalidad se está propagando aún entre los niños y jóvenes, y las leyes también ahora en muchos países apoyan este tipo de crianza, porque en varios lugares, ya no se pueden disciplinar los hijos como antes. Entonces, casi siempre que voy a alguna tienda donde hay cosas para niños, sean dulces, o comida, o juguetes, se escucha el “dulce vibrar” de gritos y reclamos. Y bueno, los padres, gracias a muchas de nuestras leyes hoy en día, tienen que tratar de calmar a sus hijos de una manera muy apacible para que no los manden a la cárcel, y les quiten sus hijos por abuso.

Pero, aunque a muchos les desagrade lo que está pasando, lo practican con Dios. Muchos juzgan a Dios por cosas que no se les cumplen. Y esto varia entre cosas de poca importancia como: Dios no me contesto mi petición de que no lloviera hoy porque quería salir a dar un paseo; a cosas mucho mas serias como: Dios no contesto mi oración y perdí a un ser muy querido. El Señor y Su poder se pone en tela de juicio dependiendo de cómo cambian las circunstancias.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver esto con el pasaje de hoy? Vemos a Marta, que a pesar de que ya había hecho confesión de su fe en el Señor anteriormente, todavía tenía dudas, y desconfía de tal manera que hasta cuestiona lo que el Señor esta haciendo. El asunto es que, a la hora de las acciones que son incomprensibles para nosotros, comienzan a salir las dudas a la superficie. Y claro, hay una falta de aceptación. Porque estos son los problemas: el Señor no es nuestro genio, que esta para cumplir nuestros deseos, y El sabe lo que está haciendo, aunque no lo entendamos nunca. Entonces, habiendo dicho esto, ¿estamos realmente convencidos quién es Jesús? El grave problema es, aunque haya algún tipo de confesión verbal de que, si se cree en el Señor, no hay tal fe. Escrito esta: Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado. Isaías 29:13. Hay demasiadas personas que creen en el Señor, pero superficialmente.

El asunto es que muchos todavía llevan innatamente un sentir pagano en sus corazones. Las creencias paganas finalmente enseñan que la función de la deidad o deidades es que les cumplan los deseos a sus seguidores si se les hacen regalos, o sacrificios, o homenaje. Entonces, al Señor se le trata como un ídolo común y corriente. Por eso es que las personas prefieren creer en un “Dios” porque “Dios” les significa algo o alguien que es Todopoderoso, pero para que cumplan sus peticiones. Pero, el problema viene cuando se trata de reconocer el señorío del Señor. Eso si que es un problema, y especialmente cuando se trata de un ser como Jesús, una persona que se vio humilde, atribulada, y pobre. ¿Cómo se puede aceptar como Señor a un ser como Jesús? Puede que no lo digan, pero esto es lo que sienten muy profundamente dentro de sus corazones, donde solamente el Señor puede ver muy claramente.

El otro asunto es que, si es que se cree en Jesús de alguna manera, se le trata como comenzamos hoy: ¿Qué has hecho por mi últimamente? No se aprecia lo que el Señor hizo por nosotros, y muy posiblemente sea porque no se tiene ni una idea de lo que es el infierno y el lago de fuego (porque son lugares reales que están reservados para los incrédulos de corazón). Si se entendiera bien, una eternidad no sería suficiente para agradecerle lo que El hizo, porque esos lugares envuelven un castigo eterno. Finalmente, el llamado pueblo del Señor caduca en su fe por ignorancia, porque ni entienden quién realmente es el Señor, ni tampoco entienden lo que El hizo por nosotros, ni entienden lo que Dios hace a diario. Lo que El hace es algo poco imaginable, donde hay innumerables series de reacciones e interacciones entre un ser humano y el otro, y de que cada interacción lleva a otra, y a otra, y ahora añádele el componente del tiempo. Me duele la cabeza solamente al comenzar a imaginar todo lo que el Señor tiene en Su mente en un instante. Entonces, con tanta cosa que El mantiene bajo Su control, buscando el beneficio más importante para todos (porque El sí es bueno y nos ama), ¿crees por ventura que tu petición, sea pequeña o grande, tiene en mente todo lo demás en lo que pueda afectar? No lo creo. Pero, Dios si sabe. Y como Dios y Señor, El sabe lo que esta haciendo. No quiero decir que no se debe orar por las cosas. Por supuesto que se debe pedir, y con fe, pero también, hay que pensar de que posiblemente no sea para el bien colectivo el conceder nuestra petición, porque puede afectar otras cosas negativamente, e inclusive, hasta a nosotros mismos. ¿Qué hubiera pasado si el Señor hubiera sanado a Lázaro en vez de resucitarlo? Yo si le he tenido que dar muchas gracias al Señor que El no ha cumplido muchas de mis peticiones porque no eran acertadas, porque lo pude ver con el tiempo.

Así que, lo principal, es que hay que creer en Jesús como Señor, lo que implica que El si es Todopoderoso, que sí tenemos vida eterna a través de El, que El vela por nuestro bien (aunque no lo entendamos en el mismo momento), y que Su voluntad debe ser cumplida, y no la nuestra, porque de esa manera, El esta obrando el bien mas grande para todos colectivamente, e inclusive el nuestro (aunque no lo veamos así). La fe en el Señor es indispensable, porque escrito esta: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6.

Entonces, ¿estas realmente convencido quién es Jesús? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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El Fundamento de la Gracia de Dios

Basado en Juan 11:28-37 (Versión Reina Valera 1960)

Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama. Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado. Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Jesús lloró. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera?

Este es posiblemente el pasaje más profundo en toda la Biblia el cual nos muestra de una manera casi palpable el fundamento de la Gracia de Dios; la diferencia que existe entre nuestra fe y todas las demás otras creencias. Muchas veces se me ha preguntado: ¿Por qué hay tantas distintas creencias? Y la respuesta va en contra de todo lo que nuestra sociedad enseña (porque la sociedad en general no es guiada por Dios, sino por el príncipe de este mundo; por Satanás). No es posible que existan varias perfecciones, o si no, no hay tal cosa como la perfección. Hay una sola perfección, y ese es Dios, pero aún más exacto (ya que estamos hablando de perfección), el Dios cuyo unigénito Hijo es Jesús (el Mesías).

Cuando entendemos el real significado de lo que significa el pecado (el errarle al blanco), entendemos que el trabajo de Satanás es excesivamente sencillo. El solo tiene que causar muy pequeños desvíos para poder hacer a la gente errar, o pecar. Eso es todo. No tienen que ser ni grandes, ni complejas sus artimañas. En realidad, son muy sencillas, porque de nuevo, el trabajo de él es muy sencillo. Entonces, la razón por lo cual existe tantas opciones (por decir) en creencias y religiones es sencillamente la obra del enemigo para emplear sus desvíos de la Verdad. Tanto como no puede haber muchas perfecciones, también no pueden haber muchas verdades sino solo una Verdad, y esa es: la Verdad del Único y Supremo Dios cuya Palabra e instrucción se encuentra en la Santa Biblia. Lo siento, pero si se sigue otra cosa aparte de Jesús y de Su Palabra, no se está siguiendo la única Verdad y Perfección que existe en el universo.

Pero, volviendo al tema principal, no hay ninguno como nuestro Dios. Lo infinitamente increíble de la Gracia de Dios es que Dios se hizo carne, tomo nuestra baja semejanza siendo perfecto, siendo Santo, siendo todo lo que El es, con el propósito de pagar por nuestros pecados (no Sus pecados), pero también con otro propósito muy peculiar. El fundamento de la Gracia de Dios fue de proveerse a Sí Mismo como nuestro Sumo Sacerdote. La manera que Dios ahora sabe todo lo de uno no es solo porque El es Dios, sino porque lo vivió en carne propia (literalmente), porque El tomo nuestra forma, y la tomo con todas las debilidades, flaquezas, sentimientos, etc. El versículo mas corto de la Biblia que es: Jesús lloró, es el pasaje mas profundo de la Biblia. Dios, el Todopoderoso del Universo, tomo nuestra forma, y sintió lo que nosotros sentimos en lo más íntimo de nuestro ser: el dolor. Entonces, El sabe lo que se siente cuando algo nos duele profundamente. El se permitió tener nuestra condición para saber absolutamente todo lo que sentimos. Entonces, El nos entiende a plenitud. El es el perfecto Sumo Sacerdote, porque escrito esta: Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados. Hebreos 2:16-18.

Entonces, es muy cierto saber que Dios sabe todo lo que tu sientes, especialmente tu dolor. El entiende completamente nuestro dolor, y lo siente. Y no solamente lo siente por sentirlo, sino para compadecerse de nosotros, para ayudarnos, para consolarnos, para darnos socorro. ¿Y cómo es la manera que más le necesitamos que nos socorra? Le necesitamos cuando estamos pasando el mal momento, intima y profundamente, y en nuestra soledad. Si hay un momento en nuestro dolor cuando necesitamos ayuda es cuando nos encontramos solos, sin nadie a nuestro lado.

Por ejemplo, cuando se pierde a un ser muy querido, queda un vacío con muchos sentimientos de dolor, de confusión, de ira, de nostalgia, etc. Y en conjunto con tantos sentimientos y el dolor, se forma un torbellino interior que no deja encontrar la paz. Hay muchas veces que, aunque uno tenga personas a su alrededor físicamente, también siente una soledad infinita, por la falta de esa persona. Pero aún más, cuando existen esos momentos que una persona si se encuentra sola, ahí es donde se siente aún más latente la perdida, el dolor, y todos los otros sentimientos. Nuestra mente se hace cargo de amplificar aún mas el dolor y el vacío que sentimos cuando perdemos a alguien. La muerte produce cosas que no se igualan a otros tipos de dolores.

Pero, el Señor desea y puede llenar todos los vacíos que deja la muerte. Y la manera que El lo hace, es al no solamente de estar a nuestro alrededor, sino dentro de nuestro corazón, en lo mas intimo de nuestro ser. Entonces, el fundamento de la Gracia de Dios es: que el Señor tomo nuestra semejanza para poder sentir todo lo que sentimos, y para que a través de la salvación que El solo da, viene a morar dentro de nuestro corazón por fe, para que nunca jamás estemos solo, sino con un compañero único que sabe lo que se siente, dispuesto a escucharnos, a entendernos, a consolarnos, a aconsejarnos, y ser todo lo que necesitamos en nuestros momentos de más tristeza. Porque escrito esta: Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7. El es el único que te puede dar una paz incomparable, aún en tus peores momentos.

Entonces, ¿está el fundamente de la Gracia de Dios (Jesús) en lo más profundo de tu ser para que experimentes lo que el Único y Verdadero Dios puede hacer en tu vida? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Reto de Fe

Basado en Juan 11:17-27 (Versión Reina Valera 1960)

Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.

¿Las cosas se creen cuando se logran, o cuando se luchan por ellas, antes del éxito? Todo en esta vida se presenta de esta manera, que por todo hay que luchar para obtenerlo, pero siempre con una visión de lo que pueda ser. Todos nos levantamos en la mañana (a no ser que trabajes o estudies de noche), con una meta en mente. Tenemos una visión de algo. Para aquellos de nosotros que pensamos las cosas a corto plazo, pensamos en lo que estamos haciendo a comienzo de semana, o hasta, al comienzo del día, para poder obtener el resultado deseado. Por ejemplo, hay muchos que piensan en el pago semanal. Trabajas toda la semana con la idea de recibir un pago por tu esfuerzo al final de esa misma semana. Otros que piensan un poco mas a largo plazo, piensan en lo que se va a juntar ese mes, para hacer los pagos del mes. Otros piensan aun mas allá, y no solo piensan en la semana, sino en el mes, pero también, cuando se está juntando para poder comprar un mueble, un auto, o hasta una casa. Y bueno, hay otros que están pensando hasta en el retiro, ¿Cuánto puedo juntar para algún día poder retirarme? Pero, en todo eso, nadie recibe nada por adelantado, en lo que es pago de trabajo. Primero se trabaja, con la visión o la esperanza (porque así es), de que le paguen a uno al final de un periodo. Si, he sabido de algunas personas que han trabajado muy duro, y no le han pagado por su esfuerzo; los han estafado (y eso es una desgracia, pero pasa también). No obstante, siempre hay una visión, una esperanza, y un reto. Dios hace lo mismo.  

En este pasaje, leemos que Lázaro, el amigo del Señor, muere, y sus hermanas (Marta y Maria) lo están llorando. Lo primero que Marta le dice es: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto… Aunque le dice: Señor; lo reprende, sacándole en cara que Lázaro está muerto por Su culpa. Parece que todos tenemos pensamientos similares, y para distintas circunstancias; de que el Señor nunca se encuentra cuando se necesita. Aunque es Omnipresente, Dios parece siempre estar ausente, especialmente cuando más lo necesitamos. Juzgamos si Dios está o no está dependiendo de cómo salgan las cosas. Si salieron bien las cosas, como queríamos, entonces decimos: Dios estuvo presente. Y si salieron mal, decimos: Dios no estuvo, o me abandono, o no era Su voluntad, etc. El ser humano juzga a Dios dependiendo de cómo Dios actúa por nosotros. Y aquí hay un problema, o problemas.

El primer problema es que pensamos que Dios debe girar a nuestro alrededor (individualmente), estando pendiente de cada cosa, y claro, hacer las cosas como a nosotros nos parece. Si eso no es orgullo, no sé qué otra cosa será. El grave problema con esto es que tomamos el amor de Dios como si eso significara que nosotros debemos ser el centro del universo para el Señor. Esto es como pensar que el Sol gira alrededor del planeta Tierra, y no como lo que realmente sucede, que los planetas del sistema solar giran alrededor del Sol. El Señor nos ama, y grandemente, pero el mundo consta más de una persona (yo). Y el Señor ama a todo el mundo, no solo a una sola persona. Entonces, El vela por el bien y el propósito de cada ser humano en conjunto, a la misma vez.

El otro asunto es ver que tal determinación tiene nuestra fe, si es algo momentánea, o duradera; o superficial, o genuina. La mayoría de las personas se rinden enseguida, especialmente cuando no salen las cosas como quieren. El tiempo y las dificultades son las únicas cosas que revelan la fe de una persona; no a través de lo momentáneo, o mientras todo está bien. En la muerte de Lázaro hubo mucho propósito, y eso consta solamente verlo a través de la familia de Lázaro, a través de Marta. Parte del propósito en la muerte de Lázaro era ver cómo reaccionaría Marta, si Marta iba a seguir creyendo en El a pesar del tiempo que sufrió Lázaro por su enfermedad, al verle morir, y al estar en un sepulcro muerto por cuatro días, pero aún más, al ver que Su llegada demoro tanto. Si ven la reacción de Marta, Jesús fallo en: no estar, en dejarlo morir, y al demorarse tanto. En ese momento, Marta tiene que haber estado pensando que este Jesús a quien había seguido y servido le había fallado por todos lados. Y lo único lo que le quedaba era que su hermano resucitará en el día postrero. ¿Cuántos de nosotros pensamos así, de que Dios nos falla por todos lados (a nuestro parecer), y ahí más encima comienzan las dudas, o el comenzar a bajar de posición al Señor en nuestra vida? A veces se trata al Señor como las acciones en la bolsa de valores, que cuando todo va bien, la gente compra más con la idea que las acciones van a seguir subiendo. Pero cuando algo malo pasa con una compañía, algo que le mueve la confianza al consumidor, comienzan a vender sus acciones lo más rápido posible.

El asunto es que la fe es un reto, y es un reto que Dios permite a cada instante. El reto de fe siempre sucede cuando las circunstancias abruman, cuando las cosas no están saliendo bien, al ver demorar, o cuando nunca llega lo que tanto se ansia aquí en la tierra. Pero, ya que tenemos la ventaja de la Palabra de Dios, sabemos exactamente como todo va a terminar, aun mucho más, como van a ser las cosas mucho después que nosotros dejemos este planeta. Entonces, la pregunta siempre va a ser, especialmente mientras estemos aquí en la tierra, y durante nuestros peores momentos: ¿Crees en el Señor, de tal manera que transcienda hasta tus peores momentos, no importando cuanto duren esos malos momentos? Escrito esta: Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:40. También está escrito: Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Hebreos 11:6.

Entonces, ¿has aceptado el reto de fe? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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Los Misterios del Señor

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Basado en Juan 11:1-16 (Versión Reina Valera 1960)

Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos. Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez. Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él. Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; más voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; más vamos a él. Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.

¿Sabemos, o más bien, entendemos quien es realmente el Señor? ¿Entendemos quién es el Todopoderoso? Yo creo que, si realmente entendiéramos solo un poco, todo en nuestra vida seria muy distinto. Creo que nos comportaríamos de una manera muy distinta. Creo que haríamos mucho menos mal de lo que hacemos. Nuestras prioridades cambiarían totalmente. Nos preocuparíamos mucho menos de varios asuntos, y nos preocuparíamos mucho más de otras cosas. En fin, todo seria muy distinto.

Para ayudarnos un poco, Job tuvo una vez una conversación muy interesante con el Omnipotente, y aquí se nos abre una ventana muy pequeña para poder comenzar a entender quién es Dios, como está escrito: Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quién es ése que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; yo te preguntaré, y tú me contestarás. ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular, cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios? ¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba saliéndose de su seno, cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad, y establecí sobre él mi decreto, le puse puertas y cerrojo, y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas? ¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has mostrado al alba su lugar, para que ocupe los fines de la tierra, y para que sean sacudidos de ella los impíos? Ella muda luego de aspecto como barro bajo el sello, y viene a estar como con vestidura; mas la luz de los impíos es quitada de ellos, y el brazo enaltecido es quebrantado. ¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar, y has andado escudriñando el abismo? ¿Te han sido descubiertas las puertas de la muerte, y has visto las puertas de la sombra de muerte? ¿Has considerado tú hasta las anchuras de la tierra? Declara si sabes todo esto. ¿Por dónde va el camino a la habitación de la luz, y dónde está el lugar de las tinieblas, para que las lleves a sus límites, y entiendas las sendas de su casa? ¡Tú lo sabes! Pues entonces ya habías nacido, y es grande el número de tus días. Job 38:1-21.

Entonces, al comenzar a entender que existe un ser como el Dios del cual leímos, creo que nos debiera ayudar a comenzar a entender nuestros límites; y este es el gran problema del ser humano: no entiende la realidad de Dios y como nos comparamos a ella. Somos realmente pequeños e insignificantes, especialmente si comenzamos con comparaciones. Ni siquiera podríamos aspirar a ser microbios al ser comparados al planeta en el cual vivimos, y somos aún menos en comparación al Sistema Solar, y somos aún mucho menos, a la Vía Láctea (la galaxia que contiene el Sistema Solar). Y bueno, somos aún mucho menos que nada en comparación al universo. ¿Comienzan a entender un poco quien es Dios?

Dios creo todo lo que existe. Se dice fácil, pero ¿se entiende? Solo con el concepto de “crear” es algo increíble, porque “crear” significa: hacer algo de la nada. El hombre se cree muy “creador”, pero en realidad, solo manipula o juega con lo que ya existe. El hombre no puede crear nada, usando el verdadero significado de la palabra. El hombre también puede explicar ciertas cosas a través de la ciencia con números y cálculos, para poder entender como funcionan ciertas cosas cósmicas, pero ¿las puede replicar? ¿El hombre tuvo algo que ver con lo creado, hablando del planeta, y todo lo que en él hay, para comenzar? Algunos dicen que todo comenzó de una explosión espontanea. Vamos a suponer por un momento si eso fuere cierto (y de verdad que tenemos que usar mucho la creatividad para poder creer algo así). ¿Qué es entonces el hombre comparado a esa explosión? ¡El hombre es como la nada! Y no estoy tratando de ser insultante. ¡Es una realidad! ¿Qué en realidad somos?

Ahora bien, volvamos a la realidad de Dios (por mucho que algunos traten de tapar esta realidad tan cierta, Dios sí existe, y es mucho mas real que las fabulas a que se aferran). Si solo comenzamos a entender quien es Dios y el mundo que El creo, ¿podemos entonces venir a entender todo lo que pasa, y por qué pasa? Eso es muy imposible. Nuestros limites no nos permiten (y aquí es donde comienza a entrar el pasaje de hoy). El Señor tenia un plan con la muerte de Lázaro. En ese momento, nadie lo entendía, pero El sí sabía lo que estaba sucediendo, y entendía de tal punto ese solo hecho y momento en la historia, que también sabía que estaríamos hablando de esto hoy, en este mismo instante que tu estas leyendo este pensamiento. ¡Que increíble es la mente de Dios!  Esto es lo que debemos entender de Dios: Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Isaías 55:8-9. El Señor es muy grande e infinito, y podremos entender ciertas cosas muy extremadamente limitadas, pero hay muchas otras cosas que no podremos entender hasta que seamos totalmente iluminados en la eternidad. Mientras tanto, todo es un misterio para nosotros, algo que tiene explicación pero que la misma nos elude por el momento. Entonces, a través de esto es que debiéramos entender que solo debiéramos confiar y obedecer, al saber que todo lo que el Señor hace será un misterio por el momento. Pero, lo bueno de todo esto es que, a través de los misterios del Señor, sabemos que Su amor por nosotros siempre está presente, aunque no se entiende en el mismo momento. Y Dios obra cosas mucho más grandes por nosotros a través de Sus misterios. Entonces, ¿estás aprendiendo a confiar en el Señor, al saber un poco más de quién es El, aunque todo te luce ser un misterio por ahora? ¡Qué el Señor les bendiga! John

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